viernes, 2 de abril de 2010

GALERÍA DEL TERROR

Hacía ya tiempo que no me veía nada de Olmedo y Porcel, y decidí hacerme con nuevo material de estos dos astros Argentinos. Y pensando sobre ello, me extrañó mucho el hecho de que, como pareja cómica, al igual que el resto de parejas cómicas que se precie de serlo, no hubieran protagonizado una película paródica de terror, como las de "Abbott y Costello". Y pronto salí de dudas, porque, efectivamente, y de la mano de Enrique Carreras, el director que más partido le ha sacado a estos dos, sí la hicieron. Además fue de las ultimas.
Claro que en la teoría está muy bien la idea, pero en la práctica, el resultado es uno de los films más flojos que he visto del dúo.
Dos tipos con muy mala suerte en los negocios piden trabajo en una galería (no se especifica de qué), la cual regenta un científico chiflado con la virtud de dominar las mentes de aquellos a quienes hipnotiza. Tiene en ese estado a dos imponentes señoritas con las que saciar sus bajos instintos, y por ende, hace lo propio con Olmedo y Porcel y los utiliza para cambiar en el banco billetes falsos de gran cantidad por otros más pequeños. Por accidente, estos dos salen de la hipnosis y deciden desenmascarar al criminal, pero en la galería hay montones de monstruos que les harán pasar mucho miedito.
Unos gags son mejores, otros peores, te ríes en algunos momentos, otros provocan vergüenza ajena, pero al final prevalece la sensación de estafa. "Galería del terror" es una mera excusa para llevar a Olmedo y Porcel a un ambiente exótico, aunque en realidad dicha galería no hace acto de presencia hasta el ultimo cuarto de hora, con lo cual frustramos nuestras ganas de ver a los cómicos en un ambiente terrorífico. La primera hora es un confuso ir y venir de los protagonistas, en la que tenemos que hacer un gran esfuerzo para saber lo que pasa, no por complejidad de la trama, la cual es muy simple, si no por el mal hacer de Enrique Carreras, que rodaba las películas como auténticos churros, y ya parecía que se la sudaba. No falta el numerito musical colocado con calzador a mitad de trama, ni la actuación en idénticas condiciones de los cómicos de turno que acompañan a los protas en el reparto. Muy mala.