"Video Violence" es un clásico del llamado SOV ochentero. Uno perpetrado por los dueños de un vídeo club horrorizados al percatarse que la mayoría de su clientela pagaba por consumir ingentes cantidades de violencia magnestcópica. Idearon la historia de dos pavos dedicados en cuerpo y alma a grabar vídeos "snuff" para luego comercializarlos entre aquellos mismos adictos al horror. Vamos, en el fondo "Video Violence" era una crítica al género y su público. Pero, irónicamente, generó muchos dineros. De ahí que los empresarios corrieran a facturar una secuela, que es a la que pertenece el cartel arriba expuesto. Verlo en las "Notules Lunaires" de "Mad Movies", provocó la expulsión de mis globos oculares. Sobra decir que tardé años en lograr una copia de la primera entrega (subtitulada al españolo).... y, en fin, ni la terminé. Es por ello que he evitado localizar y consumir la segunda. Para mí, lo mejor de la franquicia se reduce al cartelazo en cuestión.
Lo trágico de "Psycho Cop" es que la alquilé y vi en una época que mi estómago estaba más preparado y predispuesto. Y ni así logré localizarle la gracia por ningún lado.
Obvio y descarado exploit de "Maniac Cop" -hasta el extremo de cabrear como una mona a William Lustig, quien los acusó de "falta de imaginación", cosa relativa si tenemos en cuenta que su película era también un exploit de ya saben cual. Logrado y medianamente original, sí, pero exploit a fin de cuentas-, lo más interesante de "Psycho Cop" es que venía firmada por un ex director de cine porno gayer, Wallace Potts. ¿La peli? pues según recuerdo un aburrrrrrrido slasher en el que un poli pirado, y de lengua suelta a lo Freddy -la tendencia entonces-, va asesinando chavales idiotas en plena party improvisada.
Por extraño que suene, generó una secuela de la que se encargó alguien con supuesto más talento, Adam Rifkin. Pero... en fin, más de lo mismo. Mierda insalubre condenada al infierno del séptimo arte.
"Fin de semana de pesadilla" es, tal y como indiqué en su día reseña mediante, una bizarrada. Además, una hiperchunga. Co-parida entre yankis y franchutes más habituados al cine de metesaca, de entrada contaba con un guión decente, hasta que los sucios europeos metieron mano y jodieron la marrana (eso según contaba uno de los implicados... norteamericano, por supuesto). Al final quedó una cosa caótica y sin sentido trufada de un reparto principal sorprendentemente sólido (alguno haría carrera posterior), tetas, gore y una foto tan chula como la expuesta. No es que salga en la peli, solo hacían el tonto durante la sesión de maquillaje. Por supuesto "Nightmare Weekend" -que así se llama en v.o.- fue distribuida por Troma. ¿Quién sino?
Hoy estamos acostumbrados a ver nacer día sí, día también, productoras y seudoproductoras especializadas en parir toda suerte de basura insalubre. A finales de los ochenta / inicios de los noventa, con la implícita dificultad que entonces acarreaba todavía la realización cinematográfica, no era tan habitual. De vez en cuando, tímidamente y entre la penumbra, asomaba una que, aluego, duraba cuatro primaveras y desaparecía "raudamente". Me vienen al atrofiado cerebro "Reeltime" (fundada por doña Roberta Findlay), "Artistic License", "Camp Video" y "Even Steven". Justamente, a estos iba dedicado el recuadro publicado en las páginas de "Mad Movies" donde se anunciaban sus prontos lanzamientos. Ninguno de ellos tenía desperdicio. Destacando "Blood Hunger", que firmaba el todoterreno Gary Graver (ex-socio de Fred Olen Ray y.... ¡Orson Welles!) y, muy especialmente, ese "Attack of the killer cave-babes" de Ed De Priest. Bien, el señor De Priest únicamente disponía de un crédito previo como director, del año 1969, otra aventura prehistórica de corte pajero según guion de.... ¡¡Ed Wood!! ("One Million AC/DC"). Sí, pinta a reciclaje total y absoluto. Sin embargo, no he podido corroborarlo porque ninguna de las tres películas anunciadas por "Even Steven" existe a día de hoy. Búsquenlas y díganme si han dado con ellas. Yo no.
"Bloodsuckers from outer space" es un caso muy muy extraño. Película semi amateur parida en 16mm a mediados de los ochenta por un texano de sonoro apellido, Glen Coburn, cuenta la historia de una invasión marciana que degenera en otra de vampiros, a base de humor y truculencia. Es decir, una fórmula infalible para el adicto medio al "trash", al gran guiñol, como era yo entonces. Nunca tuve acceso a ella. Y, hasta hace poco, seguía siendo terreno muy oscuro en su propia tierra. Solo recientemente ha comenzado a recibir las clásicas atenciones tardías por parte del fandom... pero sin exagerar. Nada desmedido. Bastante menos que muchas otras de su quinta y estilo. Deberían aprovechar ahora que su director aún colea y no se mea encima (y acaba de terminar una cosa titulada "Brain Tumor").
Yo, con subtítulos, tal vez le daría una oportunidad... pero costar, costaría.
Aquellos insensatos interesados en la primera dosis de "Zetismos", tiren por aquí...
Yo, con subtítulos, tal vez le daría una oportunidad... pero costar, costaría.
Aquellos insensatos interesados en la primera dosis de "Zetismos", tiren por aquí...