jueves, 14 de agosto de 2025

MINUTOS MUSICALES 37: LOS CINCO MEJORES DISCOS

Hasta principios de los 2000, nunca sentí la más mínima curiosidad por el grupo británico de post-punk "Echo and the Bunnymen". Un buen día, un amigo que conocía mi incipiente interés por un pop inglés tirando a melancólico me los recomendó y, por aquello de convencerme del todo, lo acompañó con un recopilatorio casero, formato CD-R, compuesto de canciones sustraídas de sus entonces más recientas grabaciones. Pues resulta que me gustó bastante lo que escuché y decidí investigar a qué trabajos específicos pertenecía cada tema. Así es como descubrí que la etapa más interesante -para mí- de los "Echo and the Bunnymen" se situaba entre 1997 y 2009. Concretamente con los discos "Evergreen", "What are you going to do with your life?", "Flowers", "Siberia" y "The Fountain". En todos ellos hay coplas sensacionales, alejadas del estilo habitual de los primeros años de la banda. Tal vez el más redondo de todos sea el segundo de la lista y de donde he sustraído el muestrario sonoro que les dejo al final, "Get in the Car", mi favorita del pack.
Da la casualidad que dicha etapa viene marcada por el regreso del vocalista primigenio tras un intento de huida. Sin embargo, no parece que vayan a repetirlo, porque su última grabación original hasta la fecha, "Meteorites" del 2014 (cuatro años después lanzaron "The Stars, the Oceans & the Moon", aunque la cosa va de temas clásicos -muy bien- revisionados), queda lejos de esos momentos de inspiración, momentos que sigo disfrutando eventualmente y me sobran y me bastan.

martes, 12 de agosto de 2025

PLAY BOY: EL REY DEL MANDO

Atípica producción de la “Happy Madison” del todopoderoso Adam Sandler. Y es atípica porque está concebida para lucimiento de uno de los rostros menos conocidos de su séquito, Allen Covert, mamporrero mayor de Sandler desde que ambos debutaran en el cine en la semi-amateur “Going Overboard” y que desde entonces le acompaña haciendo las veces de productor, co-guionista y actor en casi todas sus películas. En “Play Boy: el Rey del mando” Sandler se gasta la calderilla, el presupuesto que tiene para palillos de dientes en cualquiera de las producciones en las que él es la estrella, y le concede a su amigo el honor de escribir y protagonizar una película hecha a su medida. Cualquiera pensaría que Sandler no tenía ninguna fe en este film y no iría mal encaminado, ya que en el momento de su estreno, durante las siete semanas que estuvo en cartel y las ventas al extranjero, tan solo logró recaudar siete millones de dólares que a duras penas conseguían cubrir el presupuesto dispensado para rodarla.
Sin embargo, y por la gracia de dios, poco a poco fue adquiriendo culto por parte de fans chiflados que la iban descubriendo a posteriori, lo que se tradujo en una recaudación de más de 50 millones por la venta de DVDs. Todo un fenómeno al respecto. Con lo cual la película es a día de hoy una de las más queridas por los fans y la más rentable de la “Happy Madison”.
Se trata de una “stoner comedy” repleta de chistes de fumetas, que además contiene elementos generacionales que son en realidad los verdaderos motores de su éxito; “Play Boy: El Rey del mando” contiene marihuana, vídeo juegos, tetas, gerontofília, retrasados mentales, vírgenes, hechiceros de tribu africana que consumen cannabis y se tiran olorosos cuescos, chimpancés karatekas, leones custodios de droga y diálogos totalmente demenciales. Solo falta Tom Green molestando por ahí.
En definitiva, se trata de una comedia tonta que funciona a las mil perfecciones. Como para no salirle fanáticos.
También se trataría de una de las escasas incursiones que de vez en cuando hace el cine en el mundo de los “jugones”. Hay pocas referencias o tramas que giren en torno a los jugadores de videojuegos, siendo los máximos exponentes en la comedia títulos como “Joysticks” de Greydon Clark y “Porky’s 4” dentro de los parámetros de la "serie B/Z", o “Pixels” en el mainstream. “Play Boy: El Rey del mando”, sería la película más significativa sobre el tema.
Asimismo refleja una realidad social cada día más extendida en todo el mundo, que es la de los treintañeros —casi cuarentones— que todavía viven en casa de sus padres y, por lo tanto, desarrollan cierta inmadurez que les insta a pasarse el día fumando canutos y jugando videojuegos. Nos presenta  al protagonista, Alex, como un buen ejemplo de todo eso.
Alex se dedica a probar videojuegos para una gran empresa del sector. Vive en una casa con su compañero de piso. Este se gasta el dinero del alquiler en prostitutas filipinas y, por tanto, son desahuciados. A Alex no le queda más remedio que irse a vivir con su abuela y sus dos compañeras de piso, igualmente ancianas. Para  no parecer más perdedor de lo que es, a sus compañeros de trabajo les dice que se ha mudado con tres esculturales jovencitas con las que se acuesta cada noche.
Por otro lado, el punto neurálgico del argumento está en una descerebrada fiesta que se celebra en la casa de las tres abuelitas, en la que el desmadre, el destete, y el consumo de drogas blandas se convierten en los protagonistas de la función.
En el argumento vemos que Alex, además de probar videojuegos, está desarrollando un nuevo juego llamado “Demoniac” que pretende proponer a sus jefes con el fin de comercializarlo y cuya idea es robada por JP, el villano de la película, un “retarded” maestro del diseño de videojuegos que se cree un robot y se quiere implantar unas piernas mecánicas. El juego en cuestión es una novedad para la "Xbox 360", consola referenciada —y publicitada— en varias ocasiones, que se estaba desplegando con la idea de que su fabricante, “Terminal Reallity”, lo lanzara a la venta después del estreno de la película. Sin embargo el asunto finalmente se canceló antes de estar completamente acabado el proyecto debido a problemas financieros, y jamás se comercializó ese juego, por lo que las imágenes que vemos del mismo en la película son el único testimonio de su existencia.
Como anécdotas del rodaje, reseñar que hay un momento en el que Alex se masturba sobre una "Barbie" mientras le dice guarrerías. En realidad, en el guion decía que debía proceder sobre una réplica de "Lara Croft", la heroína del “Tomb Raider”, pero no se pudo utilizar su imagen por un problema con las licencias. El cambio de muñeca no resiente el resultado de la escena, pero es cierto que tendría mucha más gracia si hubiese sido la famosa aventurera pechugona.
El personaje de Alex, “loser” donde los haya, conduce una chatarra de coche destrozado que le confiere una imagen de perdedor mayor de la que ya desprende de por sí. No es una maniobra de guion premeditada; la producción se estaba quedando sin dinero para sufragar los gastos. El próximo desembolso era para el vehículo del personaje de Alex y, como no había montante, se le sacó esa porquería de un desguace cualquiera. En este caso, las carencias benefician a la historia y, por ende, al personaje.
La marihuana que se consumía durante el rodaje era obviamente falsa, cosa que en absoluto le parecía bien al actor Peter Dante, quien da vida a un camello que además es fumeta. Como pensó que estando fumado interpretaría mejor a un porrero, decidió llevar al rodaje su propia marihuana, por lo que cada vez que se rodaba una escena en la que este tenía que fumar, y cortaban, le pegaba caladas reales al canuto, motivo por el que el actor se cogía unos colocones de aúpa, teniendo que interrumpir el rodaje en una ocasión para ir al hospital porque decía no sentir las piernas.
En otro orden de cosas, “Play Boy: El Rey del mando” se convirtió en una película de prestigio para la comunidad de consumidores de cannabis recibiendo varios premios “Stony” que concede la revista “High Times” (sobre marihuana y su consumo), que incluían el de mejor película “stoner”, mejor escena de fumada y mejor actor para Allen Covert.
Toda una rara avis dentro del panorama cómico americano de la década de 00, y la película más extraña y transgresora de la “Happy Madison”, que no es nueva en aquello de hacer humor “stoner”; a Adam Sandler le encanta interpretar a fumetas, aunque siempre desde el lado más blanco e inofensivo. A “Play Boy: El Rey del mando” le cuesta un poco menos ofender al personal.
También tenemos en el reparto papeles para un jovencito Jonah Hill, dando ya muestras de su talento y lejos de imaginarse que 10 años después se convertiría en uno de los actores más importantes de Hollywood. También tenemos cameo insulso para un Rob Schneider que estaba a punto de romper peras con Adam Sandler (aunque recientemente se reconciliaron de aquella manera).
En la dirección -lo de menos en las producciones “Happy Madison”- tenemos a Nicholaus Goosen. Un par de años después rodaría la película “The Shortcut”, para seguidamente dedicar su carrera por entero a la televisión.
Por cierto, la traducción española del título original, “Grandma’s Boy” (El niño de la abuela), es absolutamente infame ¿Cómo que “Play Boy: El Rey del mando”? ¿Por qué Play Boy? Acojonante. España.

