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miércoles, 24 de enero de 2024

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 31: SUBPRODUCTOS YANKIS (PART SIX, POPURRI 2)

Más que grandes películas, lo que el "Empire" de Charles Band paría a espuertas eran títulos capaces de generar maravillosas imágenes, listas para adornar las páginas de tu carpeta, fanzine y/o revista . Lo mismo que a la hora de fabricar carteles, algo absolutamente fundamental en toda compañía de mentalidad exploitativa, como era el caso. Y por eso resulta tan sencillo y gozoso dedicarle una de estas entradas de escaneos estupendos. Lo hemos hecho antes, ya sea centrándonos en títulos específicos ("Creepozoides", "Esclavas del Espacio") o en plan más variado (le tocara a la misma "Empire" o a su subdivisión ñordística "Beyond Infinity Films"). Así pues, ¡reincidimos! más material jugoso, colorista y delirante rescatado, cómo no, de las páginas de mis queridas revistas franchutes, esas que -como siempre digo- me alegraron la adolescencia por ahí los años 80 y 90.
No es mucho... pero se disfruta igual.


Maravillosa imagen de una joven y preciosa Barbara Crampton ataviada de pirata para un proyecto de Stuart Gordon que nunca jamás llegó a materializarse. Lástima. "Re-Animator" y "Re-Sonator" aún andaban calientes, así que la idea de rejuntarse de nuevo los dos para llevar adelante las sangrientas correrías -o eso prometía el título, "Bloody Bess"- de una corsaria con ubres (las preciosas ubres de Barbarita) habría podido ser.... interesante.


A "Catacombs" ya le di un muerdo en su día. Esta película de David Schmoeller sufrió en sus fotogramas la debacle de "Empire". Quedó ahí, en la inopia, hasta que otros se hicieron con ella y tuvieron la desfachatez de sumarla a una franquicia medio fantasma, "The Curse", en una estrategia muy propia de aquellos añorados piratones tiempos. En concreto se suponía que era la cuarta entrega aunque, obvio, no tenía absolutamente nada que ver con las tres previas (y así podríamos ir restando hasta la primera). Con todo, el film resulta bastante malucho y solo destaca por la imagen de arriba y un Jesuscristo de ojos negros descendiendo de su cruz para cargarse a un monje.


Si algo le sobraba a "El morador de las tinieblas" eran imágenes promocionales guapas. Si algo le escaseaba, y mucho, era... calidad. Cuando leí sobre ella por primera vez (en un "Mad Movies") y me topé con la foto arriba expuesta (se supone que se trata de Jeffrey Combs, pero diría que fue un doble el que se comió el coñazo de maquillarse) o la del peludo mostro que puebla el largometraje (dirigido por John Carl Buechler y guionizado -y renegado- por el papá de Chucky, Don Mancini, oculto tras seudónimo) me volví loco. Pintaba a fabuloso homenaje a la E.C.Comics -y algo hay de eso- lo que, además, la emparentaba con mi querida "Creepshow". Luego llegó a nuesos video-clubs, la alquilé con entusiasmo y...... se saben el resto.


Del caso "Pulse Pounders" he hablado ya en otras ocasiones. Resulta fascinante. Una antología compuesta por tres historias, dos de ellas SECUELAS DIRECTAS de largometrajes previos de la misma "Empire" ("Trancers" y "El amo del calabozo"). Y la tercera, un auténtico refrito conceptual de "Re-Animator" al tratarse de otra adaptación de H.P.Lovecraft con el trío estelar de aquella al completo, la Crampton, el Combs y don David Gale (cojones, si hasta la tipografía es la misma que la del clásico de Stuart Gordon). Todo ello cocinado por el capo himself, Charles Band. ¿Se puede pedir más? ¡Sí! se puede pedir que sea buena. Y, según me consta, queda lejos de cumplirse. No he visto "Pulse Pounders". De hecho, muy pocos la han visto, porque -como en el caso de "Catacombs"- pilló a "Empire" en pleno colapso y quedó condenada al limbo. Se proyectó en una Con de esas. Y alguno de sus segmentos ha tenido vida propia. Pero, así, en general, sigue siendo un título maldito. Invisible. No se por qué, algo me dice que mejor que siga siéndolo. El cartel, por supuesto, mola un rato.

sábado, 22 de abril de 2023

DOBLE CUERPO

De todas las películas que el gran Brian De Palma rodó entre 1980 y 1989, puede que "Doble Cuerpo" sea la más "ochentera" Básicamente por ciertas decisiones estéticas, que no cinematográficas, pues el tipo seguía fiel a su estilo... o al de Alfred Hitchcock. Sí, como "Hermanas" o "Vestida para matar", "Doble Cuerpo" entra de lleno en las obras depalmeras especialmente interesadas en recrear el cine del famoso y orondo director británico. Resulta curioso como, en esos tiempos, aceptábamos tal nivel de descaro. O tal vez no tanto, porque fue despiadadamente machacada en la prensa. Hoy se la considera "Brillante". Ya sabemos como va esto...
Básicamente vendría a ser un remedo "puesto al día -al de 1984-" de "La ventana indiscreta", en la que un actor sin mucha suerte es testigo del cruento asesinato de una vecinita sexy a la que espiaba como un sucio voyeur. El tipo da con una pista que le lleva a sospechar que tras todo ello hay un complot, uno que le conducirá hasta las catacumbas del característico cine porno de su característica década. Toda esta parte se pretende sórdida y altamente erótica, o así nos lo parecía entonces. Vista hoy, resulta de lo más inocente. Es aquí donde el rollo "ochens" estalla, con presencia de muchos "nuevaoleros", muchos neones y todo un video-clip en medio del film, ilustrado sonoramente -y presencialmente- por el "Relax" de "Frankie goes to Hollywood" (graciosamente destacado en la caratula del vhs patrio, ver al final del rollete).
Pero esa es, opino yo, la única concesión que De Palma se permite con respecto a la época, por lo demás, continúa jugando con la cámara en intrincadas secuencias donde los personajes se siguen unos a otros y entrecruzan. Ya había una así en "Vestida para matar". La de "Doble Cuerpo" puede hacerse un pelín pesada, pero es la maravillosa, siempre maravillosa, partitura del inmenso Pino Donaggio la que nos la hace más llevadera. Una vez superada esta parte, el film aprieta el acelerador y ya no lo suelta hasta su funcional pero satisfactorio desenlace.
Además de la referencia al porno, en "Doble Cuerpo" también se recrean las poco glamurosas condiciones del rodaje de una película de terror zetosa y mentalidad "exploitation", en la que un vampiro de aspecto muy gayer -y muy de la década también- soba las siliconadas tetas de una chica mientras churrupetea de su cuello (casi puedo visualizar a Tim Kincaid dirigiéndola). Excelentes créditos finales, by the way.
Como no podía ser de otro modo, el reparto es jugosito. Protagoniza un actor muy de su momento, Craig Wasson. Venía de "Historia Macabra" y aterrizaría en "Pesadilla en Elm Street 3", probablemente su rol más famoso. Luego, iría desapareciendo paulatinamente. Le acompañan en el periplo un siempre eficiente Gregg Henry. Una Melanie Griffith en pleno despegue que no tiene reparos en enseñarnos las tetillas. Un clásico de De Palma, Dennis Franz. La guapa Deborah Shelton (que acabaría con sus huesos en sendos subproductos) y, coronando el pastel, una hermosísima Barbara Crampton follando en pelota picada -y sin diálogo- un año antes de petarlo con ya saben cual. Dada la cantidad de señoras en tetas que pululan por la peli, no resulta raro encontrar a estrellas del zetismo más ramplón como Brinke Stevens o Mindi Miller (y seguro que hay más, pero ponte tu a buscarlas)
Tal vez no sea lo mejor de su director, pero tampoco lo peor. Un entretenimiento lúcido y efectivo que el paso de los años, y sus tics ochentosos, hacen un rato disfrutable.

