La película mas rara que he visto últimamente, proviene de Noruega y es una mezcla entre el cine de Werner Herzog y el primer Peter Jackson con pinceladitas ( muy sutiles) de Jorg Buttgereig. Una ida de olla absoluta.
Comienza la película con una bola del mundo con piernas, que rápidamente nos traslada a un campo donde en el suelo descansa una vagina gigante, de la cual nace de forma francamente repugnante, el protagonista y director de la película, Martin Loke, encargado de todos los aspectos técnicos de la película: montaje, f/x, guión, sonido, maquillaje... claro, no deja de ser un producto amateur rodado en Super 8.
Una vez fuera de la vagina, un extraño monje lo asea y el tipo comienza a caminar y se topa con un individuo que le empieza a contar una historia donde en medio del campo sueltan a los parias, para que el ejercito se los cargue. Comienza pues un festival de gore y de incoherencias narrativas ( si es que el arranque no era ya de por si incoherente...), para trasladarnos después de esta mini historia al punto donde dejamos al prota y volverse aún mas incoherente si cabe, sin abandonar ni un segundo el festival de desmembramientos, canibalismo, explosiones, tiros, decapitaciones.... Y si antes decía que en medio del campo había una gran vagina, también hay un gran ojete, con sus hemorroides y todo, por el que en un momento de la película, una chica se mete dentro, sin ningún motivo especifico y comienza a gatear entre kilos de mierda. Verdaderamente repugnante.
Estupendamente filmada, espectacularmente montada, con un sentido del tempo envidiable y una falta de respeto absoluta ( y maravillosa) por eso que llaman argumento, la única pega ( y gorda) que le pongo a esta extraña y fascinante película, es que todo el gore está puesto ahí con la finalidad de hacer reír al personal, con lo cual queda anulada toda la extrañeza y oscurismo que en un principio desprende la marcianada. Y es que el señor Loke, mama en demasía de la obra magna de Peter Jackson, pues hasta extraterrestres tiene la peli.
Con todo, una rareza muy a tener en cuenta.
Comienza la película con una bola del mundo con piernas, que rápidamente nos traslada a un campo donde en el suelo descansa una vagina gigante, de la cual nace de forma francamente repugnante, el protagonista y director de la película, Martin Loke, encargado de todos los aspectos técnicos de la película: montaje, f/x, guión, sonido, maquillaje... claro, no deja de ser un producto amateur rodado en Super 8.
Una vez fuera de la vagina, un extraño monje lo asea y el tipo comienza a caminar y se topa con un individuo que le empieza a contar una historia donde en medio del campo sueltan a los parias, para que el ejercito se los cargue. Comienza pues un festival de gore y de incoherencias narrativas ( si es que el arranque no era ya de por si incoherente...), para trasladarnos después de esta mini historia al punto donde dejamos al prota y volverse aún mas incoherente si cabe, sin abandonar ni un segundo el festival de desmembramientos, canibalismo, explosiones, tiros, decapitaciones.... Y si antes decía que en medio del campo había una gran vagina, también hay un gran ojete, con sus hemorroides y todo, por el que en un momento de la película, una chica se mete dentro, sin ningún motivo especifico y comienza a gatear entre kilos de mierda. Verdaderamente repugnante.
Estupendamente filmada, espectacularmente montada, con un sentido del tempo envidiable y una falta de respeto absoluta ( y maravillosa) por eso que llaman argumento, la única pega ( y gorda) que le pongo a esta extraña y fascinante película, es que todo el gore está puesto ahí con la finalidad de hacer reír al personal, con lo cual queda anulada toda la extrañeza y oscurismo que en un principio desprende la marcianada. Y es que el señor Loke, mama en demasía de la obra magna de Peter Jackson, pues hasta extraterrestres tiene la peli.
Con todo, una rareza muy a tener en cuenta.