sábado, 9 de agosto de 2025

LA PRISIÓN DE LOS CHIFLADOS

El marco durante el que en su día consumí "La prisión de los chiflados" no puede ser más "retro-cool". Les hablo de una sesión doble del desaparecido cine "Texas" en Barcelona, repleto hasta la bandera, compartiendo pantalla nada menos que con una copia troceada de "Delta Force". Desde entonces andaba loco por revisarla y, sobre todo, reseñarla. No es que le reservase un afecto especial ni nada de eso. En realidad solo se trataba de pura y dura curiosidad, porque lo cierto es que en mi archivo mental únicamente conservaba un gag de todo el largometraje, así que, hasta cierto punto, el resto me iba a resultar medianamente novedoso. Costó localizarla, pero al final fue el compañero Enorm quien, una vez más, obró el milagro.
"La prisión de los chiflados", título significativamente patrio -propio de su época- para el "Doin´Time" original (traducible a un muy carcelario "Cumpliendo condena", pero también como "Pasando el tiempo", que pal caso sería un rato adecuado), viene fechada en 1985 y, permítanme recurrir a un cliché que nos viene a huevo: No podría ser más ochentera en su género. Se ajusta como un guante a lo que era la comedia populachera yanki entonces. Con inevitables ecos a otras de su misma calaña como las "Loca academia de policía" o los "Porky´s". Digamos que, espiritualmente, son casi hermanas, con todas las salidas narrativas y los estereotipos que demandaba el personal dispuesto a amoquinar por verlas. Un humor tirando a golfo, con altas dosis de enredo y ciertas licencias de puro "spoof" que no casan demasiado bien, aunque molan. Mogollón de chistes picantes, machismo por un tubo, además de tantas otras zarandajas políticamente incorrectas (incluidos unos pocos chistes de drogas). El protagonista es el típico caradura simpático que se tira a la cachonda esposa del gobernador quien, lógicamente rabioso, le manda encarcelar en un centro penitenciario con un alcaide demasiado laxo y de ideas progresistas al que detesta. En cuanto puede, lo echa y enchufa a su cuñado, todo un cabronazo de tendencias paramilitares dispuesto a hacer la vida imposible a los reclusos. Estos, que vendrían a ser los buenos de la historia (por supuesto en ningún momento se habla de los motivos por los que están entre rejas), deciden darle su merecido recurriendo a una salida muy propia de las comedias de entonces, convencen a una golfa para que se lo tire mientras retransmiten el "espectáculo" tele mediante a nivel nacional. La clásica lucha de poderes entre los inadaptados y la autoridad, también muy de las de risa del periodo. Ello se desarrollará a la par que un previsible combate de boxeo en la cárcel, dando pie a unas cuantas coñetas a costa de "Rocky" y el cameo del mismísimo Muhammad Ali (razón por la que, a día de hoy, la película sobresale unos centímetros de la media).
En realidad la trama de "La prisión de los chiflados" es más fina y menos consistente que el cordel de un támpax, una mera excusa para acumular gags y más gags, de esos con "remate final" que, luego, guardan cero lógica con el desarrollo de lo que se supone están contando. Claro que poco importa porque, como digo, prima la gilipollez, una buscada y aceptada sin remordimiento alguno. No te partes de risa, con suerte sonríes a ratos y, en general, la sensación es más de estar escuchando los malos chistes vomitados por el borracho de la cantina. Suerte que todo el pifostio no llega a los 80 minutos, así que, entre una cosa y otra, y la inevitable dosis de nostalgia aplicada, pues termina resultando medio-entretenida... por los pelos.
Dirige, co-escribe y co-produce George Mendeluk, nacido en Alemania y emigrado para hacer las américas, en su filmografía localizamos otras de esas que habíamos visto en los estantes de nuestros vídeo-clubs mil veces pero rara vez alquilábamos, como "Flash Mortal" o "Albóndigas 3: Los chicos están calientes" y luego muchísima televisión, pero muchísima, hasta nuestros días.
Y, como siempre, es identificando, numerando y catalogando al floridísimo reparto donde realmente está la diversión. Abróchense los cinturones porque la cosa es generosa. Tal vez, paradójicamente, el menos llamativo sea su protagonista, Jeff Altman. Venía de hacer mucha tele y alguna cosa curiosa (como "Wacko" o "Quien tiene una suegra tiene un tesoro") y, tras "La prisión de los chiflados" el panorama tampoco cambiaría demasiado, con más curiosidades ("Harvard: Movida americana", "Los inmortales 2", bastante doblaje de dibujos animados, destacando "The Real Ghostbusters" o "Bee Movie") y más televisión. Como ocurría con muchas de las comedias de aquellos entonces, se le busca una historia de amor "seria" en las clásicas escenas donde se rebaja el tono desmadrado. Su "partenaire" pal caso es Dey Young, quien debutaría en "Rock N´Roll High School" y se marcaría un insignificante rol de camarera en "Spaceballs, la loca historia de las galaxias" (menos insignificante que el posterior de "mujer con perro" para "Ant-Man y la Avispa: Quantumanía"), decorado donde coincidió con otra de las actrices de "La prisión de los chiflados", Rhonda Shear, futura carne de cañón del universo Donald G. Jackson.
Aunque en cuestiones femeninas la parte más tocha del pastel es para Colleen Camp y sus tetazas, esas mismas que viste en otras del palo como "El juego de la sospecha (Cluedo)", "Gran lío en la universidad", "La loca academia de los albóndigas" y, por supuesto, "Loca academia de policía 2 y 4". Ubres -muuuuuuy- destacables son igualmente las de Kitten Natividad, marcándose una aparición al fondo del plano, literalmente, y Judy Landers, quien anduvo posteriormente por "Armados y Peligrosos", "Escuela de Azafatas" pero, sobre todo, el "Dr. Alien" de David DeCoteau. Rematan el asunto femenino Melanie Chartoff (la directora encabritada del insti en "Parker Lewis nunca pierde") y Dona Speir (futura musa de Andy Sidaris).
Retomando el plantel masculino, tenemos a todo un John Vernon como recluso veterano y listillo. En la época me recordaba mucho al George Peppard de "El Equipo A". Cosa que cuadraba muy bien con el "Mr.T" albino que le acompaña a todas partes encarnado por Nicholas Worth, el eterno villano del cine de bajo (y eventualmente alto) presupuesto. Otros de sus socios son el cajatontista Ron Palillo (el tipo al que "Jason Voorhees" le arranca el corazón en la sexta de sus aventuras o el pirómano perseguido por "Snake Eater") y Mike Mazurki, de rostro nacido para interpretar a gángsters y/o matones de toda condición, cosa que hizo nada menos que en "Con faldas y a lo loco", "De espaldas a la justicia", "Dick Tracy" -la de los 40 y la de los 90- y su última aparición en pantalla dos meses previos a palmar, "Mob Boss" de Fred Olen Ray. Ya que hablamos del ínclito, también él dirigió a Pat McCormick -el alcaide bueno de "La prisión de los chiflados"- en "Beverly Hills Vamp".
Como villano principal todo un clásico en los suyo, Richard Mulligan, tan histriónico como nos tenía acostumbrados. Solía dejarse ver en películas de Blake Edwards: "S.O.B. (Sois honrados bandidos)", interpretando al "director de cine en crisis", "Tras la pista de la pantera rosa", ejerciendo de padre del "Inspector Clouseau" y "El gran enredo", que debería recuperar. Igualmente se prestaba a otra clase de comedias, ahí están "Los albóndigas atacan de nuevo", "Profesores de hoy" o "Chico Celestial" como prueba.
Del resto del reparto me quedo con el comediante negro Jimmie 'JJ' Walker (ni que sea por su papel en "Aterriza como puedas", de donde "La prisión de los chiflados" toma prestados esos comentarios graciosos vía megafonía) y Ron Zwang, así mismo co-guionista del film reseñado y cuya escueta carrera "actoril" incorpora dos marcianadas del calibre de "El ejército de las tinieblas" y ¡¡¿"Robot Ninja"?!!. ¿¿Nos lo creemos o estamos ante una mala di/gestión de "la secre"??.
En un momento dado, asistimos a un plano general de la cárcel idéntico a otro de "Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas!!)" (al fin y al cabo, ambas películas vienen fechadas el mismo año). Ahí va una comparativa visual y la duda de si una recicló de la otra o, simplemente, compartieron escenario...

martes, 5 de agosto de 2025

BEING MARIA

Poco antes de morir, Maria Schneider puso de actualidad la obra maestra “El último tango en París” declarando que la famosa escena de “la mantequilla” —recuerden, esa en la que Brando da la vuelta a la Schneider, le unta el ojal con ella y la penetra analmente de manera muy brusca mientras lanza maldiciones contra la familia de su mujer fallecida— no estaba en el guion  y que, tras tramarlo entre bastidores Marlon Brando y Bernardo Bertolucci, al dar la voz de acción, se encontró con dicho momento sin comerlo ni beberlo. Mucho se especuló con si había sido violada realmente o no, y la actriz aclaró que no hubo penetración pero que, al no ser avisada de lo que el actor y el director querían hacer, se sintió no ya violada por Brando, sino también por Bertolucci. La controversia estuvo servida.
Con ella ya fallecida, Bertolucci apareció en un programa de la televisión italiana hablando sobre la escena en cuestión, asumiendo que, efectivamente, la planearon a espaldas de la actriz porque, al pillarla sorpresivamente, obtendrían una reacción real por parte de ella que beneficiaría la película. Y acto seguido, pedía disculpas por el poco tacto con el que abordaron el asunto.
“Being Maria” sería el biopic dramático sobre Maria Schneider centrado principalmente en el rodaje de la dichosa escena y las consecuencias psicológicas que arrastró la muchahcha tras el impacto social de la misma. Así, vemos el descenso a los infiernos de la actriz, que va desde su enganche a las drogas duras o su poca pericia delante de la cámara debido a ello, hasta su incursión en películas de "serie B" puramente alimenticias y, ya mayor, la posterior repulsa hacia Bertolucci.
La principal premisa consiste en mostrar que, por aquel entonces, el cine era una cosa hecha por hombres, destinada a hombres, y en el que la mujer no era más que un adorno o, hablando muy vulgarmente para que ustedes me entiendan, un “depósito de lefa”. Todo contado desde el cine de autor más descarnado y el feminismo actual, y basándose en lo contado por Vanessa Schneider, prima de Maria, en sus memorias “My Cousin Maria Schneider”.
Lo importante en “Being Maria” es dar un mensaje, denunciar una situación, pero no por ello descuida lo meramente cinematográfico y, pese a lo tediosa y lenta que resulta a rasgos generales, hay destellos en las recreaciones de los rodajes en los que participó Maria Schneider. Así, toda la parte centrada en la creación de “El último tango en París” resulta estupenda, máxime por el trabajo de la actriz que da vida a Maria, Anamaria Vartolomei, y Matt Dillon que interpreta a Marlon Brando. Ambos están soberbios, reproduciendo secuencias del film que denuncia, o imitando gestos de los actores a los que interpretan. Vartolomei y Dillon justifican el echar un ojo a una película de ritmo lento y pausado que parece concebida en exclusiva para el público de Cannes.
Sin embargo, el estreno de "Being Maria" en salas de cine en España no ha tenido lugar, yéndose directamente a "Filmin" durante un tiempo limitado. Por algo será.
En definitiva, no es espantosa, se deja ver, e incluso tiene buenos momentos, pero al final se trata más de un panfleto para hacer reflexionar a la peña, que un artefacto lúdico para ver cómo eran los rodajes de Bertolucci.
En nada parece que se va a estrenar otro biopic sobre Brando, esta vez interpretado por Billy Zane y donde el maquillaje ha conseguido que entre el actor de “The Phantom” y el de “La isla del Dr. Moreau” no haya diferencia física alguna: “Waltzin With Brando”. Y, esta vez sí, con fines más afines al espectáculo.
La directora de "Being Maria", Jessica Palud, curiosamente trabajó como asistente de Bertolucci en otra de sus películas de folleteo, “Soñadores”, además de ser una asidua a ese tipo de festivales de “cine hecho por mujeres” (que en lugar de inclusivos, acaban siendo excluyentes).  Ahí es nada.

