Aparte de una secuela, sería un remake de “Las vacaciones de
una chiflada familia americana” y al mismo tiempo un “Reboot” (¡Que de palabros
anglosajones de los cuales sabemos su significado sin que nadie nos los
explique!); Secuela porque continúa las aventuras de la familia Griswold
centrándose esta vez en las desventuras de Rusty Griswold, primogénito de Clark
Griswold y que ha tenido los rostros de los actores Anthony Michael Hall, Jason Lively, Johnny Galeki, Team Embry, Travis Creer y ahora Ed Helms –ahí es nada-
en un universo en el que Clark y Ellen Griswold exiten (e incluso aparecen en
la peli), remake porque es una nueva versión de la primera película de la saga
que repite casi plano a plano las desventuras de aquella y reboot, porque de le
ofrece a Ed Helms el testigo como “Pater familias” con el fin de revitalizar
una franquicia que a priori se las promete millonaria. Y Aunque Ed Helms
probablemente sea uno de los mejores actores cómicos en la actualidad, incluso
muy superior al propio Chevy Chase, este no es Chevy Chase, y su humor es bastante distinto. Entonces ver
a un Ed Helms que durante casi dos horas lo único que pretende es imitar a
Chase en aquella saga, dando un concierto de despistes y torpezas, no funciona,
porque no le pegan esas estupideces que a Chevy Chase si, quizás porque su cara
se prestaba a ello; la de Helms, aún terriblemente cómica, bastante menos.
Así pues, se nos cuenta como Rusty Griswold, piloto de
aviones de segunda categoría, escuchando
a su mujer quejarse a una amiga de que durante años pasan los veranos en una
insulsa cabaña en el lago, pretende darle un giro a sus aburridas vacaciones
rememorando las que hizo de pequeño junto a sus padres y hermana al parque de atracciones
Wally World, con todos los conflictos que las imprevisiones y su propia
ineptitud añadirán a la trama.
Entonces lo que vemos, y tirando de frase tópica, es más de
lo mismo, pero peor. Y además una trama tan ingenua poco se presta al humor de
hoy en día, que la comedia USA va de escatológica por la vida y la saga
“Vacaciones” era muy blanca. Quizás por eso, sus autores tiran de chistes de
mierda, de penes y, como elemento transgresor, de pederastas. Entonces se
consiguen los mejores momento de la peli, cuando el equívoco hace pensar a más
de un personaje secundario que Rusty Griswold es un pederasta que trata de
ligar con un joven. En realidad su hijo, y en realidad lo que intenta es que
una chica se fije en él. Como el gag funciona, lo repiten hasta la extenuación,
hasta tal punto que, en un guiño a “El diablo sobre ruedas” un camión les
persigue a través de su viaje porque este es acusado de violador de niños por
parte de los retoños de la nueva familia Griswold.
Por lo demás, nada nuevo en el horizonte,
si bien somos testigos de las dotes para la comedia de las que hace gala Chris Hemsworth, y de las que sorprendentemente, sale airoso, tirando por tierra esa
teoría errónea de que “los guapos no son graciosos”.
Lo peor es que, aún teniendo gags
muy divertidos –los 15 primeros minutos son un “tour de force” de risas- más de
un 70% de la película es tedioso y aburrido, y eso en una comedia, y más en una
cuyo único interés es que viene precedida de una saga mítica, pues como que no
puede ser.
Otro tópico –pero es que es la
verdad- lo mejor de la película, son los escasos minutos que tiene en pantalla
Chevy Chase.
Sin embargo, yo ya empiezo a ser
pureta; los adolescentes y chavales en plena pubertad que la liaban en la sala
de cine donde la ví, se reían a carcajada limpia.
Junto a Helms, Chase y el ya
citado Hemsworth, tenemos a la siempre agradable Christina Applegate, Leslie
Mann –Esposa de Judd Appatow- y Bervely D’Angelo.
Dirigen
la película, dos jovencitos para los cuales se trata de su debut en la dirección
de largometrajes, pero que, sin embargo, tienen una más que solida carrera en
Hollywood ya sea como actores, e incluso, como productores; John Francis Daley
y Jonathan M. Goldstein que también firman el guión y que se declaran fans de
la saga original.