Que en nuestra asquerosa sociedad tendemos a atacar e intentar hundir a aquel que tiene éxito con algo que, encima, lo cambia todo -y por tanto, perjudica a los que se han quedado atrás- es un hecho demostrado infinidad de veces. Centrándonos en cuestiones que afectan a este ciber-lugar, dicha teoría es perfectamente aplicable a Amazon y Netflix. Ambas han triunfado por todo lo alto, a pesar de unos inicios modestos y poco halagüeños. Ambas se lo están comiendo TODO. Ambas han cambiado las cosas y, por ello, se han ganado muchos enemigos. Yo, por supuesto, soy un admirador y defensor de las dos, aunque no sea cliente de Netflix. Sí lo soy de Amazon y no tengo queja alguna.
Centrándonos en lo que llamo la Netflix-fobia recurrente, se produce un fenómeno harto curioso. Haga lo que haga esta gente, produzca lo que produzca, decida lo que decida, en las redes no suelen caerle más que palos por doquier. Se la machaca, se la desprecia y se le acuña un fracaso tras otro. Sus productos reciben críticas malísimas, aunque rara vez basadas en preceptos cinematográficos, de calidad, muy al contrario vienen impulsadas por el simple y puro odio. Irónicamente, luego esos supuestos fracasos son auténticos "hits". Bombazos que gustan a una gran parte de su audiencia (y a los que descargamos luego ilegalmente, of course), pero una presencia oscura en la sombra intenta hacernos creer lo contrario desde las cloacas interneteras. No paro de leer que Netflix tiene los días contados. ¡JA! ya querrían muchos... empezando por sendos festivales de cine prestigiosos comandados por puretas y la misma Academia de Hollywood, obcecada en negarle el reconocimiento. Luego me veo todos esos productos que se supone son tan horribles y me digo "Coño, vale que no son maravillas pero, de ahí a tanto desprecio, tanta crueldad... pues oiga, no lo entiendo. A mi me han gustado". No es que todo lo que hace Netflix sea oro. Ni por el forro. Pero tampoco es basura. Tiene cosas perfectamente digeribles que algunos intentan convencernos de que son lo opuesto (supongo que en un afán de perjudicarles por intereses mercantiles). Productos que estrenados por otra vía, y con otra marca, probablemente no recibirían un trato tan encabronizado.
Me habría ahorrado todas estas letras si no fuese porque ha vuelto a pasar. Empujado por mera curiosidad, me descargué una serie de la que solo había leído mierda, "Jupiter's Legacy". Mi reacción a la misma ha inspirado todo este tochete.
"Jupiter's Legacy" está basada en una novela gráfica del reputado Mark Millar, acompañado en los dibujos por Frank Quitely. Nunca jamás la leí. De hecho, ni la conocía. No es mi tipo de comic. Perdón, de novela gráfica. Así que tuve la grandísima suerte de enfrentarme a esta adaptación para la pequeña pantalla, virgen, fresco como una rosa. Lo que me encontré fue una especie de "Watchmen" pero un poco menos pretenciosa. Con superhéroes llenos de encrucijadas morales, problemas, tormentos y secretos oscuros, versión light. Y luego, el toque de violencia y mala folla de un "The Boys", aunque carente del irritante tonito "guachi" y exhibicionista propio de su productor ejecutivo, Seth Rogen.
Hay una panda de superhéroes que se rigen por un código sagrado. Da igual lo malo que sea el supervillano de turno, JAMÁS hay que quitarle la vida. Solo prenderle y llevarle a las autoridades que lo meterán en una supercárcel de máxima seguridad. El superhéroe principal, que responde al maravilloso nombre de Utopian y luce unas bonitas barbas y greñas blancas (sí, superhéroes ancianos), anda obsesionado con ello y así se lo ha impuesto a sus dos superhijos. Ella se ha convertido en una drogata insufrible. Él sigue los pasos de papá hasta que un día se enfrentan a un tipo muy peligroso que casi mata a toda la superpandi. El chaval, ansiando demostrar sus dotes, le mete tal hostión que le revienta la cara (momento que aplaudí entusiasmado) y, pues se lo carga. Esto hará que toda la prole entre en conflicto, más aún cuando descubran que dicho villano en realidad es el clon de otro que sigue encerrado. Vamos, que alguien lo puso ahí para despistar a los superhéroes protas. ¿Por qué, a causa de qué y por parte de quién?.
Este misterio tan estupendo se narra a la par que nos muestran el origen de los supertipos, muy inteligentemente situado en pleno crack de la bolsa de Nueva York (1929). Una parte que mola muchísmo porque está narrada con un tono aventurero muy "pulp". El prota recibe un mensaje que tendrá que descifrar y le llevará -a él y sus acompañantes- hasta una isla oculta en medio de una tormenta perpetua. Todo altamente gozoso. Casi me gustó más que la historia ambientada en el presente.
¿El resultado? Pues una serie la mar de entretenida y que, a diferencia de lo habitual en mi, deglutí en un par de días, ansioso cada vez que terminaba un capítulo por ver el siguiente. Y en caso de que se lo pregunten, los efectos especiales están a la altura de cualquier producto Hollywoodiense. Hay que ver como ha cambiado el cuento, antes una serie de superhéroes, o de fantasía en general, era sinónimo de trucajes chapuceros, hoy eso ya no pasa.
Pero, por desgracia, tanto palo y tanta mala leche lograron su cometido y "Jupiter´s Legacy" fue cancelada por Netflix. Se va a quedar cojita, con una única temporada. Y es una putada. Deja muchos enigmas sin resolver y plantea nuevas movidas bien jugosas. Podría haber sido una segunda tanda divertida... pero no será (habrá quien diga "Pues lee el comic", pero... ¡¡naaah, no es lo mismo!!). En cualquier caso, y asumiendo ese handicap, esta primera -y huérfana- combina muy bien el rollo adulto + dramático, con la diversión propia del género superheróico de toda la vida. Un petate equilibrado y recomendable.