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sábado, 31 de enero de 2009

MY NAME IS BRUCE / POSESIÓN DEMENCIAL

Sin duda, esta es una de las películas mas esperadas por todo el fandom y las expectativas siempre han estado muy altas. Yo, por si acaso, la vi anoche con cierta cautela. Y esa misma cautela contribuyó a que la disfrutara como está mandado.
Unos jovenzuelos de un pueblo de la América profunda despiertan por error al Guan-Di, el demonio chino protector de los muertos (
y la soja). Mientras tanto, Bruce Campbell, que vive en una destartalada caravana, se lamenta porque las pelis que hace son una mierda. Se acaba de divorciar y su carrera cae en picado.
Los habitantes de ese pueblo, pensando que en realidad Bruce Campbell es el caza demonios que interpreta en sus películas, corren a buscarle para que se cargue al Guan-Di y Campbell, pensando que es una broma que le está gastando su representante, accede gustoso.
Con ese punto de partida, y ese prota, es muy difícil que 
la película no nos caiga extremadamente simpática desde el principio , una que no tiene lugar si no eres fan de Bruce Campbell. Esta película la disfrutamos nosotros, pero no la veas con tu señora, porque le parecerá una chorrada y es que, en cierto modo, también lo es, una chorrada que se ve con agrado, pero nada más.
La cosa es bastante previsible, no hay tanto gore como nos gustaría y el rey de la función, claro está, es el señor Campbell, que se auto parodia exageradamente haciéndonos ver que es un cobarde, un egoísta y un prepotente de cojones. Y eso es justo lo que sabemos que vamos a ver. Acción, la película tiene mas bien poquita, pero como Campbell apenas sale de plano, no nos importa.
Ted Raimi, como no, también sale por ahí haciendo unos cuantos papeles y algunos de los gags más celebrados.
Resumiendo: No es una buena película, tampoco en exceso divertida, ni siquiera es original e ingeniosa. Es una muy simpática, hecha para los fans, y con eso ya tenemos mas que de sobra. Si Bruce Campbell no estuviera por ahí y fuera un personaje de ficción el protagonista, veríamos esta peli como lo que realmente es, una mierda. Pero, ¿cómo voy a decir yo eso de un producto tan entrañable?

sábado, 6 de abril de 2024

CRIMEWAVE (OLA DE CRÍMENES... OLA DE RISAS!!) + UNA REFLEXIÓN

Siempre me ha parecido jodidamente curioso que, siendo un fan de la comedia como es Sam Raimi (la inmensa mayoría de sus cortos adolescentes encajaban en esos parámetros), nunca ha logrado rodar una en condiciones. De hecho, cada vez que lo ha intentado, se ha metido un buen batacazo. Tal vez por eso, cuando se alejó del terror, que como sabéis es el género en el que quedó encasillado, prefirió optar por el western o el drama antes que la comedia.
Obviamente, estoy hablando de "Ola de crímenes... ola de risas!!" ("Crimewave" en v.o.), pero semejante mala suerte no le ha acompañado únicamente cuando se ha sentado en la silla del director. Con "The Nutt House" (alocada bufonada del año 92 con Traci Lords en el reparto) le pasó tres cuartos de lo mismo, solo que en esa ocasión se limitaba a las funciones de guionista, junto a sus colegas Robert Tapert, Bruce Campbell, Ivan Raimi y Scott "Intruso en la noche" Spiegel, que se encargaba de dirigir. Serios problemas con el productor, empujaron a la sustitución de Spiegel y a que Raimi y cía se parapetaran tras un seudónimo al comprobar que el resultado final les avergonzaba. O la enigmática "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.), con el director de "Darkman" produciendo una de risas que apenas tuvo distribución (y acá se lanzó únicamente en vídeo y como supuesto exploit de  "Arizona Baby").
Sam Raimi reniega de "Ola de crímenes... ola de risas!!", su segundo largometraje tras la maravillosa "Posesión Infernal". Dice que los productores se la cambiaron, que a nadie le gusta y no la considera suya, a pesar de contar con los prestigiosos hermanos Coen como co-guionistas (quienes se marcan un cameo disfrazados de periodistas). Era su primer rodaje realmente profesional, y por lo visto fue una pesadilla para él y sus amigos / colaboradores. Muerto de curiosidad, releí el respectivo capítulo en las memorias de Bruce Campbell, donde lo cuenta todo, pero no me aportó prácticamente nada. La clásica historia del estudio presionando al joven equipo de inexpertos, con un director subido a la parra tomándose más tiempo del deseado para sus complicados planos y, por tanto, doblando el presupuesto original. Finalmente, el estudio montó la película y, a tenor de lo consumido, tal vez no fue tan mala idea, porque a mí me gusta. ¿Cómo hubiese sido la versión de  Raimi? ¿Necesariamente mejor?.
Tuve la fortuna de verla en el cine, siendo chaval y acompañado por mi padre. Entonces ya andaba yo enamorado de "Posesión Infernal" y, en cuanto vi el -minúsculo- cartel en la prensa diaria, reconocí el nombre de Sam Raimi. Aquí se estrenó un poco de tapadillo, sin hacer mucho ruido. Y pasó por una sala de mi barrio ya extinta. La percepción que me dejó fue la de una comedia extraña y extravagante, cruel incluso, con momentos muy delirantes de esos que no se olvidan nunca. En una palabra: Rara, y muy coherente respecto al film precedente de su director (por lo visto fue algo que no gustó a los productores, quienes le acusaron de haber hecho otro "Evil Dead"). Y es que, claro, en aquellos entonces todo resultaba nuevo y excitante, Sam Raimi era un "secreto" al que solo podíamos acceder unos pocos y... en fin, que molaba, y molaba encontrarse de nuevo a Bruce Campbell, recién salido de su noche demoníaca (¡conservando el flequillo!), quien tendría que haber sido protagonista, pero quedó relegado a secundario por imposición de los que tenían el dinero.
Si lo miras detenidamente, verás que "Ola de crímenes..." era un producto genuinamente original en su época. No había nada como ella, una de risas demasiado normal para ser un "spoof", demasiado "spoof" para ser convencional. En tierra de nadie. Gira en torno a un empresario que quiere deshacerse de su socio, este se entera y contrata a dos asesinos profesionales para que se lo carguen. Ni que decir que todo irá mal y por medio acabará liado el prota, un panoli enamorado de una chica imposible a la que los asesinos secuestrarán.
"Ola de crímenes... ola de risas!!" es tremendamente tontuna. Lo pretende y está orgullosa de ello. Tiene un aire a "slapstick", a vieja escuela, solo que bañado en una pátina de modernidad y el inconmensurable ingenio visual de un Raimi enamorado de la cámara. Las secuencias para el recuerdo son muchas, pero casi todas tienen como eje central a los asesinos, muy conseguidos en aspecto y personalidad (ahí conocí yo a Brion James, cuyo parecido a una rata es explotado a conciencia). El acoso que uno de ellos (tremendo Paul Smith, al que también has visto en "Mil gritos tiene la noche") somete a la mujer de uno de los empresarios (Louise Lasser), el tenedor clavado en su nariz, la alfombra arrancada de cuajo cual maremoto y la famosa secuencia de las puertas de colores que caen en efecto dominó. El tipo que se lanza desde una ventana y se estrella... sin morir (¿gracias a la espuma que lleva en la cara?), el concurso de baile que termina en la cocina con los platos sucios, un tremendo Bruce Campbell dando forma a una sugerente silueta femenina con el humo de su cigarrillo y etc, etc... una lista interminable de momentos totalmente brillantes (aunque sea a nivel únicamente visual) en los que el director comenzaba a experimentar, y mucho, con la estética, los colores (muchos rojos y azules) y el ritmo del "cartoon", algo del todo asentado en su siguiente película ("Evil Dead 2", por supuesto).
Vale, recientemente la sometí a un revisionado y pude comprobar que, tal vez, al final le pesa un poco el culo. Se alarga en exceso. Y, justo, sobre eso quería yo vomitar la siguiente reflexión...

