Parasyte es un manga de finales de los ochenta que duro
hasta mediados de los noventa, que recientemente ha conseguido la categoría de
culto. Ha sido tanta la popularidad que ha alcanzado en estos años que le han
hecho serie de anime y la live action que ocupa esta reseña.
Hace años devoraba todo lo que llegara del país del sol
naciente, me refiero a los animes y películas, manga caía alguno que otro pero
tampoco era prioridad. Pero pasaron los años y me acabe desencantando, puede
que por saturación, puede que porque los nipones suelen arrancar las historias
con unas ideas loquísimas que no tienen ningún desarrollo, quedando todo en
eso, es una idea loca y poco más. Hace cosa de un mes me ha dado por volver a
dejarme arropar por la industria cinematográfica japonesa, sobre todo lo que
llega en formato live action, vamos, películas basadas en mangas. Si bien las
otras live action que había visto hasta ahora en lo referente a efectos
especiales eran de una calidad media tirando a pobre, en la actualidad esto lo tienen
completamente superado, consiguiendo dar forma realista a esas locuras de las que
hablaba antes. Pero Parasyte no se queda solo en esa idea hilarante, sino que
desarrolla una buena historia con tintes ecologistas. Recuerdo que el manga es
de 1985, cuando ya la sociedad mundial era consciente del daño que la industria
y actividad humana hacemos al medio ambiente.
La historia arranca en lo que podríamos decir un plagio de "La invasión de los ultracuerpos", unos seres (en este caso que vienen del mar no
del espacio, al menos en la película) con una forma como de gusanos o ciempiés,
empiezan a introducirse en el cuerpo de varias personas llegando a su cerebro y
tomando control del cuerpo huésped. El protagonista es Shinichi Izumi, un joven
de 17 años, que cuando el parasito entra en su cuerpo, por su mano en este
caso, el está despierto, así que se ata una cuerda en el brazo no permitiendo
al gusano llegar al cerebro. Así que el parasito toma control de su mano
derecha. No solo la controla a placer, sino que le aparece un ojo y una boca
humana. Además puede afilar tanto la carne de la mano como para hacer una
especie de cuchillos de carne. Shinichi y Migi, que así llama al parasito, se
hacen amigos, no les queda otra. Migi desea saber más de los seres humanos, y
aunque ha fracasado en controlar a su huésped no está descontento con la relación
que tienen.
Por otro lado los otros parásitos que si han conseguido
controlar a sus huéspedes, van asesinando y devorando a seres humanos. Es la
carne humana lo que les proporciona alimento, y aunque pueden comer comida
normal, siguen sus instintos de ir cazando personas. Los parásitos se sienten
entre ellos cuando están cerca, así que Migi alerta de ello a Shinichi, que al
saber que los congéneres de su mano derecha son asesinos devoradores de
hombres, decide acabar con ellos, no solo por un sentimiento altruista, sino
por uno de supervivencia ya que como él es distinto al resto de parásitos,
todos quieren matarlo. Bueno todos no, el que controla el cuerpo de una mujer
llamada Reiko Tamura, que es uno de los parásitos jefes, decide investigar y
seguir las andanzas de Shinichi y Migi para ver cuál puede ser la relación de
los parásitos y los humanos. Haciendo experimentos hasta ella misma se queda
embarazada para ver si pueden desarrollar sentimientos humanos.
En la película (y en el manga) hay mucho momento de
filosofar con el ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuál es nuestro propósito?
En este caso por parte de los parásitos. Ellos mismo deciden que son una medida
de la naturaleza para equilibrar el ecosistema, y que son los que tienen que
acabar con los humanos.
La historia está dividida en dos películas de unas dos horas
cada una. Son interesantes y tienen alguna que otra escena gore que se agradece
bastante. Tiene además su historia romántica, recuerdo que el protagonista
tiene 17 años, y su parte dramática también, pero en general prima el horror y
la acción.
Con historias así, que no se queden solo en la superficie,
con unos efectos muy buenos, y con unas actuaciones nada sobreactuadas, cosa
que me sorprendió para los japoneses, ya me han vuelto a meter en el redil, y
ya me he visto unas cuantas pelis japos, que el próximo podcast pasare a
comentar.