viernes, 24 de noviembre de 2023

LA BANDA DE LA MANO

Cinco peligrosos delincuentes adolescentes son detenidos para ser encarcelados como adultos, debido a la fiereza de sus delitos. Sin embargo, durante su traslado a la prisión, son abandonados en plena selva donde serán interceptados por un veterano de Vietnam que les enseñará a sobrevivir en territorios hostiles y entrenará para convertirlos en máquinas de combate. Cuando termine su formación, serán instados a limpiar de narcotraficantes y delincuentes la ciudad de Miami Beach. Estos aceptan de buen grado y comienza la escabechina.
“La banda de la mano” es uno de esos títulos ochenteros que si bien en el momento de su estreno se promocionó como película de primer orden, su discreta recaudación en taquilla —107.000 espectadores en la España de la época— propiciaría el olvido sistemático por parte del público con el paso de los años. No funcionó en cine, en vídeo algo mejor pero tampoco para lanzar cohetes, y fue una película habitual en las emisiones de los primeros años de Tele 5. Después, es como si a “La banda de la mano” se la hubiese tragado la tierra.
En los USA la cosa no fue mejor: Michael Mann, que por aquel entonces triunfaba en el mundo de la televisión con la serie “Corrupción en Miami”, quedó fascinado por la idea que se le presentó sobre cinco críos delincuentes que acaban declarándole la guerra al narcotráfico en Miami Beach. Un argumento un poco naif e infantiloide, que recuerda levemente a los que escribiría Javier Aguirre para sus películas con Parchís. Sin haber visto tan siquiera un esbozo de guion, Mann se decide a producirlo ejecutivamente y, cuatro meses después, ya tiene todo preparado para ponerse a rodar. De este modo, contrata los servicios de Paul Michael Glaser (Hutch en “Starsky & Hutch”), que tras unos cuantos trabajos televisivos detrás de la cámara, debutaría como director de largometrajes para cine con “La banda de la mano”.
Ruedan la película, pero tanto Mann como su equipo están demasiado viciados por el ritmo de trabajo televisivo de “Corrupción en Miami”, por lo que, en consecuencia, la película acaba teniendo un tono y unas maneras un tanto telefílmicas. De hecho, parece un mal capítulo de “Corrupción en Miami” pero sin Ricardo Tubbs ni Sony Crockett.
Consciente de esto, Mann aparca la película para seguir con lo suyo, pero, obsesionado con la historia de “La banda de la mano”, le da vueltas a la cabeza y decide convertirla en una serie para televisión. De este modo, la monta a modo de episodio piloto.
El material se nota apresurado y algunas secuencias no se entienden bien, por lo que no se da luz verde al proyecto de serie, y el montaje de lo que se iba a presentar como episodio piloto es finalmente estrenado en salas, de mala manera, deprisa y corriendo. Resultaría un fracaso que, además, fue asediada por la crítica. De hecho, en los premios stinkers de ese año, una suerte de anti-Oscar yankis cuyo trofeo es la reproducción de una taza del váter rodeada de celuloide, “La banda de la mano” compitió en la categoría de peor película perdiendo ante “Howard: Un nuevo héroe” que ese año arrasó como mala película (cosa que no entiendo). Después de aquello, aun vendida al extranjero, quedaría condenada al olvido.
Desde luego se trata de una película bastante tonta que resulta demasiado infantil para el público adulto, y demasiado violenta para el público infantil. Asimismo, el cambio de tono en los tres actos es tan marcado que cuando, en su meridiano, parece que estamos ante un tipo de película concreto, al llegar los personajes a la selva parece que estemos en otra. Y al regresar a la ciudad, volvemos a notar un cambio radical, asemejándose a una epopeya barata de Charles Bronson, sin Bronson.
En definitiva, un desbarajuste que, aun con un par de momentos medio memorables, no resulta interesante a ningún nivel, máxime cuando hablamos de acción, con explosiones y tiros, terriblemente aburrida en el grueso de su hora y media larga.
En el reparto destacan Lauren Holly y Laurence Fishburne, que después se harían populares, James Remar, o Danny Quinn, hijo de Anthony Quinn, quien posteriormente se casaría con Lauren Holly y protagonizaría un sonado juicio por malos tratos en Hollywood del que se acabaría declarando culpable.
En cuanto a director, Paul Michael Glaser, tras este debut comenzaría su carrera y rodaría clásicos como “Perseguido”, “Una tribu en la cancha” o “Kazaam”… y luego otra vez a currar a la tele.
“La banda de la mano” es bastante mala y bobalicona, pero ahí queda.