Y es que pocas películas tienen una historia tan dura –y apasionante-
detrás de sí como esta. Todo lo que Belushí tocó en vida, a su muerte lo llenó
de tensión y mal rollo. Esa es mi opinión.
Resulta que si bien John Belushi no es un actor del todo
conocido en España, solo los fans que en España pueda tener conocemos la
existencia de esta extraña película, invisible, ignota y maldita, que no había
forma de encontrar, hasta que un alma caritativa la colgó en la red. Antes de
esto, la película era como si no existiese, porque amigos y familiares de
Belushi, se encargaron de boicotearla usando todo el poder e influencias que
estos tenían en Hollywood. Incluso, cuenta la leyenda, que James Belushi,
hermano de John, iba videoclub tras videoclub alquilándola, no la devolvía, y
así se fueron eliminando las pocas copias que se pusieron en circulación, al
menos en Hollywood y Los Angeles, pero esto huele a bulo.
El libro de Woodward, “Como una moto, la vida galopante de
John Belushi” que es como se tituló en España cuando se publicó por primera vez
¡25 años después de que lo hiciera en los USA! se convirtió en un best seller,
básicamente porque contaba los fiestones que se pegaba Belushi, los rayajos que
esnifaba y lo estúpido que era –estupidez supina que lo llevó a la muerte-,
cosa esta que, no obstante, en Hollywood no gustó nada, y familiares y amigos
del actor acusaron a Woodward de sensacionalista y explotador al presentarnos a
Belushi como un personaje negativo y no retratar una imagen fiel –según sus
allegados- del comediante. Lo mismo dijeron los familiares de Antonio Vega
cuando se estrenó el magnífico documental “Antonio Vega, tu voz entre otras mil”, por lo que tiendo a pensar que los familiares -¿Qué van a decir?- no son
muy juiciosos ni objetivos a la hora de hablar de los suyos y a fiarme más de
los periodistas que han estado investigando años sobre las personalidades de
estos, al fin y al cabo, yonkies. Argumentando que Woodward no pasó el
manuscrito terminado a la viuda de Belushi antes de su publicación –y bien que
hizo- el libro se ganó una muy mala reputación dentro del mundo de Hollywood.
Woodward, que tampoco era un angelito de la caridad, quiso
vender los derechos de su libro rápidamente con el fin de que se hiciera una
película y cobrar un sustancial cheque, pero en Hollywood, a este tío, lo
mandaban a tomar por el culo rápido; ningún estudio quería producir una
película en la que el malo de la misma, era el mismo Hollywood.
Finalmente, los derechos los adquirieron un par de
productores independientes, que consiguieron 13 millones de dólares, lo que la
convertiría en una película de bajo presupuesto. Se contrato a Woodward como
asesor técnico y al director Larry Peerce, con mucha experiencia en telefilmes,
pero más bien poca en largos para cine, así como al actor Michael Chicklis (“La
cosa” en “Los 4 Fantásticos") que fue
elegido tras un casting de 200 actores como el mejor de todos ellos para dar
vida a John Belushi.
La película se rodó y ninguna distribuidora quiso hacerse cargo
de ella para llevarla a los cines, ni las de los grandes estudios, ni las
independientes. Woodward afirmaba que este boicot era debido a las fuertes
presiones de Hollywood para no estrenarla, pero las distribuidoras decían que
no se hacían cargo de ella, sencillamente, porque era una puta mierda.
Finalmente una pequeña distribuidora consiguió sacarla en vídeo de manera
reducida; pocas copias y en pocas tiendas. Un fracaso absoluto, para fortuna de
los poderosos amigos y familiares de John Belushi. Aquí hay que creerse la
versión de las distribuidoras, porque ajeno al boicot ejecutado por las
personalidades de Hollywood , el festival de Cannes de 1989 la estrena dentro
de su programación con una de las mayores expectaciones que tenía el festival
en años. De hecho, el día del estreno, la entrada del cine donde se proyectaba
se colapsó, colas interminables para las
poco más de 800 butacas con las que contaba el recinto. Bien, pues la
película resultó ser tan espantosa, que a mitad de la proyección, ya se estaba
marchando el público de la sala. Para cuando aparecieron los primeros títulos
de crédito, la gente empezó a abuchear y a pitar a la película, como no se
recordaba en mucho tiempo en Cannes. Tras esto, la película murió
comercialmente. Quedó relegada al olvido rápidamente. Y aunque circularon
copias a lo largo del planeta, la película nunca se emitió en televisión, nunca
gozó de más ediciones en VHS de la que sacó esa distribuidora pequeñita, y
nunca se editó en DVD.
