Una piedra Nórdica con una profecía grabada cae en manos del responsable de un museo, que pronto verá cómo su cuerpo y alma son poseídos por una malvada bestia milenaria dispuesta a armar la jarana. Un par de ancianetes que conocen la historia al dedillo harán lo que puedan pa convencer al resto del reparto que hay que pararle los pies antes de que se haga realidad la poco halagüeña mentada profecía.
Oscurilla producción norteamericana de terrores del año 1991 que responde al título original de "The runestone" (no confundir con "Rhinestone") y que, sorprendentemente, pasé por alto cuando reposaba en los estantes de mis video-clubs habituales cortesía de "Record Visión", a pesar de que había visto algunas imágenes potentes del monstruo protagonista en las páginas de mi querida prensa franchute. Por entonces se titulaba "El guerrero del tiempo", aunque actualmente uno puede localizarla en la mula, o en IMDB, como "La maldición de la piedra". ¡Qué cosas!.
Se titule como se titule, lo que aquí tenemos es pura y dura rutina. Narrativa y estética. Lo primero se limita al típico esquema a base de alternar directrices tan familiares para el aficionado medio como "el monstruo ataca entre sombras / la poli investiga sin conseguir mucho / los protas se lo curran más". Al final todos se juntan en el mismo decorado, luces estroboscópicas por aquí, humo por allá, música grandilocuente y poco más. Lo segundo, estéticamente hablando, tiene un look de lo más raruno, artificial diría yo, a pesar de forzadísimos arrebatos estilizados muy cutres (el juego de siluetas frente a la luna llena es de juzgado de guardia). Dicho de otro modo, hoy día "The runestone" sería un producto ideal para la hora del té en el "SyFy Channel".
Desafortunadamente, ni siquiera podemos decir que el sosismo general quede compensado con una buena dosis de truculencia, un humor más o menos solvente y/o buenas ideas correctamente aplicadas. Estamos a inicios de los noventa, así que el elemento gore brilla por su ausencia. Que un bicho como el protagonista, con esa contundencia, esas grandes garras y esa cara de cerdito mosqueado no asesine a sus víctimas con saña y brutalidad (al estilo de "Rawhead Rex", por así decirlo), me parece muy triste. El muyayo se limita a arañar la cara, empujar o, peor aún, ¡atizar con una escopeta mangada a la pasma!.
Molarían las escenas en las que se ríen un poco del mundillo "arty", con su pedantería, su pose y su superficialidad, si tuviesen más mala baba. Y habría dado mucho de sí cuando la criatura se cuela encabritada en una exposición en la que predominan los tonos blancos, tanto en las paredes como en las ropas de los invitados. ¿Se lo imaginan?, el contraste con chorrazos de rojísima saaaangreeee hubiese sido la repolla... pues na, olvídense.... ni una puñetera gota. Todo a medio gas.
Lo que sí llamó mi atención es que "El guerrero del tiempo" posee ciertos escasos puntos en común con la posterior -y funcionalmente simpática- "The Relic", por aquello del monstruo legendario, que en realidad tenga un origen humano, el poli descreído metido en medio resolviendo la papeleta y la ambientación "museil".
Si ya resulta sorprendente el título que a esta peli le otorgaron en España, más lo es que le den protagonismo, situándolo en la caratula a lo grande (rostro y nombre), al fallecido ex-bailarín y actor Alexander Godunov. Lo recalco porque en realidad se pasa más de la mitad de la peli sin aparecer y cuando lo hace -con cara de pasmarote- no articula vocablo. Solo al final gana algo de peso. Pero claro, en 1991 era la faz más popular del reparto, gracias a su intervención en un puñado de títulos "mainstream", destacando el de villano en "La jungla de cristal" tres años antes.
También localizamos a Joan Severance, cuya cara de goma -y tetillas- había visto previamente en "No me chilles, que no te veo". Y un par de veteranos secundarios de cierto peso como William Hickey o Lawrence Tierney.
Aunque mi actor favorito, y agradable sorpresa, es Peter Riegert, que ha pasado a la historia como el "Boon" de "Desmadre a la americana". Tres años después de la peli reseñada volvió a ganar algo de protagonismo interpretando casi el mismo papel, de poli cascarrabias pero majete, en "La Máscara" de Jim Carrey. Encima, da vida a un auténtico fan de "Godzilla", con reproducciones en plástico de este -y de su primo "Mechagodzilla"- repartidos por todo el despacho. El legendario monstruo japonoide luego vuelve a dejarse ver en un televisor durante una de las supuestas exposiciones de arte moderno. Resulta evidente que el director y guionista de la puta peli es fan del lagarto. Hablamos de Willard Carroll, que aunque así de primeras no nos suene, en su haber tiene un título de cierto peso y que es el que sigue justamente a "The runestone", "Jugando con el corazón", una comedia sentimental con un reparto de lujo (Angelina Jolie, Sean Connery, Gena Rowlands, Gillian Anderson, Madeleine Stowe, Ryan Phillippe, Dennis Quaid...... la leche puta). Como productor luce un currículo repleto de películas/series de dibujos animados. Eso explicaría muchas cosas, témome.
Por raro que suene, "El guerrero del tiempo" está basada en una novela firmada por un señor llamado Mark E. Rogers y que, todavía más bizarro si cabe, nunca llegó a publicarse salvo por una serie limitadísima y numerada. Pofale.
Resumiendo: esencialmente nos encontramos ante lo que definiría, muy acertada e ingeniosamente, como "un pedrusco".