Me declaro fan de la franquicia “Emmanuelle” y de todas sus variantes y explotaciones. Los italianos lograron cambiar la raza de esta diva del erotismo de origen franchute y hacerla viajar por el mundo hasta llegar incluso a ser poseída —sexualmente— por caníbales en “Emanuelle y los últimos caníbales”. Es cosmopolita y se ha acostado con toda suerte de hombres y mujeres en las más exóticas situaciones. Incluso Jess Franco la puso a presidir orgías (pese a que en su película el personaje aparecía solamente en el título) en “Las orgías inconfesables de Emmanuelle” del mismo modo que Ignacio F. Iquino le buscó una amiguita casi tan atrevida como ella en “Emmanuelle y Carol”, por no hablar de que los chinos la metieron dentro de un desbarajuste en el que aparecían Clint Eastwood, Bruce Lee, James Bond o Popeye en “El Dragón Ataca”
Pero lo más importante de Emmanuelle, es como creó tendencia en el erotismo hasta tal punto de convertirse en una marca. De hecho, una marca que lleva 50 años activa.
Curiosamente, el personaje-marca, pasó de ser una cosa sofisticada para pajilleros de alto copete (el primer “Emmanuelle” es un alarde estético y erótico. Un film para que se hicieran pajas los ricos y las gentes de buen gusto), a ser lo más chabacano, tosco y cutre del mundo. A partir de los dosmiles la marca empieza a operar en las programaciones nocturnas de la televisión por cable, perdiendo, en cualquier caso, el toque de calidad y sofisticación, convirtiéndose el producto en una majadería con toques autoparódicos (o directamente paródicos) adscrito al peor subgénero que hay en el mundo, que es el soft del nuevo milenio.
Tras la saga principal de películas, y los innumerables exploits (que podemos distinguir por la variación de consonantes en el nombre de Emmanuelle), la franquicia original comenzó a ser explotada en televisión o directa a vídeo, en series de TV Movies de baja estofa que, con actrices porno de tercera, iban reduciendo la calidad de producción en cosas como “Emmanuelle in Space”, “Emmanuelle 2000” y, ya en manos de los americanos, la serie en la que se encuentra la película que nos ocupa, que es “Emmanuelle Trougth Time” (“Emmanuelle a través del tiempo” ) de 2011. Una serie de películas soft grabadas en videaco de la época para su explotación directa a vídeo, que con dirección del infame Rolfe Kanefsky (que comenzó metido en el terror salchichero con cosas como “El libro del mal” o “Nightmare man” para terminar en el porno soft más inicuo). Nos muestra a Emmanuelle, esta vez interpretada por Allie Haze, viajando a través del tiempo en una nave espacial desde la que vivirá las aventuras eróticas más desangeladas que se puedan imaginar. Básicamente esta serie de telefilmes se reducen a argumentos endebles para filmar en espantosos cromas a actores y actrices porno fingiendo follar ante la cámara, para aburrimiento y escarnio de los espectadores, dando igual si estos buscan pajearse o si estos, como es mi caso, son seguidores del fenómeno Emmanuelle (que para pajearme buscaría cosas más duras que esto, aunque nada me pone más cachondo que el primer “Emmanuelle”). Como fuera, fue sonado el momento en el que en el festival de Cannes de 2011 se anunció que Alli Haze, actriz porno medio principiante, iba a ser la nueva Emmanuelle. Claro, en círculos eruditos, más allá del interés antropológico que pueda suscitar la película inicial, poco puede aportar una vuelta del personaje en telefilms directos a vídeo, pero lo desconcertante es que los productores tuvieran la poca vergüenza de promocionar esto en Cannes, teniendo en cuenta que el resultado de estas películas es más pobre que el de cualquier porno de hace unos años.
Con todo, me hizo gracia que una de esas películas, la que nos ocupa, “Emmanuelle’s Supernatural Sexual Activity”, mezclara el mito de Emmanuelle con la maneras del found footage en plena eclosión en el año del rodaje de este subproducto, 2011. Por supuesto, parodiaba la franquicia de “Paranormal Activity”. Y es lo de siempre… una vez tenemos el concepto, la película importa un carajo, por lo que nos cuenta como en la nave donde Emmanuelle viaja por el tiempo, se han colado una serie de espíritus cachondos, que mantienen sexo con toda la tripulación; así Emmanuelle y el resto, se convierten en pícaros fantasmas. Lo curioso del invento es que se insinúa que el fantasma del primer “Paranormal Activity”, en realidad eran Emmanuelle y dos amigos intentando tener sexo con los protagonistas, y que los portazos y quitadas de sábana que tantos escalofríos nos provocaban no eran más que los fantasmas de Emmanuel y sus amigos folleteando, entrando y saliendo de la habitación en su afán swinger de tener sexo hasta con los vivos, a los que también vemos follando, como no.
Por supuesto, salvo por un par de planos que nos trasladan al universo “Paranormal Activity”, no se hace uso de las maneras del found footage, que se queda en mera anécdota y sirve como excusa para tener un endeble argumento bajo el que ambientar los polvos toscos, falsos, anti libido que han de pegar delante del croma los protagonistas de la cinta. Algo de lo más frío y desalentador. No se dejen engañar por la posible gracia del crossover, “Emmanuelle’s Supernatural Sexual Activity” no tiene ningún interés, ninguna gracia y además es un insulto para la franquicia, el personaje y lo que hizo con él Just Jaeckin. Entonces, ver al mito reducido a esto, lo más bajo de lo más bajo, da mucha pena y es totalmente desesperanzador en lo que a cine eminentemente erótico se refiere.
Para que se hagan cargo de que esto es más un capricho de la gentuza del porno que una continuidad del clásico, se le da un papel, además cómico, a Ron Jeremy que está por ahí en la nave espacial tomando contacto con un fantasma.
Asimismo, la nave en la que transcurre todo, está decorada con posters de las anteriores películas de Emmanuelle de a partir del 2000 y con el mítico sillón de mimbre sobre el que se recostaba Silvya Kristel en los 70, y que decoró los salones de toda una generación de matrimonios poco conservadores.
Como les digo, una auténtica mierda lo que hicieron en los últimos años con Emmanuelle. Ahora para 2024 se ha anunciado un reboot cinematográfico de la primera película. Veremos en qué acaba aquello.