Independientemente del regusto mejor o peor que pudo dejar "Starship Troopers 2", por lo visto en el terreno videoclubista dio un pastizal considerable, así que cuatro años después llegó la inevitable tercera entrega, "Starship Troopers 3: Marauder", aquí conocida como "Starship Troopers: Armas del futuro". Pal caso, la intención consistía en aproximarse mucho más al espíritu de la película original. Y se consigue, pero solo en parte. Ayudan a ello -y lo justifican- la dirección del hasta ahora guionista Ed Neumeier. Casper Van Dien en el reparto retomando al personaje de Rico (por entonces su carrera ya andaba zambullida entre subproductos y telefilms, por lo que no sería muy complicado ficharle) y el nombre de Paul Verhoeven al principio de todo, "apadrinando" la movida, aunque no queda muy claro cual es su verdadera función (probablemente solo se trate de un favor que el holandés hizo a su pupilo yankee) Pero claro, Neumeier NO es Verhoeven. Y se nota. El presupuesto sigue siendo modesto, aunque tampoco mísero. Medios hay, lo que ocurre es que las ambiciones del director debutante son muy altas, y no llega. Especialmente en lo que respecta a efectos visuales, con mucho cantoso y doloroso CGI.
Al parecer, frustrado porque el público masivo no "captó la broma" en el "Starship Troopers" primigenio, esta vez Neumeier decidió pasar de sutilidades y vomitarlo todo sin miramientos. Para que quedara más claro. Lo malo es que, de esta guisa, se pierde parte del gracejo, del "punch", que hacía del film de Paul Verhoeven algo diferente. Especial. Y por aquello de redondear la jugada, se incluye la religión como parte de los elementos parodiables... aunque, en este caso, consiguen hacerte dudar de si se trata de guasa o exaltación.
La historia gira en torno a un mariscal que, a su vez, es una verdadera estrella del pop. Visita unas trincheras high-tech comandadas por Rico, pero durante su estancia el sistema de seguridad se va al traste y los bichos entran para comenzar con la carnicería (una resuelta a base de mutilaciones chorreantes, aunque menos que en la segunda entrega) El mariscal y un grupo más de individuos escapan, pero por accidente acaban recalando en otro planeta igualmente infestado de monstruos, siendo uno de ellos el más mega-listo, mega-supremo y mega-grande de todos. Rico tendrá que ir al rescate, para lo que se valdrá del nuevo "juguete" de la federación.
Lo frustrante de "Starship Troopers 3" es la numerosa cantidad de elementos interesantes, atractivos y con posibles, que pululan ante nuestros cansados ojos pero, sin embargo, no terminan de funcionar como conjunto y, más pronto que tarde, asoma el temible aburrimiento. Sobre todo en algunos pasajes donde da la sensación que prolifera cierto caos narrativo.
Desde luego, está por encima de otros productos de su categoría (como las cosas que suelen pasar por el "Syfy Channel"), pero se queda en una traca que no peta como sería deseable. Supongo que podríamos culpar a la poca experiencia de Neumeier en la silla del dire... o de que, sin Verhoeven como pareja creativa, no se produce la magia. A saber.
En cualquier caso, la peña -aún dolorida por la experiencia con la segunda parte- esta vez no picó y, aunque no lo sé a ciencia cierta, puedo deducir que comercialmente la cosa pegó flojo, así que nunca hubo una cuarta. Pero sí varios largometrajes y series de animación (con participación de Casper Van Dien en una de ellas), lo que no es tan raro si tenemos en cuenta que la primera adaptación de la novela de Robert A. Heinlein fue en formato anime japonés del año 1988 como "Uchû no senshi".
La contribución más reciente al universo estarshiptruperiano viene fechada en 2022 de la mano de un corto -de repugnante "look" artificial- parido por fans titulado "Starship Troopers Deadlock" que, obviamente, verá su tía.