Resulta chocante ver el salto de "Posesión Infernal" a "Ola de crímenes..." y maravillarse asumiendo que Raimi seguía siendo un veinteañero cuando la facturó, porque es un film cargado hasta las trancas de escenas complicadísimas de ejecutar, rodar y planificar, con explosiones, persecuciones, coches volando por los aires, intrincadas "set-pieces" humorísticas (muy Coen, las desarrollarían igual luego en "Arizona Baby" o "El gran salto". Por cierto, ambas incorporan en sus tramas el nombre "Hudsucker", bien presente en "Ola de crímenes...". Un chiste recurrente), hasta números de baile.... es la leche, ¿cómo el chaval que a finales de los setenta se puso a rodar esa pequeña peliculita casera de terror, con sus colegas, una cámara de 16 mm prestada, cuatro dólares y una vieja cabaña, pudo pasar en cuestión de tres años a algo como "Ola de crímenes..." (sin contar aquí el corto superochero que hizo justo en medio, por aquello de desquitarse, "The Sappy Sap" -con protagonismo de Scott Spiegel-)? ¿de dónde sacó la capacidad para arramblar con todo aquello, tirarlo palante y estrenarlo? ¿tal vez, justamente, de ahí la polémica, que Raimi aún estaba demasiado verde para un producto de semejante envergadura, obligando a los mecenas a intervenir?.
Si algo denotan "Ola de crímenes...", y "Terroríficamente muertos", y "Darkman", y "El ejército de las tinieblas" y todo lo que vino después, es que Sam Raimi era ambicioso y apuntaba alto (¡sambicioso!). Con una visión enorme de las cosas. Hay que estar muy seguro de uno mismo para eso. Como a muchos de los de su quinta, y tantos otros que vinieron después (¡hola James Wan!) le pierde el exceso por el exceso, un mal muy de Hollywood. ¿Por qué todas las películas de género hechas allí han de cargar tanto las tintas en el desenlace? a mi gusto, lo estropean un poco bastante. Ahora con el CGI se ha desmadrado, alcanzándose cotas de delirio pornográfico aturdidoras, especialmente gracias al imparable bombardeo de emociones extremas y manipulantes que nos sacuden sin descanso hasta, casi, la náusea. Justamente, el final de "Terroríficamente muertos" nunca me ha gustado. Es aturdidor. Todo el rollo del monstruo cabezón, las ramas destruyendo la cabaña a golpes, las continuas luces estroboscópicas, el torbellino, la fanfarria de un desatado Joe Lo Duca a la batuta... ¿por qué? Sin embargo, el caso de la primera, la original, es un pelo distinto.
El joven Raimi aplicó su visión grandilocuente al desenlace. Y sí, es lo que contribuyó a separarla del montonazo de basuras zetoides operativas entonces dentro del cine de terror independiente, obteniendo unos resultados demenciales, delirantes, con toda esa orgía de stop-motion, plastilina y yogur verde absolutamente maravillosa. En su época se veía cutre, y se sigue viendo cutre, pero molaba muchísimo, por lo excesivo y el encanto de las técnicas empleadas. Ahí las limitaciones propias de la época -y el presupuesto- jugaron en su favor, obligando a cierta contención y, casi accidentalmente, logrando un equilibrio muy beneficioso para ese "grand finale" y la película resultante.
Al contar el director con más medios en "Ola de crímenes... ola de risas!!", perdió los papeles y pasó lo que pasó. Un desenlace agotador. Es estupendo que una película vaya a toda hostia, evitando desesperadamente aburrir a su audiencia (y ya sabemos lo extremadamente condicionado a la misma que está Raimi), pero, ocasionalmente, puede darse el caso inverso. Amuermar por abuso de ritmo desbocado. Creo que es bueno detenerse unos minutos, dejar respirar al público y, luego, ¡pam! presionar el acelerador otra vez. El jovenzuelo Sam no lo sabía aún y, en fin... lo dicho.
Con todo, tampoco comprendo la mala fama que gasta el largometraje. No es redondo, pero sí muy simpático y generoso en momentos irrepetibles. Así pues, si no lo has visto y echas de menos al buen Sam Raimi, ni lo dudes.

domingo, 16 de septiembre de 2012

TERRORÍFICAMENTE MUERTOS

Los habituales de este blog ya deberían saber a pies juntillas la devoción que siento por "Posesión Infernal", que es mi peli favorita número uno, que es la absoluta mejor de la trilogía "Evil Dead", que patatín y patatán. En todas las conversaciones que tengo al respecto siempre tiendo a marcar la diferencia, porque es evidente que a nivel popular, la segunda parte es la que recibe más afecto. De  hecho, la mayoría de los seres humanos que hoy se acercan o comienzan la treintena, tienen "Terroríficamente muertos" como la peli de la saga que les hizo descrubrir muchos placeres y, ya de paso, a Sam Raimi. Vamos, que también es una cuestión generacional, porque los de mi quinta (cerca de la cuarentena) sentimos especial fijación por la primera. Resumiendo: Todo depende de cual viste en la tierna edad en la que todo esto del cine fantástico aún tenía el poder de impactarte y grabarse en tu cerebrito. Pero vamos, lo que vengo a decir es que, a pesar de mi opinión ultra-favorable con respecto a "Posesión Infernal", siento una gran gran estima por su segunda entrega, "Evil Dead 2: Dead by Dawn", título original. El español en su época nos parecía una birria, pero ahora, todos estos años después, resulta incluso simpático.
Y es que yo viví "muy de cerca" el nacimiento de esta película. Recuerdo perfectamente cuando, estando en octavo de E.G.B, y ya a punto de terminar el curso, hicimos el inevitable viaje de despedida. En la frontera Francesa, aprovechando un parón del autocar para estirar las piernas, entré en un quiosco y me di de bruces (campbells!) con la que entonces era mi revista favorita, "Mad Movies". No tardé ni un segundo en comprarla y devorarla el resto del trayecto. Y sí, fue en ese ejemplar donde vi las primeras imágenes de "Evil Dead 2". Por  entonces ya sabía de la existencia de "Posesión Infernal", probablemente la había visto y ya la amaba, por lo que la noticia supuso un cuantioso subidón de adrenalina que me alegró el resto del viaje. Todas las fotos se prometían estupendas. No deja de resultar curioso descubrir como, en esos tiempos, y en esas edades, todo es predisposición a disfrutar positivamente de las cosas. Finalmente la peli se estrenó en España, un poco de tapadillo (concretamente en la desaparecida sala "Waldorf") y corrí a verla el día de su estreno. No hace falta decir que disfruté como un chino, la adoré, la amé, y en cuanto "Dister" la sacó en VHS, la alquilé y la copié. Sin dudarlo. 
Con el remake de "Posesión Infernal" a punto de estreno, nos viene que ni pintado recordar el comentario habitual según el cual ese dichoso remake ya existe, y se titula "Terroríficamente muertos". Pues sí, no es una idea tan descabellada, aunque en realidad, el remake lo tienen en los primeros quince minutos, a partir de que la fuerza maligna agarra a Ash por el pescuezo y lo lanza contra un árbol, entramos en terreno de secuela pura. Vamos, que podríamos coger "Evil Dead 1" y "Evil Dead 2" y, con ayuda del Pinnacle, pegarlas previo recorte de materia sobrante y encajarían bastante bien. Y es que ¿¿cuánto más se puede sacar de una historia situada en una pequeña cabaña y con un único verdadero protagonista como héroe de la función??, no mucho. Aunque, por lo demás, y como bien saben, el tono de ambas pelis es casi casi opuesto. Lo que en "Posesión Infernal" es puro drama, sin pizca de humor consciente, con gente angustiada, seres queridos siendo poseídos y asesinados y una atmósfera lóbrega y realista dentro de lo que cabe (efecto del escaso presupuesto), en la secuela es desmadre, locura y cachondeo (aunque tampoco TANTO como se suele decir, eso déjenlo para la tercera), una auténtica montaña rusa repleta de monstruos imposibles y heroicidades de comic book. Es por todo eso que la segunda suele llevarse mayores simpatías, porque es más... eso, simpática, desenfadada, incluso inverosímil, lejos de la crudeza y el pesimismo de su primera parte. No olvidemos que el personaje de Bruce Campbell, Ash, cobra verdadera relevancia a partir de aquí. Es en "Evil Dead 2" donde se forja su imagen heróica de la sierra mecánica en el muñón, los caretos de dibujo animado y los chascarrillos. En la primera, moría al final. Es un dato que, obviamente, ha sido olvidado, pero pónganse en mi lugar... ver "Posesión Infernal" con trece tiernos años, y encontrarse que, después de tantas vicisitudes, su simpático protagonista fallece justo antes de los créditos pues, oiga, impacta, impacta mucho, y ayuda a forjar esa imagen aterradora y chocante que la peli arrastrará consigo el resto de tu vida. Y, obviamente, no hablemos ya del elemento "gore". En la primera teníamos un festival de las truculencias más descerebradas, en la segunda la cosa se controla... tanto, que no quedaba ni rastro de ello en la tercera.
Pero, ¡caray!, yo quería evitar una reseña basada en el inevitable efecto comparativo entre las dos, porque era de cajón por cual me decantaría, así que dejemos ese maldito juego aquí y hablemos de la peli.
Pues sí, chuminadas a un lado, "Terroríficamente muertos" se erige como un show altamente gozable. Y muy entretenido. Es una peli que pasa volando aunque un buen cacho de ella únicamente disponga de un actor. Claro que, menudo actor, no considero al amigo Campbell un intérprete demasiado talentoso, pero en ese registro, vamos, se lo come todo. Bruce Campbell ES "Evil Dead 2". Sin su presencia, sus muecas y su desmelene, no sería ni la mitad de divertida de lo que es. Porque no nos engañemos, la trama es ridículamente lineal y tontuna (bueno, como en la primera!), los efectos especiales bastante pobres (maquetones, muñecotes horribles, stop motion tirando a cafre...) y los diálogos chorras, repetitivos y totalmente de relleno, además, Raimi comete un error que no cometía en la primera (junto a Scott Spiegel en tareas de guión), alejarse demasiado de la cabaña, rompiendo de este modo la sensación de inquietante claustrofobia que sí tenía aquella (¡argh!, ¡ya estoy otra vez!). Es evidente que "Evil Dead 2" no es una peli perfecta y tiene más pifias por minuto que yo pelos en el culo, pero también que Raimi lo suple con unos cuantos buenos quilos de imaginación y, sobre todo, técnica. Imposible de olvidar el protagonismo de su cámara completamente alocada y que no cesa de correr y meterse por los recovecos más imposibles. De antología es la famosa persecución entre esta y Bruce Campbell. Y luego nada malo que decir de los delirios que sufre el protagonista cuando está solo: el cadáver bailarín, los objetos que se parten de risa, el reflejo traicionero, aspectos que rozan ya directamente el surrealismo, como esa inexplicable escena en la que el balancín se mueve a medida que Campbell aproxima su mano, o aquella otra en la que las fuerzas intentan entrar en la cabaña a base de rarísimos planos deformados y ruidos inexplicables. Tampoco es moco de pavo todo el asunto de la mano poseída, aunque quizás llegue al borde de cargar un poco las tintas. Y luego, claro está, la sierra mecánica (¿cómo sabe Ash dónde encontrarla, si no ha tenido tiempo de inspeccionar la cabaña?) y el fabuloso momento en el que despierta el super-héroe de tebeo que hay en él.

