viernes, 7 de enero de 2022

HALF CASTE: EL HÍBRIDO

Película perteneciente a la segunda era dorada del vídeoclub (la de los primeros años de la década de 00, con el auge del DVD) y que, consecuencia del éxito y buen hacer de “El proyecto de la bruja de Blair”, pretendía darle una vuelta de tuerca a todo aquello, trasladando el concepto de “metraje encontrado” a la selva surafricana. Claro, que “Bruja de Blair” solo hay una y todos aquellos que intentaron continuar con ese legado en la era previa a “Paranormal Activity” acabaron escaldados. “Half-Caste: El Híbrido” es un pedazo de mierda mayúscula.
Como quieren ir directamente al grano, nada más comenzar se nos muestra un asesinato a cargo de un ente desconocido y después, una voz en off nos explica que, El Mestizo (en el título es El Híbrido, pero en el doblaje lo traducen como El Mestizo) mitad leopardo (¿o era gueopardo?), mitad hombre, es el equivalente africano al hombre lobo, pero que es mucho más peligroso porque, si te ataca, no solo te conviertes en uno de ellos, sino que además este tiene la ventaja de poder meterse dentro de tu cabeza y alimentarse de todos tus miedos e inseguridades. Pura paja para enseguida meternos en harina y ver como uno grupo de documentalistas se adentran en la selva surafricana con el fin de encontrar y documentar la figura del mestizo. Para ello, nos cuentan la película a través del formato found footage, pero muy mal entendido y ejecutado, porque aunque vemos la historia a través de las cámaras que usan los documentalistas, esta está narrada con un montaje convencional de cine, con sus cambios de plano y demás. Vamos, que se podían haber ahorrado el estilo.
En la parte horrorífica, por supuesto, la cosa no funciona ni a pilas e intuyendo el espectador el desastre que acontece, cuando por fin vemos al bicho en cuestión —poco más que un melenudo al que han pintado la cara de leopardo con témperas y maquillaje barato del chino—, su visión no provoca absolutamente ninguna emoción. Ni risas, ni vergüenza ajena, ni muchísimo menos terror. La cosa irá desarrollándose entre conversaciones vacías de los protagonistas, declaraciones a cámara de los mismos, ínteractuaciones con las tribus locales y estúpidas transiciones de cámara gratuitas. Con todo, la vi del tirón y sin alterarme lo más mínimo, lo cual no es bueno pero tampoco malo. Es un coñazo… pero con fuerza de voluntad se aguanta sin resoplar.
Decía un tal Bill Thompson en su reseña de la película para la web Pop Optic, que ser un fanático del terror era como habitar en dos mundos, uno maravilloso que lleva al espectador a un estado de euforia, y otro que resulta ser un lugar terrible donde se desarrollan las peores pesadillas para un cinéfilo, y que, “Half-Caste: El Híbrido” pertenecía a este segundo mundo. No puedo estar más de acuerdo con esa afirmación. ¡Pero que esos fans del terror no se miren tanto el ombligo! Que esto de los dos mundos se puede aplicar al cine en general y puede suceder en muchos géneros. Como fuera, es cierto que “Half-Caste: El Híbrido”, a la que muchos tildaron en su momento como una de las películas peor hechas de la historia (en tono despectivo, no celebrándolo como pasa con muchas otras), pertenece a un mundo en el que no pasa absolutamente nada si te ahorras su visionado. Al margen de eso, yo me alegro de haber visto tamaño engendro.
Por otro lado se trata de una película de autor, ya que está escrita, dirigida y perpetrada en general por un único hombre, el tal Sebastián Apodaca (que no Apocada), que nunca jamás realizó más películas a parte de esta, ni vuelve a estar acreditado en artefacto cinematográfico alguno posteriormente. No me extraña.