Pero a parte de esta observación, “Bad Milo¡” si la apartamos de los parámetros
del fantástico, si tan solo fuese una comedia, tampoco funcionaría. Y miren que
a mí me gusta el humor barato y de “caca, culo, pedo pis”. Y es que, prejuicios
a parte, “Bad Milo¡” es un coñazo.
Cuenta la historia de un individuo vulgar y corriente al
que, aquejado desde hace tiempo de problemas estomacales, se le diagnostica un
pólipo intestinal, pero resulta que no, que lo que tiene dentro es un monstruito
que se alimenta de carne humana y que sale del culo de nuestro protagonista
cuando este está estresado, por lo que cuando sale, se carga a dos o tres
personas. El caso es que el tipo acaba cogiendo cariño a su monstruito e
intenta domesticarlo sin éxito. Y el desenlace viene a contarnos, que es un
monstruito de herencia ya que el padre del protagonista también tiene uno.
¡Que chorrada!
El principal problema de la película es el querer pasarse de
simpática. Y después, el poco carisma
del bicho, lo trillado de todo el asunto –cosas así, hemos visto mil veces, y
mil veces mejor- y lo tontainas que resulta la película a rasgos generales. Da
la sensación de que, a destiempo, eso si, su director quiera ser Frank Henenlotter, sin conseguirlo en
absoluto. Le falta un toque de mala leche, de sordidez y de talento.
Amén de los chistes, que detectas que son chistes por los
pelos, no resultando gracioso ninguno de ellos ni por asomo.
Y luego, ya lo repugnante, es el comprobar como se cree el director
estar metiéndose a su público en el bolsillo, haciendo que su monstruito se
coma la polla de un tío que se está masturbando de cara a una pared, y
darle un toque lacrimógeno al final de
la cinta, con idénticas intenciones.
Y el festival del guiño con calzador… aquí lo tenemos a
“Ghoulies”, a “E.T. El Extraterrestre”, a la serie “Dinosaurios”, a “Estoy
Vivo”, a “¿Donde te escondes hermano?”… pero nada. Absolutamente espantosa.
Por otro lado la película adolece de lo mismo que la mayoría
de las películas festivaleras de procedencia “Indie”; que son demasiado
festivaleras, demasiado “indies” y esto quiere decir que son todas iguales y
están cortadas por el mismo padrón, independientemente de lo repugnante que
puesda ser una por encima de otra. Y
encima, contienen ingentes (e indecentes) cantidades de gore de aquel
que no viene demasiado a cuento, solo con el fin de contentar a su público
potencial, obeso, lleno de granos, virgen y cuasi retrasado. En ese sentido, la
película ha triunfado. Pero a mí me parece una puta mierda, amigocomo
soy de este tipo de propuestas no obstante, así que imagínense…
El director de esta simpática comedia de horror (o al menos
eso cree él) es Jacob Vaughan, que se dedica a montar las películas de los
demás siguiendo sus instrucciones y cuando tiene el día libre rueda sus
tonterías. En este caso, este “Bad Milo!” sería su segundo largo.
Malísima.