Sam Raimi, que se define a sí mismo "entertainer" antes que artista, se lo curra para no darnos respiro, para hacernos volar, vibrar y saltar sin descanso. A veces se le va un poco la pinza. A mi el final, con la aparición de ese monstruo-árbol, me parece un poco excesivo y verbenero, pero se perdona, se perdona porque en esencia "Terroríficamente muertos" es un gozoso divertimento de cabo a rabo listo para disfrutar con todo lo que conlleva, desde sus delirios visuales, pasando por los sustos (porque de miedo, poco) hasta las, ahora sí, evidentes gotas de humor. Y todo ello en el infalible entorno de un lúgubre bosque encantado y una aterradora cabaña de madera. No se puede pedir más, un clásico de nuestro tiempo que si no has visto, deberías ver YA o acabaremos vetando tu entrada en este blog.

sábado, 19 de junio de 2021

LUNÁTICOS

En el altamente recomendable documental "Invaluable: The true story of an epic artist" aparece un mastuerzo que presume de un moratón en el brazo infligido nada menos que por Sam Raimi. ¿De quién se trata, de un fan incondicional de esos que rozan el retraso mental? No, se llama Josh Becker, es director de cine, y en su juventud pertenecía al grupo de colegas con los que Raimi rodaba cortos caseros en Super 8 (donde hay que incluir a Bruce Campbell y todos los demás). De hecho, acabó metido en el equipo de rodaje de "Posesión Infernal". Escribió un diario del proceso, hoy célebre, donde detallaba movidas, no todas positivas. Josh era un porrero de tomo y lomo en la época, y un poco rebotón. Se atrevía a cuestionar muchas de las decisiones estéticas que tomaba su colega. Y claro, el paso de los años se la devolvió con un enorme sopapo (¡o un puñetazo en el brazo!), porque mientras Sam anda triunfando en Hollywood, Josh básicamente se come los mocos, pariendo pequeñísimas producciones independientes que, en esencia, no se distribuyen demasiado. Y, encima, el destino hizo que el arranque de su carrera profesional se nutriera un poco-bastante de la fama de Raimi. Para empezar, este interpretó a una especie de Charles Manson sobreactuado en el primer largo comercial de Becker, "Thou shalt not kill... except" -titulado "Vietnam USA" en España-. Y luego tenemos el caso de la peli hoy reseñada, "Lunatics", una producción Raimi / Tapert / Campbell -es decir, "Renaissance Pictures"- con protagonismo -probablemente semi impuesto- del hermano pequeño de Sam, Ted Raimi (que aparece como Theodore). Incluso hay papel DOBLE para Bruce Campbell. En uno da vida a un macarra, algo así como la versión seria del que hizo para "Crimewave (Ola de crímenes, ola de risas)" (de Raimi, claro). A nivel personal, esta peli me trae muchas "memories", ya que en 1991 andaba obsesionado con ella. Y luego, fue a causa de su presentación en el Festival de Sitges que Ted y Bruce se pasaron por allí y, de esta guisa, tuve oportunidad de pedirles una firmita. Muy majos ellos. Cuando finalmente llegó a los estantes de nuestros video-clubs como "Lunáticos" cortesía de Columbia / TriStar, nada menos, la alquilé raudo y... me decepcionó. Pero eso pasaba siempre, así que no lo tengamos en cuenta. Es mucho más significativa la opinión que esputaré a continuación, con el visionado aún caliente. Ardiente.
Hank es un tipo raro. Vive encerrado en su apartamento porque, cada vez que intenta asomar un pie al exterior, sufre alucinaciones en las que ve arañas que quieren devorarle el cerebro o siniestros médicos encabezonados en operarle. De mientras, conocemos a Nancy, otra rarita sin demasiada suerte que, huyendo de un intento de violación, recala en los aposentos de Hank. Resulta que tienen en común su pasión por la poesía, así que se enciende una chispa... una que se verá alterada cuando la locura transitoria de uno y la "gafez" de la otra, propicie un momento violento y la huida de Nancy. Hank, megacolado como está, decidirá salir a la calle a recuperarla, aunque para ello deba enfrentarse a todos sus monstruos. Por supuesto, la peli termina en boda.
En un antiguo número de "Film Threat Video Guide", Josh Becker narraba lo mal que lo pasó el día que, asistiendo a un festival, antes de su película proyectaron un corto de tirón transgresor con un padre violando analmente a su hijo. La mitad del público salió corriendo, cosa que horrorizó al cineasta, entre otras razones porque, opinaba, el corto y su peli no casaban nada, siendo lo suyo algo mucho más ligero, inocente y alegre, calificándolo sin despeinarse de comedia romántica. Y sí, puede que eso sea "Lunáticos" (no olvidemos que en los USA lleva como subtítulo "A love story"), solo que un poco rara. Los dos protagonistas están lejos de ser galanes, en realidad se trata de la historia de unos inadaptados que se cruzan y conocen el amor. A ello hay que añadir todas las secuencias de efectos especiales a base de maquetas y un encantador stop-motion. Tampoco el elemento comedia es exagerado, pero está presente, sobre todo con las tendencias "slapstick" de Ted Raimi, y sirve para compensar los momentos más abiertamente dramáticos, que tampoco faltan. Con todo, y sin ser nada deslumbrante, la película funciona. Un pasatiempo limpio y amable con el que matar una tarde tontuna. Me gustó más de lo que recordaba... pero tampoco como para hacerme con el DVD (si existiera).
Sin embargo, a pesar de los logros del director y guionista Becker, la sombra de Sam Raimi sigue siendo muy alargada. Por ahí leí que alguien consideraba el film como la quintaesencia del cine del creador de "Evil Dead", apartando totalmente al autor real de la ecuación. ¡Injusto!. Da la sensación que con "Lunáticos", Josh Becker podría haber dado el salto a un cine un poco más estándar. Su peli, dentro de la modestia, no queda demasiado lejos de ciertos títulos "indies" más reputados. Pero no, no funcionó. Y el pobre hombre, desde entonces, se ha dedicado pues a rodar aquello que le dejaran, desde encargos ("Alien Apocalypse" telefilm con Campbell de protagonista), a productos casi de arte y ensayo ("Running Time", thriller en blanco y negro, recuperado y lanzado en Blu-Ray recientemente, desarrollado en una sola toma y, sí, con Campbell de prota otra vez) y cositas tan minúsculas que no han tenido repercusión (y en las que no vemos a ninguno de sus viejos camaradas. ¿Tal vez acabaron mosqueados? A veces me lo pregunto, de toda esta pandi, ¿quienes serían los que caerían mal y de los que el resto rajarían en privado?).
Además de los mentados, otros integrantes del clan Raimi que aparecen en "Lunáticos" son el compositor Joseph LoDuca y el hombre-para-todo John Cameron (que interpreta a Edgar Allan Poe, nada menos), uno de los menos conocidos pero activo desde los tiempos de los cortos de Super 8 pasando por, obviamente, la misma "Posesión Infernal", para la que abandonó sus estudios de cine en la Universidad de Nueva York donde, suponemos, conoció a los hermanos Coen. Tal vez ello motivara que Joel participara en el montaje del clásico de Raimi, e influyera en la carrera de Cameron, que tras sus escarceos con el grupito de Sam, se lió en serio con los hermanos judíos, co-produciendo algunos de sus títulos de mayor relumbrón.

