Cacao mental por parte de los gerifaltes de la compañía independiente "Royal American Pictures" quienes —dicen—se leyeron una novelucha de tres al cuarto sobre incesto, religión y homosexualismo y, entusiasmados, contrataron a un grupo de profesionales que pudieran llevarla a la pantalla con poco dinero y menos días.
Se trata de una insana historia sobre una mujer soltera que, tras haber cuidado a su sobrino desde la muerte por accidente de sus padres, desarrolla una obsesión hacia el crío. Cuando este es ya un mozalbete pre universitario y planea dejar el nido junto con su novia, la solterona decide retenerlo de la manera que sea. Acabará asesinando a un individuo ante los ojos del chaval, convenciéndole de que ha actuado en defensa propia ya que quería violarla. Y con el pifostio que se lía, gana tiempo para que el chaval no se pire. Todo se complica cuando el detective que lleva el caso del asesinato descubre que el supuesto violador era homosexual y, para más inri, pareja del entrenador del muchacho involucrado. El investigador cree, hablando en plata, que el crimen ha sido “cosa de maricones”. Y se lía la de dios es cristo.
Pasa una cosa muy curiosa con “Amenaza en la noche” y es que, aun con esos aires de telefilme muy barato (manda cojones como el diseño de producción es capaz de ambientar toda una comisaría en un cuartucho) y el aspecto rancio que se gasta en general toda la cinta, la historia que cuenta es tan descerebrada y las interpretaciones tan exageradas y geniales (tenemos ahí a una verdadera actriz de culto como es Susan Tyrrell, vista en “Forbidden Zone” o “Cry Baby” y al bueno de Bo Svenson, el inolvidable sheriff "Buford Pusser" en “Pisando Fuerte 2”, “Pisando fuerte 3” y la serie de televisión), que cuando la película termina, el espectador queda como aturdido, agotado. Y es que resultado es muy intenso, con mucha sangre y mucho rollo psico-social implícito, a saber; deseo incestuoso, simbología religiosa, homofobia, menopausia y asesinato. Tócate los cojones. En definitiva, me ha encantado por exagerada, por chalada.
No solo el desbarajuste está dentro de la historia, la producción le va a la zaga. Para empezar, el director contratado, Michael Miller, que venía de rodar con rapidez, poco dinero y buenos resultados “La celda de la violación”, y que se hacía acompañar de su director de fotografía habitual, nada menos que Jan de Bont (luego responsable directo de cosas como “Twister” o “Speed”), fue despedido tras unos días porque durante ese tiempo el tipo no se había ceñido al plan de rodaje e iba con retraso. Necesitaban un director más rápido. Por eso, en lugar de Miller y De Bont contrataron al que se da crédito en la película, William Asher, con unas cuantas “beach movies” de los sesenta a sus espaldas, pero, sobre todo, de dilatada carrera televisiva, habiendo dirigido capítulos de dos instituciones de la caja tonta americana como son “I Love Lucy” o “Embrujada”, y que se mete de lleno en el cine de carácter más "exploit" con “Amenaza en la noche”. Aunque la película sale firmada por él, lo cierto es que la secuencia de apertura fue rodada por el amigo Michael Miller.
Tras esta experiencia con el terror, Asher rodaría otra marcianada como “Esto no es Hollywood”, pero en general su medio fue la televisión.
“Amenaza en la noche” es una película pequeña cuya misión era recuperar lo poco invertido lo antes posible y que diera resultados. Por eso al principio se estrenó tan solo de manera regional en uno o dos cines, y bajo el título que en un principio también tenía la novela en la que se inspira; uno muy gracioso que encima rima y me gusta mucho: “Butcher, Baker, Nightmare Maker”. Se podría traducir algo así como “Carnicera, panadera, creadora de pesadillas”, supongo que en referencia a la protagonista, la tía Cheryll que es ama de casa y por lo tanto, carnicera, panadera y lo que se tercie (con utensilios de cocina que en momentos dados usará para asesinar).
Lo que sucede es que, cuando la película se estrena, resulta estar más potable de lo que en un principio podría parecer y, en consecuencia, empieza a generar demanda. Para más inri, la "Academia de Películas de Ciencia Ficción y Terror" la nomina al premio "Saturn" como lo mejor del género ese año, por lo que los distribuidores deciden tirar copia y estrenarla de manera nacional. “Butcher, Baker, Nightmare Maker” igual es un título no demasiado comercial o lo suficientemente llamativo como para que pueda ser tomada a chufla, por lo que se cambia a “Night Warning” y como tal comienza su carrera comercial. Resultó un pequeño éxito en cine, televisión por cable y vídeo. A nuestro país llega en este último formato, lanzada para el alquiler con una traducción más o menos literal del segundo título comercial, es decir, “Amenaza en la noche”. Y a tirar millas.
Por otro lado, como la película tiene a ciertos personajes homófobos que se pasan tres pueblos con los gays —sin ir más lejos, la tía Cherryll advierte a su sobrino que “todos los homosexuales son enfermos mentales”—, con la aparición del entrenador homosexual como personaje positivo que, más o menos, salva la papeleta, el colectivo LGTBI acogió el film como suyo, rindiéndole culto y organizando proyecciones. Bueno, efectivamente ese personaje es completamente normal y positivo, pero por lo que respecta al resto del universo de la película, los gays son poco más que depravados sexuales, y ese pensar tiene más peso que el personaje positivo. A saber cual era la genuina intención de los productores, los guionistas y William Asher. Pero todo esto hace a la película mucho más divertida.
En otro orden de cosas, tenemos en un papel secundario a Bill Paxton. Paxton siempre había sido un actor discretito, pero en estos primeros roles en los que solía interpretar a adolescentes un tanto garrulos, era directamente malo de pelotas. Como fuere, se presentó al casting aspirando al papel protagonista, pero le fue arrebatado por Jimmy McNichol, que no es que sea especialmente mejor, pero venía de tener cierta fama como actor infantil (era "Harry Baker" en “La casa de la pradera”). También cuentan que Susan Tyrell aceptó intervenir en esta producción chusquera y barata por motivos meramente alimenticios, pero que mientras la rodaba se daba perfecta cuenta de que estaba en una película de mierda. No se quejó, actuó lo mejor que pudo, cobró el cheque y a otra cosa mariposa, pero con esa sensación que le quedó, nunca se dignó a verla. No fue hasta 2008 que se animó y le gustó mucho. Una anécdota de lo más simpática. Como la que cuenta que la actriz que interpretaba a la novia del personaje de Jimmy McNichol, Julia Duffy, tenía 30 años de edad mientras su partenaire apenas había cumplido los 20.
“Amenaza en la noche” no es tan popular, como muchas de sus coetáneas, con todo el sentido del mundo. Es rara, histérica y ruidosa. Sin embargo, también es altamente divertida en su delirio. Si aún no ha tenido una reivindicación más o menos sonada, la acabará teniendo. No obstante, la película entera es Susan Tyrell y su desmesurada interpretación; sin ella no hay nada, y, si lo hubiera, no sería tan “bueno”. Yo al menos la he disfrutado mucho.