Ya conocen la historia, aquí convenientemente tuneada para
que no chirríe con los tiempos que corren. Un fabricante de maniquíes tiene
citas a través de webs de contactos en Internet, o a través de prostitutas.
Bien, pues debido a un trauma que arrastra a raíz de contemplar de niño como su
mamaíta se follaba a los tíos de dos en dos mientras se ponía turcia a oler
cocaína, su misoginia es tal, que acaba matando a toda aquella que osa tocar su
cama. Además, las arranca el cuero cabelludo y se lo pone en la cabeza a los
maniquíes que fabrica.
Un buen día aparece en su vida una fotógrafa con la que
parece tener varios puntos en común, además de cierta atracción sexual mutua.
Tanto Alexandre Aja, productor, como el director Franck Khalfoun, saben
perfectamente lo que el fan medio piensa del aspecto del nuevo Zito, así que se
ríe del aficionado, haciéndole decir a la primera víctima de este, en el primer
encuentro: “Creí que serías gordo, con bigote, grasiento y con la cara picada”.
Tras esto, descubrimos que Elijah Wood si no tiene el aspecto repugnante de
Spinell, sí que consigue, al menos, llegar a ser tan desquiciadamente sórdido
como él, lo que demuestra la gran composición actoril que ha ejecutado Frodo,
que pequeño, con ojos azules, cara inocente y no excesivamente feo, llega a
causar en el espectador la misma grima que un individuo que ya la causa
únicamente con su físico, lo que es un logro muy grande. Y una garantía…
Frank Zito debe dar asco, caer mal al espectador, o de lo contrario la película
no funcionará en absoluto.
Además, “Maniac (2012)” es por un lado innovadora: Toda ella está rodada desde el punto de vista de Frank Zito, todo lo que ve el
espectador lo ve a través de sus ojos, y solo vemos el cuerpo de Elijah Wood
cuando este se mira en el espejo, o salvo contadas excepciones, en las que la
cámara avanza y se coloca en tal ángulo que podamos ver el asesinato que se va
a cometer, para luego volver al interior de Frank Zito. Seguramente hay
referentes anteriores de esta forma de rodar, pero yo no los conozco y, por
ende, la cosa funciona.
Por otro lado, la película es terriblemente respetuosa con
la de William Lustig, Esto es, que si se han tomado ciertas licencias, siguen los mismos patrones que la original, con lo que las escenas más punteras,
están ahí y seguimos con un argumento ínfimo, en pro de una sordidez que acabe
desquiciando al espectador. Lo consigue.
Y sigue ganando puntos este remake, cuando su predecesora
estaba rodada en 16 mm. con los hándicaps que supone este formato para
beneficiar el look al darle, por si solo, una textura perturbadora… Aquí, con
todos los avances de lo digital, con una estética del todo moderna que abusa de
los quemados y de los desenfoques, el director, consciente de esto, se recrea
tanto en las escenas sangrientas, estas son tan repugnantes, que no llegan a
causarnos las sensaciones de mal cuerpo que nos causaba “Maniac”, pero casi.
Eso si la comparamos con la película que remakea, como
película independiente, si no fuera un remake, que quieren que les diga;
estamos ante una de las mejores películas de “Psycho Killers” de la última
década y, por ende, ante una de las muestras de cine de terror-gore más
efectivas y aterradoras de las que se pueden ver últimamente, únicamente lastrada
por el hecho de soportar el peso que soporta, la película de William Lustig,
que ya es mucho, y aún así sale airosa.
Añadan al conjunto, una banda sonora electrónica y
turbadora, que consiguen que “Maniac (2012)” no salga de tu cabeza muchos
minutos después de haber finalizado el visionado.
Así que, sí, me ha gustado mucho, y se agradece ver a estas
alturas cosas tan serias, repugnantes y perturbadoras. Es un remake tan digno
como lo fue el de “I Spit in your grave” o incluso más, que, inevitablemente,
se ha visto claramente influenciado, en estilo, por todo el cine de terror francés de última hornada, lo que en este caso, gracias a dios, es bueno.
El guión, teniendo siempre presente el original de Joe
Spinell, lo firman el propio Alexander Ajá y Grégory Levaseur como es habitual
en sus producciones.
Y el director, Franck Khalfoun, además de actuar en pequeños papeles en “Piraña 3-D” o “AltaTensión”, ha dirigido cositas como “Parking 2” o videoclubadas como “A un paso
de la muerte”.
Me parece que los gabachos, acabarán alzándose.