sábado, 2 de abril de 2022

ARIZONA BABY

Hay mucha gente fascinada por la historia de Sam Raimi, Bruce Campbell y Robert Tapert. El grupito de colegas que crecieron como cineastas sin perder nunca su amistad, siempre de la mano. Sí, es muy bonito. Pero lo cierto es que a mi me fascina un poco más la relación de Raimi con Joel y Ethan Coen. Una fábula que se remonta a los tiempos en los que el primero andaba liado supervisando el montaje de "Posesión Infernal" y Joel asistía a Edna Ruth Paul en tales tareas. Luego, cuando los hermanos quisieron hacer su propia película (la muy recomendable "Sangre Fácil"), siguieron un poco la estrategia de su amigo y rodaron un trailer para convencer a posibles inversores, uno que contaba con protagonismo de Bruce Campbell himself (es feo que, luego, cuando facturaron la peli en sí, no le ficharan ni como secundario... pero lo pasaremos por alto) Y no olvidemos la primera colaboración oficial de los Coen con Raimi en la divertida "Crimewave (Ola de crímenes... ola de risas)" (donde surgiría el nombre de "Hudsucker", que los hermanos reciclaron para la misma peli ahora reseñada y, de forma más llamativa, su simpática-pero-poco-más "El gran salto") Con los años, unos y otros se harían un nombre en la industria. Raimi apostando por un cine abiertamente comercial, y los Coen por uno un pelo más autoral, que les valió mucho prestigio y, por supuesto, algún que otro Oscar. Pero la amistad de los cineastas siguió. Podemos ver a Raimi acribillado en "Muerte entre las flores" o a Campbell en una pantalla de televisión en la estupenda "Fargo". Según leí, el director de "Darkman" anda rodando un documental sobre los Coen que, dijo, terminará el día que uno de los dos palme.
Cuando Sam Raimi decidió apuntarse a un cine un poco más "serio", más "de personajes", lo hizo con una película nada desdeñable, "Un plan sencillo". Inevitablemente, por su condición de thriller, sus poso dramático y su ambientación nevada, recordaba un poco bastante a "Fargo". Sí. Es posible. Y pronto cayeron acusaciones de "copia" o "imitación". Lo que nadie parece ver, o querer ver, es que años antes los Coen se habían inspirado en el cine de su amigo, concretamente con "Arizona Baby". Así pues, el caso de "Un plan sencillo" estaba perfectamente justificado.
Que después de una peli tan "indie", tan "arty", reposada y relajada como "Sangre Fácil", Joel y Ethan Coen dieran el salto a cierto cine mainstream con una comedia desmadrada, loca y excéntrica como es "Arizona Baby", seguro les valió muchos palos de cierta crítica sesuda. No me extrañaría que incluso llovieran acusaciones de "vendidos". Todo es posible. Obviamente, vista hoy, está claro que "Arizona Baby" poco tiene de convencional. A pesar incluso de su mensaje "conservador" (la familia es lo primero) y su "happy end". Suerte que los Coen son los Coen, y abordan todo ello con cierta ironía.
H.i. es un delincuente de baja estofa que no para de entrar y salir de la cárcel. Hasta que un día se enamora de una policía. Deciden casarse y formar una familia. Pero ella no puede tener hijos, así que, ante el desespero, le mangan el bebé a un magnate que ha tenido nada menos que cinco... con el consiguiente y consecuente lío.
Está asumido y demostrado que el fuerte de los Coen es el thriller, porque cuando se meten en una abiertamente de risas les suelen salir irregulares, ninguna terriblemente mala, pero con distintos niveles de inspiración. Afortunadamente, "Arizona Baby" pertenece al grupo de las más acertadas. Como decía, destaca el dinamismo y la velocidad que gasta, con unas maneras de "cartoon" (el personaje de Nicolas Cage es casi la versión carne y hueso del Pájaro Loco. También están esas llamaradas de fuego en plan Coyote & Correcaminos que deja la moto del caza recompensas ... entre otras ideas) y, pues eso, los ya citados préstamos del cine de Sam Raimi, como los frenéticos steadycams (hay quien los cita como directo homenaje a "Posesión Infernal"... no se yo), la cámara subjetiva, planos aberrantes, bizarros y forzados, etc.
Añadan al caldo las clásicas "set pieces" de comedia puramente visual que los Coen hacen tan bien (y que abundaban generosamente en "El gran salto", siendo lo mejor de la misma). La parte intermedia del atraco al supermercado es de órdago. Pero hay más. Todas estupendas, muy conseguidas, y que le dan a la película un aire muy fresco, muy vivo, enormemente agradecido. Incluso los diálogos tienen un chorro de chispa, y hay chascarrillos que se te quedan grabados, como ese "Pues entonces, adelante!".
El reparto está cojonudo, del primero al último. Un Nicolas Cage casi irreconocible. Una guapísima, pero guapísima, Holly Hunter (aún fresca de su paso por "La quema"), haciendo de mujer inquisidora y agotadora en su deseo de tener prole. Un sensacional John Goodman (puede que sea lo mejor de la peli), acompañado de un pizpireto William Forshyte. La inevitable Frances McDormand como maruja insufrible y M. Emmet Walsh, repitiendo ambos con los Coen tras "Sangre Fácil", o Randall 'Tex' Cobb en su impagable parodia de un guerrero de la carretera propio de "Mad Max 2" (detalle que cobra todo el sentido cuando vemos a los hermanos, en una entrevista publicada en la revista "Fangoria", referirse a aquella como su película favorita de todos los tiempos. Ahí es nada)
Si algo saben hacer bien Joel y Ethan Coen es elegir canciones para la banda sonora. Lo han demostrado de sobras con "Sangre Fácil", "A propósito de Llewyn Davis" u "O brother!". Y aquí ocurre otra vez. El tema central, a base de banjo, aullidos y silbidos, es una delicia.
Como dato alternativo, señalar la posterior, curiosa y "exploitable" -al menos para el mercado nacional- aparición de una oscurilla película que llegó a nuestros estantes videocluberos con el muy evidente título -y una no menos parecida caratula- de "Motor Baby" ("Easy Wheels" en v.o.) En su época la ignoré. Y así ha sido durante décadas hasta que hace poco, y de modo totalmente accidental, descubrí que venía producida por Sam Raimi, Robert Tapert + Bruce Campbell y coguionizada por el hermano Ivan Raimi (hay quien sitúa a Sam también como responsable del liberto pero, a menos que se oculte tras seudónimo, en los créditos no figura como tal)
Lo dicho, "Arizona Baby" es una estupenda película, y una no menos estupenda comedia, muy recomendable.

sábado, 15 de mayo de 2021

HAIL TO THE DEADITES

"Hail to the deadites" es un documental que gira en torno a los fans de la saga "Evil Dead", es decir: "Posesión Infernal", "Terroríficamente muertos" y "El ejército de las tinieblas" (por entonces la serie ya andaba lista, pero aún no se había emitido). Nos muestra cómo viven intensamente su pasión y cómo se vuelven locos por acudir a las convenciones a por una firma, abrazo + charleta con Bruce Campbell o alguno de los integrantes del reparto de las tres pelis.
Confieso que la primera vez que vi el trailer, me entraron arcadas y dolores rectales. Sí, soy devoto y admirador del "Posesión Infernal" primigenio. Me atrevería incluso a usar la palabra "fan". Pero uno bastante racional. Es decir, tengo sendas ediciones de la peli, en dvd (la del libro de "Anchor Bay"), blu-ray o vhs, la veo varias veces al año, dispongo del póster original de la época, camisetas e incluso una figurita (entre otras pijadillas más)... pero para nada me considero uno de estos tarados que llaman "Ash" a su hijo, se tatúan el story-board completo de la trilogía, consideran que esta ejerce casi de cura para el cáncer, el tifus o la gonorrea, visten cual hombre-anuncio a base de parches y chapas o eyaculan si su brazo roza con el de Bruce Campbell (cosa que experimenté en su día -dos veces, Sitges 1991 / 1992-, así que puedo afirmar alegremente que, a pesar del gozo, no hubo corrida por mi parte). Y mucho menos me disfrazaría de ninguno de los personajes de los films para acudir a esos antros tan fascinantes como deprimentes llamados "Cons".
Así pues, si como documental "Hail to the deadites" es pasable, visible, como algo que me toca más en lo personal, profundo o espiritual, resulta bastante irritante. En serio, no creo que ese nivel de fanatismo sea saludable. No solo para las mentes de los practicantes, también para las películas en sí mismas. Cuando se sobre-explotan de este modo, se sobre-soban, sobre-lamen, sobre-adoran, sobre-analizan, sobre-merchandisingizan y sobre-todolodemás, creo que pierden algo. Se tornan como cachivaches manoseados, sin alma, sin misterio y sin magia. Así que poca gracia me hace ver como Tom Sullivan preside una pedida de mano entre dos mongers (que tanto rollo, tanta lágrima y tanta emocionalidad de saldo para, luego, durar solo un año casados) o cómo un tío de encías tan hinchadas como las mías, que dice parecerse a Bruce Campbell (ya le gustaría), llora cuando cuenta su encuentro con este. Incluso me avergüenza un poco compartir ciertas pasiones con semejantes especímenes.
Una vez leí que el fandom norteamericano tendía a "celebrar la mediocridad". No es que las pelis de la trilogía sean mediocres, ¡¡ ni por el forro !!, pero si lo entendemos como que semejante peña se flipa a niveles perturbadores por poco y, en ocasiones, directamente por nada, dejando la objetividad, la serenidad y el buen gusto bajo el felpudo, este documental es, en parte, buena prueba de ello. No me extraña nada que Sam Raimi se mantenga lo más lejos posible de semejante cristo (menos cuando toca promocionar algo para sacarles pasta, claro).
Al final, lo único inteligente que se dice en todo el mamotreto sale de boca de Chris Alexander, ex-editor de "Fangoria", "cineasta" semi-amateur y ególatra descontrolado, quien opina que el fandom de "Evil Dead" se divide en tres, dependiendo de cual consumiste primero. Es algo que he comprobado yo mismo y tengo claro. Considerando que en nuestra tierra no hubo un fandom del horror genuinamente ruidoso, "masivo" e incluso mediático, hasta unos años DESPUÉS del estreno de "Terroríficamente muertos", esta es la que suele llevarse casi todas las simpatías y admiraciones. En mi caso, nací como aficionado al género con la primera, la original, la mejor, aquella en la que se suponía que "Ash" la palmaba al final (¡gloriosa y traumática mentira!). Y ahí me quedo. Contento, orgulloso, tranquilo y SOLO.
Los fanes más recalcitrantes que no se me acerquen demasiado, gracias.

jueves, 6 de noviembre de 2008

MI NOMBRE ES BRUCE (CÓMIC)

Como parece que la película en la que se basa este cómic va a tardar en llegar a nuestro país, vamos con lo que sí ha llegado. El argumento trata el secuestro de Bruce Campbell (el actor) por parte de los aterrados vecinos de un pueblo tomado por engendros demoníacos. Concretamente, la idea es de un joven fan que idolatra al Sr. Campbell, y que llega a creer que se mide el lomo con demonios días si y día también. Al pensar que todo es un regalo por su cumpleaños de parte de su agente, Bruce lidera al grupo de asustados pueblerinos. Pero claro, en cuanto muere el primer vecino delante suyo, sale el cobarde que todo actor tiene dentro, y que tan bien clava Bruce Campbell en "Posesión Infernal".
El desenlace es previsible, finalmente Bruce decide armarse de valor y acabar con los demonios. Lo hace sí, pero con ayuda de su fan numero uno y de la madre de este. Mención especial merece el diálogo que ocurre en la lucha final, cuando el fan incondicional va dándole "recetas" de como matar demonios basadas en sus películas anteriores.
Espero que la película tenga mas chicha porque el cómic, de escasas 24 paginas, te lo lees en un suspiro.

miércoles, 1 de agosto de 2018

EL BLU-RAY DE "POSESIÓN INFERNAL"

