Y pasa el tiempo, los años, y yo sigo teniendo en mente que
es un puñetero coñazo. Y no se por qué, el otro día viendo la que probablemente
sea mi película favorita “Ed Wood”, me da por acordarme de “Matinee”, de manera
que 22 años después vuelvo a verla por segunda vez sin acordarme prácticamente
ni de un solo fotograma de la misma.
Y recién vista, me reitero; “Matinee” es el mayor coñazo que
ha parido madre. Es absolutamente aburrida, petarda y pesada. Es una película odiosa,
y la prueba palpable de que Dante ya
había dado al cine todo lo que tenía que darle –a pesar de que, en su
momento, me gustó “Pequeños Guerreros”-.
Cuenta la historia de un productor de películas de Serie B,
en plenos años 60, que va por los cines
de las provincias proyectando sus películas de monstruos, a la vez que tunea
los cines en los cuales proyecta, con una serie de descargas eléctricas en las
butacas, efectos especiales artesanales y
teatrillos a la entrada del cine, con el fin de promocionar las
películas de terror que produce y darle algo más al público –vaya, los
“Gimmicks”-. Da la casualidad de que la
población está aterrada ya que hay alerta de bomba atómica y están más
susceptibles de lo normal a pasar miedo. Por otro lado, tenemos un niño
aficionado al cine de terror, que entre sus primeros amores y los problemas en
casa con las películas de miedo, se hace amigo de este productor, al reconocer,
en uno de los teatrillos que se monta, a uno de los actores. Pronto llega el
estreno, y vemos la película y lo que ocurre en torno a ella durante la
proyección, ya sea esto los famosos “Gimmicks” o un macarrilla que roba la
recaudación a punta de navaja.
El problema que tiene “Matinee” es que Joe Dante venía de
trabajar con Spielberg y viene mal
criado, y si por un lado quiere ofrecernos lo que podríamos interpretar como su
homenaje a la serie B cincuentera, por otro lado nos mete una subtrama con
niños repelentes de por medio al más puro estilo Zemeckis que tira de espaldas.
Porque además la película no es una película de un presupuesto muy grande para
querer hacer una de Spielberg. Así pues, siendo mucho mejor todo lo
concerniente a el tema del sosias de Castle, esto se queda cojo y perjudicado
por los putos amoríos de los insoportables niños. Por momentos roza la
vergüenza ajena. Se supone que ha de
enternecer y emocionar; no lo consigue.
No mejor es el meridiano de la película, que se nos muestra
gran parte de la proyección de una película con “Gimmicks”, la inventada para
lo ocasión por Dante y que lleva por título “Mant”, que cuenta los sinsabores
de un hombre que debido a un problema radiactivo se convierte en hormiga. Pues
que quieren que les diga, las imágenes que recrean eso –y que se eternizan en
pantalla- me parecen de una ambientación de mierda y que hace alarde de un
humor como para tontos e impropio de alguien que si, como Dante, se ha criado
viendo este tipo de películas, debería abordarlas con un poco más de respeto y
no con esa guasa, que no le va bien a la película, máxime cuando el personaje
sosias de William Castle es un hombre de negocios emprendedor que se toma muy
en serio el asunto. Dante comete el error de mostrarnos las imágenes de la
ficticia peli de serie B, sobre la que gira todo el argumento, a modo de
chufla. Mal.
Todo esto daría igual en el fondo, si el resultado de la
película fuera, al menos, entretenido… pero es que si en la adolescencia el
visionado en cine se me hizo soporífero, tendrían que verme hace un rato,
resoplando y cagándome en la puta. Ni
tan siquiera es una película a la que el paso del tiempo le conceda un culto o
un estatus, es una película justamente olvidada, y no me extraña en absoluto.
Es vomitiva. Ciertamente espantosa.
“Matinee” en nuestro país no llegó ni a los 100.000
espectadores en cines. Muchos me parecen, visto lo visto.
Tenemos en el reparto, como este William Castle al que le
han cambiado el nombre (y que no pienso mirar a ver como lo han llamado, que no
me apetece) a un siempre excelente John Goodman demarcándose de sus papeles
habituales de la época (o tipo chungo o “Rafi, un rey de peso”) y que se
prodiga como lo mejor de la película, secundado por gente como Cathy Moriarty
(vista en “Poli de guardería” o “Los Reyes del Mambo”), el habitualísimo de
Dante y por otro lado, protagonista de muchas de las películas que homenajea aquí ( y proveniente de la factoría Corman,
oportunamente), Dick Miller (desaprovechado,
exactamente igual que siempre), o John Sayles visto en “Piraña”, “Aullidos”, o ya, fuera de casa en
cosas como “Gridlock´d” o “Algo Salvaje”, además de contar con una envidiable
carrera como guionista dando cuerpo y forma a films como “Los Siete magníficosdel espacio” o “Salvaje Kid”, además de tener otra carrera paralela y prolífica
como director, con una filmografía en la que no hay ni un solo título
destacable o reconocible por mi parte.
Probablemente, la peor película de Joe Dante, y eso incluye
las últimas que ya ni se estrenan en nuestro país.