Una joven abrumado por las excentricidades de su familia, acude a una especie de coach motivacional llamado “El Maestro” que le convence de que él no es el protagonista de su vida, si no tan solo un extra. Le plantea que filme el día a día de su familia en películas caseras, que se plantee su existencia como si fuera parte de una película y, de este modo, retomará las riendas de su vida y dejará de ser un secundario para convertirse así en el protagonista. De este modo, el muchacho tomará su tomavistas y comenzará a filmar los desmadres de la gente con la que le ha tocado convivir: Un padre adultero que persigue a todas las chicas, una madre histérica y despechada, y un hermano al que siempre se le ha tratado mejor que a él.
Firmada por Brian de Palma, y al margen de que a este no se le da demasiado ben la comedia (“Dos tipos geniales" era horrorosa), “Una familia de locos” no es una película al uso, ni tampoco es exactamente una película de Brian de Palma.
El director, que había estudiado cine en el Sarah Lawrence College, pese a estar ya metido de lleno en el mainstream y con éxitos a sus espaldas, entre “La Furia” y “Vestida para matar”, ejerce como profesor de cine en las aulas de la misma escuela en la que él se formó, y decide, en lugar de dar insustanciales clases con las que poco podrían aprender sus alumnos, orquestar lo que sería el proceso habitual para hacer una película. En lugar de enseñarles cómo se hacen películas, les ofrece la oportunidad de, directamente, hacerla, siguiendo todos los procesos habituales a la hora de afrontar una producción. Esto va desde buscar la financiación hasta exhibir en salas, con lo que los alumnos salieron de esa escuela habiendo aprendido algo mucho más práctico que si tan solo recibieran clase. Así, “Una familia de locos” es, en realidad, una película producida, rodada, montada y distribuida por alumnos del curso que De Palma impartía en el Sarah Lawrence College.
La dirección corre a cargo de muchos alumnos, aunque De Palma llevaba la batuta y, quizás por eso, la película aparece firmada con su nombre. De todas formas no es raro que las películas de escuela las acabe firmando el propio profesor.
Desde luego, Brian de Palma hizo bien su trabajo, pues no fueron pocos los alumnos participantes en esa producción que acabarían dedicándose al cine. Por ejemplo, tenemos a Mark Rosman, que debutaría un par de años después de acabar este ejercicio, con la película “Siete mujeres atrapadas” que es un clásico de "serie B" y por la que se convertiría en un director de culto. También participó en “Una familia de locos”, Charlie Loventhal, que levantaría su primera producción al año siguiente con la sex comedy “The First Time” para unos cuantos años después marcarse la simpatiquísima (y ninguneada) “Mi diabólico amante”. De aquella experiencia salieron más directores, pero estos serían los más reseñables.
Por otro lado, esta producción prácticamente amateur (aunque entre unas cosas y otras su producción se fue inflando hasta pasar del medio millón de presupuesto) se pega la machada de contar en su haber incluso con estrellas, ya que uno de los protagonistas, el que interpreta al gurú “El Maestro”, sería nada más y nada menos que Kirk Douglas que aunque no veía muy claro si aparecer ahí o no, fue convencido por De Palma, al que le unía una gran amistad, y no solo no cobraría ni un duro por su intervención, sino que, además, se convertiría en uno de los principales inversores de la cinta. Por otro lado tenemos a Nancy Allen, que tampoco vería un duro, pero que se vio en la obligación moral de intervenir en la película, ya que por aquel entonces la actriz estaba saliendo con Brian de Palma, por eso aparece en la película como una de las protagonistas principales. Vincent Gardenia sería uno de los actores que vería un dinerillo simbólico del mismo modo que lo vería el principal protagonista, Keith Gordon, que años después sería un habitual de las películas adolescentes de los 80, destacando en su filmo títulos como “Christine” de Carpenter, “Regreso a la escuela” o “Loca academia de combate” y que aparecería en el siguiente film de De Palma, “Vestida para matar”. También tenemos a Gerrit Graham, habitual de De Palma en aquella época, al que tendrán ustedes fichado en películas como “Terrorvision” o “Kill Bots: Robots asesinos”.
Por supuesto, no sin cierto esfuerzo, estos estudiantes lograron distribuir su película, por lo que se exhibió en salas. Eso sí, sin importarle un carajo a nadie su existencia por mucho Brian de Palma que se acreditara como director. No recaudaron ni uno por ciento de lo que se gastaron en hacerla.
Todo esto que les cuento es la mar de interesante, pero, ¿Cómo es la película? Pues una puta mierda pinchada en un palo, naturalmente. Al margen de que se la ve relativamente pobretona (no más que cualquier producción de la Crown International de la época) y tosca, esto es una comedia desfasada en el tiempo (parece una sitcom de los años 50) en la que un puñado de personajes corretean para arriba y para abajo, en un caos argumental de difícil seguimiento. Aburrida y tediosa como ella sola. No obstante, ver a Kirk Douglas haciendo el cafre en una producción de factura tan pequeña —y tomándose la película y a sí mismo más en broma que en serio— es lo suficientemente curioso como para que le dediquemos un visionado. Por lo demás, caca.
Para incluir en el pack junto a “Greetings”, “The Wedding Party” y las películas primerizas de naturaleza amateur de su director.
A nuestro país llegó en VHS y DVD, presentada con unas carátulas que provocan, en primer lugar rechazo, cachondeo en segundo, como pueden ver.