No estoy seguro de por qué no había comprado aún el Blu-Ray de "Posesión Infernal". Seguramente consideraba que ya la tenía en demasiadas versiones (DVD español, DVD inglés, DVD yanqui de super-lujo. VHS español. VHS ¿Holandés?. Grabada de la tele en castellano, catalán e incluso en versión censurada) y no hacía falta ninguna más. Y menos una que había sufrido retoques digitales hasta el extremo de borrar uno de los fallos más míticos de la película: Cuando al principio el coche cruza el puente y a la derecha de la pantalla vemos al productor Robert Tapert, ahí de pié mirando tan pancho. En cualquier caso me percaté de que lo que me faltaban eran versiones descargadas para poder meter en un pendrive y llevar a cualquier parte, así que busqué, di con un ripeo del blu-ray y lo bajé. Un día de muchos me senté a verlo y... ¡¡rediez!!, quedé completamente fascinado por la buena calidad que destilaba la imagen. No me entiendan mal, ¡me encanta mi ripeo del VHS original con sus rayotes y su grano! Pero coño, es que esta versión higienizada resultaba casi hipnótica en su claridad. Los 16mm cantaban más que nunca, los detalles, el color... todo era excepcional. Te hacía la experiencia más cercana, más espiritual. Así que comencé a plantearme muy en serio comprármela legalmente. Creo que fue editada justo cuando se estrenó el pasable pero intrascendente remake de Fede Álvarez, por aquello de aprovechar el tirón, así que indagué por ahí y el único sitio viable donde la localicé fue en la estupenda web de Amazon. A un precio razonable, 12 euros más gastos de envío. La pillé. Eso sí, dudando si obraba sabiamente o pecaba de papantas.
Nada más recibirlo, lo puse en mi reproductor y le di al "play". A diferencia del dvd de "Manga Films", la presente versión no cuenta con el doblaje antiguo. Y el nuevo es un mierdote. Pero bueno, a estas alturas me dio igual. Creo que la vi en v.o.s.e., entera, deliciosa como siempre. Tocaba darle caña a los extras, convencido como estaba de que solo habría lo mismo que había visto ya mil veces. ¡¡Qué iluso!!. El documental oficial que contiene, sobre la confección de la película, es increíble. Probablemente el mejor que me he zampado nunca. 
Curiosamente, aunque no cuenta con la presencia de Bruce Campbell -que se suele apuntar a un bombardeo en cuanto a "Evil Dead" se refiere-, ni la de Sam Raimi -este nunca se apunta a nada... o casi nada, como veremos después-, sí agradecemos la presencia de personal menos habitual, como el productor Robert Tapert, erigido en el rol de voz representativa -y que se enrolla muy generosamente-, el reparto femenino principal o el cineasta Josh Becker, que fue "chico para todo" durante el rodaje. Y luego encontramos algunos rostros conocidos de fans, destacando el de Eli Roth. Me identifiqué mogollón con sus anécdotas, sensaciones e impresiones. Y, en general, durante el visionado de todo el pitote sentí un subidón de adrenalina brutal. Un ataque de jovialidad descontrolada, de esos que casi te hacen saltar las lágrimas con todas aquellas historias, batallitas, anécdotas, movidas y demostraciones de amor hacia la mejor película de terror de todos los tiempos. Sí amigos, fui una persona extremadamente feliz. Y aún quedaban más extras por descubrir.
La otra joya de la corona ya la conocía, "The Evil Dead: Treasures from the cutting room floor", la cojonuda idea de coger todas las escenas descartadas, o tomas falsas no necesariamente graciosas, y montarlas siguiendo el orden narrativo de la película. El resultado, que se alarga una horita, es absolutamente gozoso y un "must" para cualquier fan del "Evil Dead" original. Te permite verla desde una óptica distinta, casi como si formaras parte de ella.
En el apartado de audiocomentarios nos encontramos con la gran sorpresa: Sam Raimi. Por fin el muchacho se digna a participar en algo con respecto a su película primigenia. Algo que no lo motiven los dineros, como sí ocurría con la serie televisiva, en la que comenzó a soltar pamplinas durante la promoción como si fuese la gran obra de su vida, cuando en más de una ocasión casi ha echado pestes de ella ("Me gustaría haber hecho 'Ciudadano Kane', pero hice 'Posesión Infernal'" dijo en una oportuna ocasión, justo durante su integración en el mainstream). Por un momento temí que sería igual de soso que el puto audiocomentario que hizo para la edición de "Anchor Bay"/"Manga Films". Sin embargo, y por fortuna, no es el caso. Aquí se suelta la lengua a gusto, acompañado por sus inseparables Tapert y Campbell. Más que comentar la película in situ, esta sirve de fondo para una charla en la que repasan su confección, especialmente en lo referente a la pre-producción o la posterior búsqueda de distribución. La verdad es que es genuinamente difrutable.
El otro audiocomentario es un rato original. Te pones la peli, tal cual, y mientras la vas viendo van apareciendo en un pequeño recuadro personalidades del horror que comentan cosas de una escena concreta o de la peli en general. Stuart Gordon, David Slade, Brian Yuzna o Alexandre Aja son los rostros más destacados. Les acompaña poniendo la gota personal Scott Spiegel, co-guionista de "Terroríficamente muertos", director de "Intruso en la noche" y miembro del clan superochero que formaba junto a Raimi, Campbell y cía.
Completan el catálogo de extras una curiosa y entrañable prueba de maquillaje rodada en súper 8, donde veremos la putrefacción de un rostro mediante plastilina y el efecto de la sangre chorreando por la pantalla. El pase de la película en un cine al aire libre, introducida por Bruce Campbell, Ted Raimi, Tom Sullivan, el menos habitual Richard de Manincor/Hal Delrich y el trío de chicas al completo. Sortean dvd´s e interactúan con el público liando uno de sus habituales espectáculos. Y, finalmente, el único extra reciclado de las ediciones de "Anchor Bay"/"Manga Films", la interesantísima historia de cómo los gerifaltes de "Palace Video" descubrieron el film, decidieron distribuirlo y los problemas que les ocasionó.
Ni falta hace decir que me siento mazo de contento de haber pillado el Blu-Ray de "Posesión Infernal". Fue todo un descubrimiento. No sean ilusos como yo y háganse con uno. Totalmente recomendable no solo para fans del universo "Evil Dead" o del terror en general, también para cualquier aficionado al séptimo arte con un mínimo de buen gusto.

jueves, 20 de enero de 2011

EVIL DEAD: THE MUSICAL

Perdonad si soy pesado, pero es que aclarar esto de entrada es importante. Os podría evitar la chapa diciendo que fueráis AQUÍ y os empaparáis antes, pero dado que sois una panda de vagos y seguro que no me hariáis caso, pues ala: Soy de la opinión que el primer "Evil Dead", o "Posesión Infernal", es un film rematadamente serio y terrorífico cuyos elementos de humor son involuntarios. Y Bruce Campbell opina igual que yo. El tono -este sí- voluntariamente coñón de la segunda parte (normalmente más apreciada) y especialmente de la tercera, han "ensuciado" mucho el espíritu de la original, rodada por una panda de jovencitos entusiastas precariamente y con la única idea de asustar a la audiencia. Me CABREA que aún haya gente que no entienda eso, básicamente porque ADORO "Posesión Infernal" y creo que es la MEJOR peli de terror de la historia. No así sus secuelas, aunque la segunda me parezca también muy gozable y la tercera básicamente divertida.
Es por ello que la idea de un musical basado en "Evil Dead" me aterraba. Para mi era como "más leña al fuego". Otra muestra de lo equivocada que está la plebe asumiendo que a la franquicia le pega convertirse en musical porque desde siempre el humor ha estado asociado a su razón de ser. ¡¡No, no y no!!. Justamente uno de sus responsables, haciendo gala de una cuantiosa ceguera, está convencido de tan errada idea (¡¡idiota!!).
Sin embargo, y a pesar del peligro, decidí echarle un vistazo y me agencié la copia de un dvd promocional que rula por ahí gracias a un contacto que tengo en los USA. ¿Resultado?, sería absurdo negar que lo he pasado muy bien.
Olvidemos lo de que "Evil Dead 1" no tiene humor -voluntario- y bla, bla y centrémonos en el hecho de que el musical es una simple y llana parodia. Y lo es!, ya que entre su catálogo de bromas hay muchas referencias a las mismas "carencias" técnicas y narrativas de los films. Sobre todo lo segundo. En realidad el argumento de la obra es una curiosa mutación de "Evil Dead 1 y 2". Es decir, de las dos que se desarrollan en la cabaña. De la tercera solo toma algunas frases del personaje de Ash/Bruce Campbell, pero poco más. Está partida en dos actos, el primero es más deudor de "Posesión Infernal" y el segundo de "Terroríficamente muertos". Lo realmente curioso es ver cómo solucionan algunos de los aspectos más notorios de los dos films encima de un escenario, y hay que decir que, gracias al humor que está presente continuamente, no salen demasiado mal parados. Está resultona la cosa. Incluso hay algo de sangre y algún gag directamente gore.
Afortunadamente todo parido desde el respeto y el cachete afectuoso. Que duda cabe que los que más disfrutarán de "Evil Dead: The musical" son los fans de la saga. Incluso aquellos que opinan como yo respecto a la peli madre. Los autores de la obra saben que juegan con un material bien jugoso, y si por un lado construyen inspirados gags que se ríen de los films (destaca el dedicado a uno de los personajes más segundones y casuales de "Evil Dead 2", puesto ahí únicamente para ser poseído y morir), por otro recrean momentos álgidos que despiertan los entusiastas aplausos de una entregada audiencia que participa totalmente del show (pero sin llegar molestar) incluidos guiños a Campbell y a Raimi, directamente.
El catálogo de frases, posturitas y actos heróicos del personaje de Ash es abrumador y funciona como un reloj Suizo a la hora de empujarte a saltar de tu silla y comenzar a aplaudir o berrear. Imaginaos el momento en que convierte su amputada mano en la sierra mecánica... el teatro se viene abajo!!!. Está claro que ver esto en el lugar adecuado debe ser toda una experiencia altamente disfrutable.
Las canciones son bastante chulas y pegadizas, además de contar con divertidas letras. Los actores se lo curran notablemente, no es que canten de maravilla, pero cumplen, especialmente la chica del sótano -un torbellino- y, obvio, Ash, que se deja la piel. Mención especial merece el ciervo hablador, muy coñero (básicamente un puppet de lo más cutre).
Pues sí, aparcando un poco manías personales, debo reconocer que "Evil Dead: The musical" está muy divertido, muy curioso, es bastante entretenido (aunque, repito, en un teatro fijo que pasa volando) y merece verse, sobre todo si eres fan de alguno de los tres títulos o de la franquicia al completo.

