Desde que murió su hermano John, Mark Polonia viene realizando, de manera imparable, una media de dos a tres películas por año, todas de género, todas para ser distribuidas directas a video (y ahora a plataformas digitales) y todas con una seña de identidad genuina; el amateurismo más feroz.
Dudo que Polonia se forre con esto, pero ha de irle bien porque es un no parar. De hecho funciona porque sus películas tratan de aprovechar cierto tirón de ciertas franquicias libres de derechos (es decir, pelis de tiburones, de exorcismos, sasquatchs u hombres lobo) cuya imagen pueda utilizar a su antojo. La cosa consiste en emular a infraproductoras de la calaña de The Asylum o Tomcat Films, y canibalizar éxitos de renombre. Y Polonia lo hace cámara de vídeo casera en ristre y aprovechando todos los filtros y efectos incluidos por defecto en los programas de edición que utiliza.
Claro, si a uno le pilla de nuevas, estos modus operandi de Polonia pueden llegar a resultarle graciosos e incluso interesantes, pero a mí me pilla ya mayor, curtido en mil batallas y habiendo saciado años atrás la curiosidad suscitada por el particular universo de los Polonia. Pero de vez en cuando, hago una excursión.
En esta ocasión Mark factura esta producción de la mano de su nueva marca, Polonia Bros Entertainment. Y todo queda en familia puesto que su hijo, Anthony Polonia, está metido en el ajo haciendo los artesanales y sencillos efectos especiales de sus películas, haciendo de actor, cogiendo la cámara o cualquiera que sea la tarea que le encargue su padre.
Así, entre un montón de películas amateur con distribución, llegamos a esta “The Amityville Exorcism” que mata dos pájaros de un tiro; Amityville no es una marca, sino una villa de Nueva York, por lo tanto se puede utilizar el nombre con total libertad del mismo modo que las palabras “exorcista” y “exorcismo” tampoco están sujetas a ningún tipo de derechos. Pues hagamos una película de exorcismos en Amityville, pensaría Polonia. Con el título fardón, lo siguiente es acompañarlo con una carátula que de el pego y que resulte tan terrorífica como la que nos ocupa. Así ya tiene el 90% del trabajo hecho. Con ese poster, sin duda va a vender la película, que el fandom del cine de terror en USA va a comprar sin pestañear. Y luego ya, la película es lo de menos.
Lo que está claro es que, todas las ganas que tenía Mark en sus inicios, cuando grababa sus películas junto a su hermano John, han desaparecido completamente. Él ahora se toma el hacer cine como un trabajo y graba con el piloto automático, con lo que todo lo bueno que pudiera tener el cine de los Polonia hace tiempo que desapareció. Lo único que se cuida de que esas películas tengan ese aspecto amateur que es lo que las caracteriza y lo que, supongo, andan buscando sus seguidores.
Así, la trama se centra en una casa en Amityville (una casa cualquiera, ni se han molestado en adecentarla para que parezca la mítica de la saga que se pretende expoliar y de la que ya hay cerca de 22 títulos entre los oficiales y no oficiales) en la que residen un padre maltratador y alcohólico que se lleva fatal con su hija. Entre trifulca y trifulca, este descubrirá que esta está poseída por un demonio, por lo que contactará con un cura que, aunque tiene aún más pinta de alcohólico que él, no lo es. Este cura se tomará muy a pecho el exorcismo de esta muchacha ya que, por lo visto, el demonio que alberga en su interior, tiempo atrás mató a su hermano. Este demonio venía transportado de la casa original de Amityville ¡¡En un cargamento de madera!! Por eso ahora está en la casa de esta gente. La película se desarrollará entre diálogos interminables en cuyo montaje no se solapa el audio ni una vez, malas interpretaciones, efectos de maquillaje absolutamente caseros y un señor disfrazado con túnica del todo a 100 y máscara de los bazares chinos que dice ser el demonio. Hablan, deliran… y al final tiene lugar el exorcismo. Tan mala que, bueno, alguna risilla acaba uno echándose, pero sin más. Pero es muy triste por que es el amateurismo monetizado, hecho sin pasión, sin gracia… cosa esta paradójica que no deja de llamarme la atención; alguien consiguiendo sacarle rendimiento a sus películas caseras. En verdad los Polonia lo llevan haciendo desde el principio, pero esto ya es una corporación mercantil.
Poco más… denle al play si les come la curiosidad.
Por otro lado, hace un rato acabo de flipar, estando reciente el estreno de la nueva película de “Dune” para cines, que el amigo Mark se ha sacado de la manga su propia versión para aprovechar el tirón, “Dune World”, de la que acabo de ver el trailer. Casi parece una jodida broma… pero no lo es. Y quizás (solo quizás) algún día les de mis impresiones al respecto.