sábado, 2 de agosto de 2025

SHOCK TREATMENT

"Brad" y "Janet" han dejado de ser aquella pareja inocente recién casada que eran al arranque de "The Rocky Horror Picture Show" para convertirse en un matrimonio en crisis. Acuden a la grabación de un famoso programa de televisión dedicado a solventar esa clase de entuertos y, justo, terminan concursando. Durante la refriega, declaran enfermo mental a "Brad" y lo encierran en una institución (dispuesta en el mismo plató), mientras que "Janet" pasará a estrella mediática. Tras todo ello se oculta un misterioso personaje con intenciones altamente pérfidas.
Efectivamente, "Shock Treatment" es la "secuela", por así decirlo, del clásico de las sesiones a medianoche. Una que, irónicamente, todavía fracasó más en su paso por salas. Tanto que ha tardado muchos años -viene fechada en 1981, seis después de la otra- en recibir alguna clase de reconocimiento. O conocimiento, pues todavía los hay que ignoran su mera existencia. Siguiendo los mismos pasos de "Rocky Horror...", "Shock Treatment" nunca llegó a estrenarse legalmente en nuestro país, siendo reducida su difusión a sendos pases en una televisión digital, de cuando su precedente se hizo medianamente popular por acá y había cierta demanda. Ahí es donde yo la consumí por primera vez y, créanme, aunque como película en sí no me gustó demasiado, caí rendido a su banda sonora. Efectivamente, es tan musical como "Rocky Horror...", labor esta firmada en ambos casos por el talentoso Richard O´Brien (quien, igualmente, encarna un rol bastante más destacado esta ocasión. De hecho, suyo es el careto del cartel). Personalmente prefiero las composiciones que hizo para "Shock Treatment", tal vez porque gastan un toque algo más "new wave" -era la época después de todo-, tanto como para terminar pillándome el respectivo CD, que todavía conservo con cariño al lado de mis otros "musicales excéntricos" favoritos, la misma "Rocky Horror...", "El fantasma del paraíso" o "La tienda de los horrores".
O´Brien no es el único que repite. Hay unos cuantos más delante de la cámara (Patricia Quinn, Charles Gray, Nell Campbell...) y detrás, como el productor Lou Adler y el director Jim Sherman de extraña carrera, una a la que puso fin, más o menos, el fracasazo de "Shock Treatment". ¿¿Y por qué ello?? Bueno, hay quien dice que fue cosa de las expectativas. La peña esperaba más de lo mismo, y no, la película ahora reseñada es bastante diferente de "The Rocky Horror Picture Show", comenzando por el hecho de que sus dos protagonistas vienen interpretados por actores distintos. Susan Sarandon no quería saber nada del asunto, así que ficharon a la adecuadísima Jessica Harper, quien ya había dado buena cuenta de sus capacidades vocales en la mentada "El fantasma del paraíso". El "Brad" original, Barry Bostwick, sí estaba interesado, pero compromisos previos se lo impidieron, así que terminó sustituido por Cliff De Young, que encaja muy bien en el rol, le pone mucho interés (además, hace doble papel) pero no tuvo demasiada suerte el resto de su carrera. Basta decir que terminaría currando para "The Asylum".
Puede que también contribuyera al descalabro la trama. En realidad es muy sencilla, muy elemental, pero es el cómo está estructurada donde vienen los problemas. Richard O´Brien siempre se ha quejado de que ello se debió al exceso de reescrituras que sufrió el guion, uno destinado, principalmente, a ridiculizar la televisión y, también, el lado más conservador de la sociedad estadounidense. Y sí, "Shock Treatment" resulta algo caótica, confusa y estridente. Además, todo se desarrolla a gran velocidad y cuesta un pelín incluso no quedarse rezagado... aunque eso sería más bien una virtud, porque aburrida tampoco es. Si la desmelenada historia no te atrapa, lo harán sus barrocos decorados, el abuso de colores chillones (sobre todo rojo, a su vez en alto contraste con el muy presente blanco), los llamativos atuendos de algunos personajes (los mismos uniformes de los médicos), el continuo cambio de puntos de vista (mucha refilmación de pantallas de televisión) y el tono casi "cartoon" de todo ello. Nada realmente grave. De hecho, en mi reciente revisionado me ha gustado bastante más. Es cierto que las canciones siguen siendo mi parte favorita (con especial preferencia por "In my own way" y "Breaking Out", el tema más "punkero" cortesía de unos ficticios "Oscar Drill and the Bits") y las escenas donde suenan están muy bien resueltas en un sentido visual (me mola especialmente la que acompaña a "Lullaby", rodada de una sola tacada -y a la primera toma- con la cámara desplazándose de una ventana a otra según les toca canturrear a los actores). Así que sí. Tenía preparado un chiste sobre que, a diferencia de lo habitual tratándose de musicales, en "Shock Treatment" sobran las escenas de diálogo, pero no, toda ella está muy decente y merecería una justa revalorización.
No obstante, sigo insistiendo que, si no han escuchado su banda sonora, se están perdiendo algo muy bueno. En un principio iba a convertir esta reseña en una dosis más de nuestros eventuales "Minutos Musicales", pero prefiero centrarme en soltar rollo respecto a la película y, si quieren saber cómo suena, se pasan por YouTube y buscan, que ya son ustedes mayorcitos.
Por cierto, uno de los actores secundarios es nada más y nada menos que Rik Mayall, quien pocos años después alcanzaría la gloria como comediante gracias a la serie "The Young Ones". En "Shock Treatment" pueden verle joven, pizpireto y cantando y bailando con soltura. El chaval era un portento, desde luego.

martes, 29 de julio de 2025

HOOKERS ON DAVIE

Janis Cole y Holly Dale son un dúo de directoras canadienses que, empezando sus carreras en tiempos de estudiante con cortos filmados en 16 mm, pronto se especializarían en trabajos más o menos feministas, cultivando el género documental donde se harían fuertes con una serie de películas que retrataban las distintas problemáticas de las mujeres en ambientes marginales. De este modo debutarían en la dirección con “P4W: Prison for Woman” en 1981, llamando la atención de estudiosos y eruditos, y ganando prestigio en el cine canadiense.
Por otro lado, interesadas como estaban ambas mujeres en todo lo relativo al comercio sexual, se tiraron su juventud investigando al respecto y viajando para documentarse sobre el tema, cayendo en la cuenta de que uno de los mayores focos de prostitución se encontraba precisamente en Canadá, concretamente en un barrio llamado "Davie" del "West End" de Vancouver. Perfecto para ser estudiado y documentado.
Pese a tratarse de una zona residencial llena de tiendas, en 1984 destacaba por ser un hervidero de prostitución, con trabajadoras y trabajadores sexuales que abrían el chiringuito a las 11 de la mañana y ya no se iban de allí hasta bien entrada la noche. Un barrio rojo con todas las de la ley, donde había prostitutas femeninas, transexuales y chaperos.
En 1986 el gobierno procuró limpiar la zona sacando a las prostitutas de allí y llevándolas a las afueras, donde, debido a la menor afluencia de viandantes y vecinos, eran un blanco más fácil para depredadores sexuales y asesinos. Como consecuencia a la reforma del barrio de "Davie", fueron muchas las prostitutas que murieron de manera violenta, cosa que no ocurría cuando operaban en el lugar donde se ambienta la película. Casi que fue peor el remedio que la enfermedad.
Sin embargo, un par de años antes de la reforma, Cole y Dale reunieron a un buen número de trabajadores sexuales con el fin de realizar un retrato sobre todos ellos. Las putas y los chaperos consintieron ser filmados y entrevistados, dando forma a este “Hookers on Davie” que está considerado un documento histórico y muestra de manera fehaciente lo que ocurría en ese barrio canadiense a mediados de los años 80.
Entonces, tenemos una película que va dando saltos del "cinema verité" al documental de entrevistas, filmando las largas esperas de las prostitutas (de hecho, hay un momento en el que una de ellas afirma que su verdadero trabajo es esperar, cosa que me hace especial gracia porque es lo mismo que dicen los actores del suyo...), la interacción entre ellas, trifulcas o intervenciones de la policía que se van intercalando con entrevistas en primer plano en las que las putas y chaperos nos cuentan sus circunstancias. Por supuesto, todo ello es de lo más interesante a la par que desasosegante.
Sin embargo, no es la intención de las directoras tirar de sensacionalismo, ni tan siquiera se permiten el lujo de ser condescendientes, ni de lanzar una moraleja al espectador; sencillamente colocan la cámara y dejan que la vida fluya. Y la combinación de realidad con entrevistas se acopla a la perfección, impidiendo que la cosa se vuelva tediosa o repetitiva. Si solo hubieran filmado entrevistas o solo momentos del día a día, igual no hubiera sido tan efectiva.
Asimismo, se trata de una película de putas callejeras filmada en 16 mm, por lo que, por mucho que las cineastas intentan despojar al conjunto de sordidez incluyendo mucha luz y una gran cantidad de secuencias diurnas al ritmo que marca el temazo “Street Life” de Randy Crawford & The Crusaders (que suena como única banda sonora), la cosa en todo momento resulta pringosilla y queda, tras el visionado, una extraña sensación de desazón. Y eso que hay una copia remasterizada que resalta toda su luminosidad y su grano, pero no consigue que se nos quiten las ganas de ducharnos tras ver la película.
En definitiva, está francamente bien.
En Canadá "Hookers on Davie" goza de excelentísima buena prensa, porque retrata un ambiente que existió durante un periodo de tiempo concreto y que, de no ser por esta película, se hubiera perdido dejando muy poca documentación al respecto.
A día de hoy, el barrio en cuestión se llama "Davie Village" y es el equivalente al "Chueca" madrileño; está limpio e impoluto, y es donde muchos miembros del colectivo LGTBI eligen su residencia. Se trata de una zona claramente turística, llena de librerías de temática homosexual.
Tras este documental, que es su obra culmen, Holly Dale y Janis Cole hicieron un par más de temáticas similares, pero después se ganaron la vida tras los focos como productoras de cine independiente desde "Spectrum Films". Cole, además, es profesora de universidad.