domingo, 28 de septiembre de 2014

MOONTRAP, TRAMPA EN LA LUNA

Nos encontramos ante uno de esos típicos "hits" videocluberos que se daban mucho en los tiempos en los que estos eran el principal centro de ocio de la raza humana. Films normalmente modestos pero con el gancho suficiente para ser lanzados "a lo grande" y, por ende, alquilados con voracidad. Yo mismo fui uno de los que picaron... y además con doble interés, porque en su reparto figuraba, en rol estelar, un joven Bruce Campbell, quien no necesita presentación alguna por estos parajes. Sin embargo, y como creo que es ya una fea costumbre, me sentí profundamente decepcionado. Ello no ha sido óbice para que, un buen puñado de años después, y tras leer a fondo sobre ella en una revista especializada de la época, me dieran unas irrefrenables ganas de revisarla.
Unos astronautas de rutina laboral por el espacio se topan con una enorme nave de origen desconocido. Dentro, localizan un cuerpo humano momificado y una cosa que parece un puñetero melón. Al llegar a la tierra, el aparente fruto despertará y en plan "bricomanía" se currará un robot asesino con ayuda del cadáver y un porrón de piezas de laboratorio. Los chicos lograrán derribarlo. Como consecuencia de semejante misterio, serán lanzados de nuevo al espacio, esta vez en dirección a nuestro satélite, pa que desentrañen la movida y se enfrenten a hordas de robots malvados y maquetas mil.

"Moontrap" suponía la niña de los ojos del equipo que la confeccionó. Todos ellos venían del terreno los efectos especiales y/o la publicidad y se morían de ganas de aplicar sus conocimientos técnicos a un largometraje propio de ciencia ficción. Arropados por la "Shapiro Glickenhaus Entertainment", de la que hablamos hace no mucho, tiraron adelante el que era, sin dudarlo, un proyecto demasiado ambicioso para los medios con los que contaban... algo que, desafortunadamente, les acabó pasando factura en todos los sentidos.
No se puede negar que el arranque de la película resulta genuinamente interesante, la cosa de entrada nos plantea un gancho infalible con todo el cristo este de cyborgs homicidas escondidos en la luna. Pero el verdadero problema llega cuando los astronautas se largan hasta allá. Lo escaso de la cuenta bancaria a disposición canta más que una almeja. Que sí, que los efectos especiales están potables, ingeniosos, a base de maquetas, mate paintings y sets limitaditos, pero no alcanzan para todo aquello que sus perpetradores quieren contarnos.
Por ello, tiran de veta a base de lo infalible: paseos. Paseos por la luna. Ahora voy aquí, ahora voy allí, entre medio los protas no pueden evitar tomárselo todo un poco a chota soltando chistecillos varios, como si tal cosa, a pesar de la retahíla de hechos insólitos y sorprendentes de los que son testigos.
Para aligerar un poco la cosa, de vez en cuando aparecen monstruos amenazantes contra los que los héroes se enfrentan con la poca gracia que la escasez de todo puede ofrecer. Planos cortos y rápidos, actores reaccionando sin demasiada naturalidad y, muy rara vez, compartiendo cuadro con las criaturas. Además, cuelan en la trama a una chica guapa que se desnudará absurdamente en pleno caos/trauma para contentar a la audiencia juvenil (nota: el ripeo que rula por internet no incorpora la artificiosa escena de folleteo ¿?). Igual que el cadáver momificado del principio, esta moza se supone humana. Unos humanos que viajaron hasta la luna hace 14.000 años, nada menos. OK, la idea mola, muy enigmática, pero... ¿cómo es ello posible?, ¿eran viajeros del tiempo?, ¿por qué?, ¿de qué manera?... pues bien, olvídense de dar con una respuesta satisfactoria porque "Moontrap" pasa un cojón de aclarar el asunto. Así, por la patilla. A esto hay que añadir unas pocas incongruencias científico-tecnológicas más y que se saltan algunos trámites narrativos quizás no genuinamente necesarios, pero que en una peli de mayor presupuesto hubiesen sido explotados por la mera excusa del espectáculo visual. Por ejemplo, el viaje a la luna se limita a un encadenado. Y no me vengan con la economía narrativa... mejor llámenlo economía ahorrativa.
Total, que "Moontrap, trampa en la luna" acaba convertida en un producto mediocre que no cumple con lo que prometía. A veces es mejor intentar no apuntar tan alto o te puede pasar lo que a esta peña, que una serie de buenas ideas, de atractivos conceptos, terminen por ser trasladados a la pantalla sin la suficiente fuerza y sosainamente. ¡Qué desperdicio!.
En cuanto al personal implicado, y dejando de lado al entrañable pero limitado Bruce Campbell (digámoslo alto y claro, no puede ir más allá de las 45 muecas de su repertorio), encontramos de protagonista a un nombre de peso para los seguidores de la ciencia ficción, Walter Koenig, es decir, el "Chekov" del "Star Trek" original (inevitable guiño al comienzo de la peli con este parodiando los monólogos del "Capitán Kirk") quien, como les ocurriera a Tom Sizemore y William Forsythe en sus incursiones en el terreno de la serie B/Z, no da demasiado el pego como héroe, ni como hombre que despierte pasiones en una mujer (por mucho que lleve 14.000 años sin echar un quiqui). Ella era la televisiva Leigh Lombardi, que desde el 2002 no da señales de vida.

Tras las cámaras, dirigiendo, tenemos a Robert Dyke que había currado en los FX de películas como "Terroríficamente muertos" (ahora sabemos dónde conoció a Campbell!) -suyas son las cantosas maquetas, que se noten falsas no es culpa suya sino del Sr.Sam Raimi- o "Big Foot y los Henderson". "Moontrap" era su debut y tardaría un porrón de años en volver a dirigir. Este 2014 estrena una cosa titulada "Liquid Red" y para el 2015, ojo al dato, ya tiene en plena pre-producción "Moontrap: Target Earth", la inevitable secuela-que-en-realidad-es-un-remake (con una trama de lo más extraña: "Una cineasta comienza a creer que sus películas fantásticas son en realidad una crónica de su  futuro") y que, a pesar de haberse activado ahora, llevaba ya años en cartera. De hecho, poco después del lanzamiento de la original se anunciaron sendas
versiones de una segunda entrega. La primera iba a producirla nuevamente "Shapiro Glickenhaus" y con el título de "Moontrap 2: The pyramids of Mars" intentaba churrupetear del -entonces- reciente éxito de "Desafío Total". Un año después, más o menos, vuelve a anunciarse el proyecto, con idéntica intención explotadora, solo que ahora "Shapiro Glickenhaus" se ha retirado y la compañía que acarrea con la culpa no es otra que "Double Helix Films", en cuyo poco lustroso curriculum destacan las chusco-secuelas de "Sleepaway Camp". La cuestión es que entonces el tema no prosperó por ningún lado, aunque dejó pa la posteridad sendos cartelillos que gustosamente les cuelo en esta humilde reseña.

viernes, 28 de enero de 2011

VAMPIROS A LA SOMBRA

Cuando descubrí esta película hace un par de semanas (porque les aseguro que no tenía ni pajolera de la existencia del producto), pensé en como era posible que no supiera nada de una película sobre vampiros, protagonizada por un Bruce Campbell post-TERRORIFICAMENTE MUERTOS, y David Carradine, que además está dirigida por Anthony Hickox, y que para mas inri, se editó en España. O yo no estoy muy en la onda, o es que la película pasó totalmente inadvertida. Me decanto por lo segundo. Porque sinceramente, la peor película que he visto en los últimos años, probablemente sea esta. Y en el mal sentido. Así que no se dejen engañar por el prometedor, “Cool” y actual cartel, porque esto es una ponzoña insoportable, cosa esta que también intuía por el cartel, y mi total desconocimiento del producto.
Para escapar de la tentación de la sangre humana, un grupo de vampiros se instala en un pueblo a tomar por culo de todo, que se llama Purgatorio. Sobreviven a base de sangre artificial que ellos mismos fabrican, y se protegen del sol con enormes sombreros, gafas de sol y protección solar.
Un día llegan al pueblo una familia humana, que a priori no sabemos a que van, pero el pueblo entero sabe de la existencia de la familia, y mas avanzada la película, llegará un torpe Van Helsing, que ni tan gracioso, ni tan torpe.
Menuda basura inmunda. No hay nada peor que una comedia que se las quiere dar de ingeniosa, y lo único que consigue del espectador son terribles bostezos.
La acción está en “stand by”, hasta ¡¡¡La hora y cuarto de película!!! en la que parece que por fin pasa algo, pero hasta entonces, sub tramas totalmente intrascendentes y un Bruce Campbell totalmente contenido en un personaje que pide desmadre a gritos. Carradine hace las veces de malo de la función, apareciendo también cuando la película está ya mas que avanzada. Es una película totalmente prescindible, porque no tiene nada absolutamente. Nada que podamos salvar.
Una mierda, en definitiva.... y además tiene una factura tecnica impecable... que no los F/X.
Hickox, es el responsable de cosas como MUSEO DE CERA y HELLRAISER III, por decir las mas conocidas.

