Con este tipo de películas, siempre pasa lo siguiente; puede
haber alguna que verdaderamente merezca la pena, pero por lo general son todas
un puto coñazo que solo sirven para que, como ya he dicho antes, los
aficionados, que se rigen más por la pasión que por el criterio, babeén, pero,
por lo que sea, siempre resultan interesantes. Puede que sean malas, cutres,
chabacanas y aburridas, pero siempre tienen ese “nosequé” que hace que las
guarde en mi colección. “Garúm” no sería menos.
La película fue concebida para ser extraña y desasosegante,
y lo consigue por momentos, pero también es una película cuyo bajo presupuesto
la beneficia enormemente. Porque esta película, rodada con un buen presupuesto,
sería como una película mala de Polanski –sirva como ejemplo “La novena puerta”-
y por lo tanto mediocre. Con estas carencias, el resultado es una cosa
verdaderamente rara. Teniendo el satanísmo en su trama, casi parece una
película satánica de verdad…
Lo que me llega de esta película, es el ver como sin un puto
chavo en las arcas se intenta hacer algo
digno. No es que se consiga, pero al menos la película no cae en el más
absoluto de los ridículos como suele ser habitual. Peeeeeero, no hay por donde cogerla… Es un puto cáos
narrativo.
Basada en la novela “ Procés de contradicció suficient”de un
controvertido escritor catalán llamado Manuel Pedrolo y del que, dicen, el
gobierno y la iglesia le tienen apuntado en una lista negra (¡), la cosa trata
de un individuo, pintor, que va al
pueblo de Garum a hacer unos negocios con algo parecido a un marchante de arte,
y por el camino le ocurren un montón de cosas raras, como ver a uno de los
Hernández y Fernández caminando por la
carretera y mofarse de él, no inmutarse ante camareras que le sirven en tetas o
follarse a una chavalita con una facilidad pasmosa. Entre corte y corte en el
que falta metraje (o es que está muy mal montada) acaba en el pueblo ese, dónde
folla con todas sin ningún tipo de problemas y donde una de ellas le confiesa
ser el diablo, cosa esta que no es óbice para que deje de follársela. Por otro
lado, una especie de secta con túnicas moradas quieren que forme parte de ella,
y el rollo satánico que se gasta la película se resuelve a base de lucecitas y
trasparencias varias, gracias al bajo presupuesto del que hace gala la
película.
El supuesto rollo filosófico y profundo que pretende tener
la película, no me deja demasiada huella.
Lo bueno es que, rollos filosóficos a parte, se trata de una
película española genuinamente de género, rodada en unos tiempos (1988) en que ya
los derroteros del cine español iban por otro lado y al estilo del cine
fantástico Español de esa misma década y la de los setenta, por lo que no me
extraña el ignotísmo de la película, ni el
que pasara tan inadvertida. Tan solo la vieron 12.000 espectadores de
ese año, en el que cosas como “Aquí huele a muerto” pasaban del millón de
espectadores sin ningún tipo de problemas.
Así pues, es mala hasta decir basta, pero, me cae simpática.
Y en cierto modo, tiene algo envolvente que atrapa –cómo su mísmo título reza,
mis pareceres son una “Fantástica contradicción-.
En el reparto tenemos a Tony Isbert tan mal actor como de
costumbre, pero con ese aire de actor yankie, Eulalia Ramón ( “Goma 2”, “Fanny
Pelopaja”) y una serie de actores catalanes secundarios, vistos en montones de
películas, como pueda ser el caso de Felip Peña, que era la voz del laser en
“Osar, Kina y el Laser” –dificilísima de localizar- , Sergi Tula que aparecía
brevemente en “Más allá de la muerte”o Francesc Jarque, visto en “Los Bingueros”.
Dirige y saca provecho a las quince pesetas que costó
producirla, el también ignoto Tomás Muñoz quien firma su única película, tras haber
realizado algún que otro corto. Después de “Garum”, no volvemos a saber de él.
¿Será una película rodada por el diablo? En todo caso por el demonio negro.
Una cosa a tener en cuenta únicamente por su naturaleza
rara. Lo que si lo piensan bien, es fascinante.