Bien, leído así ¿dirían ustedes que "Plazo límite" es una de terror... o un melodrama casi de sobremesa de Domingo?. Yo apostaría por lo segundo. Entonces ¿por qué la meten en el saco de las de miedo?, básicamente porque como escritor y guionista de horrores que es su prota, a ratos nos salpican la vista con escuetos sketchs sin hilo argumental que, figura, son recreaciones en imágenes de las enfermizas ideas que cruzan por la sucia mente del escritor. Así pues, de esta guisa, encontramos: mujeres desnudas ahogadas en sangre, nietecitos que prenden fuego a su abuela, abortos dolorosos y hemoglobiníacos, monjas caníbales, una cabra con poderes mentales capaz de inducir a aparatosos y salvajes accidentes laborales (según los diálogos, momento perteneciente a "Anatomía de una puta", gran título) y lo mejor de lo mejor, un grupo de punk rock abiertamente nazi que se alía con el reverso tenebroso de los poderes fácticos para, a base de hondas de sonido coladas entre las notas de sus viles canciones, asesinar a la audiencia, logrando que pierdan el control de sus esfínteres y, seguidamente, hacerles estallar los estómagos en un colorido muestrario de tripas voladoras (nota: al grupo yo mas bien lo calificaría de new wave por sus ridículos atuendos, pero según los créditos del final, son punk).
Vale, hagamos repaso: escritor frustrado por el género que toca, es decir, el terror (en una escena concreta está tan quemado que directamente se refiere a ello como basura), todas las ideas que tiene resultan extremadamente desagradables, ofensivas y perturbadoras (entre las que destaca, no lo olvidemos, un grupo de rock and roll de ideas fascistas e intenciones criminales), sus hijos imitan su trabajo y uno de ellos muere, su agente solo quiere sangre para lucrarse indecentemente y, al final, el escritor paga por sus pecados. No sé qué pensarán ustedes, pero a mi esto me huele a moralina, a panfletismo... es decir, a mensaje anti-terror oculto en lo que, se supone, es una película de ese mismo género. Claro, ¿hay un modo más fácil de llegar al fan, de sermonearle, que hablándole en lo que, se supone, es su idioma?. Pueden llamarme paranoico si quieren, pero a mi no me la dan con queso. Lo triste y sorprendente es que aún haya aficionados que tienen a esta cosilla en buena consideración... y no lo digo únicamente por lo de sus hipócritas intenciones redentoras, también porque como película es un tochito considerable.
Si a "Plazo límite" le quitas las secuencias estrictamente de horror, que narrativamente podrían simplemente NO estar, obtienes un dramón de aúpa sin ningún lazo con el fantástico, o alguna de sus diferentes ramas. Ni tan siquiera esos momentos valen demasiado la pena, están facturados torpemente y tienen el inevitable sello del arrogante que cree estar entendiendo lo que hace, cree estar por encima del material que toca, pero que no tiene ni puta idea. Dicho sucio bastardo responde a un nombre de lo más chulo, Mario Azzopardi. En su poco distinguida carrera encontramos mucho producto televisivo y la que, seguramente, sea su peli más conocida, "La mujer de hierro", del 87.
Dato fricoso: En una secuencia concreta oímos como fondo sonoro un tema extraído de esas famosas cintas de efectos, cortesía de la BBC, de las que ya he hablado antes , perfectas para sonorizar tus cortometrajes caseros.
"Plazo límite" es del 1984 (otra más que demuestra que no todo el cine de género ochentero molaba), es Canadiense y es una gran cagarruta (y las imágenes de la caratula de la edición vhs española son todas falsas, ninguna sale en el film... aunque tampoco sea este un dato demasiado sorprendente a estas alturas).