sábado, 26 de julio de 2025

ICEBREAKER

Lo peor que podía pasar con "Icebraker" es que fuese el anodino producto plano y sin alma que parecía, a pesar de los suculentos elementos ahí dispuestos y que, inevitablemente, me llamaban con la misma insistencia que las sirenas a "Ulises": una imitación videoclubera de "La jungla de cristal" (y su secuela, por aquello de la nieve) en la que, A, Bruce Willis venía sustituido por Sean Astin, quince años después de "Los Goonies" y dos antes de ser rescatado por Peter Jackson para "El señor de los anillos", como poco convincente héroe y, B, el "Hans Gruber" de chichinabo lo encarnaba nada menos que un Bruce Campbell llamativamente rapado al cero. Arropados ambos por Stacy Keach como padre millonario y autoritario que se opone a que su hija pija se case con el personaje de Astin, un "loser" dispuesto a demostrar su valía (ya saben, un rollo muy yanki). Sustituyan al "Nakatomi Plaza" por una estación de esquí y, epa, ya la tenemos liada.
Lo que yo decía, ¡¡tentador!!. Y piqué, y la vi y... en fin, es un puto ascazo tener razón (casi) siempre pero, sí, "Icebreaker" ha resultado ser justo aquello que más temía, la peor forma de arte imaginable: una nadería. Cero. Papel mojado. Ni tan siquiera es útil como producto risible, a pesar de que los papanatas de "RiffTrax" la sometieran a uno de sus ejercicios de humillación arrogante. Deben ser buenos en lo suyo porque, de verdad, no sé qué se puede ridiculizar de esta película. Vale sí, algo hay, aunque sigue siendo demasiado poco. Entre ese poco quizás esté el extraño nombre del guionista... es decir, el que aparece en pantalla, Hasso Wolfe Wuerslin, porque según me informa mi servicio de espionaje (osea, "Imdb") el libreto lo firmó el mismo David Giancola que dirige la película. No sé, tal vez prefería ocultarse tras seudónimo... ¿por vergüenza? dudoso, porque entonces habría hecho lo mismo en su función de director y no es el caso. Ya que hablamos de él, remarcar que comenzó a despuntar en 1989 con el cortometraje "Will Eisner's the Spirit: Ten Minutes" basado en el famoso comic. Ganó premios y tal, pero la cosa no terminó de despegar pues acabaría a los mandos de películas como "Time Chasers" (ciencia ficción barata también ridiculizada a posteriori por "RiffTrax"), "El ojo de la ley" (una de acción con protagonismo de Burt -el "Robin" de los 60- Ward y Miles O'Keeffe según guion nada menos que de Brett Piper, todo un astro del cine de género porculero como verán si le dan al enlace respectivo), una de catástrofes a bajo coste, "Tormenta eléctrica" (con un Jesse Eisenberg aún verde) y la comedia a mayor gloria de Anna Nicole Smith y sus tetas gigantes "Illegal Aliens", cuyo desastroso rodaje dio para un documental-paja del propio David Giancola donde David Giancola nos explica lo jodido que fue para David Giancola hacerla, "Craptastic!" se llama (algo así como "Basurástico!"). ¿¿Una especie de respuesta / justificación por parte del cineasta a las continuas guasas a las que su labor era sometida por los de "RiffTrax"?? Todo es posible en américa.
Una avioneta que transporta plutonio para su venta al mercado negro cae en medio de un monte nevado. El terrorista que iba a adquirir la radioactiva chuche va en su busca. Para hacerlo más "interesante", secuestra al personal de la estación de esquí ahí dispuesta, salvo a uno de sus empleados, quien se encargará de salvar la papeleta, especialmente motivado porque su prometida -y su suegro- anda entre la peña retenida.
Pues eso. Alguna explosión, bastantes escenas de "snowboard" (supongo que era tendencia entonces), mucho tiroteo, una violencia muy tamizada y escuetos intentos de comedia voluntaria de esos que dan vergüenza ajena. De la mayoría se encarga un tal John James como excéntrico y atolondrado "redneck" local. La cuestión es que la película tampoco es un cero absoluto en cuanto a elementos para entretenernos y emocionarnos, sin embargo, la sensación es la de estar viendo un drama telefílmico de domingo por la tarde. ¿Cómo es ello posible? Ni idea, pregúntenle a Hasso Wolfe Wuerslin, tal vez él lo sepa.

martes, 22 de julio de 2025

RESACÓN EN LAS VEGAS: ELLAS TAMBIÉN

Por culpa de un título español fallido y oportunista que trata de canibalizar el éxito de “Resacón en Las Vegas”, es muy posible que esta película cuyo bautismo original se traduciría literalmente como “La mejor noche de todas, pasará inadvertida”, genere un efecto contrario al deseado por la distribuidora: tirará de espaldas a más de uno. Aunque tampoco es descabellado llegar a esa libre traducción del título por parte de los de marketing si tenemos en cuenta que la frase promocional original de la película reza “The Hangover will be the easy part”, que quiere decir algo así como “El resacón sería la parte fácil”.
Estrenada directamente en vídeo en España, el hecho de que sus directores sean Jason Friedberg y Aaron Seltzer, autores de algunos de las "spoof movies" más desastrosas de la historia y culpables del asesinato del subgénero, lastra la película hasta el fondo. Darle a “Resacón en Las Vegas: Ellas también” una oportunidad, es una acción de fe.
Que los realizadores solo hayan realizado "spoofs" previamente da lugar al equívoco, y no es difícil pensar que se trata de una (otra) horrible parodia de las películas de despedidas de soltero/a tan de moda en la comedia USA de los últimos años. Sin embargo, en realidad estamos ante la primera película estándar de la pareja de realizadores, una con magros resultados en su país de origen. No consiguió recaudar ni 300.000 dólares en su estreno, siendo uno de los fracasos más bochornosos de la época (los años 10), además de tener críticas demoledoras que la tildan de “verdadera peor película de todos los tiempos”. Según "The Bottom Line": “Es una pena que esta película ambientada en Las Vegas, no se haya quedado en Las Vegas”.
Con semejantes expectativas, a punto está el espectador de quitar ese disco de su reproductor cuando descubre que "Resacón en Las Vegas: Ellas también" es una suerte de “found footage” —que tan mal se lleva con la comedia— de los que no respeta los códigos y utiliza la estética del metraje encontrado con los actores grabando lo que ocurre mediante mini-cam, para luego montarla a modo de narración estándar, incluidas música ilustrando todo y planos solapados y editados.
La historia, la de siempre: cuatro amigas se van a Las Vegas para celebrar la despedida de soltera de una de ellas y la intención de presenciar un concierto de Celine Dion, cuando unas copas de más hacen que todo se les vaya de las manos y vivan las situaciones más desmadradas y rocambolescas.
Pero, para mi sorpresa, la película va avanzando y resulta no estar mal. No se trata de una comedia memorable, pero sí tiene un par de momentos suficientemente potentes para justificar su visionado, así como la fortuna de pillarnos desprevenidos con un par de secuencias que, aprovechando su condición de “found footage”, tontean con el terror, desembocando dichos momentos de tensión de nuevo en comedia, como el estupendo desenlace en el que las protagonistas son perseguidas por una enorme y obesa negra que bien podía haber sido sacada de cualquier película de posesiones diabólicas.
Curiosamente, y sin que tenga nada que ver, uno de los productores de la cinta es Jason Blum, que poco después haría fortuna con su "Blumhouse", esta vez sí, especializada en terrores varios.
En resumidas cuentas, no solo estamos ante una entretenida comedia de despedida de solteras, sino que, probablemente sea lo mejor de los incapacitados mentales de sus directores. Y de peor película de todos los tiempos, nada de nada. Hay millones peores. Esta entretiene y consigue que nos riamos un poquejo, amén de ser bastante ácrata para con el género.
Las actrices, desconocidas, funcionan por una sola cosa: tienen morbo. Pajilleros ¡saquen los kleenex!