Ahí les dejo la caratula completa de mi copia VHS...

sábado, 22 de enero de 2022

CREEPSHOW TV (2ª TEMPORADA)

Asumida la poca naturaleza "Creepshowiana" de esta versión para la caja tonta, y que cualquier intento de mandar un guiño al clásico (como la música de los feísimos créditos iniciales) únicamente incrementa la dolorosa comparativa, me agencio las segunda y tercera temporadas completas. Me las veo (no sin cierta ilusión, lo reconozco) y las reseño. Aquí tienen todos los capítulos de la que hace dos. En breve, la otra.

CAPÍTULO 1 - "Model Kid" / "Public Television of the Dead": Rememoremos la historia que introduce y cierra el "Creepshow" de George A. Romero: un crío abroncado por su severo padre, que le tira los tebeos a la basura, recibirá justa venganza cuando se agencie un muñeco vudú. Bien, esa es la base de este "Model Kid". Cambiamos al padre por el tío. Cambiamos al niño morenito por uno rubito (probablemente alter ego del Greg Nicotero infante). Y al muñeco vudú por una figurita de esas de la marca "Aurora" (no en balde es ese un nombre que sale varias veces a lo largo del capítulo). Se agradecen estas movidas de niños fans del terror marginados por adultos o matones en el colegio, y que se toman la revancha. Pero la verdad es que ya comienza a ser un recurso trillado y cansino. Al villano lo interpreta Kevin Dillon. El guionista, John Esposito, tiene una larga experiencia en el género, aunque tal vez su logro más peculiar sea esa cosa de nefasto recuerdo titulada "La sombra del faraón". En cualquier caso, aquí el efecto comparativo es TOTAL y, obviamente, muy dañino.
La siguiente historia, "Public Television of the Dead", debería fliparme porque es un absoluto tributo a "Evil Dead" (y un poco al Sr.Romero y su recurrente Pittsburgh). El mismo Ted Raimi -haciendo de Ted Raimi- acude a un programa de antigüedades a mostrar el "Necronomicón" (ya que, como aclara, pertenece a su familia desde hace muchos años, ¡¡juas!!). Lo leen en directo y se arma la marimorena. Uno de los encargados de poner orden será un relajado pintor televisivo visiblemente basado en otro real redescubierto y reivindicado recientemente -a través de la bufa, algo muy común hoy día-: Bob Ross. Viene aliñado con unas gotillas a lo Mr.Rogers, para quien Romero curró en su época. Precisamente, otro de los héroes de la función es un cámara y realizador regordete de nombre George. Todo muy familiar. Uno de lo momentos más graciosos consiste en el pintor recreando en un lienzo el escenario al completo de "Terroríficamente muertos". Lo demás, puro manual.
Bien, una característica común en la serie a partir de aquí (y que se extenderá a la tercera temporada) es su obsesión por comerle la polla indiscriminadamente al fan medio a base de guiños, homenajes, tributos y lameculadas. Y funciona, según he podido leer muchos pican. A mi me irrita bastante. Lo veo un modo muy ruin de parapetar la falta de buenas ideas propias. En otras palabras, no van a lograr cegarme por mucha rosca que hagan al fan nostálgico que hay en mí. No me vendo tan fácil.
Dirige ambos capítulos el mismo Greg Nicotero.

CAPÍTULO 2 - "Dead and Breakfast" / "Pesticide": "Dead and Breakfast" gira en torno a los nietos de una vieja asesina psicópata que se mueren por convertir la mansión que aquella usó para sus escabechinas como marco turístico. Y forrarse en el camino, claro. Pero el público la ignora, así que invitan a una youtuber especializada en crímenes reales para que pase allí unos días y la promocione. Lo malo es que la chavala comenzará a poner en duda la veracidad de todo ello. Este capítulo es tan entretenido como interesante. Los personajes gastan carisma, la youtuber es genuinamente odiosa y repugnante y, en fin, ¡sale C.Thomas Howell! (compartiendo protagonismo con Ali Larter, superviviente de algunas entregas de "Destino Final"). El desenlace no decepciona. Parte de ello se lo debemos a los guionistas Erik Sandoval y Michael Rousselet (que repetirán en la temporada 3) y a la señora directora, Axelle Carolyn, responsable de la reciente "La mansión", que no funciona tan bien como su aportación al "Creepshow" televisivo, pero se deja ver.
Por desgracia "Pesticide" no repite la hazaña. La idea de que un tipo contrate a un exterminador de plagas para acabar con unos vagabundos que okupan su fábrica está bien. Pero, a partir de ahí, la cosa se torna un caos, un delirio que no entiendo a donde va ni que pretende, a pesar de contar con unos notables efectos especiales. Lástima. Obviamente las referencias, sobre todo sonoras, a la famosa historia de las cucarachas del "Creepshow" original son unas cuantas. Entre el reparto destacan el Carpenteriano Keith David y Ashley ("Hellraiser") Laurence. Dirige Don Nicotero.

CAPÍTULO 3 - "The Right Snuff" / "Sibling Rivalry": "The right snuff" está un rato chula (aunque, eso sí, el "Creepshowismo" sigue brillando por su ausencia). Protagonizan el culebrón unos astronautas en pleno viaje experimental para probar una máquina capaz de juguetear con la gravedad. El inventor de esta recibe todos los laureles, mientras que el piloto vive acomplejado porque su padre, un astronauta famoso, le hace mucha sombra. Dicho complejo se acrecentará cuando les anuncien que han de entrar en contacto con vida alienígena por primera vez y el elegido sea el inventor. La envidia del otro estalla y, en fin, corre la sangre. Pues sí, para estar todo el episodio ambientado en una nave (a base de decorados y efectos bastante potables) y dos personajes, la cosa se aguanta bien gracias a lo interesante de la trama, científicamente (todo el tema de la gravedad artificial) y humanamente hablando (lo de las envidias y frustraciones. Algo que, viviendo como vivimos en este país, nos cae muy cerquita). El único pero que le pongo es el aspecto de los aliens, un poco chungo. Se agradece que estén hechos a mano y, supongo, gasten unas formas voluntariamente "camp", pero no creo que case bien con el tono del capítulo. Protagonizan Breckin Meyer de "Pesadilla final: La muerte de Freddy" y Ryan Kwanten de "Silencio desde el mal". El dire es el normalmente insufrible Joe Lynch.
La historia que sigue desciende unos peldaños. Arranca como una comedia "teen" de pijas histéricas, lo que justifica la presencia de Molly Ringwald como directora de un instituto a la que una adolescente lerda le cuenta que su hermano ha intentado matarla. Las cosas derivarán por derroteros vampíricos. Lo mejor lo tenemos cuando la adolescente comenta que sus únicas experiencias sexuales compartidas consisten en hacer pajas. Lo demás, extremadamente tontuno y olvidable. Guioniza una tipa. Dirige Rusty Cundieff de "Tales from the hood" o "Fear of a Black Hat".

CAPITULO 4 - "Pipe Screams" / "Within the Walls of Madness": Retomamos la movida del "monstruo usado como arma arrojadiza contra un ser humano detestable" -es decir, la historia del bicho de la caja en el "Creepshow" original- y lo hacemos de la mano de la entrañable Barbara Crampton, que pal caso da vida a una casera despiadada y racista (hay incluso un momento que aparece medio borracha con un vaso en la mano, igual que Adrienne Barbeau). La acompañan Eric Edelstein (uno de los nazis malotes de "Green Room") y un bicho no especialmente mal logrado a base de pelos y suciedad que se oculta en las tuberías. Una historia muy tonta, que no aporta nada, pero tampoco ofende. Dirige Joe Lynch.
Con "Within the Walls of Madness" me perdí un poco, resulta algo liosa, pero digamos que gira en torno a un tipo condenado a muerte por una serie de asesinatos que, dice él, fueron cometidos en realidad por un demonio surgido de una dimensión paralela gracias a los esfuerzos de una científica interpretada por Denise Crosby, de "El Cementerio Viviente". Sin más. Dirige todo un VIP del club "Creepshowiano", John Harrison.
Aprovecho el inciso para comentar que las transiciones animadas de esta segunda temporada molan bastante. Se alejan del tono realista de la anterior (y el film original), y evitan el look "flash" que veremos en la siguiente. Las que nos ocupan tiran de rollo caricaturesco y denotan mucho estilo. Un toque original de la serie que, por raro que suene, funciona.

