lunes, 18 de abril de 2011

PROFUNDIDAD SEIS

Otra de las pelis pertenecientes a la "fiebre de terrores submarinos" que asoló las pantallas a finales de los 80. Esta es, además, mi preferida... sin querer decir que sea una maravilla. De hecho, no hubo ningún título redondo durante aquella moda, pero este al menos es el que me resulta más entretenido y pasable.
Un grupo de científicos curran bajo el agua para instalar una plataforma de misiles. En eso que se ven obligados a destruir una cueva que les impide seguir adelante y, claro, liberan "algo". Encima, el problema se acrecenta cuando uno de ellos, sin querer, detona dos misiles nucleares. Ahora, y por culpa de los consiguientes desperfectos, la pandilla tendrá que salir a la superficie... aunque para ello antes tendrán que enfrentarse al susodicho "algo" (curiosamente mi sinopsis es más correcta que la que reza en la misma carátula).
El aspecto más curioso de esta peli está en quién firma la dirección, Sean S. Cunningham, papá del "Viernes 13" original y resignado hombre de cine-negocios (tengo grabada en la mente una declaración suya para la revista "Mad Movies", en la que decía que a él le gustaría hacer pelis como las de Fellini, pero que esas no dan dinero). Por lo visto iba a limitarse a producir, pero el dire asignado falló lo que le obligó a aplicar sus limitadas facultades en ese campo.
En fin, ¿qué decir?, no se, no gran cosa... "Profundidad seis" es una peli que no destaca especialmente por nada, ni estéticamente, ni a ningún otro nivel. Los actores bien, la estructura a lo "Alien" bien, los efectos de maquetas cantan un poco, pero no mucho, el monstruo (un cangrejo mutante) huele bastante a monigote (sobre todo cuando "muere"), pero tampoco excesivamente (además, a mi me mola así) e incluso hay algo de gore... en fin, todo bastante rutinario y poco llamativo pero, como digo, funcional y entretenido.
El desenlace-susto es el mismo de "Leviathan, el demonio del abismo", aunque un pelín menos patético. En el elenco interpretativo destaca Miguel Ferrer por su rol de neurótico-cobarde (y que fallece de modo muy espectacular). Los señores que ponen sus nombres por encima del título son Mario Kassar y Andrew Vajna, impulsores maximus de "Rambo" (curiosamente, el dire de esta sería el culpable de la mentada "Leviathan...", ¡que pequeño es el mundo!).
Pues eso, para pasar un buen ratico nomás.