sábado, 19 de julio de 2025

BERT RIGBY, YOU´RE A FOOL

En un pequeño pueblo minero inglés vive enamorado de los viejos musicales de Fred Astaire y Gene Kelly, "Bert Rigby", al que le chifla cantar y bailar. Además, lo hace bastante bien. Su sueño consiste en devolverle la dignidad al cine local, convertido ahora en un bingo. Un día se presenta a un concurso de aficionados y causa sensación, por lo que pasa a ser fijo del espectáculo. En pleno tour, un director yanki de publicidad lo ve y decide llevárselo a Hollywood, donde las cosas le irán de mal en peor.
Curiosa y poco conocida comedia semi-musical del año 1989 con todo un peso pesado orquestándola, Carl Reiner, afamado hombre de comedia que, en su faceta como director, firmó algunos títulos de indiscutible solera, veámoslos: "¿Dónde está papá?" o la divertidísima "Un loco anda suelto", inicio de una aventura colaborativa junto a Steve Martin, con quien seguidamente haría "Cliente muerto no paga", "Un genio con dos cerebros" y "Dos veces yo". Terminada la asociación, Reiner firmó "Bert Girby, you´re a fool" entre "Malditas Vacaciones" (cambiando a Steve Martin por John Candy), la actualmente "cult-movie" "Loca juerga tropical", "Hay un muerto en mi cama" y "Distracción Fatal". Entonces, ante semejante reguero de títulos cuanto menos populares y recurrentes, ¿¿cómo es que casi nunca habías oído hablar de la reseñada??, pues porque fue un fracasazo de proporciones épicas. Según "la secre", hubo un cine concreto que, ante el desolador panorama, decidió ahorrar electricidad el resto de jornadas programadas, apagando el proyector y las luces de una sala siempre vacía. Por todo eso, suponemos, "Bert Rigby, you´re a fool" nunca llegó a España. Ni se estrenó en salas, ni salió en vídeo. Únicamente fue emitida bastantes años después, subtitulada, en un canal digital con el título de "Bert Rigby, eres un tonto" (traducción literal del original) y actualmente consta en redes como "Bert Rigby, estás loco".
Bueno, ¿y tan mala es?. Pues no, la verdad. Se trata de una comedia amable, no exenta de sus gags un pelín picantones / cabroncetes. Producida por "Warner". Bien parida técnicamente. Decentemente interpretada... vamos, que tiene toda la pinta de un producto "mainstream" listo para ser consumido sin problemas. Y sí, funciona. Entretiene, sonríes con algunos momentos... en fin, es agradable de ver. Pero, y ese creo que fue su gran "fallo", se percibe como anticuada. Esa reivindicación constante y continua a los clásicos muuuy clásicos, los números musicales canturreando temas de idéntico origen y época, pues difícilmente iba a conectar con las plateas de 1989. Lo que no deja de ser curioso porque en la misma trama se hace mención a ello. Uno de los "spots" que interpreta "Bert Rigby", imitando a Buster Keaton, es cancelado porque, según las encuestas, los jóvenes no saben quien es este último. Francamente, lo dudo -de 1989-. Hoy -en pleno 2025- ya sería otro cantar.
Podríamos achacarle también cierta hipocresía. Ya se saben el cuento: es mejor ser un pringadillo sin un duro pero feliz con tu pareja y vida sencilla, que lograr fama, éxito y dinero a espuertas. Ya, claro. Siempre me ha resultado cómico que tales "mensajes moralistas" surjan de mentes perfectamente arrulladas por ese mismo binomio infernal de "éxito + dinero". Los veo escribiendo en sus amplias mansiones, junto a la piscina, deseando contentar a la plebe que, a fin de cuentas, es la que paga entrada y, por ende, la que le permite pegarse semejante vidorra. Así pues, mejor celebrar la insignificancia. Es "más comercial".
Se deja el alma canturreando y dando brincos Robert Lindsay, actor inglés que no ha parado de currar, aunque casi siempre para la caja tonta. Le acompañan una sobreactuada y cargante Anne Bancroft (probablemente enchufada, no olvidemos que era la esposa de Mel Brooks, amiguísimo y eventual colaborador de Carl Reiner). Robbie Coltrane, quien alcanzaría notoriedad no mucho antes de palmar por su papel de "Rubeus Hagrid" en las pelis de "Harry Potter" o como el mafioso ruso "Valentin Zukovsky" en dos del "James Bond" noventero. Bruno Kirby y el televisivo Corbin Bernsen. El oscuro grupo de "art-punk" "Slaughterhouse 5" aparece tocando y la dirección fotográfica corre a cargo de Jan de Bont.
La historia, así como la presencia de Robbie Coltrane, me han traído a la memoria cierto producto de comedia inglesa televisiva, producida un año antes de "Bert Rigby, you´re a fool" y emitida en "TV3" no mucho después. Todo giraba en torno a otro pueblo minero del Reino Unido, donde uno de sus currelas escribe un guion titulado "The Strike" ("La Huelga", también se habla de ello en el film de Reiner) que consigue interesar a Hollywood. Estos mandan toda una troupe de personal dispuesto a rodar la película y, no solo ponen patas parriba el lugar, comienzan a introducir cambios en el guion para hacerlo más comercial, con escenas de acción y demás americanadas. Me llamó la atención, esencialmente, porque el reparto incluía a muchos de los actores habituales de la legendaria serie "The Young Ones" y es que, en esencia, se trataba de una creación del grupo al que aquellos pertenecieron (junto a Coltrane), "The Comic Strip". El asunto en sí parodiaba muy evidentemente el cine yanki de la época, con su tendencia al espectáculo exacerbado e incluía a unos Al Pacino y Meryl Streep de cucamona en plan divo. Molaría recuperarlo. El parecido formal con la peli reseñada, y la proximidad de fechas (más la presencia de uno de sus actores), lo hace todo un pelo sospechoso. ¿Copia, casualidad?... a saber.
En cualquier caso "Bert Rigby, you´re a fool" sigue siendo, cuanto menos, un eficiente mata-ratos.

viernes, 18 de julio de 2025

AU REVOIR, JEAN-PIERRE

Por acá no somos muy de tributos postmortem, salvo excepciones específicas. Y, carayo, la de hoy lo es. Ya que sin ella mi cinefilia -especialmente aquella de naturaleza fantástica- sería mucho más moderada. Dicha excepción responde al nombre de "Mad Movies", la legendaria publicación franchute, nacida en los setenta como fanzine. Y quien dice "Mad Movies" dice su fundador y editor, Jean-Pierre Putters, fallecido el pasado día 14. Tanto su criatura, como él mismo, han tenido (y tendrán) una presencia constante en este ciber-antro, ya sea a base mangoneos mediante scan, ya sea recordando cómo el caballero alentó la creatividad ajena, ya sea en funciones de actor para infraproducciones locales.
"Mad Movies" y "mesié" Putters -e "Impact"- marcaron mi adolescencia, mis años de aprendizaje, masiva ingestión de información, insana curiosidad, descubrimiento y asombro... una etapa excitante, maravillosa y, hoy por hoy, tremendamente añorada -por mí-, estrechísimamente ligada a ambos (y al "Fangoria" yanki de la época, pero esa es otra cantinela). Así pues, era lógico y justo dedicarle esta entrada al hombre, darle mis más sinceras gracias por todo y desearle un feliz trayecto allá andevaya, si es que hay andeir.
Y no se me ocurre un modo más adecuado, y gustoso para los ojos, que recurriendo a mis portadas favoritas de aquellos primeros "Mad Movies" atesorados con amor desde tiempos inmemoriales...



miércoles, 16 de julio de 2025

MINUTOS MUSICALES 36: ALGO

¿Puede una única canción justificar el seguimiento y/o disfrute de una banda?. Puede si es una como "Something", localizable en el disco de debut del conjunto escocés "The Spook School", titulado "Dress Up". Y dispuesta al final del tochito, por supuesto.
No tenía ni idea de la existencia de esta gente. Y llegué a ellos de la manera más burda, siguiendo las recomendaciones de "Spotify" acordes a ciertos estilos sonoros. Me hizo gracia el nombre. Le di al "play". Lo que escuché me gustó. Una especie de "power pop" con ribetes punkistas lleno de vitalidad acompañado de dos voces, una femenina y otra masculina. Nada muy revelador, pero deleitable.
Aunque ninguna de aquellas canciones enérgicas dejó huella en mi psique. Al contrario, fue la "reposada, bonita y tristona" la que lo consiguió. Y la que me hizo volver. Y la que, poco a poco, se ha ganado el puesto de mi absoluta favorita de entre las composiciones de "The Spook School". Su sencillez, su escasa duración y su tono melancólico y desesperado, invitan a pensar que estamos ante el soundtrack ideal para uno de aquellos días en los que te sientes un extraño en todas partes. Intuyo que la canción va de eso, pero no lo sé con seguridad.
Al disco comentado siguió un segundo, "Try to be hopeful" que, aunque tiene algunos temas majos, carece del dinamismo del anterior y, sobre todo, se echa en falta una mayor presencia de la voz femenina culpable, en gran parte, de los buenos resultados de su primera grabación y, muy especialmente, la mentada copla.
Finalmente hubo un tercero, "Could It Be Different?", pero a ese ni siquiera le he dado un muerdo. Tampoco importa mucho. Poco después "The Spook School" decidió poner punto y final a su carrera... y el mundo siguió girando...

