Ya saben entonces que pasa con esta película ¿no? mucho gore
y cachondeo. Pero mal servido. Y peor mezclado… esto que tan delirante quiere
parecer, es más aburrido que una carta de ajuste.
Y es una lastima, porque, sin embargo, la idea de una monja
con máscara de diablo que masacra jóvenes en un campamento para adolescentes
católicos puede tener su gracia si se hubiera llevado a través de otros
derroteros. Pero no, se opta por el cachondeo y la saturación de los colores
para darle a la peli un tono festivo, y un falso look ochentero para homenajear
(cuando las películas de terror de aquella época eran todas deprimentes y
paupérrimas visualmente).
El cerebro tras esto es Vito Trabucco, director que por lo
visto, si le das cuatro pesetas, te vuelve con una vistosa película que
triplicará su presupuesto a base de beneficios, y que tiene a todo el fandom
USA en el bolsillo, cosechando, en consecuencia, unas críticas favorables, que
hacen reforzar este estilo que desarrolla. A mí me parece una puta mierda.
Atractiva, porque a mí en principio me llamó la atención, pero luego, este tono
complaciente con el fan retarded y ese cachondeo tan tonto, me provocan el más
feroz de mis rechazos.
En los años setenta, en un campamento católico, una monja
psicópata dio matarile a una serie de campistas que estaban practicando sexo.
En los años ochenta, el campamento es conocido por los alrededores como “Bloody
Bloody Bible Camp” debido a aquella matanza, y ahora la historia se va a
repetir en un grupo de campistas comandados por el padre Richard. Así que vemos
dos veces lo mismo…
Tras una puesta en escena prometedora de un cuarto de hora
en la que, mientras vemos los créditos vemos como los primeros campistas van
siendo masacrados por esta monja, pasamos a los años ochenta, y ahí ya la
película se vuelve espantosa. Si algo podíamos destacar de ella es el gore, que
resulta efectivo, pero una vez entrados en situación y hasta la recta final de
la película, esta se desarrolla como comedia, con los campistas y el cura
haciendo cosas supuestamente graciosas –el concurso para ganar una Biblia en
español- pero que en absoluto funciona, porque el tal Trabucco, curtido, por
supuesto, en el cine de terror, es incapaz de elaborar un solo buen gag o una
sola situación cómica, por lo que la película cae en saco roto. Un espanto, un
despropósito. Luego, ya si, hace acto de presencia la monja asesina que se
cepillará al personal, sin más. Pues se termina la película, te quedas igual, y
encima enfureces. Y me da rabia porque luego es cierto que el look del asesino
es de lo más molón… y si la película fuera un “Slasher” serio, o no tan autoparódico, resultaría de lo
más impactante, pero…..
Pero es tan poco original…. Tan poco osado… con decir que la película tiene
hasta la intervención de Ron Jeremy ¡¡Como montones de películas malas de
terror!! Hasta para eso es poco original el colega.
Una manera de definir lo que es “Bloody Bloody Bible Camp”
sería “Los Albóndigas meets Viernes 13 para retrasados”.
La película, que en un alarde de velocidad fue rodada en tan solo diez días, tiene en el reparto a rostros punteros dentro de la serie
B, como puedan ser Reggie Bannister, conocido por la saga de “Phantasma” y
visto en infinidad de películas en roles minúsculos, aquí es el padre Richard,
protagonista absoluto de la peli. Tim Sullivan, director de “2001 Maniacos”, “2001 Maniacs: Fields od Screams”o algún
segmento de “Chillerama”, es también productor de infinidad de productos
pequeños de terror, sin ir más lejos, el que nos ocupa y tendría un papel de reparto e interpretaría a
la monja “Slashística” del póster. El resto del reparto, carece de importancia.
Como la película misma.
En cuanto a Trabucco, a razón de peli por año, saborea las
mieles, y nos traerá más basura de este porte. No voy a ver ni una más.