Así, “Whitney” resulta ser un biopic de lujo que siendo
totalmente blanco, y sin juzgar ni entrar en el sensacionalismo barato, nos
cuenta lo acontecido entre 1990 y 1994,
años estos de mayor éxito –es la cantante negra de más éxito de la historia,
así como la actriz mejor pagada de Hollywood, consiguiendo con sus canciones,
que la banda sonora de la película “El Guardaespaldas” fuese la más vendida de
la historia del cine, pero esa etapa de su vida duró un suspiro- de la cantante
y en los que comenzó su relación con el cantante de R&B Bobby Brown.
Dicen que por culpa del señor Brown, que le dio muy mala
vida a Whitney, ella se empezó a autodestruir. Las continuas infidelidades del
cantante, las fuertes palizas, los desprecios, la envidia que este sentía ya
que ella era mil veces más exitosa que él y , sobretodo, la poca personalidad,
hicieron de ella una yonkie que fumaba crack en la calle. Pero claro en esos
cuatro años que nos cuenta la película, tan solo vemos una brizna del infierno
que en la vida real debió ser ese matrimonio. Si, hay drogas, hay infidelidad,
hay desprecios, pero mostrado todo de la manera más sutil y menos amarilla, y
ese es el acierto de la película, que no se posiciona hacia ningún bando. Es fácil
pensar, y más teniendo el currículo de la Bassett, que “Whitney” iba a ser una
película en la que el malo malísimo de la función iba a ser Bobby Brown, y ella
una pobrecilla manipulada y maltratada. Nada de eso. Nos muestra lo que hay, y
antes de que empiecen los malos rollos y el declibe de esta pareja, finaliza la
película no mostrándonos en ningún momento lo malo que podía llegar a ser ese
hombre… claro, que igual si esto no ocurre, es por el posible miedo de la
cadena de televisión que produce el telefilme, a ser denunciados por Bobby
Brown, todavía vivo, coleando, y con mucho mejor aspecto que el que tenía
Whitney Houston en sus últimos años de vida, cuando seis años después del
divorcio, ella fallecía.
Otra cosa que muestra muy bien la película es el patetismo
de las estrellas de la música; si, son muy modernos, muy cool, muy chic, pero a
la hora de la verdad, al menos en el caso de Bobby Brown y Whitney Houston,
estos eran planos y básicos, teniendo como único objetivo el tener hijos y
construir una familia. Ella no se retira porque es el principal sustento –es
una mega estrella- y él al final acaba teniendo celos de su éxito, por lo que
no puede dejar la botella ni guardarse la polla. Y Whitney en lugar de mandarle
a tomar por el culo, venga a aguantar y venga a aguantar, suavizando toda esa
presión a base de cocaína, qualuudes y crack. Porque, sencillamente, era tonta.
El caso es que el telefilme está verdaderamente bien, y deja
con ganas de más. Bien rodado, acertando de pleno en ese no posicionamiento, se
ve que la Bassett al fin de al cabo tiene tablas y experiencia, y si con lo que
cuesta un telefilme, ha sido capaz de ofrecernos este entretenimiento puro y
duro, con ritmo cinematográfico –gracias a dios- y no televisivo, es una pena
que ningún estudio haya confiado en ella para hacer de “Whitney” una súper
producción, porque hubiera sido de aquellas película memorables. Y quizás le ha
salido tan bien por no airear descaradamente los trapos sucios de esa familia;
y es que Angela Bassett era amiga de la Houston ¿Para que dañar más la imagen
tanto de Whitney Houston como de Bobby Brown?
No obstante, creo que la historia de Whitney Houston se
puede llevar mejor con la televisión que con los grandes presupuestos, y
teniendo en cuenta lo bien que le ha quedado la cosa, casi yo creo que ha sido
lo mejor, que esto haya sido un telfilme de buena factura. La Bassett, se puede
morir tranquila.
Recomendable.