sábado, 12 de julio de 2025

DESTINO FINAL : LAZOS DE SANGRE

Diríase que el éxito indiscutible de la franquicia "Terrifier", y en especial su reciente tercera dosis, ha revitalizado el asunto de los efectos prácticos. Los gerifaltes de las compañías tochas han descubierto asombrados que la chavalada se ha puesto farruca con los excesos de látex y pintura roja propias de las aventuras del payaso "Art", unos que no solo son ya el "leitmotiv" de todo ello, sino que, a posteriori, su creador, padre y ejecutor, Damien Leone, mostraba en redes sociales cómo habían sido llevados acabo. Así las cosas, y considerando las maneras de Hollywood, esos mismos ejecutivos encorbatados decidieron replicarlo con sus productos horroríficos de pronto estreno. Tenemos el ejemplo de la ultra-mediocre hasta el dolor "Until Dawn". En las promos su director, el otrora prometedor David F. Sandberg, cuya puesta al servicio de las grandes corporaciones de su ojete ha terminado por enterrarlo en la más obtusa medianía, reivindicaba el uso de los trucos de antaño. "Aquellos que crecí viendo" decía, y los incorporaba alegremente a su peliculita, además de mostrar el "making of" de los mismos en un desesperado intento por atraer las atenciones y favores del fandom, ese gran idiota. Si podemos considerar "Until Dawn" un producto netamente "mainstream", la cosa se torna todavía más llamativa cuando esas mismas estrategias fueron seguidamente adoptadas por otro aún mayor en su pertenencia a la "corriente reinante", en su intención "crematística", la nueva entrega de "Destino Final".
Lo habré comentado mil veces antes, sea acá, sea en papel fotocopiado, pero siempre he sido un defensor tanto de esta franquicia como de la otra que iba sumando entregas a la par, "Saw". En su momento de auge, cuando no recibían más que palos por parte de prensa y -otra vez tu- fandom, acusándolas de repetitivas y poco imaginativas, me alzaba como su gran defensor, alegando que ambas eran a esos tiempos lo que "Viernes 13" y "Pesadilla en Elm Street" a los suyos, allá cuando, justo, también eran objeto de críticas duras y reproches, especialmente en lo referente a la acumulación de secuelas. Igualmente, anuncié sin ninguna clase de duda que, con los años, "Destino Final" y "Saw" no solo ganarían peso a nivel subcultural, sino que generarían continuaciones tardías, "reboots" y demás zarandajas. Bien, es exactamente lo que ha ocurrido. Así pues, pónganme la medalla y no se les ocurra intentar arrebatármela.
La cuestión es que esta "Destino Final: lazos de sangre" vendría a ser la sexta entrega, rodada trece años después de la que, en su día, se anunció como la última (y dieciséis de la única que fue tratada en este ciber-antro). ¿Y saben qué? pues que la jodía ha sido un éxito de taquilla, acumulando más billetes verdes que ninguna. Así pues, den por sentado que vendrán más (lo mismo que "Saw", de la que "Blumhouse" se ha agenciado los derechos con intención de seguir explotándola). ¿¿Y nos alegramos por ello?? Pues sí, porque resulta que "Destino Final: lazos de sangre" está un rato bien.
Pero antes de entrar en materia, déjenme finiquitar lo que comentaba al arranque de los efectos prácticos usados cual anzuelo. También los artífices de este "Destino Final 6" publicaban vídeos en redes sociales demostrándonos lo "cool" que eran al decantarse por ellos. Por supuesto, y como ocurre exactamente en el caso de "Until Dawn", luego, en pantalla, esos mismos truquitos de goma siguen cantando considerablemente a CGI. No creo que nos hayan estafado, no, pero seguramente tampoco pudieron evitar darles posteriormente un baño de infografía para perfeccionarlos, arrebatándoles toda su fisicidad, adquiriendo esa molesta pátina de artificio desaborío propio de la técnica en cuestión. ¿Perjudica ello pues a la película? No. Al fin y al cabo todas estas mandangas son solo materia que "preocupa" al aficionado, al fan, al pajero, pero al público mayoritario le importan un pimiento. Este únicamente demanda un producto entretenido y ameno, listo para escapar de la burda y apestosa realidad, práctica que últimamente veo como se considera reprochable, pero a mi me parece maravillosa y aplaudo. En ese sentido "Destino Final: lazos de sangre" no falla.
Como ocurre con todas las franquicias del horror, la historia de base es la misma de siempre. Y, no se engañen, así debe ser. Es lo que queremos ver. Lo que nos gusta. Luego, si los guionistas son lo suficientemente hábiles para añadirle unas goticas de algo un pelo distinto, pues mira, mejor, pero sin alejarse demasiado de la formula. Así pues, la novedad acá es que todo el asunto de las víctimas de un accidente terrible que se salvan gracias a una premonición y, aluego, son perseguidas por la señora muerte, se reduce a un círculo familiar, a padres, hijos, tíos y primos. Con el añadido extra de que, el origen de todo, ocurrió cincuenta años atrás. Las personas a despachar eran tantas que la de la guadaña ha tardado varias décadas en alcanzar a los protagonistas, porque su plan consistía desde el principio en cargarse hasta el último de los linajes de aquellos que no fenecieron cuando debían. Voltereta narrativa bastante ingeniosa y bien resuelta. Además, a ese salto temporal se vincula el personaje de Tony Todd, quien, como sabrán, ha ido ejerciendo de ¿cómo definirlo? experto en escapar de las garras de la codiciosa muerte, siempre aconsejando a las futuras víctimas que recurrían a él en busca de ayuda. También sabrán que Todd murió al poco de terminar la película, así que su despedida en la ficción se torna especialmente emotiva.
Pero, vamoh a vé, julai, déjate de mierdas, ¿¿molan o no molan las escenas donde palman los protagonistas?? Sí, molan. Y muchísimo. Es más, me atrevería a decir que son las más retorcidamente creativas, originales y espectacularmente sanguinolentas de todos los "Destinos Finales". El gore es "mainstream" en su mayoría, sí, pero les hará babear por su exageración y brutalidad. Voy a contenerme las ganas de describir aquellas que más me impactaron, por tentador que sea, y diré que no pude evitar soltar una satisfactoria risotada como consecuencia / válvula de escape ante la barbaridad de algunas. También por el placer de ver cómo son espachurrados, reventados o partidos en dos personajes sumamente desagradables y que lo merecen.
Así, a base de sangre a borbotones, gran guiñol, una narrativa perfectamente equilibrada entre le repetición y cierta novedad, y un ritmo acelerado y constante, resulta que la peli termina cumpliendo su cometido, entretener, divertir, ayudar a desconectar del mundanal ruido y, en fin, que la recomiendo.
Obviamente, por su condición de producto puro y duro, me saltaré la parte de la reseña en la que cito nombres y currículums. La verdad, importan un carajo. Pero, por cumplir, mencionaré a uno de los productores, y responsable de la "story" de base, Jon Watts, director en su día de las apreciables "Clown" y "Coche Policial", finalmente reciclado a paridor de "hits" taquilleros con las aventuras de "Spider-man" auspiciadas por "Marvel Studios".

miércoles, 9 de julio de 2025

MINUTOS MUSICALES 35: OTRA CLASE DE POLKA

Aseguran los "Brave Combo" que lo suyo es la polka. Y sí, probablemente este género musical ande muy presente en la inmensa lista de discos que llevan editados desde su debut por ahí muy finales de los setenta, pero está claro que no hablamos de una muestra ortodoxa. A falta de una mayor precisión, suelo describirlos como una suerte de "banda de bodorrios y festejos" en plan marciano. Tal vez, en parte, por su costumbre de versionar toda suerte de canciones populares y estilos musicales, adaptándolos a unas peculiares maneras propias. Caramba, si hasta puedes encontrar "habaneras rock" en su repertorio.
Como digo, el catálogo de "Brave Combo" es extensísimo no, lo siguiente. Y, supongo, considerando la enorme cantidad de canciones de las que disponen, el número de aquellas merecedoras de ser atendidas no compensa. Es poco por comparación. Lo que pasa es que las elegidas son tan jodidamente gozables, bailables, animosas y disfrutosas que, en fin, me puede. De verdad, llamaría "placer culpable" a lo que produce esta gente si no fuese porque no hay nada de "culpable" en ello. Me gustan los sonidos generados por "Brave Combo", así de simple. Y, oiga, ¿cómo no me van a molar unos tipos que compartieron surcos con el rey de los raritos, mister Tiny Tim?
Puestos a recomendar un muestrario de sus capacidades, la verdad es que lo tengo bastante claro, "Musical Varieties" del 87 es, según estos humildes orejones, su LP más consumible, compacto y joyoso, uno trufado de la verdadera especialidad de la casa, los instrumentales. Y, concretamente, "Lorianna" ejercería como joya de la corona.
Eso sí, antes de darle al "play" prepárense para algo errrr, ¿¿cómo describirlo??, dejémoslo en diferente...

