AMITYVILLE 2, LA POSESIÓN : Hay que afrontarlo: "Terror en Amityville", la película que todo lo inauguró, es aburrida. Y ha envejecido mal. Para mí la mejor de toda la -larguísima- franquicia (legal o no) es su segunda entrega que, curiosamente, se trata de una precuela en la que se narran los hechos acontecidos en el famoso caserón encantado y que desencadenaron todo lo chungo que vino después, de cómo el hijo mayor de la familia se volvió tarumba mal aconsejado por espíritus malignos y los mató a todos con un rifle.
Así pues, durante buena parte del metraje lo que vemos es un culebrón sobre las movidas que se desarrollan entre los integrantes del clan. Si ya no se llevan demasiado bien de por sí, en especial gracias a ese padre bruto y gruñón (interpretado por el entrañable Burt Young), todo empeora a partir de que se instalan en la casa. Más cuando un cura hace acto de presencia. Y muchísimo más cuando el hijo es poseído en una secuencia indudablemente inspirada -o copiada- de los delirios de Bruce Campbell/"Ash" en la parte final de "Posesión Infernal" (VER).
Si algo hace destacar a "Amityville 2" sobre el resto de sus hermanas es la mala folla que destila el guión de, nada menos, Tommy Lee Wallace -según el libro homónimo-, alumno de Carpenter y, entonces, futuro director de "Halloween 3", "Noche de miedo 2" o el televisivo "It". Dejando a un lado la atmósfera incómoda y hasta desagradable, y las intensas secuencias de explosiva violencia durante las broncas familiares, tenemos el perverso momento en que el hijo poseído seduce y se tira a su hermana menor (la encantadora Diane Franklin). Decir que el material era mucho más extenso y "gráfico", pero fue recortado por sus responsables conscientes de lo incómodo que resultaba, lo mismo que cierta secuencia en la que el padre violaba analmente a la madre.
Tal vez sea después de la masacre familiar, y con el sobreactuado cura enfrentándose al poseído en un notable estallido de efectos de maquillaje, cuando la película se torna menos interesante. Aún así no pierde ese áurea enfermiza que la caracteriza y, opino, ha contribuido a que se conserve tan bien a pesar del paso de los años.
Manda Damiano Damiani, el típico director con aspiraciones "autoriles" que se fue a los USA a triunfar y acabó convertido, por esta ocasión, en artesano competente.
TODAVÍA ESTAMOS AQUÍ : Estamos ante una de las pocas películas modernas de horror por las que siento genuino aprecio. Contribuyen a ello, y no poco, la estupenda caratula y la no menos estupenda funda roja del blu-ray. Parece que no, pero esos detallitos aportan.
Una pareja veterana y torturada por la reciente muerte de su hijo, se instala en un bonito pero tétrico caserón en medio del monte nevado. No tardarán demasiado en sentir una presencia... o dos. ¿Es el hijo fallecido u otra cosa?. Con la visita de una segunda pareja de místicos/parapsicólogos, todo comenzará a desmadrarse y saldrá a la luz un oscuro secreto oculto.
Lo que sorprende de "Todavía estamos aquí" es su arranque reposado y hasta fotográficamente bonito (un poco en la línea del primer Ti West) que contrasta con la salpicante explosión de truculencia final en la que las paredes de la casa quedan teñidas de rojo. Tanto una parte como la otra están perfectamente amuebladas y funcionan en lo suyo, por separado y en comunión. Es directa, concisa, no se va por derroteros ni satura. Empatizas con los personajes y el diseño de los fantasmas es excelente y original (en parte cortesía de Marcus Koch, interesante hombre de efectos especiales con una carrera paralela como director ultra-indie/semi-underground).
Destacar muy mucho la presencia de Barbara "Re-Animator" Crampton, del carismático Larry Fessenden y Lisa "ex musa de Tim Burton" Marie.
Ted Geoghegan, guionista y director, oculta un curioso pero perfectamente ignorable pasado ligado a producciones ultra-gore alemanas.
"Todavía estamos aquí" es, en su sencillez y honestidad (el propio director comenta sin cortarse que roba el argumento del "Aquella casa al lado del cementerio" de Fulci, a lo que yo añado "Sí, pero no"), una pequeña película estupenda y altamente recomendable para aquellos que busquen esa cosa cada día más esquiva que es el buen cine de terror.