Porque es que, una de dos, o en este campo está todo visto,
porque en principio mi predisposición a ver este tipo de basuras es la misma,
o es que hay bazofias tan infectas que no provocan en el espectador ningún
sentimiento. O tal vez llevamos demasiadas mierdas vistas, de todo tipo, como para que ya nos sorprenda cualquier
cosa.
A juzgar por otras roñas visionadas recientemente, me
decanto por la primera opción expuesta. Los plagios de “Star Wars” están ya
todos muy vistos y la cara dura, lo cutre, y las espadas láser ya no nos
sorprenden. Pero ¿Y vista “La guerra de los robots” de primeras? Me temo que
sería igualmente insufrible. Ergo, no funciona por ser plagio, y por ser roña
de aquella ya polvorienta y desquiciante.
“La guerra de los robots”, que como podrán suponer reutiliza vestuarios, atrezzos y decorados de otras películas anteriormente
rodadas igualmente podridas, cuenta la confusa historia de unos extraterrestres
que secuestran a unos brillantes científicos terrestres con aviesas
intenciones. Desde la tierra mandan a un grupo de salvamento, que se las tendrá
que ver con todo tipo de extraterrestres con ojos de plástico, torsos desnudos
y capas bamboleantes, sin que comprendamos, en ningún momento, casi nada de lo
que vemos.
Entonces, ¿qué tiene de especial “La guerra de los robots?,
pues que vemos decorados y naves espaciales de mierda, marcianos con pelucas y
pintas del príncipe de Bequelar, espadas láser de plástico fosforescente, un
grupo de protagonistas que intentan parecerse a la troupe de “Star Trek” –que
no puede faltar tampoco… hasta tienen un “Comandante Kin” y todo- y en
definitiva, unas cosas y unas maneras
risibles. ¡Lo de siempre! pero servido sin la gracia de un “Choque de Galaxias”
de Lewis Coates, por ejemplo.
Total, que es ver una italianada más del espacio, con muy poquita
gracia.
Dirige la cosa Don Alfonso Brescia, también conocido como Al
Bradley, uno de esos artesanos mediterráneos, currelas y que no guardaban
ningún respeto por los géneros que cultivaban –y no al contrario como el puto
fandom crée- que hacía películas como churros, literalmente, cuyos títulos más
populares en las plateas españolas fueron “Las amazonas contra los Superman”o
“Ator, el guerrero de hierro”, una de las secuelas de aquella mierda llamada
“Ator, el poderoso”.
Ni para alpiste.