viernes, 25 de julio de 2014

THE LAST GODFATHER

Curioso proyecto, co-producción de Corea del Sur con USA, en la que el famoso cómico Sur Coreano Hyung-Rae Shim al que pudimos ver haciendo de maestro tortuga en “Dragon Ball Zero”, se pone delante y detrás de las cámaras para parir una película muy extraña, que aún tratando de ser lo más americana posible, indefectiblemente, tiene más ramalazos orientales que otra cosa.
Un capo mafioso decide retirarse y nombrar sucesor de la familia a un hijo que tuvo en Corea del Sur, en una canita al aire. Cuando este llega a Chicago, resulta ser retrasado mental y de aspecto avejentado, lo que no es óbice para que el capo decida mandar a sus esbirros adiestrar al chico, que como buen retrasado, no parará de hacer gracietas y meterse en líos de los que saldrá airoso, sin él proponérselo. De entre medias, un enamoramiento y una traición, para darle algo de consistencia a un producto para lucimiento de un cómico, que si en Corea del Sur es una súper estrella, en occidente no tiene ni puta gracia.
Lo gracioso de la película es que, si el retrasado en un principio es el chino, al final, resultan más retrasados el resto del reparto, Harvey Keitel, que interpreta al capo, más que ningún otro, con gesto todo el tiempo de saber que ha tirado su carrera al retrete, y que esta película le convierte en caricato mayor, superando con creces a sus partenaires generacionales, Pacino y De Niro, que también andan chocheando de producción en producción, nunca llegando a estos derroteros.
Por otro lado tenemos a Jason Mewes, que si le sacamos de su eterno rol de Jay (de las películas de Kevin Smith… no me hagan explicárselo) se encuentra más perdido que un hijo puta el día del padre. Pues imagínenselo vestido con traje de firma, haciendo de mafioso italiano, con esa voz de drogata que tiene. Vergüenza ajena provoca. El resto de secundarios, vistos en mil y una películas de mafias, no tienen la responsabilidad de dar la cara que conlleva la fama, pero aún así, son más dignos de Keitel o Mewes.
Y luego tenemos al señor director haciendo de retrasado mental. Hyung-Rae Shim es poco más que un clown, un comediante cuyo estilo es más que reconocible en su país, y por eso, sin saber apenas una palabra de Inglés, y calzando, sin disimularlo, zapatones de payaso durante todo el metraje, se centra en hacer una comedia más propia de Corea del Sur que de los USA, apostando por un estilo de humor infantil, trasnochado y meramente “Slapstick”. El resultado de ello, se tradujo en fracaso tanto en su país, como en los Estados Unidos, de hecho, comprendo el fracaso de la película, que no deja de ser una acumulación con todos los tópicos y servidos, no con especial talento, en un remedo de las películas de “Pez fuera de la pecera” como, sirvan de ejemplo, “Bean”, “Los Visitantes ¡No nacieron ayer!” y tantas otras.  O sea, un pedacito de mierda de la que todos sus implicados (en especial Harvey Keitel) se arrepienten. Ahora ¿Si me gusta? Tengo que reconocer que si, que me ha hecho mucha gracia, más que nada por el despropósito, por marciana, por bizarra, y porque parece mentira que nadie le dijera a Hyung-Rae, que salir en una película americana con esos zapatos era demasiado arriesgado.
Como ver un capítulo de Doraemon.
Shim, es también el director de “Dragon Wars”.