El guion se quedó aparcado entre tantos otros proyectos
durante más de diez años durante los cuales, Nick, el hijo de John, se forjaba
como cineasta. Debutó en el cine con la su primera película, “Volver a vivir”
para después pasar a formar parte de la escudería de Miramax y rodar “Atrapada
entre dos hombres” bajo el auspicio de los hermanos Weinstein que en principio
recibieron el proyecto con los brazos abiertos.
Nick Cassavetes, ofreció rodar la película a Sean Penn, que
iba a haberla protagonizado con su padre y este aceptó de buen grado, aunque
debían esperar que su agenda le permitiese poder incorporarse al rodaje. Entre
tanto, Nick, adaptaba el guion al temperamento de los 90 y reescribia
parcialmente algunas cosillas.
Un matrimonio un tanto desarraigado con claras muestras de
trastorno mental por parte de ambos, se quiere con locura. Pero él es un
estafador y suele desaparecer de casa por periodos largos de tiempo durante los
cuales, debido a los celos y la impotencia, ella entra en crisis consumiendo
alcohol sin medida. En una de estas, un buen día, se pondrá a tontear con el
vecino que, emborrachándola, intenta tener sexo con ella. Esta al negarse, recibe una paliza. Esa misma noche
regresa su marido y verá que su mujer tiene la cara golpeada y, aunque ella le
dice que esos golpes son consecuencia de una caída, al día siguiente él se
imagina que ha sido cosa del vecino y entrará en una crisis esquizofrénica que propiciará que, enloquecido y buscándole para matarle, dispare accidentalmente
a un cuidador social que ha acudido tras la llamada de su mujer. Entonces, es
detenido e ingresado en un manicomio.
Pasan 10 años y ella ya ha rehecho su vida con otro hombre que la ha convertido
en una ama de casa convencional, pese a que ella desde el primer momento le ha
dicho que amaba a su marido que estaba ingresado. Sólo que ahora, su marido
está recuperado de su enfermedad y ha salido del sanatorio dispuesto a reunirse
con su mujer querida, cosa que al actual marido no le parece nada bien. Se
complicará la cosa.
“Atrapada entre dos hombres”, que en un principio levantó
gran expectación por tratarse de un guion no realizado de John Cassavetes que,
por primera vez, iba a ser filmado, fue maltratado por Harvey Wenstein que en
ese momento tenía proyectos que le interesaba más mover que esta pequeña
película del hijo de Cassavetes, por lo que tras someterle a diversos cortes
con el fin de reducir su duración, hizo con la película una autentica
escabechina. Y además fue un destrozo en balde puesto que, para cuando la
película se fue a estrenar, el desinterés era total y se estrenó en poquísimas
salas y sin apenas promoción. Digamos, que destrozó lo que podía haber sido una
de las mejores películas de los 90. No obstante, y con ganas de poder ver algún
día el corte del director, el resultado no se resiente demasiado en el sentido
que estamos ante una película estupenda. “Atrapada entre dos hombres” es una de
las historias de amor más bonitas y menos babosas de cuantas he visto, amén de
tratarse de una comedia negra, negrísima con momentos verdaderamente
hilarantes. Es comenzar su visionado y quedar embobado con esta extraña y
divertida historia de gente histérica.
La mano de Cassavetes padre se ve en todo momento, ya sea en
el retrato de esos personajes desquiciados, ya sea en la presencia de las
enfermedades mentales que solían ser recurrentes en su filmografía, ya sea en
su extraña estructura de dos bloques donde predominan las diálogos y donde se
dan muy poquitos detalles sobre los personajes.
En España, como todo lo de Miramax de la época, se estrenó
en cines, pero el maltrato al que la película fue sometida en los USA, de
rebote, alcanzó a la película por aquí también ya que se estrenó deprisa,
corriendo, de tapadillo y en apenas un par de semanas de exhibición tan solo
llegó a interesar a 149.000 paupérrimos espectadores del año 1998. Después
apareció en vídeo de alquiler y ya no ha vuelto ha tener una edición en
condiciones, quedando la película, hasta el día de hoy, inédita en DVD en
nuestro país. Una autentica pena.
El siguiente paso de Nick Cassavetes, lejos de abrazar el
cine independiente, fue abrazarse al sistema de estudios, facturando pequeños
bodrietes mainstream como la infame “John Q” o la rematadamente edulcorada “El
diaro de Noah”. Volvería a lo independiente con la correcta “Alpha Dog” y
después, digamos que Cassavetes se convirtió en un director impersonal que
facturaba toda suerte de peliculitas sin ninguna enjundia. No siguió los
derroteros marcados por papá.
Junto a Sean Penn, tenemos a su mujer Robin Wrigth, a la que
enchufó para la ocasión, un histriónico y descacharrante John Travolta, y las
presencias del gran Harry Dean Stanton, Debi Mazan y James Gandolfini
Muy, muy, muy recomendable.