CAPITULO 5 - "Night of the Living Late Show" : A modo de colofón, Nicotero y los suyos cierran la temporada con un capítulo especial de duración doble, donde retoman el "servicio oral para el fandom" pero, al menos, de un modo más inteligente, integrándolo en la trama sin que irrite excesivamente. Y pal caso, además del inevitable guiño con posterior moratón en el ojo al recurrente Señor Romero y sus zombies, tenemos una referencia constante y sangrante nada menos que a nuestra "Pánico en el Transiberiano". Se lo explico.
Justin Long -al que hemos visto en "Jeepers Creepers" o "Arrástrame al infierno"- da vida al inventor de la máquina de realidad virtual definitiva, una que permite al usuario formar parte de sus películas favoritas. En su caso se trata del clásico dirigido por Eugenio Martín. No solo lo disfruta, además anda enamorado del personaje que interpreta ¡¡¡Silvia Tortosa!!!. De esta manera el inventor huye de su mediocre realidad y, muy especialmente, su señora esposa, con la que se casó por dinero y que, obviamente, no luce tampoco muy apetecible (aunque ni mucho menos es el cayo que nos pretenden vender). La cornuda, harta de desprecios e infidelidades -virtuales-, usará la misma máquina para vengarse.
Lo cierto es que, llegado el momento, comencé a pensar aquello de "Me aburroooo", antes de descubrir que consumía un capítulo más extenso de lo habitual. Pero no está demasiado mal. Las escenas en las que Justin Long entra a formar parte de "Pánico en el Transiberiano" e interactúa con Christopher Lee, Peter Cushing o la misma Tortosa, tienen su gracejo, aunque tampoco es que estén estupendamente facturadas. Llama la atención que se busquen a una doble de la actriz catalana cuyo parecido resulta bastante discutible.
El guion corre a cargo de Dana Gould, todo un personaje mediático ligado a cosas tan distintas y curiosas como "Los Simpson", "Mystery Men" o esa rareza titulada "Me levanté temprano el día de mi muerte". Dirige Greg Nicotero.

sábado, 7 de agosto de 2021

ENTERRADO VIVO (MORTUARY)

Una de aquellas raras películas de terror que, adornando como adornaban los estantes de los video-clubs en mi adolescencia, nunca jamás alquilé. Jamás. No hay muchas de estas, pero de vez en cuando alguna cae y, en fin, que es una alegría para las entrañas y el espíritu sentarse virgen ante la pantalla. En este caso hablamos de un producto del año 1983, originalmente titulado "Mortuary" (nada que ver con la ñordilla posterior de Tobe Hooper) y que en España se conoce como "Enterrado Vivo".
Pues bien, aquí de enterrados vivos, nada de nada. Tampoco manos saliendo de sus tumbas. En realidad la cosa gira en torno a una chavala traumada por el asesinato de su padre. El novio y un colega un día se cuelan en el mortuorio del pueblo y presencian una misa negra, o una sesión de espiritismo, no está del todo claro. En su huida, el colega es asesinado por una siniestra presencia vestida de negro -capa incluida- y el rostro pintado de blanco. El novio se salva y vuelve a los brazos de su pareja -aún traumada-. A esta le echa los tejos el rarito del pueblo, que no es otro que el hijo del dueño del mortuorio. Y sí, todo este caos al final converge en un desenlace más o menos clarificador, incluida sorpresita.
En realidad "Enterrado Vivo" es -por mucho que lo quieran revestir de "algo más"- un slasher. Uno que me senté a ver con tanta predisposición a disfrutar que, en fin, no puedo decir que mis impresiones sean muy fiables. Y lo disfruté, ya lo creo. Por su estética, por esas escenas en la roller disco, por el escaso pero llamativo gore y por el look del asesino, realmente inquietante... al menos durante un ratillo. Hasta que descubres claramente quien se oculta tras el maquillaje -que luego resulta ser una máscara-. Digamos que le perdoné todas las cagadas, como la trama confusa, algunos momentos risibles (los chavales que, a pesar de vivir intensos momentos de terror, no tienen problema alguno en quedarse solos, reír alegremente y bailar música disco en cuanto se les presenta la ocasión), actores malos y, cómo no, esa modorra tan afín al subgénero. Pero comparada con todo lo que se hace y veo últimamente, pues joder ¿qué quieren?.
El reparto es bien llamativo, sobre todo por la presencia más que notable de un jovencito Bill Paxton interpretando al "rarito" (o al "nerd" según se mire) o la de Lynda Day George - menudos mondongos gastaba- y Christopher George, ambos pareja en la vida real y que, un año antes, habían asomado el careto en "Mil gritos tiene la noche". Por desgracia, él murió tras "Mortuary", cosa llamativa teniendo en cuenta que, ejerciendo de dueño de la funeraria, suelta unos pocos "speechs" sobre las inevitables fatalidades del fenecimiento.
La fotografía se la debemos a toda una leyenda, Gary Graver, señor que no tenía manías en currar para Orson Welles, luego Fred Olen Ray y, encima, dirigir sus propias chapuzas zetosas.
El máximo responsable/culpable de "Enterrado vivo" es Howard Avedis, director de otros títulos más o menos emblemáticos como "Jugando con fuego", comedia teen con regusto a thriller, o la que sería su última película, "Venganza Final", cuyo llamativo reparto venía encabezado por David Naughton y Barbara Crampton.
En cuanto a "Enterrado vivo"... bueno, pasable si le quitamos el filtro nostálgico. Gozable si se lo dejamos. Allá ustedes.

miércoles, 12 de febrero de 2020

IN SEARCH OF DARKNESS

El cine de terror de los años ochenta. Suspirito. Sí, todos estamos ya un poco cansados de la cantinela. Y de que sea la excusa perfecta para que luego cualquier mamón con una cámara (o vídeo cámara, aunque hoy día la diferencia sea casi inexistente) haga una basurilla que no tenga absolutamente nada que ver con lo que se producía en aquella época dorada, pero luego lo venda como "homenaje", "tributo", "recreación" o cualquier recurrente chuminada. Sin embargo, nada de todo eso enfanga la realidad, que el cine de terror (y de género) parido entre 1980 y 1989 viene repleto de obras cojonudas que han dejado una huella imborrable en la historia del séptimo arte. Desde luego, David A. Weiner no me va a llevar la contraria, porque para algo ha invertido un tiempo generoso (y la pasta que algunos insensatos le cedieron a través de crowdfunding) en rodar desde Inglaterra un documental de ¡¡cuatro horas!! sobre, eso, los horrores cinematográficos de la mentada década, repasando aquellos títulos legendarios (+ alguno segundón) y entrevistando a peña que habla, opina y aporta datos, si es que participaron de algún modo en su confección. Nada demasiado revelador, porque ni tan siquiera cuatro horas dan para profundizar. Así que los speechs en torno a cada título son cortitos, a veces prácticamente reducidos a una frase, y puede que haya quien en eso vea un problema... pero para el medianamente informado (que, entiendo, será la mayor parte del público dispuesto a consumir algo taaaaan elefantiásico como "In search of Darkness") no resultará ningún inconveniente, básicamente porque se conocerá todos los datos más elementales al dedillo.
Sin duda, el plato fuerte del documental está en la presencia de los rostros y talentos de Tom Atkins, Doug Bradley, Lori Cardille, John Carpenter, Larry Cohen, Jeffrey Combs, Barbara Crampton, Sean S. Cunningham, Joe Dante (impagable cuando opina sobre "Aullidos 2"), Mick Garris, Stuart Gordon, Kane Hodder, Tom Holland, el ilustrador Graham Humphreys, Bill Moseley, Alex Winter, Brian Yuzna, el inevitable Lloyd Kaufman y unos cuantos más. Claro, ¿qué pasa? que con semejante plantel, y unas ambiciones tan épicas en plan "documento definitivo sobre la década de los 80", se echa mucho de menos a más gente, especialmente si son de los que se suelen dejar ver en toda suerte de documentos audiovisuales, y que van desde Bruce Campbell a John Landis, pasando por Linnea Quigley o Tom Savini. Aunque nada desentona más que los discursos políticamente correctos pro-feminismo, pro-integración, pro-blablabla y demás mierdas tan engorrosas y tan típicamente yankis (porque eso son el 90% de los entrevistados). Pero no es algo a lo que se recurra en exceso y, teniendo en consideración la duración del mamotreto, los minutos desperdiciados son pocos. Gracias a dios.
Al final, paparruchas aparte, hay que reconocer que la cosa se soporta perfectamente, tiene ritmo y, obviamente, apela a la nostalgia y la ternura de todos aquellos cuarentones (y +) que vivieron esos films de manera intensa y apasionada, así que ¡recomendable!.
Actualmente David A. Weiner trabaja en otro documental de idéntica naturaleza/intenciones, solo que versado en la ciencia ficción.

