Se trata de una de esas producciones directas a vídeo de
“Olimpy Vídeo” con las que coparon las estanterías de los videoclubes en los
ochenta. Si bien este sello editaba obras de teatro filmadas, o películas en 35
mm. muy pobres para que Don Mariano Ozores siguiera dirigiendo tan
ricamente, la otra vertiente era la de
estas cintas en las que, con un par de cámaras de vídeo profesionales y un par de decorados, el sainete y el vodevil campaba a sus anchas
durante una hora y media dónde Pajares, Raúl Sender o Juanito Navarro daban
rienda suelta a proyectos concebidos para ese novedoso medio tan rentable que
era el vídeo. Emilio Aragón, más joven, más moderno, más fresco, también aportó
su granito de arena a este tipo de producto que se antoja único en el mundo del
espectáculo español.
Básicamente, vemos fragmentos de unos 20 minutos en los que
Emilio Aragón interpreta a un personaje arquetipo al que los enredos y las
confusiones le embargan, causando la risa del respetable. En ellos, vemos
como el negarse a ponerse gafas, cuando no ve tres en un burro, le puede traer a
Emilio algún que otro problema con la policía, el como un amigo suyo patenta
una suerte de juego de damas con cajitas de regalo, o como estos mismos, que
forman un dúo musical, son engañados por un loco escapado del manicomio que se
hace pasar por cazatalentos americano. Todo ello dentro del marco argumental
que comprenden las aventurillas del día a día de un par de matrimonios jóvenes.
La estructura de las historias que se nos cuentan, las risas
enlatadas, la explicación en off que Emilio Aragón da sobre los personajes
momentos antes de los títulos de crédito, hace pensar que lo que estamos viendo en realidad es un episodio piloto de una sitcom que nunca llego a emitirse. Una que en aquel año, 1988, sin duda hubiera sido exitosa, pero esto no deja
de ser una suposición; no hay datos en internet que lo corroboren.
Pero no me sorprendería en absoluto.
Y bien, ¿Cómo está el vídeo este? Bueno, Emilio Aragón, plagios aparte, era (es) un cerebrin, y si bien ideó y escribió esta historia,
también es cierto que está contada y grabada muy al estilo de estos productos,
y por ende, muy al estilo de la época. Entonces, transcurriendo todo en un
solo escenario, con pocos personajes y demás, la verdad es que, incluso con la
lacra que muchas veces supone el paso de los años, está entretenidilla y tiene hasta cierta gracia. Siempre con el chip puesto en
el tipo de producto que vamos a ver. Eso si… ello no exime a “Tu y Yo” de tener
ciertos gags que provocan la más feroz de las vergüenzas ajenas.
Quizás no sea tan rancio como otros productos
“Olimpy” de la época, es más actual, más para la “juventud” de los ochenta,
pero a Emilio Aragón le faltablan las tablas y el talento de otros de la
escudería como Pajares, Esteso, Simón Cabido, Sender o Juanito
Navarro.
La música de la cinta, por supuesto, está compuesta por el
propio Emilio Aragón, le acompañan en el elenco Juan Carlos Martín (“Los
gusanos no llevan bufanda”) que se especializó en papeles televisivos, y Lola
Muñoz, que desarrollaría una carrera funcional en cine y televisión, si bien,
juraría que esa voz la he escuchado infinidad de veces en doblaje.
Dirige el asunto Eugenio García Toledano, experto en grabar
para televisión obras de teatro y director de productos televisivo de la más
variada índole.
Por cierto, no confundir con “Tú y yo” el mediometraje para
lucimiento de David Bisbal.