lunes, 29 de julio de 2019

EJECUTIVO EJECUTOR

Un yuppie que lleva años esforzándose y trabajando duro para conseguir un ascenso en su empresa, se decepciona notablemente cuando le dan la noticia de que el puesto que tanto anhelaba, finalmente, se lo darán a otro individuo. Entre otras cosas, teme la reacción de su  déspota esposa. Esperando al metro, un vagabundo se le acerca a pedirle dinero y con el cabreo, le arroja a las vías justo cuando viene el tren, pasándole este por encima. Nadie le ve hacerlo y  a nadie tampoco parece importarle la muerte de este infeliz. Como sale indemne, planea ir asesinando uno a uno a todos los que suponen una molestia para su bien estar, empezando por su esposa y terminando por el usurpador de su puesto. ¿Cómo saldrá de esta? Pues para eso, mejor vean la película.
Cuando uno es un actor famoso y de prestigio, tiene tendencia a gastar ingentes cantidades de dinero, por lo que, muchas veces, estos actores acaban arruinados. A mediados de los 80 y hasta bien entrados los 90, Michael Caine, con una reputación como actor intacta y una elogiosa filmografía a sus espaldas, era uno de esos actores que tenían un agujero en el bolsillo y más deudas que un adicto a la cocaína, por lo que se vio obligado a hacer películas alimenticias para conseguir dinero, sin importarle mucho el tipo de película que se tratara y aún a sabiendas de que, en el peor de los casos, estas serían una mierda. Sin embargo, estas películas mercenarias, resulta que suelen estar muy bien y esto le lleva a uno a pensar si no será cosa de la casualidad o que, como me temo, el actor es tan enorme que mejora sustancialmente en cualquier película en la que participa. “Lío en Río”, una de sus películas más ninguneadas, es una comedia absolutamente genial, y cosas como “Loca Juerga Tropical” o “Un destino de ida y vuelta” están bastante bien, quizás por el mero hecho de que Michael Caine está en ellas.
“Ejecutivo ejecutor”, de 1990, basada en la novela “A shock by the system” de Simon Brett, es un claro ejemplo de comedia que funciona a las mil perfecciones, pero que, si Michael Caine no estuviera en ella, quizás haría aguas por todas partes. Nada en ella es genial, pero nos quedamos mirando como idiotas única y exclusivamente porque Caine no sale de plano y da gusto verlo. El resto de actores están apáticos y parecen monigotes a su lado.
Siendo justos, diremos que aún ejecutada como con pereza, con desidia, la historia de “Ejecutivo ejecutor” no deja de ser una buena historia que a poco que se le eche una muy buena interpretación, tiene tendencia a salvarse. En definitiva, se ve más o menos bien, pero por Michael Caine.
El film fue un fracaso absoluto a nivel mundial (en España apenas 150.000 espectadores) que en algunos países se estrenaron directamente en vídeo y que, a rasgos generales, paso bastante inadvertida en todo el mundo.
En una entrevista más o menos reciente, Michael Caine dijo acerca de la cinta que se trataba de una película de bajo presupuesto a la que no se le sacó el partido, porque era pequeña, pero no tan pequeña como para salir lo que salió. También dice de ella que si fuera un telefilm de la HBO, no sería de los peores. No es mala esta observación de Caine ya que su director, Jan Egleson, salvo alguna película puntual, se dedicó en lo sucesivo a hacer toda suerte de trabajos televisivos de medio pelo, que es con lo que se ha ganado la vida. Lo demás que ha hecho para cine (una película más) carece de la menor importancia.
El resto del reparto principal lo completan, apáticos, Elisabeth McGovern (“Érase una vez en América”, “Gente corriente”), Peter Riegert (“Desmadre a la Americana”, “La gran locura Americana”) y Swoosie Kurtz (“El Castañazo”, “El mundo según Garp”)
Durante la década de los 90, Michael Caine recuperaría la pasta que necesitaba y poco a poco volvería a elegir los papeles y recuperaría el prestigio, pero aún le dio tiempo a hacer un pedazo de mierda peor que esta (que esta tiene algo de dignidad): “Seducción peligrosa”, la cual, si me da el punto, puede que aparezca por aquí algún día.