Efectivamente nunca hubo un "Cromosoma-1", ni un "Cromosoma-2", porque semejante e inexplicable título (¿por qué tres?) es el que se le dio en España (¿donde, si no?) a "The Brood".
El otro día la revisé, por aquello de aportar material ingenioso a este texto. Y, bueno, desde luego no es una peli deslumbrante, en realidad se trata de un producto sencillo, correcto y medianamente entretenido con algunos pequeños destellos de genialidad, destacando entre ellos la misma idea del odio manifestado físicamente como un especie de tumor (la escena en la que Samantha Eggar libera una de sus criaturas sigue siendo genuinamente repulsiva), algunos crímenes, la música de Howard Shore... y, en definitiva, el agradable ritmo de las imágenes, sin las estridencias, el aluvión de CGI, ni los ataques de epilepsia propios del cine moderno.
Ya, los fotocromos son pocos... pero vienen compensados por el bonito poster.
En cualquier caso, disfruten y díganle adiós al Canadiense cuatro ojos.