En los tiempos del videoclub era común, cuando un actor se hacía verdaderamente famoso, editar en vídeo viejas películas de este a las que incluso se les llegaba a cambiar el título con el fin de lanzarlas como si se tratara de nuevas películas del susodicho. Esta práctica fraudulenta se estilaba mucho. Lo otro que también se hacía era editarse el episodio piloto de cualquier serie aún inédita en nuestro país, que por norma general solía durar más de una hora, y se lanzaba como si de una película se tratase. El engaño duraba lo que tardarse esa serie en emitirse en televisión, y los usuarios descubrían que aquello que alquilaron meses atrás no era más que el piloto de aquella serie que pronto se convertiría en un éxito de audiencia. Los pilotos de “El gran héroe americano” o “El coche fantástico”, se editaron así en España —por no hablar de los que llegaron a ser estrenados en cine—.
Por otro lado, también se editarían series de televisión en vídeo. Cuando se trataba de dibujos animados se respetaba más el formato serie. Por ejemplo, la de “Masters del Universo” según la Filmation, que jamás fue programada en televisión como dios manda, vio su primera temporada doblada al castellano en cintas que incluían dos capítulos, y así hasta llegar a las 26 cintas (52 episodios) (ver). Y al tratarse un producto destinado al poco exigente público infantil, no había por qué camuflar en modo alguno que se trataba de una serie.
En aquellos años, también, y gracias por supuesto a la serie “El Equipo A” —que igualmente vería su episodio piloto editado en vídeo bajo el título de “El Equipo A en acción contra la mafia”— Mr. T se convertiría en uno de los personajes más populares del mundo. Y como era un personaje televiso, telefilme que rodaba, telefilme que se editaba en vídeo en nuestro país como sucedería con “El hombre más fuerte del mundo”. Sin embargo, si no había películas que editar servía cualquier cosa. Es por esto que esta “Mister T. es la justicia”, en realidad son cuatro episodios unidos uno detrás de otro de una serie de televisión que aun estaba por emitirse en la tele española titulada “T and T”. Sabemos que se trata de capítulos unidos porque, aunque en montaje se deshacen de las cabeceras de cada capítulo, no se eliminan los créditos que hay superpuestos en pantalla con el episodio ya iniciado, o el título del mismo que, además, es pronunciado en off por una voz masculina. Por si esa fuera poca chapuza, los elegidos para confeccionar este “largo” son capítulos sueltos que no van correlativos ni en orden, y el primero de la serie sería el que va en penúltimo lugar en este montaje.
Este “Mister T. es la justicia” no sería el único caso. Un tiempo más tarde se editó otra cinta camuflada de película titulada “Linea de acción”, de una distribuidora totalmente distinta, pero que obraba exactamente igual con otros capítulos sueltos de la misa serie. Así, el videoclub se inundaba de nuevas películas de Mr. T.
Mas allá de esto, la serie, emitida finalmente en los albores de 1989 en la segunda cadena de Televisión Española, es una producción canadiense que servía para que, una vez finalizada “El Equipo A”, Mr.T siguiera teniendo un contacto directo con su público y “T and T” era un vehículo para eso. Una serie repetitiva, aburrida y cutre, que con una estructura similar a la de “El Equipo A” contaba la historia de un boxeador que, buscándose la vida en las calles, es detenido por un crimen que no cometió. La abogada Amy Taler consigue demostrar su inocencia y, en adelante, el boxeador se convertirá en una suerte de investigador privado que resolverá junto a ella casos en los que al final, indefectiblemente, Mr.T tiene que liarse a hostias con los malos. Todos los capítulos son iguales; investigan el caso, lo desarrollan con violencia y finalmente lo resuelven. Se trata de una serie tan mala que en Canadá y Estados Unidos fue viendo como descendía su audiencia temporada a temporada hasta que fue finiquitada en la tercera, y en España, donde se emitió completa, a día de hoy no la recuerda casi nadie a pesar del artefacto nostálgico que supone en sí mismo Mr. T.
Ver entera la hora y veinte que dura la cinta “Mister T. es la justicia” ha sido un auténtico suplicio. Pero que estupendo es que exista.
Por cierto, la ilustración que luce la carátula, y que también es utilizada en los títulos de crédito prefabricados por la distribuidora es, no obstante, una absoluta maravilla que no muestra nada de lo que vemos en el metraje, pero que justifica totalmente la existencia de este producto.