Siempre di por hecho que esta peli se hizo, simple y llanamente, por el exito que supuso la anterior, "Las minas del rey Salomón", uno de los mejores y más divertidos "exploits" que existen de "Indiana Jones". Pero por lo que he leído, se ve que no, que se rodó "back to back" con la primera por aquello de aprovechar decorados, personal y etecés. Y porque, imagino, creyeron que una segunda entrega era algo natural para un film de estas características. Todo eso aún me crea más dudas. Entonces, si el guionista era el mismo (Gene Quintano, responsable también de la historia que engendró "El tesoro de las cuatro coronas" y director de "Con el arma a punto"), así como los productores (la "Cannon", of course), y el film precedente aún estaba fresco, ¿cómo es posible que ambos sean TAN distintos y, peor aún, este en concreto, la secuela, sea TAL INMENSA MIERDA?. Vamos a intentar averiguarlo.
Quatermain (Richard Chamberlain again) y su churri (Sharon Stone again) viven juntos. Ella, como mujer que es, quiere alejar al muchacho de su vida llena de peligros y aventura, vestirlo con traje y llevárselo a la civilización para casarse (urgh!!). Sin embargo, unos hechos inesperados darán un giro a sus planes. Tal giro consiste en partir a la búsqueda de la ciudad perdida del oro y, de rebote, al hermano de Quatermain, que desapareció indagando sobre tan mítico lugar.
Tal vez el problema al que aludíamos antes lo tenemos en el director. Jack Lee Thompson se encargó de la primera, pero para la segunda contaron con el habitualmente telefílmico Gary Nelson (en su curriculum solo destaca un film previo, "El abismo negro" de la Disney), quien tal vez prefirió olvidar los desmadres y el tono paródico del original y apostó por un rollo aventurero más clasicorro. Gran Cagada. Dando tan erróneo paso, "Quatermain y la ciudad perdida del oro" quedaba despojada de su "punch", de aquello que la salvaba de ser una mera imitación chapucera de "Indiana Jones" para convertirse en.... eso, una mera imitación chapucera de "Indiana Jones". La primera mitad del film aún es soportable, el viaje a la ciudad del título anda plagado de peligros tan cutres como unas marionetas-serpiente o muchos cromas mal aplicados. Pero en el momento que llegan, todo se vuelve horriblemente monótono, plasta, predecible, patético (la escena de Chamberlain fingiendo poderes ante un gran pedrusco es de vergüenza ajena) y, en una temible palabra: ABURRIDO. ¡¡Que lejos queda el ritmo endiablado, el "slapstick" y el tono tebeístico de "Las minas del rey Salomón", por dios!!. Naturalmente nunca hubo tercera parte, y ni falta que hacía.
A los protas les acompañan rostros tan reconocibles como los de James Earl Jones, Henry Silva con unos horripilantes pelos y nada menos que Cassandra Peterson, también conocida como la sobrevalorada Elvira.
Lo dicho, mala hasta el absurdo. Ni para echarse una risa sirve.
Quatermain (Richard Chamberlain again) y su churri (Sharon Stone again) viven juntos. Ella, como mujer que es, quiere alejar al muchacho de su vida llena de peligros y aventura, vestirlo con traje y llevárselo a la civilización para casarse (urgh!!). Sin embargo, unos hechos inesperados darán un giro a sus planes. Tal giro consiste en partir a la búsqueda de la ciudad perdida del oro y, de rebote, al hermano de Quatermain, que desapareció indagando sobre tan mítico lugar.
Tal vez el problema al que aludíamos antes lo tenemos en el director. Jack Lee Thompson se encargó de la primera, pero para la segunda contaron con el habitualmente telefílmico Gary Nelson (en su curriculum solo destaca un film previo, "El abismo negro" de la Disney), quien tal vez prefirió olvidar los desmadres y el tono paródico del original y apostó por un rollo aventurero más clasicorro. Gran Cagada. Dando tan erróneo paso, "Quatermain y la ciudad perdida del oro" quedaba despojada de su "punch", de aquello que la salvaba de ser una mera imitación chapucera de "Indiana Jones" para convertirse en.... eso, una mera imitación chapucera de "Indiana Jones". La primera mitad del film aún es soportable, el viaje a la ciudad del título anda plagado de peligros tan cutres como unas marionetas-serpiente o muchos cromas mal aplicados. Pero en el momento que llegan, todo se vuelve horriblemente monótono, plasta, predecible, patético (la escena de Chamberlain fingiendo poderes ante un gran pedrusco es de vergüenza ajena) y, en una temible palabra: ABURRIDO. ¡¡Que lejos queda el ritmo endiablado, el "slapstick" y el tono tebeístico de "Las minas del rey Salomón", por dios!!. Naturalmente nunca hubo tercera parte, y ni falta que hacía.
A los protas les acompañan rostros tan reconocibles como los de James Earl Jones, Henry Silva con unos horripilantes pelos y nada menos que Cassandra Peterson, también conocida como la sobrevalorada Elvira.
Lo dicho, mala hasta el absurdo. Ni para echarse una risa sirve.
Hacen buena pareja. Cierto. Pero, en cuanto pueda, la que
está a la izquierda se quedará huérfana de la que está a la derecha.
está a la izquierda se quedará huérfana de la que está a la derecha.