Puede que en parte sea debido a ese supuesto boicot de los
Belushi y compañía (capitaneado por Judy Belushi, Dan Aykroyd y James Belushi), no lo ponemos en duda, pero
lo cierto es que la película es mala a rabiar, una de las peores películas que
se pueden ver, sosa, aburrida, mal montada, mal contada, sin ritmo alguno, sin
coherencia ni argumento…y ni la más mínima gracia.
Y es que, aún basada en el libro de Woodward, la película es
de lo más marciana y se toma unas licencias de lo más estúpidas: Se nos
presenta a John Belushi en el deposito de cadáveres, y a partir de ahí, toma
protagonismo ¡El fantasma de John Belushi!, que como si de “Cuento de Navidad”
se tratase, es llevado por un taxista Portoriqueño –e insoportable- hacia
momentos clave de su vida que se nos muestran a modo de flash back y sin orden
ni concierto, de forma aleatoria, como si abrieran una página del libro al
azar, y dijeran “Vamos a rodar esto mismo”. Para más inri, el propio Bob
Woodward aparece como personaje, en una subtrama que más que aportar, ralentiza
la acción, en la que este negocia con la viuda de Belushi el trasladar la vida
de este a un libro. Y lo mejor de todo es que ni el fantasma, ni Woodward, están
en el libro original en el que esta
mierda se basa. Un desbarajuste vaya. Al final la película es como un
cochambroso álbum de cromos al que le faltan la mitad para completar la
colección.
Por otro lado la mayoría de los protagonistas de la
historia, no autorizaron su imagen para parecer en la película, así que salvo John Belushi, el resto de
protagonistas de la historia, o no aparecen – solo se les nombra-, o si lo
hacen es con el nombre ligeramente
cambiado. Así Judy Belushi pasa a ser Judith Belushi, Dan Aykroyd pasa a ser
Danny Aykroid, los “Blues Brothers”
pasan a ser sencillamente Los “Blues” y
John Landis, que aparece en la película, acaba siendo un director de cine sin
nombre.
Yo acabo de verla con la expectación que requería el saber
de su existencia, y aún sabiendo que era una película muy mala, no me podía
esperar que lo fuera tanto. Me ha costado un imperio el no quitarla, porque, es
que parece mentira que una historia tan intensa, con tanta miga, sea contada de
manera tan aburrida y tan torpe. Sin ir más lejos, la escena en la que, estando
Belushi absolutamente drogado en su caravana, es requerido por Jonh Landis para
rodar en el set de “Granujas a todo ritmo”, es lo más vergonzante que he visto
en mi vida. Landis acaba dando un puñetazo a Belushi que lo tumba; en la vida
real, uno de los episodios más populares. Bien, pues la forma en la que se resuelve
eso en pantalla y el como está montado, es para coger al director y al
montador, despedirles y que no vuelvan a tocar celuloide en sus putas vidas.
Una película de mierda…Pero la historia que trae consigo es
fascinante ¿a que si?
Michael Chicklis, el elegido entre 200 para dar vida a
Belushi, resulta ser demasiado soso, demasiado guapo, demasiado alto y
demasiado delgado para parecernos un Belushi creíble, además de ser un actor
del montón que eso, si, se esfuerza por hacerlo lo mejor posible. En una
entrevista afirmó que la vida de un actor es impredecible, puesto que un día se
encuentra firmando el contrato de lo que se supone que será el papel de su vida
en una película importante para, tras concluirla, no volver a conseguir papeles
en un largo periodo de tiempo por culpa en concreto de ese papel. Está para
matarlo, por no hablar del maromo que hace de Dan Aykroyd, Gary Groomes, más
parecido a Chevy Chase que al larguirucho. De hecho, al verlo en pantalla me creí que encarnaba a Chevy Chase, que dicho
sea de paso en la peli solo aparece nombrado.
En definitiva, “Wired” no es más que una porquería que como
curiosidad, obviamente, nos la satisfice, pero hay que pagar el alto precio.
A estas alturas de 2015 el proyecto del Biopic “Made in
Hollywood” sigue en pre-producción; dudo mucho que llegue a realizarse y si lo
hace, no creo que sea algo mucho más destacable que este, a juzgar por su
reparto con Emily Hirsch como Belushi y Ryan Reynolds como Chevy Chase…