martes, 27 de noviembre de 2018

INVALUABLE: THE TRUE STORY OF AN EPIC ARTIST

Según el traductor de Google, invaluable vendría a significar inestimable. Y ese es el adjetivo con el que Sam Raimi describió al hombre que se encargó de la mayoría de los efectos especiales (sobre todo los de maquillaje, prótesis y demás, aunque ayudó con el stop-motion) en "Posesión Infernal". La primera, la original, la mejor, como dice la mismísima Betsy Baker, alias "Linda", la novia de "Ash". Claro que Raimi esputó tales declaraciones a inicios de los años 80, durante la promoción del film. No es algo que haya comentado recientemente, porque todos sabemos lo poco que le mola implicarse en nada que tenga que ver con su ópera prima, salvo cuando se trata de estirarla como un chicle para sacar algo de dinerito (véanse los estimables pero no memorables remake y serie de tv). Algo muy respetable... aunque tampoco le costaría nada tirarse al rollo cuando buena parte del resto de los implicados sí lo hacen. Gente como Bruce Campbell, el hermano Ted Raimi y el resto del reparto, más otros nombres semi-conocidos y habituales de ese universo tan fascinante como patético que conforman las convenciones de cine, Scott Spiegel y Josh Becker. Todos juntos y revueltos asoman el careto por  "Invaluable: The True Story of an Epic Artist", documental centrado en la persona de Tom Sullivan, artista, ilustrador y eventual mago de los FX.
Es muy jodido ser tan fan de la peli original como soy yo y decir algo malo de "Invaluable". De hecho, es imposible. Primero porque es un muy buen documental y notablemente entretenido a pesar de aproximarse peligrosamente a las dos horas de duración. Y segundo... pues bueno, es que salta a la vista. Se trata de un viaje ultra-nostálgico y algo melancólico a lo que supuso para esta pandilla parir aquella pequeña película que acabaría convertida en incunable. Desde los primeros tanteos con el Súper 8, hasta el estreno. Sullivan nos hace de guía turístico por aquellos lugares que sirvieron de plató. Acuden a los restos de la cabaña (con la chimenea y el agujero del suelo que se suponía la entrada al sótano como último reducto de lo que una vez fue), a los bajos del casoplón de la familia Raimi donde se rodaron todas las secuencias del mentado sótano, la casita que el equipo alquiló para dormitar durante el rodaje, partes del bosque donde se filmaron escenas completas. Etc. Y justo cuando ya estás con los ojos empañados, no se le ocurre otra cosa a Sullivan que, primero, desempolvar atrezzo (máscaras de poseídos, pedazos del Necronomicón, piernas y manos cercenados.... algo a  lo que contribuye el hermano de Bruce Campbell mostrando el fusil original usado para cazar demonios) y, seguidamente, nos cuenta cómo su mujer le dejó, falleció en un accidente y la lógica depresión de caballo casi suicida que pilló y de la que únicamente le salvó saber que "Posesión Infernal" era adorada por miles de personas que acudían a convenciones donde deseaban poder conocerle para pedirle su estampa. Sí, un auténtico alegato a favor de esa clase de concentraciones repletas de viejas glorias (en un momento dado vemos a Christopher Lloyd) y personajes oscuros ligados a films de culto.
También se habla de "Terroríficamente Muertos" y algo menos de "El ejército de las tinieblas". Pero indudablemente el segmento más importante, y más ameno, va dedicado a la peli que dio el pistoletazo de salida.
Curioso enterarse que Raimi estaba enrollado con Ellen Sandweiss. Y divertido ver a Hal Delrich/Richard DeManincor repetir frases de su inolvidable "Scotty".
Altamente recomendable.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

EVIL DEAD: UNA VERDAD INCÓMODA

Recientemente me enteré de que el mediocrísimo cineasta (o, mejor, videoasta) Doug Sakmann había puesto en marcha una versión porno del flamante y maravilloso clásico del horror moderno "Evil Dead", titulado acertadamente "Evil Head". El caso es que en su teaser podemos ver imágenes que recrean situaciones de la primera película de Sam Raimi, pero cuyo tono está más próximo a su famosa segunda parte, "Evil Dead 2: Dead by dawn". Semejante tontería me ha dado en que pensar.
Es casi una obligación para cada cineasta que debuta en el género terrorífico hacerle un homenaje a "Evil Dead". Valgan títulos al azar como "El libro del mal", “Demon Wind” o "Frostbiter: Wrath of the Wendigo". Sin embargo, esos guiños están versados muy claramente en la comedia porque se tiende a pensar, y a un nivel preocupantemente amplio, que "Evil Dead" es una película voluntariamente humorística (aunque sutilmente), lo que para mi es una idea muy equivocada. Me explico.
El que la saga en cuestión se asocie hasta cierto punto al cachondeo, se lo debemos esencialmente a la segunda entrega (y no digamos la tercera!!). Muchos de los atributos asociados a las correrías de Ash/Bruce Campbell, tales como el tono de dibujo animado, las muecas del protagonista, el desfase visual, el ritmo acelerado, los monstruos de tebeo, etc, etc, pertenecen, sin ninguna serie de dudas, a "Evil Dead 2". Siempre he defendido que la primera parte, y así lo sigo creyendo, es una película de genuino miedo (mientras que la segunda es de sustos, y aunque parezca una tontería, para mi ese es un detalle de peso), el humor es totalmente involuntario, y único fruto del exceso sanguinolento. Nos reímos porque nuestros ojos no pueden creer la sarta de barbaridades a las que Raimi y los suyos nos exponen, pero en ningún momento a causa de un efecto cómico buscado por los mismos. Es más, nos reímos incluso, y con mucho cariño, de su maravilloso cutrismo amateur, resultado de la -entonces- limitada capacidad del equipo técnico... equipo este que se tomó muy en serio su trabajo.
A libros como "The Evil Dead Companion" me remito. En ellos se explica claramente que Raimi y su gente, en su santa ingenuidad (eran jóvenes y en sus verdes carreras aún no había sitio para desarrollar un estilo o tendencia claros), venían de hacer cortos cómicos en Super 8, jamás asociados al horror, y cuando decidieron debutar en el largo, con una del género que más nos gusta (y la decisión fue tomada por cuestiones mercantiles, nada de afición), se pusieron a ello con el único fin de dar al público cuanto más, mejor, tomándose muy a pecho su labor, pues el fin de la misma era hacer un producto perfectamente vendible en el mercado standard. No había lugar para el sarcasmo, o el cinismo, y así lo entendí yo de crío cuando la vi como "Posesión Infernal" y pasé un acojone tremendo. Os juro que no me reí. Y desde entonces, vivo un apasionado romance con ella.
"Evil Dead 1" es feísta, cruda, oscura, de ritmo mas bien pausado, habla del eterno sufrimiento de unas personas en una noche tormentosa, y el imberbe Campbell aún no había desarrollado su famoso catálogo de muecas, es más, en la peli está deliciosamente soso. Entonces, ¿a santo de qué se le suele asociar tanto la comedia al debut de Raimi?. Supongo que es más fácil volcarse al carnaval de "Evil Dead 2", que es una peli que me encanta, pero no le llega a la altura del betún a su predecesora.
Así pues, a ver cuando alguien se aclara y si afirma hacer un homenaje a "Evil Dead", que no recurra a cosas como la sierra mecánica (que en la peli madre prácticamente ni la usan) en el muñón de Campbell, su histrionismo o el abuso de steadycam, que, como decía, son aspectos clave en la secuela (más ejemplos: el tono guasón de “Evil Dead, the musical” o los videojuegos basados en la franquicia). En "Evil Dead" Ash no era ningún héroe, solo una víctima más (y al final moría, no lo olvidemos... o esa es la impresión que nos quedó a los que la vimos en la época, dejándonos una sensación amarga que le iba ni que pintado al tono general del film).
Está claro que los hay que entienden la jugada. El mismo Peter Jackson siempre ha citado a "Evil Dead 2" como referente, y de ahí su predisposición a la comedia en obras tan visualmente deudoras del Raimi de la buena época como "Bad Taste" o "Braindead", pero no se trata de un caso generalizado. Es más fácil y cómodo equivocarse.