sábado, 5 de julio de 2025

PAGANINI HORROR

Mientras hace siete días veíamos al Luigi Cozzi más despendolado, hoy toca centrarse en el "profesional", el artesano cumplidor, el director de cosas ultra-mediocres destinadas únicamente a rejuntar unas cuantas buenas liras para morir olvidadas. Toca hablar de "Paganini Horror", concebida por el cineasta -recurriendo, según el mercado, al seudónimo habitual de Lewis Coates - en plena etapa gris de su trayectoria, dejando atrás aquellos títulos que, no por menos chuscos, le habían proporcionado velados momentos de notoriedad, y viendo un futuro -el suyo y el del negocio- bastante poco halagüeño (justificadamente, añado).
Un grupo de pop-rock horterísimo anda en crisis. No logran componer un gran "hit", lo que cabrea como una mona a su agente. En eso que el teclista consigue la partitura original de una pieza inédita compuesta en su día por el célebre violinista Niccolò Paganini, con la idea de adaptarla a sus maneras. La elección del músico les viene de coña -al grupo y a la película misma- ya que arrastra la leyenda de haber vendido su alma al diablo a cambio de capacidades y gloria.
Embriagados de entusiasmo, deciden contratar a un famoso director de películas de terror para hacerles un vídeo-clip chévere que rodarán, nada menos, en la misma mansión veneciana donde Paganini hizo el diabólico trámite y, ya puestos, asesinó a la parienta (esto último invención de la película). Como es de ley, al poco de andar por ahí retozando y dándole lustro al instrumental, aparecerá ¿el fantasma? del violinista con ganas homicidas y pasarán un montón de cosas raras, entre ellas la apertura de un portal al mismísimo infierno.
Bien, "Paganini Horror" viene fechada el año 1988, ya con el cine fantástico "fetuccini" -sobre todo aquel de naturaleza "explioter"- dando sus últimos estertores. Según datos consultados, Cozzi pretendía inyectar a la trama su obsesión con los universos paralelos y demás zarandajas metafísicas, pero el productor, el célebre Fabrizio de Angelis -a quien como mecenas debemos buena parte de lo mejor del terror italiano de los ochenta (incluidos "clásicos" de Lucio Fulci o Enzo G. Castellari) y otros tantos furruños como director bajo el alias de Larry Ludman- le dijo que se dejara de monsergas y rodara una de terror convencional. Extrañamente, la versión que he visto sí lleva parte de todo ese material, así pues, o se trataba de un "director´s cut" (cosa bien dudosa, no es algo que se estile entre artesanos del ítalo-"trash") o en el guion original de Cozzi el asunto era todavía más desmadrado. Este venía co-escrito a medias con una de las actrices del film, la legendaria -y ya bajo tierra- Daria Nicolodi, entonces ex esposa y ¿ex? mano derecha de Dario Argento, quien le había negado sus créditos en aquellas películas de autoría compartida, incluida la intocable "Suspiria". Dicha elección narrativa -lo de las dimensiones y bujeros astrales- se agradece, porque otorga a "Paganini Horror" un algo levemente distinto, sin caer en la monotonía propia del slasher que, en principio, parece. No obstante, tampoco la salva de ser el pedazo de mediocridad que finalmente es, condimentada por actores acartonados y limitados, diálogos idiotas, truculencia discretita, ausencia de tetismo e incapacidad de provocar ninguna sensación salvo la del aburrimiento más atroz en infinitas dosis cuánticas.
Luigi Cozzi pudo desquitarse poco menos de treinta años después, desvariando a gusto en "Blood on Méliès´Moon". Algo es algo. Y, diré más, con todo lo "pura" que es "Paganini Horror" en su condición de "película de verdad" rodada a base de granulosos 35 milímetros y bla, bla, bla, me quedo con el despropósito digital posterior. Resulta bastante menos mortecino y denota el gozo que su director invirtió al realizarlo, todo lo contrario que el título ahora reseñado.
Por lo demás, pues un Donald Pleasence visto y no visto cumpliendo la papeleta a cambio de un bocata (luciendo esa sonrisilla golfa a la que solía recurrir para disimular las pocas ganas), un puñado de actores habituales de esta clase de materia (la negadísima Jasmine Maimone estuvo en "Demons", Pascal Persiano -gran apellido- en "Demons 2", Maria Cristina Mastrangeli repetiría en el futuro con el Cozzi más digital y Pietro Genuardi se prestaría a actuar en "Las puertas del infierno" de Umberto Lenzi o "Mi novia es un zombie" de Michele Soavi) y, como solía ser habitual, un maravilloso póster confeccionado -muy evidentemente antes de rodarse la película, pues la coincidencia de elementos es mínima- por ese "mostro" llamado Enzo Sciotti.

jueves, 3 de julio de 2025

MINUTOS MUSICALES 34 : DI SÍ A SI (CRANSTOUN)

El británico Si (de Simon) Cranstoun comenzó su andadura musical en un grupo ska compartido con su hermano. Después de unos años, decidió que ya era hora de cambiar y se lió con una carrera en solitario volcada en sonidos rock and roll de la vieja escuela, marcados por una notoria influencia de Jackie Wilson.
Antes de saltar a una gran discográfica, o a los medios, Cranstoun y su banda arrancaron desde lo más bajo, las calles de Londres. Hay algunos vídeos en youtube que los muestra activos en el asfalto y son realmente geniales. Reparten alegría y felicidad allá donde van. Los paseantes no se detienen únicamente a escuchar, también a bailar. Es muy fácil terminar el visionado con una amplia y sincera sonrisa.
Después de una época como músicos callejeros, Si Cranstoun y su clan comenzaron a ganar popularidad y salir por la tele. Todo bastante limitado a su tierra y sin avasallar. A fin de cuentas, aunque lo que hacían es amable y para todos los públicos, no dejaba de ser un poco retro y eso limita la posible audiencia.
Dentro de este periodo recomendaría sus discos "Dancehalls And Supper Clubs" y "Smokehouse Sessions", que vienen repletos de temas capaces de poner luz a un día gris: "50´s Pin Up", "Coup De Ville", "Italian Eyes", "Mary Lou", "Them There Eyes", "Little by little", "Vegas Baby", "Commer to king" o "Big Bees". Aunque, para mí, su mejor canción -y emblema- es la que les espera al final del texto, "Moon & Stars". Tengan cuidado, puede crear adicción.
Si Cranstoun hizo su intento oficial de encajar en el mainstream con "Modern Life", un disco con sello de multinacional ("Warner", nada menos) en el que parecía querer alejarse un poquito de sonidos puramente rockanroleantes con temas algo más pop y accesibles. Carece de la chispa, jovialidad, vitalidad y energía de sus otras grabaciones, pero se deja escuchar sin problema (destacar la canción "Cry me a smile", su primera composición genuinamente melancólica y absolutamente preciosa). Tal vez el propio Cranstoun pensara así ya que con el trabajo que le siguió, el recopilatorio "Old School", recurría a su estilo habitual con resultados más que satisfactorios.
Desde entonces ha ido alternando experimentos ("Poems Unlocked") con cierta recuperación de sus primigenias maneras ("Lone Blue Star"), aunque da la sensación de que estas forman ya parte del pasado. Y, oiga, es comprensible... pero también un poco triste.

martes, 1 de julio de 2025

CAFÉ SOLO... O CON ELLAS

 “Café solo… o con ellas” comienza como una comedia sexual gamberra, con cuatro energúmenos rompiendo un escaparate y dándose a la fuga para pronto, en un flashback, contarnos sus devaneos romántico-sexuales. A partir de ahí, ya se nos muestra de todo; escenas de ligoteo en discotecas (discotecas desangeladas, dicho sea de paso, por culpa de la falta de presupuesto), la tortuosa relación entre el protagonista, Hugo, con su abuela franquista y, sobre todo, mucho cerdeo, mucha follada y escenas de comicidad muy a la "screwball", con uno de los protagonistas pegando un polvo mientras su amigo pide consejo amoroso a la fémina que cabalga. Esta no tiene remilgos a la hora de atenderle. Y con todo esto parece que vamos a ver una comedia desmadrada, osada y escatológica al 100%. Y en esencia, eso es lo que nos ofrece la primera media hora de la cinta. Después, la cosa se vuelve cursi, centrándose más en la cuestión amorosa que en la sexual y cualquier vestigio de incorrección política inicial desaparece haciendo decaer al conjunto hasta quedarse prácticamente en nada. No solo prevalece lo cursi, sino también el aburrimiento. A partir de ese momento, cada vez son más comunes las situaciones en las que el espectador pasa vergüenza ajena, ya sea por las mediocres y poco inspiradas actuaciones, ya sea por lo ridículo de las circunstancias en general.
Esa casi condición de "genuina comedia sexual española" es el único motivo por el que tener en consideración esta cinta.
El argumento es súper sencillo: Cuatro mastuerzos. A uno le acaba de dejar la novia y cree que pidiéndole matrimonio podrá recuperarla. Otro que se encuentra un perrito perdido; llama por teléfono al número que lleva consigo el animal y, al ir a entregarlo, aparece la dueña y se enamora perdidamente de ella. Otro lleva dos años sin follar y, mientras lo intenta y lo intenta sin éxito, de repente un día, de la forma más tonta, encuentra el amor. El cuarto se va a casar, tema este que parece no importar ni lo más mínimo ya que se toca de pasada.
Con todo, y pese a que el tiempo la ha puesto en su lugar —esto es, el ostracismo— se trata de un estreno español que fue bastante taquillero en 2007, congregando en salas de cine poco menos de medio millón de espectadores, gozando a posteriori de una carrera doméstica discreta: una escueta edición en DVD y poca presencia en televisión.
Sin embargo, remitiéndome de nuevo a los días de su estreno, “Café solo… o con ellas” fue presentada en el festival de cine español de Málaga donde consiguió el premio del público y tuvo una excelente recepción, así como participó (y ganó premios) en otros festivales menores.
En el reparto habituales de la televisión juvenil como Lucía Jiménez o Alejo Sauras, acompañados por Diego París, Asier Etxeandia, Javier Godino e Inma Cuesta.
Mención especial merece Terele Pávez dando vida a una descacharrante abuela neo-franquista que da bofetones a diestro y siniestro, así como suelta frases lapidarias de lo más divertidas.
Debuta en la dirección de largometrajes con “Café solo… o con ellas” el malagueño Álvaro Díaz Lorenzo, que graduado en cine por la Universidad de Sunderland en Reino Unido y curtido en el mundo del cortometraje, en 2017 hace una buena taquilla con otra comedia, esta vez más costumbrista y acorde a los gustos de la España del siglo XXI, titulada “Señor, dame paciencia”, cuyo éxito se tradujo en forma de serie televisiva en 2022. Sus siguientes películas, “Los Japón” y “La lista de los deseos”, pasaron por los cines con más pena que gloria.

