lunes, 6 de mayo de 2019

HAZ LA LOCA, NO LA GUERRA

Un grupo de homosexuales con las manos muy largas (para robar, no para golpear), salen de la cárcel. Fuera, como buenas mariquitas, se dedican a colmar de atenciones a la nueva cantante de moda, Lola Reyes, cuya madre, controladora y déspota, solo deja que se relacione con homosexuales, no sea que se la desfloren. Por otro lado, un joven y apuesto galán se enamora de la chica y se presta a pintarle un retrato. Como los mariquitas, partidarios de esa relación,  saben que no tendrá nada que hacer ante la madre como heterosexual, le colarán en esa santa casa como si fuera uno más de la troupe, así que haciéndose pasar por gay, seducirá a la muchacha y pintará el retrato.
El inefable José Truchado pone al servicio de una emergente Lolita sus habilidades tras la cámara  para una película llena de buenas intenciones, pero, como diría cierto crítico cinematográfico, “difícilmente empeorable”. Y es que Truchado es uno de esos directores de los cuales me cuesta creer que haya tenido una carrera, aunque por otro lado, me encanta que la haya tenido. Sobre todo por que no se le reivindica, ni como buen, ni como el peor de los directores patrios.
Al margen de esto “Haz la loca… no la guerra” sería una de las películas, tras la muerte de Franco,  que darían visibilidad y normalidad a personajes homosexuales, si bien, estos aparecen retratados en el film como un manojo de estereotipos —son todos locazas— e interpretados por actores clásicos del cine español completamente heterosexuales, que no consiguen, a pesar de sus dotes interpretativas, hacer creíble a estos. Antonio Ozores, que interpreta a uno de los mariquitas, se limita a hacer de Antonio Ozores, y sabemos que es homosexual porque se hace referencia en algún momento, pero no porque en su actuación nos lo deje claro. Con todo, en sus memorias, Ozores dice que le hizo mucha ilusión interpretar a un homosexual. Pedro Valentín, Alfonso del Real, Tony Isbert, que exudan heterosexualidad por todos sus poros, consiguen, asimismo, interpretaciones vergonzantes. Sin embargo, estas no desentonan con el tono caótico e incompetente que destila toda la cinta ya que, como todo el cine de Truchado, este adolece de una total falta de ritmo, de gracia y de ideas. En definitiva, esto es un coñazo de los que hacen época. Además, comprender la simple trama, se convierte en una tarea ardua para el espectador, justamente por la mala ejecución del guion, que está tan mal llevado a escena, que resulta de lo más confuso e inentendible.
El guion curiosamente está firmado por un tal José Gonmac, que no es otro que el productor Enrique González Macho, que firmaría bajo pseudónimo uno de los dos guiones que escribiría antes de convertirse en todo un mecenas del cine español más ortodoxo y exhibidor con cada vez menos cines en su haber.
Por otra parte tenemos dentro del grupo de homosexuales protagonistas, la presencia de un gran artista del mundo gay de los 60 y 70, Paco España, que al margen de colar en el film alguna que otra canción, nos regala uno de los papeles protagonistas del cual no nos podemos hacer una idea muy acertada de cómo fue, dado que su personaje aparece doblado nada menos que por el gran Pepito Moratalla. Y quizás lo sea por su condición de homosexual real, pero del grupo, lógicamente, es el único que da el pego.
Como anécdota, decir que este es uno de los primeros papeles de Lolita en el cine. Su carrera como actriz quedó truncada hasta los albores de la pasada década, cuando fue nominada al Goya como mejor actriz revelación por su intervención en la película “Rencor”, en parte, por culpa de esta película. Al verla sus padres, Lola Flores y “El Pescailla”, quedaron muy descontentos con el resultado, y controlando como controlaban la carrera de su retoño, rechazaron todos los guiones que vinieron después, que dicho sea de paso, estaban todos adscritos al destape, por lo que no volvió a actuar en 30 años.
Mala a rabiar, su poca importancia se debe más a un contexto histórico y a unas circunstancias, que a su calidad cinematográfica que es nula: ¡Es de Truchado!