No hay cosa mas española ni con más aceptación popular que los chistes. Y también es cierto, que el chiste como tal –Ya no hay cuentachistes, hay monologuistas- es un tipo de humor en claras vías de extinción.
Hasta bien entrados los noventa, muchos eran los que se ganaban la vida, y además a base de bien, contando chistes. Cintas de gasolinera (incluso C.D,s), galas en televisión… incluso hay contadores de chistes cuya fama y humor les llevó a protagonizar películas. Arévalo, sin ir mas lejos, apareció en unas cuantas, Eugenio protagonizó la lisérgica UN GENIO EN APUROS, y ni que decir, que uno de los últimos bastiones del chiste, aun en activo, Chiquito de la Calzada, protagonizó sus buenas películas.
Pero en la actualidad el contador de chistes, ha quedado relegado a infectas y añejas salas de fiestas, o escenarios de público casual como pueda ser el de los cruceros, donde siguen siendo, los cuentachistes, la guinda del pastel.
Pero ya no hay contadores de chistes. Y una película como esta en nuestros días, sería del todo impensable. Sin embargo, hace escasas tres décadas, si era viable, e incluso, pudiera ser, que un gran negocio, una película centrada en contar al espectador chistes.
Tras esta reflexión, pasamos a la película de marras que data de 1976, época en que los chistes eran una cosa popular; de la tasca, y del café Gijón, del analfabeto y del aristócrata. Un tipo de humor totalmente democrático.
EL CHISTE, es un homenaje a esa forma de humor. El invento consiste en escenificar una serie de chistes, que intercalados con otros contados por actores y cómicos más o menos populares de la época, van dando forma a la película. Obviamente, ante tanta ristra de chistes, algunos son resultones, otros rozan lo patético, y es curioso comprobar como funciona mucho más el chiste contado que el escenificado. Está claro, que esta modalidad de humor, si no es contada, desde luego a base de imágenes, esta no va a funcionar. Digamos que en lo que a escenificación de chistes se refiere, esto es como las películas de Jaimito, pero de otra manera mas directa. A cada chiste le precede un cartel con el título del chiste que se va a representar.
Si me he de quedar con alguno, sin embargo, me quedo con uno escenificado, en el que Manolo Zarzo al teléfono, dice: -“ Mañana voy a hacer una matanza. Tengo al cerdo aquí en mi alcoba”. –“¿Qué lo tienes en tu alcoba?”- responde el individuo al otro lado de la línea. – “Entonces olerá muy mal”. – A lo que Zarzo, responde: -“Que se joda”. En fin, en este caso, seguro que visto, es mucho mas gracioso que contado. Pero es que yo no tengo ninguna gracia a la hora de contar chistes. Mucho menos, escribiéndolos.
Por esa pantalla, van desfilando, actuando o contando chistes, gente de la talla de Juanito Navarro, Tip y Coll, Antonio Garisa, Paco Cecilio, Lusson y Codeso, Zori y Santos, Rafael Hernández, Emilio Laguna, Tono, Alfredo Mayo, Manolo Zarzo… en fin, una ristra de cómicos considerable.
Como película, el hecho de que cada chiste ficcionado, requiere de un escenario distinto, me lleva a pensar lo costoso y jodido de rodar que fue esto.
No obstante, lo raro del asunto (¡hacer una película de chistes!) y lo simpático de la propuesta, a lo que además le añadimos una duración mas que escueta, si tienes una noche tonta, y quieres ver algo que pase ligerito, que no conlleve mucho esfuerzo su visionado y que se te olvide con la misma facilidad con la que te pones a verlo, EL CHISTE, es la película adecuada.