Cuando uno es un actor famoso y de prestigio, tiene
tendencia a gastar ingentes cantidades de dinero, por lo que, muchas veces,
estos actores acaban arruinados. A mediados de los 80 y hasta bien entrados los
90, Michael Caine, con una reputación como actor intacta y una elogiosa
filmografía a sus espaldas, era uno de esos actores que tenían un agujero en el
bolsillo y más deudas que un adicto a la cocaína, por lo que se vio obligado a
hacer películas alimenticias para conseguir dinero, sin importarle mucho el tipo
de película que se tratara y aún a sabiendas de que, en el peor de los casos,
estas serían una mierda. Sin embargo, estas películas mercenarias, resulta que
suelen estar muy bien y esto le lleva a uno a pensar si no será cosa de la
casualidad o que, como me temo, el actor es tan enorme que mejora
sustancialmente en cualquier película en la que participa. “Lío en Río”, una de
sus películas más ninguneadas, es una comedia absolutamente genial, y cosas
como “Loca Juerga Tropical” o “Un destino de ida y vuelta” están bastante bien,
quizás por el mero hecho de que Michael Caine está en ellas.
“Ejecutivo ejecutor”, de 1990, basada en la novela “A shock
by the system” de Simon Brett, es un claro ejemplo de comedia que funciona a
las mil perfecciones, pero que, si Michael Caine no estuviera en ella, quizás
haría aguas por todas partes. Nada en ella es genial, pero nos quedamos mirando
como idiotas única y exclusivamente porque Caine no sale de plano y da gusto
verlo. El resto de actores están apáticos y parecen monigotes a su lado.
Siendo justos, diremos que aún ejecutada como con pereza,
con desidia, la historia de “Ejecutivo ejecutor” no deja de ser una buena
historia que a poco que se le eche una muy buena interpretación, tiene
tendencia a salvarse. En definitiva, se ve más o menos bien, pero por Michael
Caine.
El film fue un fracaso absoluto a nivel mundial (en España
apenas 150.000 espectadores) que en algunos países se estrenaron directamente
en vídeo y que, a rasgos generales, paso bastante inadvertida en todo el mundo.
En una entrevista más o menos reciente, Michael Caine dijo
acerca de la cinta que se trataba de una película de bajo presupuesto a la que
no se le sacó el partido, porque era pequeña, pero no tan pequeña como para
salir lo que salió. También dice de ella que si fuera un telefilm de la HBO, no
sería de los peores. No es mala esta observación de Caine ya que su director,
Jan Egleson, salvo alguna película puntual, se dedicó en lo sucesivo a hacer
toda suerte de trabajos televisivos de medio pelo, que es con lo que se ha
ganado la vida. Lo demás que ha hecho para cine (una película más) carece de la
menor importancia.
El resto del reparto principal lo completan, apáticos,
Elisabeth McGovern (“Érase una vez en América”, “Gente corriente”), Peter Riegert
(“Desmadre a la Americana”, “La gran locura Americana”) y Swoosie Kurtz (“El
Castañazo”, “El mundo según Garp”)
Durante la década de los 90, Michael Caine recuperaría la
pasta que necesitaba y poco a poco volvería a elegir los papeles y recuperaría
el prestigio, pero aún le dio tiempo a hacer un pedazo de mierda peor que esta
(que esta tiene algo de dignidad): “Seducción peligrosa”, la cual, si me da el
punto, puede que aparezca por aquí algún día.