sábado, 26 de julio de 2025

ICEBREAKER

Lo peor que podía pasar con "Icebraker" es que fuese el anodino producto plano y sin alma que parecía, a pesar de los suculentos elementos ahí dispuestos y que, inevitablemente, me llamaban con la misma insistencia que las sirenas a "Ulises": una imitación videoclubera de "La jungla de cristal" (y su secuela, por aquello de la nieve) en la que, A, Bruce Willis venía sustituido por Sean Astin, quince años después de "Los Goonies" y dos antes de ser rescatado por Peter Jackson para "El señor de los anillos", como poco convincente héroe y, B, el "Hans Gruber" de chichinabo lo encarnaba nada menos que un Bruce Campbell llamativamente rapado al cero. Arropados ambos por Stacy Keach como padre millonario y autoritario que se opone a que su hija pija se case con el personaje de Astin, un "loser" dispuesto a demostrar su valía (ya saben, un rollo muy yanki). Sustituyan al "Nakatomi Plaza" por una estación de esquí y, epa, ya la tenemos liada.
Lo que yo decía, ¡¡tentador!!. Y piqué, y la vi y... en fin, es un puto ascazo tener razón (casi) siempre pero, sí, "Icebreaker" ha resultado ser justo aquello que más temía, la peor forma de arte imaginable: una nadería. Cero. Papel mojado. Ni tan siquiera es útil como producto risible, a pesar de que los papanatas de "RiffTrax" la sometieran a uno de sus ejercicios de humillación arrogante. Deben ser buenos en lo suyo porque, de verdad, no sé qué se puede ridiculizar de esta película. Vale sí, algo hay, aunque sigue siendo demasiado poco. Entre ese poco quizás esté el extraño nombre del guionista... es decir, el que aparece en pantalla, Hasso Wolfe Wuerslin, porque según me informa mi servicio de espionaje (osea, "Imdb") el libreto lo firmó el mismo David Giancola que dirige la película. No sé, tal vez prefería ocultarse tras seudónimo... ¿por vergüenza? dudoso, porque entonces habría hecho lo mismo en su función de director y no es el caso. Ya que hablamos de él, remarcar que comenzó a despuntar en 1989 con el cortometraje "Will Eisner's the Spirit: Ten Minutes" basado en el famoso comic. Ganó premios y tal, pero la cosa no terminó de despegar pues acabaría a los mandos de películas como "Time Chasers" (ciencia ficción barata también ridiculizada a posteriori por "RiffTrax"), "El ojo de la ley" (una de acción con protagonismo de Burt -el "Robin" de los 60- Ward y Miles O'Keeffe según guion nada menos que de Brett Piper, todo un astro del cine de género porculero como verán si le dan al enlace respectivo), una de catástrofes a bajo coste, "Tormenta eléctrica" (con un Jesse Eisenberg aún verde) y la comedia a mayor gloria de Anna Nicole Smith y sus tetas gigantes "Illegal Aliens", cuyo desastroso rodaje dio para un documental-paja del propio David Giancola donde David Giancola nos explica lo jodido que fue para David Giancola hacerla, "Craptastic!" se llama (algo así como "Basurástico!"). ¿¿Una especie de respuesta / justificación por parte del cineasta a las continuas guasas a las que su labor era sometida por los de "RiffTrax"?? Todo es posible en américa.
Una avioneta que transporta plutonio para su venta al mercado negro cae en medio de un monte nevado. El terrorista que iba a adquirir la radioactiva chuche va en su busca. Para hacerlo más "interesante", secuestra al personal de la estación de esquí ahí dispuesta, salvo a uno de sus empleados, quien se encargará de salvar la papeleta, especialmente motivado porque su prometida -y su suegro- anda entre la peña retenida.
Pues eso. Alguna explosión, bastantes escenas de "snowboard" (supongo que era tendencia entonces), mucho tiroteo, una violencia muy tamizada y escuetos intentos de comedia voluntaria de esos que dan vergüenza ajena. De la mayoría se encarga un tal John James como excéntrico y atolondrado "redneck" local. La cuestión es que la película tampoco es un cero absoluto en cuanto a elementos para entretenernos y emocionarnos, sin embargo, la sensación es la de estar viendo un drama telefílmico de domingo por la tarde. ¿Cómo es ello posible? Ni idea, pregúntenle a Hasso Wolfe Wuerslin, tal vez él lo sepa.

sábado, 5 de agosto de 2023

POLICÍA DE ACERO

Madre mía, madre mía, de lo que ayer noche fueron testigos mis ojos no tiene nombre. Pero más por el cómo que por el qué. Dejen explayarse a esta sucia boca.
Así de entrada, mirada por encima, "Policía de acero" no sería más que otra imitación de "Robocop" parida en plenos años 90, 1995 para ser exactos. Es decir, ocho después del clásico de Paul Verhoeven. ¿Por qué tan tarde?. Y digo "Robocop" a conciencia, pues no hay ninguno de los restantes referentes expoliados recurrentes en esta clase de subproductos. Es decir, ni "Terminator", ni "Mad Max 2", ni nada semejante. Aquí el hurto comienza y acaba con "Robocop", solo que yendo por la estrategia fácil, cambiemos a Peter Weller por una chica rubia de buen ver. El resto, casi idéntico, con escenas que incluso rozan la línea de lo legal cual un Bruno Mattei cualquiera.
Hay un grupo de moteros malvadísimos comandados por un sobreactuado Richard Grieco de "look" ultra macarra. Entre ellos se ha infiltrado una churri policía. La descubren y se la cepillan (sin hacerle demasiados desperfectos). Un científico convence a la alcaldesa que puede coger el cadáver y revivirlo mediante suero para convertirla en una super-policía. Proyecto "Lázaro" lo llama (¿no había un nombre menos trillado?). Así que proceden. La rubia sufre una crisis de identidad cuando descubre que ha vuelto de la muerte y, tras escenas de drama chusquero, se hace a la idea de que es una "superhéroa", se viste como tal, con mucho negro, incluso lleva una máscara que le cubre la mitad de la faz y, enga, a meter piruetas, matar malos a base de posturitas guapas y, por supuesto, vengarse de Don Grieco, que se hace tarde.
Por una vez los distribuidores patrios tuvieron suficiente ojo para rebautizar al film con fines clarificadores. En inglés se titula, muy farragosamente, "The Demolitionist" (difícil de mentar, "demolishionis", "La demoledora". Hay una escena en la que la califican de "Demo" y queda muy chanin, así tendrían que haber titulado la peli, o "Demo Cop" si me apuran), y en las Españas pues "Policía de acero", en evidentísima referencia a nuestro querido madero de hojalata.
Claro, tras leer todo esto pensarán "Menuda basurilla, ¿Quién osó hacer esto en los noventa? Wynorski, Corman, Band....?" pues no, y ahí radica realmente lo chocante del invento, y motivo por el que la consumí íntegra y sin avance rápido, a pesar de haber tenido un día duro: la gente que asoma por delante y detrás de la cámara son personajes de la farándula horrorífica / fantastique, bien conocidos y queridos por todos nosotros. Muchos con un pasado, y un posterior futuro, bastante más lúcido, impropio de gente a la que asociaríamos con un plagio barato de "Robocop".
La culpa total y absoluta de este desaguisado la tiene Robert Kurtzman, quien aquí debutaba en la dirección. Dos años después se ocupó de la más popular y lograda "Wishmaster" para, a partir de entonces, ir cayendo en picado a base de productos más bien olvidables como "The Rage" o "Enterrados Vivos". Cerraría el círculo en 2010 con una de acción, "Impacto Mortal". Conocen, o deberían, la otra ocupación del caballero, como técnico de efectos especiales en muchos títulos de solera, especialmente al lado de sus queridos Howard Berger y Greg Nicotero, con quienes formó la legendaria "KNB Group". Y sí, no solo estos firman los truquitos -tampoco muy abundantes- de "Policía de acero". En cuestión de cameos, Berger no quiso saber nada, pero Nicotero sí. Gracias a sus greñas y barbas, hace de motero malote.
Visto lo visto, Kurtzman tendría el caprichito de parir su propio "Robocop", deseo compartido con su señora esposa de entonces, que para algo ambos firman la historia (tampoco se esforzaron mucho). Luego, le pasaron el encargo de escribir el guion a un par de mindundis con nombre de mafioso y mucho currele televisivo a sus espaldas, Brian DiMuccio y Dino Vindeni. Lo siguiente fue tirar de lista de colegas, a los que liarían completamente. Me los imagino siendo conscientes de lo marciano de la operación, pensando "tío, esto en una copia de "Robocop"" pero callando like putas, ¿Cómo defraudar a un amigo?. Así que, enga, ponme en la peli, pero no me hagas hablar mucho, cuanto más se reduzca lo mío a cameo, mejor.
Y de esta guisa encontramos a Tom Savini como esbirro del villano (asoma en más planos que muchos de sus compañeros, pero nada excesivo, y apenas habla), Reggie Bannister (el calvito de la saga "Phantasma") como un alcaide visto y no visto, lo mismo que Jack "Cabeza Borradora" Nance en plan cura. A Joseph Pilato le toca lucirse un poquito más gracias a sus excesos interpretativos, le reconocerás como el malvado "Rhodes" de "El día de los muertos". El gran Dan Hicks, paleto en "Terroríficamente muertos" o encargado de supermercado en "Intruso en la noche", muriendo rápido. Sarah Douglas, la villana de "Superman 2", en un vivo ejemplo de cameo irreconocible, dando vida a una cirujana que, si no me falla la memoria, ni se quita la mascarilla. Nada menos que Heather Langenkamp, la prota de "Pesadilla en Elm Street", en un infame papelito de periodista / locutora. Y Derek Mears, futuro "Jason Voorhees" en la película del 2009. Aunque el cameo más curioso, porque ni tan siquiera sale acreditado, se lo debemos a Bruce Campbell en el recurrente rol de motero maloso.
Los papelotes destacados recaen, Grieco aparte, en Peter Jason como policía corrupto (lo has visto en chorrocientas películas de John Carpenter), Susan Tyrrell como alcaldesa (normalmente muy histriónica, desfasaba que daba gusto en "Cry-Baby" o "La zona prohibida / Forbidden Zone") y Bruce Abbott, el "Dan" de "Re-Animator", como el científico que inventa a la policía de acero, es decir, otra vez reviviendo cadáveres mediante suero. Este chico no aprende. Y, a todo esto, el insulso protagonismo de la función se lo lleva Nicole Eggert, vigilanta de la playa.
John Esposito, productor ejecutivo, tuvo la poco fortuna de coproducir ese aborto titulado "Abierto hasta el amanecer" y últimamente ha guionizado para la mediocre serie de tele inspirada en "Creepshow".
Y en una película como esta, con toda la peña mentada, no pueden faltar las citas descaradísimas a "Fangoria" y las "fricadas" a servicio del fan. Nada más comenzar, Richard Grieco y su socio esperan en la celda a que los ejecuten (luego escaparán y bla, bla), mientras ven una peli en plan "kaiju-eiga" por la tele (con un especie de pez espada gigante destruyendo casitas) y se parten de risa. El tipo sujeta un "Fangoria" entre las manos y, por si acaso no han pillado el guiño, tiene la pared de atrás embadurnada de más y más cubiertas. Sutilidad es mi segundo nombre, bro.
En cuanto a la sensación general que deja "Policía de acero" -que, obvio, concluye con una canción metalera de lo más pegadiza y macarra- es de estupor. Como decía, la soporté íntegra. Y me cayó en gracia a pesar de que los momentos dramáticos cortan el rollo. Pero, claro, estoy requeteseguro que fue gracias a la ristra de nombres. Era la mar de gracioso ir reconociéndolos. Como encontrarse con un viejo amigo al que ves haciendo algo de lo que, sabes, luego se avergonzará. Aunque, a tenor de los años transcurridos, no había motivo. Casi nadie parece saber de la existencia de esta película. Bien mirado, al final la fortuna les sonrió.