Una de las escenas/coñas más populares de la simpatiquísima "Spaceballs / La loca historia de las galaxias" de don Mel Brooks es cuando, para localizar a los héroes, los villanos corren a su videoteca y extraen una copia pirata de la misma película que están rodando, por aquello de rebobinar hacia adelante y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. "Pero si todavía no hemos terminado de hacerla" exclama "Casco Oscuro", a lo que su esbirro comenta que "el mercado de la piratería va en aumento" y las películas salen antes incluso de haberse finiquitado. Genial. Genial porque, durante el auge de las descargas ilegales años -y años- después, llegaron a ponerse a disposición del respetable copias de trabajo de películas sin todos los efectos especiales definitivos añadidos. Mel fue muy certero en sus predicciones.
El caso es que, tras ver "Spaceballs" un porrón incontable de veces (también en el cine "Continental", durante su estreno, en DOS ocasiones), jamás me había percatado del subgag que hay dentro del gag. Cuando se dirigen a los estantes con las cintas de vídeo, justo debajo de donde están la misma "Spaceballs" y el resto de filmografía de Mel Brooks al completo, vemos una ristra de falsas secuelas de "Rocky" por un lado y de "Viernes 13" por otro. Sí amigos, me avergüenza no haberme dado cuenta hasta anteayer.... que, curiosamente, era Viernes 13.
Tal y como se aprecia en el detalle inferior de la imagen, reposan CATORCE secuelas de "Viernes 13" (hubiese sido más gracioso trece, pero la catorce, aunque casi ni se ve, está ahí). Bien, "Spaceballs" está fechada el año 1987. Por entonces la entrega de las aventuras de Jason Voorhees más reciente había sido la sexta en 1986. No habría otra hasta 1988. Es decir, en el momento Brooks predijo ocho más. Teniendo en cuenta que la franquicia con el título de "Viernes 13" se detendría en la octava, se pasó. PERO, contando a partir de cuando cayó en manos de "New Line" y comenzaron las seudo secuelas, variaciones y remakes, la cosa se queda muy muy cerquita. En este caso, el poder adivinatorio del director judío volvería a dar en el blanco.
Irónico y encantador.