sábado, 16 de febrero de 2019

SESIÓN DOBLE : AMITYVILLE 2, LA POSESIÓN + TODAVÍA ESTAMOS AQUÍ

AMITYVILLE 2, LA POSESIÓN : Hay que afrontarlo: "Terror en Amityville", la película que todo lo inauguró, es aburrida. Y ha envejecido mal. Para mí la mejor de toda la -larguísima- franquicia (legal o no) es su segunda entrega que, curiosamente, se trata de una precuela en la que se narran los hechos acontecidos en el famoso caserón encantado y que desencadenaron todo lo chungo que vino después, de cómo el hijo mayor de la familia se volvió tarumba mal aconsejado por espíritus malignos y los mató a todos con un rifle.
Así pues, durante buena parte del metraje lo que vemos es un culebrón sobre las movidas que se desarrollan entre los integrantes del clan. Si ya no se llevan demasiado bien de por sí, en especial gracias a ese padre bruto y gruñón (interpretado por el entrañable Burt Young), todo empeora a partir de que se instalan en la casa. Más cuando un cura hace acto de presencia. Y muchísimo más cuando el hijo es poseído en una secuencia indudablemente inspirada -o copiada- de los delirios de Bruce Campbell/"Ash" en la parte final de "Posesión Infernal" (VER).
Si algo hace destacar a "Amityville 2" sobre el resto de sus hermanas es la mala folla que destila el guión de, nada menos, Tommy Lee Wallace -según el libro homónimo-, alumno de Carpenter y, entonces, futuro director de "Halloween 3", "Noche de miedo 2" o el televisivo "It". Dejando a un lado la atmósfera incómoda y hasta desagradable, y las intensas secuencias de explosiva violencia durante las broncas familiares, tenemos el perverso momento en que el hijo poseído seduce y se tira a su hermana menor (la encantadora Diane Franklin). Decir que el material era mucho más extenso y "gráfico", pero fue recortado por sus responsables conscientes de lo incómodo que resultaba, lo mismo que cierta secuencia en la que el padre violaba analmente a la madre.
Tal vez sea después de la masacre familiar, y con el sobreactuado cura enfrentándose al poseído en un notable estallido de efectos de maquillaje, cuando la película se torna menos
interesante. Aún así no pierde ese áurea enfermiza que la caracteriza y, opino, ha contribuido a que se conserve tan bien a pesar del paso de los años.
Manda Damiano Damiani, el típico director con aspiraciones "autoriles" que se fue a los USA a triunfar y acabó convertido, por esta ocasión, en artesano competente.



TODAVÍA ESTAMOS AQUÍ
: Estamos ante una de las pocas películas modernas de horror por las que siento genuino aprecio. Contribuyen a ello, y no poco, la estupenda caratula y la no menos estupenda funda roja del blu-ray. Parece que no, pero esos detallitos aportan.
Una pareja veterana y torturada por la reciente muerte de su hijo, se instala en un bonito pero tétrico caserón en medio del monte nevado. No tardarán demasiado en sentir una presencia... o dos. ¿Es el hijo fallecido u otra cosa?. Con la visita de una segunda pareja de místicos/parapsicólogos, todo comenzará a desmadrarse y saldrá a la luz un oscuro secreto oculto.
Lo que sorprende de "Todavía estamos aquí" es su arranque reposado y hasta fotográficamente bonito (un poco en la línea del primer Ti West) que contrasta con la salpicante explosión de truculencia final en la que las paredes de la casa quedan teñidas de rojo. Tanto una parte como la otra están perfectamente amuebladas y funcionan en lo suyo, por separado y en comunión. Es directa, concisa, no se va por derroteros ni satura. Empatizas con los personajes y el diseño de los fantasmas es excelente y original (en parte cortesía de Marcus Koch, interesante hombre de efectos especiales con una carrera paralela como director ultra-indie/semi-underground).
Destacar muy mucho la presencia de Barbara "Re-Animator" Crampton, del carismático Larry Fessenden y Lisa "ex musa de Tim Burton" Marie.
Ted Geoghegan, guionista y director, oculta un curioso pero perfectamente ignorable pasado ligado a producciones ultra-gore alemanas.
"Todavía estamos aquí" es, en su sencillez y honestidad (el propio director comenta sin cortarse que roba el argumento del "Aquella casa al lado del cementerio" de Fulci, a lo que yo añado "Sí, pero no"), una pequeña película estupenda y altamente recomendable para aquellos que busquen esa cosa cada día más esquiva que es el buen cine de terror.

