Hace poco andaba leyendo un ejemplar -en su edición yanki- de la revista "Fangoria", de por ahí principios de los 2000, cuando me topo con una entrevista dedicada a uno de los productores del aburridísimo slasher ochentero "Madman" que, por alguna razón que no me explico, tiene su culto allá in the usa. En ella el tipo, motivado por la recién lanzada edición del film en formato digital, comentaba que estaba en trámites de lograr financiar una secuela tardía. Nunca se llegó a realizar.
Bien, no muchos números después, en otro "Fangoria", me topo de morros con una interviu muy parecida: peli añeja, en este caso setentera, incomprensiblemete de culto, conoce edición digital de calidad. Su director suelta lo mismo, que está trabajando para lograr levantar una secuela.... y tampoco nunca se llegó a producir. En este caso concreto hablo del film "Slithis", también conocido como "Spawn of the slithis".
Creo que ambas anécdotas dicen mucho del aspecto mercantil de esas películas, así como de sus responsables, que agasajados por el semi-éxito ven la posibilidad de embolsarse unos cuantos dólares más y se encabezonan con rodar continuaciones que, en esencia, no interesan a nadie. Motivo, seguramente, por el que nunca llegaron a materializarse. ¿Y eso por qué?, porque tanto "Madman" como "Slithis", como muchas de esas "cult-movies" beneficiadas únicamente por la nostalgia, a la hora de la verdad son películas mierdosas, sin el más mínimo elemento redentor. No hablamos aquí de "malas pero divertidas", lo hacemos de films sin alma, hechos sin ilusión, sin pasión, con pereza, desgana y la búsqueda del beneficio rápido/fácil como única motivación... lo que no es algo malo, ni mucho menos, pero sí otra liga distinta a la de esas películas nacidas desde la modestia pero mucho más mimadas por sus creadores.
En concreto, "Slithis" no es más que una monster movie de los años 50 ambientada en los 70 con hipócrita mensaje ecológico anti-nuclear de fondo. Algo muy propio de la década. En este caso un profe universitario, aburrido de su curro, decide investigar unos misteriosos crímenes acometidos en las inmediaciones de un feo canal situado en medio de la urbe. Descubrirá que su autor es un monstruo surgido de la mutación radioactiva y se unirá a un par de personajes más para detenerlo.
Como ven la cosa no es ni por asomo un dechado de virtuosismo imaginativo. De hecho, tampoco lo es en ningún otro sentido. Toda ella viene construida a base de diálogos largos y perezosos carentes de verdadero interés, muchos estirados como chicles y centrados en chorradas que aportan cero a la trama. No es que avance narrativamente, lo que hace es arrastrarse. Muy pesadamente. Y claro, nos aburrimos como marsopas hasta que al final se anima un poco, pero ya es tarde.
Desde luego lo "mejor" de "Slithis" está en el diseño del monstruo, que no es más que un señor disfrazado dispuesto a sudar la gota gorda. Tan conscientes son sus realizadores, que lo muestran de pies a cabeza unas cuantas veces. Incluso en su momento lo usaron como reclamo publicitario, contratando a un estudiante mal pagado para que se lo enfundara y recorriera el campus llamando la atención. Cuando no vemos al bicho, nos situamos desde su punto su vista con un "efecto visual" limitado a colocar una botella delante del objetivo filmando a través de su embudo. Y no me estoy quedando con nadie, es así como lo hicieron.
Pero pasa lo de siempre... las batallitas tras la peli molan... el monstruo mola... pero, esencialmente, "Slithis" es un rollazo de tomo y lomo muy difícil de soportar sin caer dormido que, como digo, hace aún más incomprensible el culto que la acompaña.
Sin embargo, la mierdecilla se estrenó y dio sus beneficios. ¡Que tiempos aquellos en los que hasta una micro-película producida de forma independiente podía pasar por los cines y generar ingresos!.
Apta únicamente para curiosos nostálgicos con paciencia a prueba de bombas.