Y es que si bien en televisión daban los capítulos de la serie de los ochenta, tan vacía y cutrona como casi todos los dibujos animados de
la epoca –pero que vistos hoy por culpa de la nostalgia me resultan
maravillosos- a cargo de Hanna Barbera, a la vez que se mezclaban con la
emisión de los cortometrajes sesenteros y setenteros de la King Features
Sindicate, sin orden ni concierto, en los cines se estrenaban largometrajes del
personaje como el que nos ocupa, “Las Nuevas Aventuras de Popeye”.
Al quedar los cortometrajes del personaje comprendidos entre
los años 30 y 50 en dominio público,
cada cual podía hacer con aquellos cortos lo que le saliera de los mismísimos
huevos, por lo que a los Italianos se sacaron de la manga algún que otro
largometraje uniendo cortos, que luego, exportaron a España. Entonces, el
largometraje “Nuove Avventure de Braccio di Ferro”, se estrenó en nuestro país
como “Las nuevas Aventuras de Popeye”. Nada que alegar, salvo porque esas
aventuras de nuevas tenían poquito. Así pues, tenemos una pieza rarísima en la que se unen
cortometrajes comprendidos entre la época de los “Fleischer Studios” de los
años 30, los “Famous Studios” de los años 40 y la “AAP” de los 50. Una amalgama
de cortometrajes de lo más sugestiva. Entre todos estos, se incluyen los que
son los mejores cortometrajes de Popeye de la factoría Fleischer, y los
primeros que se hicieron en color; el ganador del Oscar “Popeye the Salilor
Meets Sindbad the Sailor”, “Aladdin and his Wonderful Lamp” y “Popeye de Sailor
meets Alí Baba’s Forty Thieves” todos ellos de finales de los años 30 que
adaptan de manera libre, y con Popeye de por medio, los cuentos clásicos, y que por su sola incursión ya merece la pena
el visionado completo del largo. El primero de ellos, el de Sinbad, está
considerado una obra maestra, ya que se consigue un efecto tridimensional a
costa de utilizar escenarios reales superpuestos y retocados a mano, en una
técnica muy revolucionaria y de los años 30 que no se estiló demasiado en la
animación posteriormente. Una técnica muy bonita y efectiva.
Además de estos absolutos clásicos, la película la componen
un montón de piezas más, todas ellas cojonudas, pero sin el valor histórico de
estas tres mencionadas, como aquella adaptación de Cenicienta, o aquél
cortometraje tan racista en el que Popeye es capturado por una tribu caníbal.
Como fuere, siempre entretenidos, pequeñas joyas de la animación clásica.
Para hacer de nexo de unión en su condición de largometraje,
se altera la banda sonora en los créditos iniciales fabricados para la ocasión
–y adaptados en la versión española- y
en el rodillo final, alterando así la banda sonora original del último
cortometraje, quedando una cosa muy extraña. Así como, de vez en cuando,
aparece en escena una voz en off que narra como Popeye pasa de estar en la
salvaje jungla al profunso espacio exterior, alterando asimismo, los
cortometrajes en los que se inserta esta voz. La cabeza pensante Italiana que
seleccionó, ordenó y alteró estos cortometrajes para convertirlos en un
maravilloso largo es Max Garrico, al que no se le conocen más trabajos
conocidos.
La película, además de ser un absoluto clásico de las sesiones
dobles y sesiones continuas de los cines de barrio españoles –la vi en el cine
Benares de Alcorcón, y la vi en el cine de la parroquia del barrio
posteriormente- gozó de unas cuantas ediciones en vídeo, siendo la más popular
la de Soho Video, que como se costumbre, utilizaba en la carátula imágenes que
nada tenían que ver con el contenido de la cinta de VHS o Beta. En este caso,
una ilustración de Popeye con un Loro que pide espinacas, perpetrada por váyase
usted a saber que manta de dibujante español. No obstante, para esta reseña, he
querido utilizar el póster original de cine, que en resumidas cuentas utiliza
una ilustración también concebida para la ocasión por algún dibujante español,
pero que al menos se cuida de mostrarnos acontecimientos que si aparecen en la
película.
Absolutamente entrañable.
Poco antes de esta, también se estrenó en nuestros cines
otro largometraje de Popeye de similares características, que no se si llegué a
ver o no, pero que en cualquier caso, no calaría tan hondo en mí como lo hizo
este, y que llevaba por título “Popeye Brazo de Hierro” y que si doy con él,
quizás caiga la review por aquí en algún momento.
Huelga decir, que soy un fan absoluto de la creación de Elzie Crisler Segar, y de sus
tiras cómicas, cortos, largos, series de T.V. y explotaciones varias. Popeye,
es una jodida y absoluta maravilla.