Una gran parte de slashers ochenteros consiguieron mantenerse vivos en el tiempo, ya fuera por el culto que se les profesa a muchos de ellos, ya fuera porque han aguantado el órdago que les ha echado el tiempo con cierto estoicismo. Sin embargo el subgénero es numeroso y está lleno de títulos menores que muchas veces superan a los de primera fila y por eso son recordados. El resto pasan inadvertidos porque son del montón, malos o muy malos.
“Olimpiada de la muerte” sería de los muy malos. Es más malo que pegar a un padre, y ha pasado a los anales por tratarse de un título de tercera categoría que tiene la cara dura de plagiar el que hoy es considerado un clásico del género, “El día de la graduación” — con algunos ramalazos de “Prom Night”— como principal rasgo característico. Realmente el plagio no es tanto, tan solo copia la estética con un asesino que viste chándal y usa una jabalina para acabar con sus víctimas. Por esa regla de tres podía ser hija bastarda de cualquier otro slasher, pero, se ha quedado con el San Benito de ser un plagio directo de la anteriormente mentada ¡Que se le va a hacer! En cualquier caso es sustancialmente peor película, infinitamente más aburrida que a la que, se supone, plagia. Un despropósito insufrible, que por otra parte sería el único valor a tener en cuenta de esta película (si es que se es amante del mal cine, pero del de verdad).
Me podría ahorrar la sinopsis porque se la pueden imaginar. No obstante, resumiendo, diré que su trama se centra en un instituto cuyo equipo de gimnasia se prepara para competir en los juegos nacionales. Justo en esa previa, aparecerá un individuo encapuchado (y cuyas zapatillas son una imitación de las Adidas clásicas… a estas les falta una raya) que irá asesinando a los gimnastas con su jabalina. Fin de la historia hasta el “sorprendente” giro final. Por el camino, eso sí, un buen puñado de tetas, mujeres en la ducha y sangre administrada en los cuerpos acuchillados con un cuenta gotas, salvo en una espectacular partida en dos cuyo grafismo es espeluznante, pero que no justifica el resto que es una chapuza. Corramos un tupido velo a la hora de hablar de la fotografía: Hay secuencias tan oscuras en las que prácticamente no vemos nada.
Y poco más… un mal slasher con estructura, asimismo, de mal slasher.
Debido a la cantidad de títulos con los que se conoce a esta película, surge una de las anécdotas más reseñables. El título original oficial de esta película es “Fatal Games”, sin embargo, tanto en la pre-producción como durante el rodaje esta se tituló “The Killing Touch”. Cuando por fin la producción encontró distribución, se decidió que “Fatal Games” era un título mucho más comercial que “The Killing Touch”, sin embargo, no se avisó al equipo artístico de la película de este cambio, por lo que muchos de los actores quizás pensaron que nunca llegó a tener un lanzamiento oficial. La actriz protagonista, Spice Williams-Crosby, al ser preguntada por la prensa y por los fans sobre su participación en “Fatal Games”, negaba categóricamente haberla protagonizado. Se llegó a pensar que la actriz renegaba del film. Lo que sucedía es que, hasta muchos años después, ella no supo que aquel slasher chusquero en el que había participado en 1984 se había distribuido con un título distinto.
Otro dato curioso sería la identidad de uno de los tres individuos que firmó el guión, un tal Rafael Buñuel… ¿Se trata de uno de los hijos de Luis Buñuel? Me ha costado digerir que pudiera tratarse de él, porque que yo sepa, Rafael Buñuel, el hijo de Buñuel, es escultor, pintor ocasional y no me pegaba nada que el hijo del prestigioso Buñuel pudiera, no solo escribir, sino también producir un slasher tan chunguero. Pero tras darle unas cuantas vueltas a la red de redes, y por extraño que parezca, sí se trata del hijo de Luis Buñuel que, además de las profesiones que se le reconocen, tuvo un pequeño escarceo con el cine de terror en calidad de guionista, siendo, previamente a esta, el revisor del guion de la película mexicana “To Kill a Stranger” de Juan López Moctezuma. Después haría algún guion más, esta vez para películas más afines de arte y ensayo. Desde luego, una curiosidad.
En cuanto al director de la cinta, Michael Elliot, no tiene ni una película más acreditada salvo “Olimpiada del terror”, aunque al igual que su colega Buñuel, se dedicó a revisar el guion de la ya citada “To Kill a Stranger”.
La película se distribuyó en vídeo en nuestro país como es rigor, no se trata de un título en demasía ignoto, pero de lo que sí que se trata, por todo esto que les cuento, es de una cosa, al menos, interesante.