Curioso producto mercantil y desalmado perpetrado por United Enterteinment Pictures, una pequeña compañía dedicada a producir películas de presupuestos paupérrimos distribuidas directamente en vídeo, medio que, sin embargo, les proporcionaría rentables beneficios. De esta manera, en 1986, disponen de escasos 40.000 dólares para producir una de terror. Como director contratan los servicios de un documentalista, Ken Meyer, al que le entregan el dinero y le imponen dos semanas de rodaje. Este posee una cámara de 16 mm personal que será la que utilice con el fin de ahorrarse el alquiler de la misma y contrata a su hijo, Kevin Meyer, entonces estudiante de la USC, para que actúe. Este se lleva a varios compañeros de clase con el fin de completar el reparto y/o encargarse de la dirección de fotografía. Y para que todo quede en casa, el guión lo firmaría la esposa del director, Claudia Meyer, sin ninguna experiencia en lo que a escritura de guiones se refiere. Así pues, se fueron a rodar todos juntitos a las inmediaciones de un lago perdido en Oklahoma, ambientan la trama en otro lago cualquiera, el Tenkiller Ferry, que sería el que da título a la película, y se facturan una cinta de celuloide absolutamente amateur y de un desarrollo insoportable. El argumento es más sencillo que una cartilla Rubio: dos universitarias se van de vacaciones al lago Tenkiller y, allí, hay un individuo más feo que Picio, y con la cara jodida por el acné, que está asesinando a algunas personas. A ellas no les importa, se quedan por la zona y pronto tendrán un encontronazo con él. Fin de la historia. Naturalmente, el asesino se irá cepillando todo lo que se menee por el camino, y esa sería la razón de ser de esta cosa que, erróneamente, adscriben al slasher. Yo no creo que podamos catalogar “Terror at Tenkiller” como slasher, porque, sí, se trata de una película de acuchillamientos al uso, pero no solo el asesino va a cara descubierta desde el principio, sino que en todo momento el espectador sabe quién es. Ergo más que un slasher sería una especie de thriller fallido, porque, al conocerse la identidad del homicida desde el primer minuto, uno piensa que será por algún motivo. Pero no; es pura incompetencia de su director y del guion escrito por su puñetera mujer. Y se acabó el suspense.
La película que Meyer entregó a los de UEP era mala, pero eso no preocupaba a sus productores. Cuando vieron la copia terminada, se percataron de que había muy poca sangre, y como consideraban que para vender bien una de terror tenía que tener mucho más plasma, invirtieron unas pocas perras en rodar insertos sangrientos que incluían salpicones y algún desmembramiento. Aún así, el corte final sigue pareciendome bastante poco truculento.
También el sonido directo resultó inutilizable. Se ve que rodaron en plena naturaleza y, en consecuencia, el recital de las cigarras era tan notorio que se comía por completo los diálogos. Así, los de UEP tuvieron que soltar algo más de guita para doblar la película entera. Y le hicieron un Garci a las dos protagonistas, Michelle Merchant y Stacey Logan, porque, ya que estaban, contrataron a otras actrices para que les pusieran voz. Ellas se enteraron cuando la película ya estaba en los video clubs.
Desde luego, ver “Terror at Tenkiller” es poco menos que una tortura. Como si estuviéramos ante un culebrón texano y el grueso de la película se compusiese de interminables conversaciones marujiles entre las dos protagonistas. Nada nuevo en este tipo de producciones terroristas donde lo normal es que nos aburramos como una mala cosa hasta que llegan los asesinatos. El principal problema de “Terror at Tenkiller” es que de estos hay pocos, y cuando comienzan, están tan desangelados que casi nos divertimos más con las conversaciones intrascendentes. Un verdadero desaguisado. No en balde, la gente de "AGFA (American Genre Film Archive)", que como sus siglas indican se dedican a recuperar y restaurar productos de esta calaña proporcionando copias en DCP para sus posibles proyecciones en salas y festivales -así como editar algunos en formato domestico-, reseñan "Terror at Tenkiller" de la siguiente acertada manera: “Una parte de drama de relaciones humanas, otra parte de slasher sórdido y dos mil partes de cosas extrañas. La mejor telenovela slasher jamás realizada en las tierras salvajes de Oklahoma”.
La película no es que se distinga por el culto procesado, no obstante, y como dios manda, ha sido remasterizada en 4K y editada en Blu Ray de lujo por la gente de "Vinegar Syndrome" que, lógicamente, la hace parecer mejor de lo que realmente es.
Por supuesto, el amigo Ken Meyer no volvería a tener relación alguna con el cine, siendo este el único título en el que está acreditado. Su hijo tampoco volvería a salir como actor en más películas, sin embargo, sí que ha dirigido alguna que otra de tercera y llegó a firmar el guion de un producto mainstream titulado “Una sonrisa como la tuya”. Clauda Meyer dejó de escribir guiones, situándose frente a la cámara de modo episódico en un par de telefilmes. Que pena que los Meyer no tengan mayor historia para investigarla… la trayectoria de esta saga empieza y acaba con “Terror at Tenkiller”.