viernes, 24 de agosto de 2018

PUPPET MASTER: THE LITTLEST REICH

“Puppet Master: The Littlest Reich” la decimotercera entrega de la saga iniciada por David  Schmoeller para la Full Moon de Charles Band en 1989, a rasgos generales una gamberrada. Una travesura perpetrada por un grupo de talentosos amigos que con la excusa de otorgarle cierto prestigio a una saga de películas cuyo mayor handicap es que son muy malas, se lo pasan estupendamente haciéndole una limpieza de cara, donde lo que predomina es el exceso por el exceso, el grand guiñol en la más amplia acepción del término. Porque entre otras muchas cosas “Puppet Master: he Littlest Reich” es la película más sangrienta y salvaje que he visto en mucho tiempo.
Hay que tener en cuenta que son pequeñas marionetas las que perpetran estos crímenes, por lo que, aún sangrientos, no hay que tomarse estos muy en serio; El film pretende ser una suerte de “Braindead, tu madre se ha comido a mi perro”, para que me entiendan, una astracanada gore. Sin embargo, todo lo grotesco, excesivo y humorístico solo hace acto de presencia en el film con la presencia de los muñecajos, porque el resto de la película, las tramas y los personajes, desprenden seriedad de película adulta. Y esa combinación de seriedad casi austera —y hasta me atrevería a decir que contemplativa— con el desfase de sangre y vísceras que suponen las intervenciones de los muñecos, me parece de una originalidad  envidiable.
Ahora; hace unos días que se ha estrenado y el fandom, tan caprichoso como dañino, no parece haberse tomado estos cambios muy bien, y es que yo creo que esa panda de pazguatos querían más de lo mismo, es decir, otra entrega con los muñecos siendo los buenos de la función, en la segunda guerra mundial, resolviendo conflictos; otra más de la “Trilogía Axis”, o lo que es lo mismo, otro puto coñazo.
Y es que en resumidas cuentas lo que trae “Puppet Master: The Littlest Reich” es una nueva entrega un tanto más sofisticada, con algo más de presupuesto y con rostros populares, pero al fin de al cabo no deja de ser una serie B en toda regla. ¿Acaso se esperaban una producción de alto copete? No, no lo es. Y los artífices saben en el terreno que juegan.
Así que, por lo que a mí respecta, “Puppet Master: The Littlest Reich” supone lo mejor que le podía pasar a una franquicia que después de mogollón de entregas y miles de muñequitos vendidos por el mundo sobrevivía a base de simpatía. Todavía recuerdo el primer intento de lavado de cara de la misma con “Puppet Master: Axis of Evil” que consistía en haber sido rodada en 35 mm. en tiempos en los que Full Moon ya grababa sus productos únicamente en vídeo, y en consecuencia, abarataba costes por todos lados repercutiendo en el gore, que ya no había, y convirtiendo la franquicia en una cosa para toda la familia. Aquello si fue lamentable. Pero esta nueva entrega es genial.
La causa de que los fans hayan sacado el cuchillo, es que quizás no entiendan el ritmo con el que esta está rodada, la cadencia que imprime el guion, o la gran broma que en el fondo es la película; querer darle dignidad a una saga cuyo mayor valor es que no la tiene es estúpido, así que los directores Tommy Wiklund y Sonny Laguna, responsables de esa película tan deudora de “Posesión Infernal” y que aquí se tituló, valga la redundancia, “Wither (Posesión Infernal)” se dejan querer por el guion de uno de los grandes genios del cine de género independiente de este siglo, el gran S. Craig Zahler director de las magistrales “Bone Tomahawk” y “Brawll in cell block 99” y tomándose un poco a cachondeo el material cuando toca, incluso intentan imitar el estilo del guionista cuando dirige, pausado, envolvente y luego se desmelenan cuando salen los dichosos muñecos, igual que Vince Vaughn lo hacía machacando cabezas en “Brawll in cell block 99”. ¿Qué es lo que me gusta? Que noto la mano de sus autores durante toda la película. Y se trata de una buena peliculita. ¿El fan medio de la serie? Bueno, probablemente sea demasiado inepto para comprender lo necesario del cambio y la excelencia, y la manera de hacer las cosas de los nuevos responsables de la franquicia —que ya han anunciado que continuarán con la saga—. Pero Laguna, Wiklund y Zahler, se pueden acostar tranquilos.
La cosa nos sitúa exactamente 30 años después de una matanza (o sea, que los acontecimientos de la primera película puede que sí los tengan presentes en este reinicio) que tenía que ver con el titiritero André Toulon y sus siniestras marionetas. Con motivo del aniversario de estos asesinatos se celebra en un pueblo americano una convención en la que los asistentes subastarán muñecos originales pertenecientes a Toulon, por lo que se reunirán en un hotel. Y por fuerzas místicas de la naturaleza, las marionetas a subastar cobraran vida, cobrándose vidas. Y comienza el festival de sangre y vísceras
Estupenda.
Tenemos en la película a todas las marionetas clásicas, Blade, Tunneler, Pinhead o Torch, a las que les han variado un poco el aspecto —sobre todo a Blade— con el fin de modernizarlas, y además se incluye una colección de nuevos muñequitos que incluyen a un sapito sonriente, unos robots que vuelan con una hélice, y la estrella de la película, Junior Führer, un bebé gateador con cara de Hitler, cuya presentación en la película es medio de una escena dinámica es motivo suficiente para detener la acción, hacer un primer plano del muñeco y que uno de los protagonistas diga “Es Junior Führer” subrayando así la posible importancia que pueda tener el nuevo muñecajo en posteriores minutos y/o películas.
Por otro lado, se le da especial importancia en la película al mundo del cómic, hasta tal punto que el protagonista es un dependiente de una tienda de cómics y que además los dibuja, así como las ilustraciones de los títulos de crédito están realizadas por Benjamín Marra, un autor de cómic underground con cierto culto en todo el mundo.
En el reparto tenemos al soso de Thoman Lennon, la maravillosa Jenny Pellicer, una rubinchi con raíces noruegas y mexicanas que además de ser una buena actriz, está como para enamorarse de ella mil millones de veces (de hecho, ya lo estoy!!). Por supuesto, el plato fuerte lo ponen las presencia secundarias de actores muy queridos y caracteristicos del cine fantástico, por lo que tenemos a Udo Kier haciendo de André Toulon, Barbara Crampton (¿Cómo es posible estar tan bien con 60 años?) como la guia policial del tour al que asisten los protagonistas o  Michael Paré, como el detective que flipará ante los acontecimientos de esa convención.
Como ya he dicho, esupenda.

sábado, 11 de febrero de 2017

BEYOND THE GATES

Con la bendita nostalgia hemos topado, amiguitos. "Beyond the gates" es un homenaje a.... ¡sí!, los años 80. ¡Qué novedad!.
Entre las muchas cosas tributadas, tenemos las famosas -y muy añoradas en USA- "mom and pop stores", es decir, tiendas cuyos propietarios eran humildes familias que se destacaban por disponer en sus estantes de, entre otras cosas, materia prima para inadaptados, incluyendo, sobre todo, roñosas cintas de vídeo con fines alquilables. Eran la alternativa a las grandes cadenas de video-clubs y, por ende, refugio de subproductos y, muy especialmente, videoastas que grababan con una cámara vhs al hombro pelis de terror en el patio trasero de su puta casa. De hecho, la acción del film arranca en una de estas tiendas, cuyo propietario ha desaparecido y sus hijos, dos jovenzuelos muy distintos y que, de entrada, no se llevan muy bien, acuden con el fin de hacer limpieza. Es hurgando entre la mierda cuando encuentran lo que será el segundo tributado de la velada, los juegos de mesa, especialmente aquellos de temática terrorífica que iban acompañados de un vídeo en el que un "host" guiaba a los jugadores. Como "Atmosfear", el más popular -¿o el único?- que llegó a estos lares. Y aquí entra en escena el tercer guiño ochentero, Barbara Crampton, la preciosa rubia que protagonizó clásicos horroríficos de la década como "Re-Animator" o "Re-Sonator".
El caso es que, a lo tonto, los hermanos y la novia de uno de ellos terminan jugando al juego. Se dan cuenta y asumen que conlleva algo sobrenatural y tiran millas porque la rubia del vídeo les ha dicho que si ganan, salvarán el alma de su padre que, obvio, desapareció cuando se vició con el pasatiempo. Y ahí tenemos la trama de base, ir superando pruebas para agenciarse llaves, abrir puertas y llegar de una pieza hasta el final. Evidentemente todo se desarrolla en una casa, no en mundos paralelos ni nada que se le parezca, se limitan a colar cuatro luces de colores, algo de niebla y ¡alehop!, ya tenemos una dimensión desconocida. Y ahí está uno de los puntos flacos más sonoros de "Beyond the gates". Si no tienes recursos económicos, procura no aspirar a cotas demasiado altas. Y mientras a nivel generalista la peli es mitad guiño al horror truculento de hace 30 años (lo que conlleva algunos escasos e inspirados momentos de gore bien espectacular), la otra mitad huele a homenaje al cine de fantasía Spielbergiana. Es en este apartado cuando la cosa comienza a cantar peligrosamente. Mezclar ambas tendencias parece una idea algo indigesta, y lo es, claro que igual en otras manos hubiese funcionado mejor. Aquí el resultado se parece más a un cocktail entre el intimismo "indie" de un Ti West / Larry Fessenden y el Charles Band de cuando la "Empire" dominaba los video-clubs. Y los créditos de "Beyond the gates" ayudan a semejante impresión. Encima aliñados por un tema musical que parece compuesto por todo un Chuck Cirino.
El resultado es una peli desigual. Con sus buenos momentos, su gracejo y tal, pero que no encuentra un equilibrio. La trama fantasiosa es demasiado tontuna y casa mal con los destellos serios, hasta el extremo de aproximarse a la comedia involuntaria. Sí, los guiños ochenteros molan y despiertan entrañables memorys en este anciano (cito dos más: cuando localizan un viejo "slasher" en VHS y comentan entusiasmados el crimen más llamativo del mismo, o el tipo que entra en un anticuario y, directamente, pide "Algo de los 80") pero, como ya he dicho otras veces, a mi no se me compra tan fácilmente.
Protagoniza el entuerto Graham Skipper, salido de las películas de Joe Begos (y con una curiosa carrera paralela como director de pelis casi amateurs facturadas en vídeo).

