lunes, 21 de julio de 2014

LA NUEVA MARILYN

Cuando el “fanta-terror” llegó a su momento de decadencia y la productora “Profilmes” -que se la reivindica mucho y resulta entrañable, pero solo trajo a cines de tercera mierdecitas de cuarta y esa es la única verdad-  estaba ya agonizando, estos, produjeron una serie de películas que nada tenían que ver con el fantástico, pero cuyos contenidos eran más acordes con los gustos de la época. Después, ignoro los motivos reales, la “Profilmes” murió.  De esta etapa es esta “La nueva Marilyn” que según los datos del ministerio de cultura congregó 430.000 espectadores en los cines, muchos más que la película estandarte de “Profilmes”, “El espanto surge de la tumba” con 350.000, cifras estas que dejan claras muchas cosas y en el aire muchas otras.
Vamos, que el cine en este país, siempre ha estado en manos de estafadores y mafiosos. Lo estuvo entonces y lo está ahora.
Pero centrándonos en lo bonito de este asqueroso negocio, que son las películas, “La nueva Marilyn”, es una temprana película adscrita al “Destape” que dirigida por José Antonio de la Loma nos cuenta la típica historia de una jovencita muy guapa que sale de su pueblo a probar fortuna en el mundo del modelaje y el espectáculo, aprovechando su parecido con Marilyn Monroe (la prota es Agata Lys, que estando buena como ella sola, se parece a Marilyn Monroe por mis santos cojones). Su belleza implica que vaya subiendo peldaños en todo lo referente al mundo de la moda, pero también, que sea utilizada por todo hombre que se cruza en su camino, siendo el único que ella encuentra hecho a su medida, un hombre casado.
Por lo general, el “Destape” suele estar asociado a la comedia, y ahí radica la gracia de esta película, que en esta ocasión se trata de un dramón con un final que justifica el título de la película, más que por el supuesto parecido de la protagonista con Marilyn.
Pero esas cotas de dramatismo se tornan comedia de manera involuntaria a medida que se suceden las desgracias, teniendo estas que ver siempre con la cosa del folleteo; no es que a la pobre Agata Lys la utilicen… es que todo aquel ente masculino que se le acerca quiere follársela. Incluso, intentan violarla ¡dos veces! durante todo el metraje, cosa esta que además les parece muy bien a dos testigos de una de las intentonas. Cuando la pobre chica logra zafarse de las garras de su agresor, un grupo de personas le arropa y dos jóvenes que hay entre ellos, aún viéndola sufrir y llorar, no para de acosarla con tocamientos leves y diciéndole obscenidades. Y cuando  preguntan que ha pasado, alguien responde: - Un obseso sexual que ha intentado violarla. – A lo que uno de los jóvenes responde: - Ya somos dos.
Obviamente, la intención de De la Loma no es que el público se ría, sino que se consterne… yo me descojonaba.
¡Atención Spoiler! Al final de la película, el personaje de Agata Lys, acaba muerta por sobredosis de barbitúricos. El detonante para que ella decida hacer esto, no es el acoso al que está sometida a diario, ni que intenten violarla sin ton ni son, no. Decide suicidarse cuando descubre que el fotógrafo que la descubrió y con el que vivió un pequeño romance, es maricón. Cágate lorito.
Obviamente, todo el sensacionalismo y amarillismo que desprende la película, es muy de De la Loma, que le gustaba lo sórdido cosa mala, y que demostró a lo largo de su carrera ser un director de lo más irregular –por no decir que un manazas- a juzgar por muchas de sus películas, que si esta “La nueva Marilyn” roza el ridículo por lo exagerado de su dramatismo (no obstante, es entretenida, lo que ya es mucho), con la saga de “Perros Callejeros”, yo creo que demostró ser un buen director, aunque el variado pelaje de su filmografía, muchas veces dejara claro que era todo lo contrario.
Esta no sería, en todo caso, de sus peores films.
Junto a Agata Lys en el reparto tenemos al siempre eficaz Ricardo Merino, José María Cases, el a posteriori intelectual y autor de prestigio Mario Gas y, sobretodo, el enigmático José María Castelví, cuya carrera se resume de la siguiente manera: Hizo de co-protagonista para está película, cuatro años después fue cámara para la película-vehículo para Julio Iglesias “Me olvidé de vivir” y, pasados cuatro años más, dirigió la película de culto “Poppers”, para no volver a saberse nada de él, al menos en el ámbito cinematográfico.