Unos ladrones de Joyas de personalidades muy características, dos chicos y sus respectivas novias, tras un gran robo, se quedan sin gasolina en la huida, en lo hondo de la América profunda, topando con una casa donde viven una señorita de muy buen ver, y su católico y paleto marido, repudiador de la gratuita carne, que sin embargo les ofrece alojamiento, puesto que la visión de una de las atracadoras, turba su libido. Por la radio se entera de que sus invitados son ladrones, y acto seguido pasan a ser rehenes de estos. La cosa se complica, cuando al follarse uno de los atracadores a la mujer del paleto, la novia del atracador corre a pelearse con la señora de la casa, que acaba muerta a golpes.
La película se adscribe alegremente a los géneros “redneck” y “violación y venganza” aunque, por lo visto, esta es la versión recortada. Teniéndolo en cuenta, la verdad es que poca cosa puedo decir, aunque por la naturaleza de la cinta, abiertamente “nudie”, me temo que los recortes, mas que de violencia, son de desnudos. De hecho, todas las protagonistas femeninas, son jamonas, muy jamonas (hay una un tanto desgarbada) que parecen paridas para hacer este tipo de películas.
No obstante, y con momentos de aburrimiento extremos, la película se deja ver con total agrado, gracias, por ejemplo, a las misóginas frases que suelta el marido católico durante toda la película: “¡Puta!, me tapo los oídos para no continuar escuchando las sucias palabras que salen de tu sucia boca”, o “Puta, ramera, ¿Cómo osas tentar a un hombre de Dios?” que son algunas de las perlas que suelta por la boca el personaje, así como el trato vejatorio al que son sometidas las mujeres durante todo el metraje. Quizás para muchos, esto sea motivo de denuncia, pero en mi (nuestro) caso, no ajenos a cierto sentido del humor, son momentos para la celebración.
Tenemos también a John Carradine, que forma parte de ese metraje añadido por Fred Olen Ray , y cuya presencia total no llega a cinco minutos. Interpreta, al mas puro estilo Bela Lugosi con Ed Wood, a un señor que nos cuenta los peligros de la carne, al principio, durante y al final de la película.
En resumidas cuentas, la cosa está entretenidilla, a pesar de ser casi toda ella diálogos. O quizás estos sean el verdadero aliciente, por lo marcianos que son. Obviamente, Troma, vendió la película a su público, de manera mucho más demencial y divertida de lo que en realidad es. Menudos piratillas.
La película se adscribe alegremente a los géneros “redneck” y “violación y venganza” aunque, por lo visto, esta es la versión recortada. Teniéndolo en cuenta, la verdad es que poca cosa puedo decir, aunque por la naturaleza de la cinta, abiertamente “nudie”, me temo que los recortes, mas que de violencia, son de desnudos. De hecho, todas las protagonistas femeninas, son jamonas, muy jamonas (hay una un tanto desgarbada) que parecen paridas para hacer este tipo de películas.
No obstante, y con momentos de aburrimiento extremos, la película se deja ver con total agrado, gracias, por ejemplo, a las misóginas frases que suelta el marido católico durante toda la película: “¡Puta!, me tapo los oídos para no continuar escuchando las sucias palabras que salen de tu sucia boca”, o “Puta, ramera, ¿Cómo osas tentar a un hombre de Dios?” que son algunas de las perlas que suelta por la boca el personaje, así como el trato vejatorio al que son sometidas las mujeres durante todo el metraje. Quizás para muchos, esto sea motivo de denuncia, pero en mi (nuestro) caso, no ajenos a cierto sentido del humor, son momentos para la celebración.
Tenemos también a John Carradine, que forma parte de ese metraje añadido por Fred Olen Ray , y cuya presencia total no llega a cinco minutos. Interpreta, al mas puro estilo Bela Lugosi con Ed Wood, a un señor que nos cuenta los peligros de la carne, al principio, durante y al final de la película.
En resumidas cuentas, la cosa está entretenidilla, a pesar de ser casi toda ella diálogos. O quizás estos sean el verdadero aliciente, por lo marcianos que son. Obviamente, Troma, vendió la película a su público, de manera mucho más demencial y divertida de lo que en realidad es. Menudos piratillas.