Gracias a la generosidad de uno de nuestros lectores, ayer noche pude ver la tercera parte de la franquicia neo-slasher "Hatchet". Totalmente dispuesto a reseñarla hoy, antes he querido repasar lo que escribí en su momento de la primera y la segunda parte y, bueno, me doy cuenta de que no tendría que esforzarme mucho para decir nada nuevo, valdría con un "copy & paste" de las dos anteriores. ¿Motivo?, pues que las diferencias son mínimas, casi inexistentes. "Hatchet 3" básicamente es igual que "Hatchet 1" y "Hatchet 2" y eso por un lado está muy bien, porque no engaña a nadie, te ofrece lo que quieres ver y se limita a cumplir con la papeleta. Pero por otro está muy mal, porque, claro, no resulta demasiado estimulante en ningún sentido y, a menos que tengas en muy buena consideración las otras dos y no te importe ver lo que, en esencia, no es más que un remake, puede aburrirte mortalmente.
Siguiendo a rajatabla la costumbre de la franquicia, "Hatchet 3" arranca con el final de "Hatchet 2". La chica prota, tras combatir al asesino Victor Crowley, partirlo en dos con una sierra y hacer pulpa su cabeza, agarra un cacho de esta y, toda ensangrentada ella, se presenta en la comisaría del pueblo (mientras disfrutamos de unos títulos de crédito bien macarras a ritmo de los muy adecuados "Gwar"). Allí la toman por la culpable de la masacre, convencidos como están de que Crowley no es más que una leyenda. Y mientras la poli entera acude al lugar del crimen a recoger los múltiples cadáveres por ahí esparcidos pertenecientes a las dos entregas anteriores, la chica recibe una visita en la celda. Se trata de una periodista obsesionada en demostrar la existencia real de Crowley y que, no solo sabe mogollón sobre él, también conoce el método infalible para destruirle definitivamente. Así pues, huyen de la comisaría dispuestas a terminar con el asesino de una vez por todas, mientras este resucita y se despacha a gusto con todos los polis, ayudantes, agentes y para médicos que encuentra por los pantanos.
Como vemos, la peli se mantiene fiel al esquema de "grupo de víctimas potenciales reunidos en un bosque para ser masacrados". En la primera eran turistas, en la segunda asesinos profesionales y aquí policías. Por lo demás, sin sorpresas, algo que, como comentaba, no importa mucho ya que el verdadero astro de "Hatchet 3", y de la saga en general, no es la chica protagonista, ni tan siquiera Victor Crowley, es el gore. Ese gore exagerado, gran guiñolesco, casi cómico, más deudor de "Braindead" o "El vengador tóxico" que de "The Burning", "The mutilator" o cualquiera de los slashers clásicos que, se supone, el film homenajea, parido pa la ocasión con látex y efectos físicos. Nada de CGI. Y si lo hay, es tan poco que no se nota, algo muy de agradecer. Esta dependencia de la truculencia es lo que ha hecho que muchos flipados confundan la velocidad con el tocino y consideren a la saga completa como "peliculones" (va en serio, a mi me lo han llegado a decir con convicción) en un evidente caso de "la sangre no dejar ver el bosque" o "en el país de los ciegos, el gore es el rey". Algo que también le ocurrió a "La madre de las lágrimas" de Dario Argento. Si solo fuera por gore, "Hatchet 3" sería estupenda... pero a mi no me vale con eso cuando, por lo demás, no hay imaginación alguna, ni atmósfera (¡teniendo como tiene ese siniestro pantano como emplazamiento!), ni miedo... ni tan siquiera sustos. En fin, así nos va...
Y si el gore tiene las funciones de contentar al fan poco exigente, los guiños y, sobre todo, las intervenciones actoriles de personas inevitablemente ligadas al cine de terror, ya sea en sus mejores tiempos como en los más desafortunados, se ocupan de engatusarlo del todo. Así pues, en el reparto de "Hatchet 3", y compartiendo cartel con los ya habituales Danielle Harris, Kane Hodder como psycho-killer y Parry Shen (que aunque sale en las tres, interpreta siempre a diferentes víctimas de la furia de Crowley. Simpático detalle este), encontramos a Zach Galligan, el chaval de "Gremlins" o "Waxwork", Caroline Williams, nada menos que la protagonista femenina de "Masacre en Texas 2" (a la que le han crecido las tetas tanto como las arrugas), Derek Mears, el "Jason" de la versión del año 2009, Sean Whalen, uno de los chavales chungos de "El sótano del miedo" (y que también salía en el segundo "Halloween" de Rob zombie) o el ya inevitable Sid Haig, convertido en "horror star" desde que Rob Zombie le rescatara para el casi-mainstream. Pequeño cameo de Joel David Moore quien, a modo de guasa cruel, retoma por un momento a su personaje de la primera parte.
Si hasta ahora Adam Green se dedicaba a dirigir, pal caso produce y escribe el guión, pero cede los honores al operador de cámara de la segunda parte (y de los dos "Halloween" de Rob Zombie, por lo que confirmamos la pesada influencia que este ejerce en la película), BJ McDonnell y, la verdad, la diferencia es mínima. Diríase que McDonnell prefiere apostar más por una estética tirando a tenebrista y que se vale algo menos del humor, habitualmente presente en la franquicia, es posible que en esta tercera epopeya resulte un pelín más sutil, pero sigue ahí. Por lo demás, como si la hubiese dirigido el mismo Green que, pa que no sea dicho, se reserva el cameo habitual (de borrachuzo) y una de las mejores coñas de toda la peli, cuando el sheriff repasa los hechos ocurridos en "Hatchet 1 y 2" y los califica de inverosímiles y ridículos, algo a lo que Adam Green reacciona con una notable mueca. Tampoco está mal la escena en la que un policía se dispone a narrar la leyenda de Victor Crowley a un compañero novato, pero antes de tener que sufrirla por enésima vez, son bruscamente interrumpidos por un tercer personaje, chiste este que también aparecía en "Gremlins 2", protagonizada por Zach Galligan. ¿¿Casualidad??.
¡¿Qué más puedo decir?!, pues que la peli está simpática y se puede ver perfectamente. No es demasiado chapas y chorrea sangre por todos sus poros, aunque no cambiará ni revolucionará el género... claro que, honestamente, tampoco creo que lo pretenda.