Manuel Summers es el claro ejemplo de un director de corte
muy personal que supo hacer un cine de autor que a su vez resultaba del todo
populachero. Además de ser un señor con un estilo propio anclado en los sesenta
y setenta. Sus películas protagonizadas por adolescentes que se enfrentan a mil
y un problemas, fueron del interés de las plateas de aquellos años. Y en parte,
lo fueron gracias al sensacionalismo que le gustaba arrojar al director sobre
el espectador.
Con la muerte de Franco, todos los españoles vieron una
puerta abierta para hacer uso de su libertad, máxime en el gremio de los
artistas. Así, Manuel Summers, que ya venía de hacer montones de películas
sobre adolescentes embarazadas, hizo una película más sobre adolescentes en la
que se pasaba de picante. En “Mi primer pecado”, también conocida como “La
primera experiencia”, además de tener pre-adolescentes masturbándose cómo locos
ante los Penthouse y Playboy de marras, tenemos una relación más o menos carnal
entre un jovencito y una prostituta.
En consecuencia, con la censura todavía activa, y dado el
alto contenido sexual de la cinta, esta no pudo ver luz aún con Franco muerto.
Así que durante todo 1976 la película se quedó en las latas a la espera de que
censura diera el visto bueno. Sin embargo, con la entrada de la democracia, la
censura tenía los días contados, por lo que esta quedó abolida el 1 de Diciembre de 1977.
Cuatro meses después, cuando ya sí, los cineastas pudieron ejercer su libertad,
“Mi primer pecado” se estrenó en salas de toda España congregando casi a un
millón de espectadores a las salas. Uno más de lo éxitos de Summers.
Vista hoy, la película resulta de lo más cerda, sórdida y
desagradable. Sin embargo, mucho me temo que la realidad sexual de los
adolescentes de la España post-franquista, debía ser algo muy parecido a lo que
se nos muestra aquí.
En ella, dos monaguillos, pasan las tardes después del cole
masturbándose en grupo como jodidos monos salidos. Unas veces usan revistas,
otras veces, ayudados por las grabaciones que de manera clandestina hacen de
las confesiones de las feligresas que pasan por el confesionario de su
parroquia.
En una de estas, descubren una atractiva muchachita que
cuenta unas peripecias del todo carnales que les sirven a los muchachos de
estímulo, hasta tal punto que llegan a seguirla por la ciudad y restregarse con
ella en los autobuses. Tras una serie de infortunados encuentros, uno de los
muchachos, Curro, entablará una amistad con ella, enamorándose perdidamente al
mismo tiempo. La cosa se complicará cuando descubre que su amada es en
realidad, una zorra, una puta.
Summers en estado puro, y con más desvergüenza que de
costumbre, consigue que “Mi primer pecado” sea una película condenadamente
entretenida y, por si sus otras películas de similar temática no lo eran lo
suficiente, zafia hasta decir basta. A día de hoy, ver a esos jóvenes sucios y
piojosos pelándosela en círculo, y haciendo concursos para ver quién se corre
primero, resulta del todo turbador. Hoy, recurriendo al tópico, no se podría
hacer una película así.
De hecho, la película es lo suficientemente sensacionalista
como para que los americanos decidieran estrenarla doblada al Inglés en los
cines de sesión golfa, convirtiendo a “Mi primer pecado” en un clásico de los
circuitos Grindhouse, compartiendo tiempo y espacio con marcianadas como “Los maestros tullidos” y tirándose la tira de años exhibiéndose en los cines de la
Calle 42 de Manhattan.
Como el nombre del protagonista, Curro, tenía difícil
traducción al Inglés, los yankies le bautizaron Charlie, y la película pasó a titularse
“Charlie and the hooker”, o lo que es lo mismo, “Carlitos y la puta”.
Acertadísimo y comercial título.
Un clásico del cine de pajilleros que, paradójicamente,
mientras aquí en España se le cataloga de melodrama, los americanos no tuvieron
problema a la hora de catalogarla como “Sex Comedy”.
Estupenda; como casi todo lo que hizo Summers.
Junto a Currito Summers, que durante su niñez todos sus
personajes se llamaron como él, Curro, protagoniza la cinta Beatriz Galbó. Para más
cerderío decir que Galbó se convertiría en la pareja de Summers aquellos años,
por lo que, teniendo en cuenta que Currito Summers tiene una escena con ella en
la cama, y otra en la que la besa, y teniendo en cuenta que era sobrino del
propio Summers, esta cinta ¡¡comete semi-incesto!!
Como curiosidad, la versión internacional de la película
cambia el nombre a todos los artífices, así,
Currito Summers pasó a ser bautizado como Francis Summer, la Galbó pasó
a ser Beatrice Galbo, y nuestro querido Manuel Summers, pasó a firmar la
película como Emmanuelle Summers. ¡Toma ya!