sábado, 28 de junio de 2025

BLOOD ON MELIES´MOON

El entrañable
Luigi Cozzi lleva décadas a la sombra de Dario Argento. No sé muy bien cómo se lo debe tomar, supongo y espero que bien, pero así es como es. Su última película con cara y ojos, rodada en 1989, "Il gatto nero", ya era un refrito del "universo argentiano". Curiosamente, coincide con el año que el director de "Suspiria" abrió las puertas de su celebérrima tienda "Profondo Rosso", donde Cozzi ejerce como de encargado. A aquella película le siguieron varios documentales, casi todos en torno a Argento y dirigidos por su amigo, pupilo y empleado. Así que, como quien dice, Luigi acumulaba más de 25 añazos sin dirigir ficción alguna (y propia). Entonces, ocurrió. El pequeño italiano sufrió la picadura de un bichito terrible, uno que ya había infectado previamente a un puñado de cineastas en horas bajas: el peliculismo digital. O la manera respetable de llamar a "grabar en vídeo". Aquel nuevo juguete le permitía crear sin invertir demasiado dinero, tirando de una vídeo-cámara común y un ordenador para la pos-producción, evitando rendir cuentas a productores mafiosos o mecenas inquisitivos. Luigi iba a poder hacer su nueva película desde la absoluta libertad, cosa esta que, como se había visto previamente, y se vería después, no siempre es algo bueno. El proyecto terminó titulado "Blood on Méliès´Moon", una carta de amor al cine en su forma más primigenia.
Confieso que, en cuanto tuve conocimiento de su existencia, me volví loco. Sonaba a puro delirio gozoso. Era consciente de que estos cineastas más bien limitados perdían el pedal en cuanto arramblaban herramientas digitales. Y, aún así, algo me decía que "Sangre en la luna de Méliè" (traducción del título al castellano) contaba con un "no se qué" distinto. Como consecuencia, me obsesioné. Llegué a soñar con la jodida película e interesarme por la filmografía de uno de los directores que aparecen efectuando un cameo (Luigi Pastore, del que me zampé una cosa horrible titulada "Violent Shit: The Movie" que, encima, se pretendía puesta al día de aquel cáncer audiovisual perpetrado por el insufrible Andreas Schnaas en su momento... ya, la combinación de factores produce escalofríos, ¿verdad?). Aunque, quizás, la anécdota más llamativa se produjo cuando, visitando Roma en plan turista el 2016, inevitablemente acudí a la tienda "Profondo Rosso", donde pregunté a Luigi Cozzi in person por "Blood on Méliès´Moon" (gracias a lo cual el hombre puso interés en nuestra hasta entonces fría charleta. Adjunto una imagen del encuentro). Ya regresado a la patria, me planteé comprarla vía "Amazon"... suerte que no lo hice.
La trama de la vídeo-movie resulta harto confusa. Vamos a ver si logro explicarla. Digamos que los distintos universos paralelos que nos rodean andan desmadrados. Se ha abierto una puerta interdimensional y la tierra va a ser totalmente destruida a menos que el director de "Star Crash, Choque de galaxias" intervenga. Ya, ya, cuesta entender por qué él nada menos, pero al final queda más o menos justificado. En cualquier caso, por ahí ronda un asesino enmascarado cargándose a la peña que le ayuda en sus pesquisas y... da igual. Solo les diré que "Blood on Méliès´Moon" es, literalmente, un PAJOTE INMENSO (dura dos horas y cinco minutos, nada menos. Uno de los muchos peligros propios de esa "libertad digital" antes aludida) que se hace Luigi Cozzi. Y, cuidao, no me parece mal. Para nada.
Él es el protagonista absoluto de la película, mostrándonos sus capacidades histrónicas y su afición por las muecas. Se marca un puñado de auto-felaciones (cita varias de sus obras, imágenes incluidas), se ríe un poco de sí mismo (es especialmente gracioso cuando toca el hecho de que le comparen con Ed Wood, cosa que le provoca pesadillas, literalmente) y, por supuesto, homenajea, guiña, recrea, plagia y roba toda suerte de films ajenos y añejos de los que, se entiende, es fan. No solo eso, además tira de agenda telefónica para solicitar cameo a todos sus colegas y, claro, algunos de ellos valen su peso en oro. Tal vez el más llamativo sea el de Lamberto Bava. Y ello da pie a tratar las, a mi parecer, genuinas virtudes de "Blood on Méliès´Moon".
Esta no deja de ser una película amateur. Y son las partes en las que Cozzi, directamente, recicla material propio de un vídeo casero las más disfrutables y honestas. Citaba el cameo de Bava Hijo, bien, ese material se grabó aprovechando un comida en comuna. Así, vemos momentos de pura realidad, con todos los comensales charlando, riendo y hablando de los comestibles preparados por el propio director de "Demons". Es tal el disfrute, que Cozzi saca la cámara del trípode y, sin querer, incluye este dentro del cuadro. Ahí, gráficamente dispuesto, cosa que me parece maravillosa. Luego, tenemos un puñado de imágenes de viajes turísticos del colega, como la visita que efectúa a México o a un París bien presente en la "trama". Por supuesto, también Dario Argento se deja ver, lo justo y sin mojarse demasiado. Puede que el hombre lleve años sin atinar, pero no es tonto y sabe que, mucho o poco, debe mantener impoluto el escaso prestigio que le queda. Por eso, únicamente le vemos durante una sesión de firmas de su autobiografía en la misma "Profondo Rosso". Lo de actuar lo reserva solo para ocasiones especiales bajo el mandato de directores con "pedigree", caso de ese reciente "Vortex" según Gaspar Noé. La tienda, eso sí, tiene mogollón de presencia en "Blood on Méliès´Moon". Casi continua. Y ya no digamos el cacareado sótano de los horrores, donde se graban muchos momentos de "importancia para la "historia"", incluido el desenlace.
Vale, lo reconozco, la peli en sí es un puto caos, un lío tremendo, un exceso absoluto que no hay por donde pillarlo. Cozzi se muestra totalmente auto-indulgente, haciendo literalmente lo que le da la putísima gana y eso, repito, lo aplaudo... aunque, obvio, el resultado final esté lejos de apasionarme. De hecho, al principio parecía que la cosa iba a molar, por su ritmo acelerado y la cantidad de movidas que se desarrollan en poco tiempo. Sin embargo, al descubrir que únicamente habían transcurrido 45 minutos, comenzaron los sudores fríos y tembleques.
Pero, a pesar de eso, y los bostezos, semi-disfruté de "Blood on Méliès´Moon". Al menos tiene cierta originalidad. Cozzi podría haber grabado una secuela tardía de alguno de sus títulos "con solera" (ya nos entendemos). O confeccionar algo al servicio / gusto de los fans, darles lo que él creía podrían esperar. O caer en lo más trillado y mortecino con un slasher del montón. Pero no, el hombre se curra la peli que él querría ver, y eso es admirable. Y lo respeto. Lástima que se pase tres pueblos con los efectos digitales, los filtros y todas las pijadas y mandangas propias de esta (ya no tan) nueva tecnología. Un caramelo demasiado jugoso del que uno puede correr el riesgo de abusar, hasta el empacho. El asunto se torna aturdidor y agobiante.
Ante tal panorama, el que "Blood on Méliès´Moon" no pertenezca a un género concreto, sino mezcle varios, resulta de lo más lógico. En esencia no deja de ser una peli de fantasía pura, casi para niños -un "La invención de Hugo" versión "trash"-, trufada de mucha ciencia-ficción (y ahí es donde detectamos al Cozzi más Cozzi, con todos los colorines, lucecitas y rayitos que tan cachondo le han puesto siempre), solo que, ocasionalmente, se suman dosis de terror puro, incluso de truculencia. A la manera de Argento, pero en plan zaparruco. Ejemplo: el asesino enmascarado apuñala a sus víctimas mientras de fondo oímos los desvaríos de alguna banda metalera marca "Hacendado", al son de la chorreante hemoglobina.
En fin, voy a ir terminando ya o no acabaré nunca. Como decía, "Blood on Méliès´Moon" anda hasta las trancas de referencias, citas afectuosas y personal de interés, pero no me apetece ponerme a indagar en "Imdb". Háganlo ustedes. Simplemente diré que, desde luego, se hace pesada de cojones y te pierdes al minuto cinco, pero tampoco carece de su encanto, su gracejo, ni que sea por ver a Luigi Cozzi disfrutando como un crío con zapatos nuevos y, también, perder mucho peso de un plano a otro. El cabrón hasta lo justifica en un auto-diálogo... porque, sí, como buen italiano no puede evitar acompañar sus acciones con palabras en las que explica lo que ya estamos viendo.
Tan bien lo pasó, que desde entonces no ha podido evitar seguir explotando lo digital hasta hacerlo sangrar. Las siguientes locuras que perpetró fueron "I piccoli maghi di Oz" y "La battaglia di Roma 1849", es decir, una vuelta de tuerca al famoso libro de L. Frank Baum y una bélica de época recreando sendo hecho histórico. Válgame cristo. Claro que estas han tenido muchísima menos repercusión que "Blood on Méliès´Moon", seguramente por su total desvinculación con el terror y, también, porque la peña escarmentó con aquella y ya no estaba dispuesta a picar de nuevo.