Tras pasarse buena parte
de los ochenta apareciendo en casi todas las películas míticas que os podáis
imaginar, un buen día, Joel Schumacher decide juntar, ya a finales de los
ochenta, a los dos ídolos adolescentes para que protagonicen dos de los papeles
más destacados de la sobrevalorada “Jóvenes Ocultos”. La película resulta ser
un éxito y los dos adolescentes resultan formar una pareja de lo más salá. Hay
química entre ambos y la idiosincrasia de Hollywood pone sus ojos en ambos
actores.
Entonces alguien decide ponerlos de nuevo juntos en una
película, esta que nos ocupa, “Papá Cadillac” (“License to drive” en su versión
original, que manda cojones la traducción), una pequeña producción una película
independiente y de bajo presupuesto en la que el principal reclamo es la unión
de los dos actores. La película, que se rueda en poco menos de dos meses, sale
bien, la Fox decide distribuirla y se convierte en un éxito que recauda 20
millones de dólares. En nuestro país, sin embargo, pasa bastante inadvertida
llevando a los cines a poco más de 137.000 espectadores, eso si, funcionando
como un tiro, sobretodo, en los vídeoclubes y en sus pases por las televisiones
privadas. Pero “Los Coreys” no se convierten aquí en el fenómeno social que se convirtieron
allí.
Más protagonizada por Haim que por Feldman, cuyo rol es
secundario, la película cuenta los avatares de un adolescente que suspende el
examen para sacarse el carné de conducir, y engañando a todos, saca sin permiso
el Cadillac de su abuelo –no de su padre como reza el estúpido título español-
con el fin de sacar a pasear a la chica de sus sueños. El enredo en el que se
mete esa noche con el cochecito, componen el núcleo de la película.
Una genuina “Teen Movie”, que pese a lo desfasado de los
vestuarios y algunas de las actitudes de los protagonistas, resiste
sorprendentemente bien el paso del tiempo, y debido a una dirección más que
solvente de la mano de Grez Beeman que
luego desarrollaría su carrera mayormente en el ámbito televisivo, se consigue
una funcionalidad a prueba de bombas. Está entretenida la jodía película,
además de bien resuelta. No es un festival de carcajadas, al menos voluntarias,
pero empieza y pasa volando.
“Jóvenes Ocultos” y “Papá Cadillac” convirtieron a Corey
Haim y Corey Feldman en Súper estrellas, sin embargo, la tercera en discordia,
una jovencita y pizpireta Heather Graham es la que salió airosa de aquella
producción y sigue a día de hoy haciendo películas de primer fila, porque la
historia de “Los Coreys” ya la conocen. Después de esta rodaron la película
“Una chica de ensueño” que en los USA ya no funcionó igual –aquí llegó directa
a vídeo- y la pareja de adolescentes cayó en una espiral de drogas y violencia
de la cual jamas salieron, palmando Corey Haim en 2010 a causa de una
sobredosis de Speedball –creo- y quedándole a Corey Feldman tres telediarios
por lo mismo.
Sus juergas y excesos con las drogas, unidos al fracaso de
“Una Chica de Ensueño”, propició que ambos actores siguieran haciendo películas
juntos durante los noventa, pero ya dejando a un lado las producciones de
primer orden y pasando a protagonizar toda índole de telefilmes y películas
directas a vídeo.
A fináles de la década de 2000 se rodó, también para el
mercado del vídeo, una secuela tardía, “Jóvenes Ocultos 2” y ahí estaban ambos
por última vez. Además, en sus películas anteriores a esta, ya eran puras
parodias de si mismos. Y ellos lo sabían.
Lo más triste de todo es que en su vejez y decadencia, en
2010 tenían ambos previsto volver a “Papá Cadillac”, con sus personajes ya
adultos, y cerrando una trilogía con las hipotéticas “License to fly” y “License
to dive”. Pero, antes de que estas ideas llegaran a desarrollarse, murió Corey
Haim. Pero así andaban las cosas, queriendo retomar sus papeles de cuando
tenían 16 años con los 50 casi cumplidos.
No obstante, Feldman continúa por ahí rodando sus mierdas y
acudiendo allá dónde le llamen, con una carrera actoral de lo más variopinta.