“Archie”, el popular tebeo creado en los albores de los años
40 por John Goldwater y puesto en el papel por Vic Bloom y Bob Montana al guion
y los lápices respectivamente y que narra las historietas de un grupo de
adolescentes y sus quehaceres diarios, es poco más que una institución, una
insignia de la cultura popular americana y uno de los cómics en activo más
longevos. Tras montones de colecciones, merchadising y series de dibujos
animados, todavía su empresa, Archie
comics, se sustenta principalmente de las aventuras de este grupo de
adolescentes y sus problemas de corte romántico humorístico.
A España, “Archie”, llegó a los kioscos gracias a la
mexicana editorial Novaro con cuentagotas, pero se hizo popular gracias a la
serie animada de Hanna – Barbera, que creada en los años 60 se emitió en
nuestro país en los 80 y, más allá de eso, es conocido sobre todo por los
amantes del cómic más inquietos y experimentados.
Como fuere, “Archie” en la actualidad se sigue editando, si
bien han cambiado la idiosincrasia de los personajes para adaptarlo a las
costumbres y modos de vida contemporáneos y se está experimentando con el
personaje hasta, prácticamente, hacerle perder la identidad. Ahora muchos de
estos cómics nos presentan a Archie y su pandilla en dibujos de corte realista
y vestidos como “Millenials” y el otro atractivo con el que cuenta la serie son
los bizarros e improbables crossovers a los que se les somete a diario, así
como las historias paralelas que van desde el noir hasta el terror y en las que
lo único que tiene que ver con el universo de Archie, es la propia pandilla de
Archie.
Esta práctica no es nueva y se lleva extendiendo desde los
años 90 y tras el éxito que supuso el primer crossover al que se sometió a Archie con el cómic “Archie
Meets The Punisher”, en el que se enfrenta a nuestro protagonista nada menos
que con El Castigador.
Dentro de esa dinámica, Norma editorial edita la colección
de cuatro números de los que se compone este “Archie Vs, Depredador” y que
surgen de la necesidad de ganar cuartos por parte de Archie comics, Dark Horse
y Fox.
La principal gracia del asunto, además de la obvia, radica
en que si en este tipo de recreaciones últimamente se le estaba otorgando un
tono realista al cómic de Archie, en
esta ocasión, y de la mano de Alex de Campi, Fernando Ruiz, Rich Koslowski y
Jason Millet, lo que se hace es devolverle a Archie y su pandilla el tono
humorístico, el aspecto de cartoon y hacer lo propio con el depredador, es
decir, que lo vuelven Cartoon y a partir de ahí, comienza la marcianada.
Pero más allá de eso, y una vez satisfecha la curiosidad que
nos produce una propuesta como esta, poco más ofrece este tebeo. Es bastante
aburrido y poco resultón, y el único aliciente quizás hubiera sido rompedor en
los 80 —y si me apuran, en los 90— es el poder ver como el depredador desmiembra,
trocea y descabeza a la gran mayoría de la pandilla de Archie de manera
salvaje, con todo lujo de detalles y sin contarse. Sin embargo, como todo esto
ocurre en el universo catooniano, el lector se queda igual, o se echa unas
risas. Quizás, al contrario, si como se estaba haciendo hace poco con Archie,
hubieran introducido al depredador dentro de la línea más realista, ese gore,
ese salvajismo, nos hubiera impactado.
La cosa va de un premio que ganan Archie y su panda, que
consiste en unas vacaciones pagadas en un resort sito en algún lugar
paradisíaco, con tan mala suerte que, llevándose estos un extraño puñal que se
encuentran en plana selva y que, posiblemente, pertenezca al depredador, este les
persigue hasta su hábitat natural dando cuenta de cada uno de ellos. Para
defenderse, los chicos tendrán sus propios recursos, como convertir a Archie en
un robot a lo Mazinguer Z.
La verdad es que, en todos los sentidos, es poca cosa. Por saciar la curiosidad, siempre y cuando, se
encuentren este volumen en una biblioteca.