Estos días, por motivos que no vienen al caso, he podido ver muchas viejas carátulas de VHS y, por ende, recordar grandes momentos de mi vida. Tantas han sido que, en fin, he decidido abrir este post para hablar sobre ellas, sobre esos pedazos de papel satinado (si es que lo estaban) que en el momento de localizarlos no solo cambiaron mi existencia... sino que me supusieron el descubrimiento de pelis únicas o, mejor aún, que me aterraban.
A ver, ya hemos tocado este tema ANTES, pero digamos que ahora lo hago oficial y de un modo más profundo, rememorando para cada carátula el lugar y las sensaciones obtenidas. Que comience el show...
Aún lo recuerdo como si fuera hoy. El increíble sótano del video-club "J.P." estaba plagado de tesoros. Era la sección de las pelis baratas. Bajar resultaba emocionante, inquietante. Las cintas se apilaban unas sobre otras en las estanterías y nunca sabías lo que te ibas a encontrar. En una de mis primeras visitas, justo al lado de la escalera, vi esta carátula. Entonces desconocía por completo que se trataba de "Children shouldn´t play with dead things"... pero, primero, me fascinó que existiera una secuela bastarda del clásico de Romero (aunque fuese únicamente gracias al distribuidor Español), segundo, el -entonces- desconocimiento de los nombres impresos en el papel incrementaba la sensación de enigma, temor y, por ende, atracción, algo que me pasaba con muchas pelis en aquella época y que hoy día echo de menos muchísimo. Y tres, el dibujo era tan deliciosamente macabro y a la vez tan cutre, tan de novela de a duro, que no pude hacer otra cosa que llevármela a casa a pesar de la cantidad de polvo acumulado (y que pondría en peligro los cabezales de mi vídeo).
Una vez apretado el "Play", la sensación no cambió ni pizca. La copia de 35mm telecinada estaba hecha una birria, llena de rayas, y la verdad es que pasé bastante miedo viéndola... aunque ya no por los propios méritos del film (que los tenía), sino por todo el misterio que lo envolvía.
Suspiro.