miércoles, 11 de diciembre de 2013

RE-SONATOR (FROM BEYOND)

Después del exitazo de "Re-Animator", era totalmente lógico y previsible que sus responsables intentaran repetir la jugada, pero al menos tuvieron la decencia de hacerlo no con una secuela (eso vendría después... y confirmaría que era una mala idea), sino con algo nuevo, aunque no demasiado. "From Beyond" se basaba en otro texto del mismo H.P.Lovecraft (en este caso un relato corto, de los pocos que leí y que, si no recuerdo mal, es adaptado en el material pre-créditos de la película. Lo que viene después es pura invención) y contaba con varios nombres asociados a "Re-Animator", tanto delante (Jeffrey Combs, Barbara Crampton o la inevitable Carolyn Purdy-Gordon) como detrás de la cámara (Stuart Gordon dirigiendo, Brian Yuzna produciendo, Dennis Paoli co-escribiendo, Anthony Barnao castingueando o John Carl Buechler a los efectos especiales). Todo ello arropado, cómo no, por Charles Band desde su mítica "Empire". Algunos nombres nuevos de interés son los de Mark Shostrom y Gabe Bartalos a los trucajes (que en esta ocasión eran un porrón más) y Ken Foree, de "Zombi/Dawn of the dead", en cuestiones actoriles. Bonito cocktail.
El doctor Pretorius, ayudado por su amigo Crawford, ha inventado una máquina llamada re-sonator (en su época el título español me molestó mogollón, por apestar a oportunismo, aunque hoy me cae bien simpático) capaz de estimular nuestra glándula pineal (sé de su existencia gracias a esta peli, para que luego digan que uno no se culturiza con ellas) y darnos la capacidad de ver los bichejos que habitan otra dimensión,una bien rara que está ahí pero de la que, normalmente, no somos conscientes. Durante un primer experimento, el amigo Pretorius acaba atrapado por dicha dimensión y en su intento de salvarlo, Crawford es declarado culpable de homicidio y encerrado en un manicomio. De ahí lo sacará una psicóloga, la Dra. McMichaels (esa siempre preciosa y angelical Barbara Crampton), que se lo llevará a la mansión de Pretorius pa someterlo a una especie de terapia de shock y ver qué hay de real en las extrañas historias que el colega cuenta.
En realidad, y si lo miras detenidamente, "Re-Sonator" es casi una peli de casa encantada, porque todo se desarrolla en una gótica y siniestra mansión, solo que en lugar de fantasmas lo que hay son bichejos (aunque todos vengan del mas allá... de from beyond, vamos), destacando especialmente en ese apartado al que da vida el amigo Pretorius, francamente espectacular (esa imagen suya como portada del estupendo VHS de "Lightning Video" no tiene precio) y capaz de las mutaciones más extrañas y aberrantes.
Como decía, en comparación a "Re-Animator", aquí los efectos especiales se multiplican por diez, o por veinte, solo que en lugar de gore puro, de sangre, tenemos guarrerías gelatinosas y bastantes monstruos. A pesar de que en su estreno la tildaron de excesivamente pringosa (¡quejas, siempre quejas!), casi podría decirse que fue un modo inteligente por parte de los productores de ahorrarse demasiados problemas con la censura. Es más fácil aceptar un bicho asqueroso totalmente fantasioso que una mutilación verosímil (y, de hecho, según Imdb, la única escena extirpada de la película era una en la que el sadomasoquista Pretorius clavaba un clavo en la mejilla a una chica, ¡cáspita!). Pero tampoco molesta mucho, porque el nivel de asquerosidades sigue siendo alto (de chaval me daba
mucha grima esa imagen de Pretorius con la cabeza hecha pulpa que he decidido escanear para ustedes, aquí al ladico) y, aunque como ocurría en "Re-Animator" que los trucajes no eran perfectos y cantaban un huevo (en este caso más al contar la versión videográfica con un formato de pantalla que nos permite ver dónde comienza o acaba el látex, muy descaradamente), molan porque son de la vieja escuela. Hoy, movidas así, por su efecto metamorfoseante serían puro y duro CGI.
Otra cosa en la que "Re-Sonator" procura mantenerse fiel con respecto al éxito que la precedió, es en el tema carnal. Aquí más presente incluso, solo que menos mal intencionado. Menos subversivo. Cojones, nadie podrá superar nunca la escena del perolo del "Dr.Hill" intentando hacer un cunnilingus, por mucho que en esta nueva epopeya le dan a la deliciosa Crampton un rol más agresivo sexualmente hablando (además de verdad, porque la piva se disfraza de dominatrix) y, claro está, se deje manosear las peras por el monstruo de rigor... pero no, no es tan morboso.

Y ya que estamos en plan repaso, no olvidemos el humor. Muy llamativo en "Re-Animator", bastante más escaso en "Re-Sonator". O, directamente, inexistente (a pesar de lo que diga "Newsweek" en la parte trasera de la caratula... difícil de creer, más si aparece con el nombre tan mutado como el mismo Pretorius... "Nesweek"). Yo creo que Gordon, Yuzna y cía intentaron hacer una peli genuinamente seria, sin embargo esta vez el humor aparece de modo involuntario. Hay momentos un poco risibles, ya no solo por los efectos algo torpones (¡¡ese Buechler!!), también por los intérpretes (seamos sinceros, Jeffrey Combs nunca fue un actorazo) y por ideas tan chorras como ver a Ken Foree en unos ajustados slips enfrentándose a criaturas del averno. O la glándula pineal, convertida en un ondulante gusanico casi fálico. Aunque para momentos descojonables, cuando la Crampton aparece con toda una bomba de relojería en la mochila, que no sabemos de dónde cojones ha sacado, en plena noche y después de huir del hospital medio en bolas y traumatizada.
Al contrario de lo que pueda parecer, todo esto lo digo desde el más sincero y afectuoso cariño. Sin ser la repolla, ni una obra maestra, "Re-Sonator" es, ante todo, muy entretenida (y muy corta), muy divertida, perfectamente disfrutable y altamente recomendable... especialmente si echas de menos la artesanía y "honestidad" del horror de aquellos entonces.

