
De todas las películas que he visto de Jess Franco, la que mas me ha gustado es precisamente esta ultima. Más que nada por la actitud del director y por su condición de anti-película.
Rodada en su propia casa y sin más artificios que un par de foquitos y un par de rollos de papel Albal estratégicamente colocados, el tío Jess comienza la película ofreciéndonos lo que parece un thriller de tercera categoría, para pronto ( ni cinco minutos desde que comienza) arrancarnos violentamente toda ficción y mostrarnos los bailecitos eróticos de ambas protagonistas intercalados ( uno de ellos mostrado con el abuso de cámara lenta y el efecto ese que te duplica la mitad de la pantalla, creando así un efecto psicodélico muy Jess Fanquiano) y ya en el minuto treinta y hasta el final de la cinta, mostrarnos el eterno y a cámara lenta plano en el que las dos Paulas se montan un numerito erótico lesbio, tan agobiante como soso, tan pesaaaaado , y ¡ojo! tan anti-erótico incluso (esas dos no ponen cachondo ni de coña) , que es imposible quitarse el sombrero ante este acto terrorista de Jess Franco.
¿Aburrida? Muchísimo, es una peli de Jess Franco. ¿Sorprendente? Muchísimo, es una película arriesgada, rara e incluso una chorrada si lo miramos desde según que punto de vista. ¿Cojones? Dos y bien gordos. Franco está con una cámara haciendo precisamente eso, lo que le sale de los cojones, en su casita y dándole completamente igual si sale la cámara y parte del minúsculo equipo reflejado en el espejo, y si en una peli que al final se resuelve en menos de diez planos, hay cinco con errores de raccord.
Cómo ya he dicho, un acto terrorista y en lo suyo una obra maestra.