jueves, 14 de noviembre de 2013

KILL BOTS

Sin duda, la mejor etapa del amigo Jim Wynorski, fueron los ochenta, valga el tópico y la nostalgia, y mi película favorita de su extensa filmografía es esta “Kill Bots”.
A nuestro país llegó en vídeo gracias a la franquicia española de la “Vestron Vídeo” que al igual que “Lightning Vídeo”, nos abasteció, en territorio bastardo, de muchos clásicos de serie B, hoy imprescindibles históricamente hablando.
Se la conoce también como “Choping Mall”, ya que por lo visto, en el momento de su estreno con “Kill Bots” en el póster, no captó muchos espectadores, por lo que deprisa y corriendo se cambió el título por el de “Choping Mall”, que traducido sería algo así como “centro comercial chungo”, que era más acorde con los tiempos que corrían, dónde lo que de verdad estaba de moda en 1986 era ir al centro comercial. Y así lograron recaudar algo de pasta. No obstante, son muchos los países Europeos a los que la película llegó como “Kill Bots”, el nuestro incluido, y cada póster promocional era más engañoso…en la edición española, vemos una mano zombie robotizada sujetando una bolsa con partes del cuerpo humano en su interior. Bien, pues jamás llegamos a ver esos zombies robotizados en la película,  puesto que los robots asesinos que aparecen, son pequeños robotitos de corte clásico, a lo “Nono” de “Ulises 31” o el robotito de la serie animada de “Los 4 Fantásticos”. No obstante, el resto de carteles son igual de engañosos, variando únicamente la mano robotizada que sujeta la bolsa de partes humanas pero, jamás, apareciendo las pinzas que usan los robots auténticos para sujetar las cosas.
Que el engaño “caratulil” no sea óbice para dejar de ver la película. Con todas sus carencias, sin robots monstruosos, ni partes humanas en bolsas, es harto disfrutable.
La tecnología ha conseguido que se diseñen unos robots para un centro comercial que detendrán a los cacos gracias a un súper ordenador que los controla y que hace distinguir a los trabajadores de los ladrones. La mala suerte quiere que la noche en que debutan estos policías mecanizados, una tormenta joda el ordenador, por lo que los robots fallan, convirtiéndose en asesinos en potencia. Un grupo de jóvenes que se queda dentro del centro comercial celebrando una fiesta, tomará las armas y se enfrentará a ellos, antes de que se cobren más víctimas.
Un divertimento fuera de todo precedente, con un ritmo endiablado y buenos efectos especiales en según que momentos – el reventamiento de cabeza de una de las jovencitas protagonistas, no tiene mucho que envidiar ni a los de “Scanners” ni al de “Maniac”- que además de una duración escueta, como era habitual en estos productos, proporcionan entretenimiento inofensivo y eficaz. No existe película menos pretenciosa que esta.
Desde luego, si Wynorsky es lo que es, es por películas como esta, por la ingenuidad (a la hora de rodar, que no en el resto de los aspectos que supone hacer una película… de hecho decía que si se metió a esto del cine era para hacer pasta y follar… y vaya si lo consiguió) que destila, por lo que hoy es lo que es este hombre, porque lo cierto es que con sus películas actuales, no solo se le ve el plumero, sino que además, las carencias están ahí de forma expresa, por lo que su cine actual ya carece de sentido. Tomen como ejemplo “Pirañaconda”. No así con este “Kill Bots”.
Como curiosidad frikosa, decir que la película entera está llena de pósteres de las films de aquella época en las que Wynorsky o Corman tenían algo que ver, como, reconocibles por mi, “Los Rompecocos”, “La reina de barbaria”, etc, etc…
En el reparto destaca la “Scream Queen” por antonomasia Barbara Crampton, que está especialmente histérica en esta peli, y que nos regala un destete –que era por lo que, primordialmente, se la contrataba- de lo más edificante. Aunque la prota femenina es otra "Scream Queen" de segunda, Kelly Maroney, que actuaba en esta cosa. Así mismo, asoman el careto otros personajes tan cormanianos (no en balde la peli la produce Julie Corman) como Paul Bartel, Mary Woronov, Dick Miller y Mel Welles. También están el gran Gerrit Graham y nada menos que Angus Scrimm. La banda sonora la firma todo un clásico de la serie B/Z, Chuck Cirino.
Muy buena para pasar el rato.

miércoles, 13 de junio de 2012

UN CASTILLO ALUCINANTE

Horroroso título español con el que se bautizó a una de las producciones “Full Moon” que Stuart Gordon dirigió para la factoría – y por ende, de las mejores-.
Todavía no andaba muy pervertida la productora que se hizo un hueco en el corazón del fandom con la saga de “Puppet Master”, y todavía hacían películas potables, no por la producción y las artes de Charles Band y su familia, si no por el incuestionable talento de Gordon. Salvando las distancias, “Un castillo alucinante” (“Castle Freak” en el resto del mundo), tienes esos aires y maneras de las entrañables producciones “Empire”.
Básicamente, se nos cuenta la historia de una familia americana que hereda un castillo en un remoto pueblo Italiano. En ese castillo tiempo atrás, vivió una duquesa que fingió la muerte de su hijo, un deforme, y lo encerró en una mazamorra. Cuando esta familia llega allí, el deforme continúa por el castillo y al tomar contacto con la hija ciega del patriarca, este se encapricha, se escapa como puede de la mazmorra, y lógicamente, arma una escabechina.
Stuart Gordon, se pasa por los huevos los presupuestos pequeños, y resuelve contrariedades con talento y un dominio absoluto de la situación, usando en la mayoría del metraje la cámara al hombro, y recreándose en las escenas más sangrientas y efectivas. Sin duda, peli que toca Gordon, peli que se convierte en peli de autor, por lo personal de su manera de rodar y sus tempos tan característicos. Siguiendo con la tradición que comenzó con “Re- Animator” en los tiempos de la “Empire”, en el reparto contamos con un hiper-mega-sobreactuado Jefrey Combs al que da gusto verlo en acción y a una recatada Barbara Crampton, que a pesar de que el filme tienes generosos destetes y felpudos, vemos vestida todo el tiempo.
Como estaba rodada en Italia, en el momento de su estreno, muchos plumillas especializados quisieron ver más allá de los hechos, afirmando que Gordon había rodado una especie de homenaje al cine de terror Italiano. Mentira, o un criterio mínimo. Stuart Gordon rodó una peli a lo Stuart Gordon, sin tener en cuenta a los italianos más que en el momento de cobrar el cheque.
Entretenida, sórdida, y al fin de al cabo cutrecilla, “Un castillo alucinante”, probablemente sea la mejor película de “Full Moon”, y también, una de las mejores de Don Stuart Gordon, al que ya se le echa un pelín de menos tras las cámaras. ¿Saben lo que diría Joaquín Prat? Pues eso, que se la recomiendo.

jueves, 30 de septiembre de 2010

EL AMO DEL CALABOZO

Un baranda que domina mucho el tema de los ordenadores (y en 1984, lo que tiene más mérito) es elegido por un sosías de Belcebú como contrincante para combatir en otra dimensión. La idea consiste en confrontar hechicería y tecnología, a ver cual gana. El muchacho deberá pasar siete pruebas, a cada cual más bizarra, antes del enfrentamiento final. También su novia anda metida de por medio (sí amigos, en aquellos años el concepto del informático que no se come una rosca todavía no existía) y, claro, tendrá que salvarla.
Lo más chulo de "El amo del calabozo", "The Dungeonmaster" en versión original, es su significado, esencia y naturaleza como producto. Se trata de un especie de campo de pruebas para Charles Band y su legendaria Empire Pictures, que entonces aún no existía oficialmente, pero poco le faltaba (de hecho, la peli fue distribuida en cines a través del sello). En sus muy escasos 73 minutos de duración (muy escasos pero muy agradecidos) reúne a varios de los nombres que terminarían otorgando entidad a la empresa (así como muchos de sus tics, y unos cuantos propios de la década). Es un trabajo colectivo, y cada una de las siete pruebas de las que hablaba al principio son como pequeños cortometrajes narrativamente diferenciables los unos de los otros escritos y dirigidos por distintos realizadores que se estrenaban para la ocasión (bueno, y técnicos, ya que Band dio la oportunidad de mandar a algunos de ellos, más acostumbrados a ser mandados). De esta guisa nos encontramos con un par de episodios muy acordes a la especialidad de sus responsables. Es decir, el bueno de John Carl Buechler, del que en este blog se ha hablado mucho, padre de los "Ghoulies" y director de "Troll", firma el segmento más "de terror", que incluye zombies y, ¡¡sí!!, uno de sus característicos y entrañables cutre-monstruos. Dave Allen, el ya fallecido mago del stop-motion (tan necesario para Charles Band como lo era Buechler), es el responsable de un sketch que incorpora, ¡¡sí!!, una estatua gigante moviéndose fotograma a fotograma (por lo visto el tipo aún no dominaba mucho el tema pues resulta un pelín torpe). De las demás mini-historias se encargan Ted Nicolaou (habitual montador de la casa y director de la mítica "Terrorvision") que aquí se curra un cacho muy deudor de "Mad Max 2" o Peter Manoogian ("Eliminators", "Arena" o "Demonic Toys"). Al resto, no los conozco... bueno, salvo al mismo Charles Band, que en funciones de director desarrolla el sketch más ridículo de todos, en el cual el prota se enfrenta, nada más y nada menos, que a la banda jevillarra "Wasp"!!!! (y no olvidemos que "Wasp" se encargarían de aportar un carismático tema al soundtrack de "Ghoulies 2").
En el reparto destaca el gigantón Richard Moll (el de la serie "Juzgado de guardia" -gracias don Olid por el dato correcto-, el cadáver viviente de "House, una casa alucinante" y habitual en muchas producciones fantásticas de segunda o tercera división) y, en el lado opuesto -por tamaño-, el enano Phil Fondacaro, otro nombre ineludible en toda producción Empire que se jacte de serlo (allá donde sea necesario un tio de su talla, está él... eso incluye no solo films como "Troll" o "Ghoulies 2", también cosas como "El retorno del Jedi" -por los Ewoks- y, cómo no, "Willow"). Gracias a una pequeña ayuda de Imdb, descubrimos a Kennet J. Hall interpretando a un hombre lobo. Este caballero, además de múltiples curreles junto a David DeCoteau y Fred Olen Ray, tiene en su haber la realización de "Evil Spawn"/"Engendro Satánico", ¡ahí es nada!. Como no podía ser de otro modo, de la mitad de la banda sonora se encarga Richard Band, por supuesto.
Y sí, mucho me temo que este film es más interesante por todo lo expuesto hasta ahora que por si mismo. "El amo del calabozo" es, en fin, una chorradita entretenida por los pelos, que hace gala de una lógica escasez de medios y con la que puedes echarte algunas risas afectivas. Como decía, los tics ochenteros son muchos, tales como sus efectos de ridículos rayos de colores (que son mogollón), las vestimentas, el rollo futurista de los ordenadores (tan desfasados ya), etc, etc... pero se ve con cierto agrado por su condición de pieza de arqueología y su delirio general (acrecentado por esos constantes sketchs tan distintos los uno de los otros... y tan anodinos).
En 1988 Empire da un redoble salto mortal con "Pulse Pounders", un producto de lo más exótico compuesto de tres segmentos. Uno de ellos es otra adaptación de H.P.Lovecraft con parte del reparto de "Re-Animator" (Jeffrey Combs, Barbara Crampton y David Gale, nada menos). Y los otros dos son... ¡secuelas!... o mejor, mini-secuelas de "Empire movies" previas. Por un lado "Trancers 2" y por otro, lo adivinaste, "The Dungeonmaster 2", con los mismos actores protagonistas (incluido Richard Moll). Sin embargo, los por entonces muy agravados problemas financieros de la empresa hicieron que el film terminara cayendo en un limbo del que no ha salido nunca. ¿Nos lamentamos o no?.

miércoles, 18 de julio de 2007

RE-ANIMATOR

Llevo varios días con la intención de actualizar este blog hablando de alguna película curiosa, extraña y oscura, pero últimamente no hago más que tragarme mierda insufrible que no me dice nada y únicamente me aburre hasta la desesperación. Ayer, cansado de tanta basura, le propuse a mi pareja desembolsar el recién adquirido dvd de "Re-Animator" y verla. Joder, amigos, como cambian las cosas cuando una película es buena... o, en este caso, cojonuda.
¿Y que puedo decir yo de "Re-Animator" que no se haya dicho ya?, pues básicamente mi punto de vista al respecto, que para eso existen los blogs personales y los fanzines. "Re-Animator" entra en la misma categoría que "Posesión Infernal", "La matanza de Texas" o "Pesadilla en Elm Street", el del clásico moderno que demuestra incluso a los críticos más sesudos que el horror puede aportar grandes títulos. Ese típico film oscuro y desconocido que sale de la nada, y sorprende hasta al más pintado, dejando una huella indeleble en la historia del séptimo arte, versión pringosa. De esas hay pocas, pero cuando aparecen, todo se pone patas para arriba.
Ya conocéis la cantinela: Adaptación muy sui géneris de los relatos de H.P.Lovecraft dedicados a narrar las desventuras de su científico loco particular, Herbert West, en la que éste se lía a reanimar toda clase de seres vivos engatusando para ello al médico más prometedor del hospital de turno, y llenar este de sangre y más cadáveres. Todo orquestado con mucho sentido del humor (voluntario, of course) y toneladas de higadillos.
En su momento "Re-Animator" era el no va más del gore, la típica película sangrienta que se infiltra entre las carteleras más mainstream y pilla a todos con la guardia baja. Genuinamente transgresora, sorprenden sobre todo las secuencias de sexo aberrante, ya tan famosas, en las que la cabeza del Dr.Hill lame sin compasión el cuerpo desnudo de Barbara Crampton (que a partir de ese momento, pasó a formar parte del sagrado panteón de las scream queens), incluido grotesco intento de cunnilingus totalmente antológico. No es un gore realmente desagradable, está más cerca de la caricatura de un "Braindead" (que no en vano, es el homenaje personal de Peter Jackson a "Re-Animator" y otros films de parecido calibre) que del rollo insano de un, digamos, "Hostel".... y para los tiempos que corren, la cantidad no es tan excesiva como nos lo pareció a los que la vimos en los sagrados años 80.
"Re-Animator" posee una estructura narrativa envidiable, un ritmo acelerado y la duración justa (menos de 90 minutos) para que resulte vibrante, divertida y muy entretenida. También hace gala de su pátina de originalidad, el humor negro no era entonces tan recurrente en el horror, y la historia casi de culebrón romántico entrelazada con las cuantiosas dosis de gran guiñol eran hasta cierto punto innovadoras. No está muy claro QUÉ tiene "Re-Animator" para ser un film tan eficaz, pero lo tiene, y si no, echar un ojo a las secuelas que siguieron ayuda a entenderlo.
Brian Yuzna es a "Re-Animator" lo que John Russo a "La noche de los muertos vivientes", la rémora que, sí, puso su grano de arena en la confección del original, pero que desde entonces no ha hecho más que vivir del cuento exprimiendo una obra que, en esencia, no le pertenece y cuya paternidad suele atribuirle erróneamente la prensa indocumentada. ¡Falso!, el verdadero genio tras "Re-Animator" es Stuart Gordon que, como Mario Bava, dejó el listón de su carrera demasiado alto, y nunca supo igualarlo, aunque aún rodaría algunos films más altamente recomendables, como "From Beyond", "Dolls", "Fortaleza Infernal" o "King of the Ants".
Yuzna se encargó de estropear la saga dirigiendo "La novia de Re-Animator" y "Beyond Re-Animator", dos pestiños horribles, aburridos, gratuitos y sin gracia alguna... y encima, en el caso de la que hace tres, con Elsa Pataki (BUARGH!) y Santiago Segura (RE-BUARGH!)
Otro rostro inseparable de la saga es Jeffrey Combs, el inquietante Herbert West, que desde entonces no ha hecho más que interpretar el mismo papel, pero que, como Bruce Campbell, y siendo ambos actores limitaditos, caen en gracia por su ineludible parentesco con el género que más nos gusta.
"Re-Animator" es, en resumen, un absoluto clásico moderno, una película de esas que surgen casi de forma milagrosa y que uno nunca se cansa de ver, lastimándose porque "Ya no se hacen como esta" y recordando que ser fan del género del terror es un camino duro y difícil pero que. a veces, la recompensa a tanta paciencia bien merece la pena.